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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Cantar de Los Cantares»
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Mensaje 5

VIVIR EN ASCENSION DISCERNIENDO ENTRE EL ESPIRITU Y EL ALMA

  Lectura bíblica: Cnt. 4:7-15; He. 4:12; 1 Ts. 5:23; 2 Co. 4:16

  En este mensaje quisiera hablar acerca de la vida que se lleva en ascensión por el discernimiento entre el espíritu y el alma.

LLAMADA A VIVIR EN ASCENSION

  En el Cantar de los cantares 4:7-8, el Señor llama a la que lo ama a vivir en ascensión como nueva creación en resurrección. La nueva creación es únicamente aquella que está en ascensión en resurrección. Sin resurrección no puede haber una nueva creación.

El Señor expresa Su aprecio por la que lo ama

  “Toda tú eres hermosa, amor mío, y en ti no hay mancha” (v. 7). Aquí el Señor expresa Su aprecio por Su amada y la prepara para recibir Su llamado a vivir en ascensión.

El la llama a venir con El desde el Líbano

  “Ven conmigo desde el Líbano, oh novia mía; ven conmigo desde el Líbano” (v. 8a). Líbano es un monte alto, y como tal representa la resurrección. En 2:9, la amada estaba tras “nuestra pared”, o sea, estaba en el yo introspectivo. La pared se encuentra en el yo. Su introspección había edificado una pared que la separaba del Señor. Ahora El la llama a ir con El a un monte alto, que es la cumbre de la resurrección, la ascensión. Cristo murió, resucitó y después ascendió. Por tanto, primero experimentamos la resurrección y luego la ascensión.

Mira desde la cumbre de Amana, desde la cima de Senir y Hermón

  “Mira desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de los leopardos” (4:8b). Hemos dicho que Amana significa “verdad”; así que, aquí tenemos la cumbre de la revelación. Senir quiere decir “armadura suave”, lo cual indica que la lucha se ha terminado y que se ha obtenido la victoria. Hermón significa “destrucción”; el enemigo ha sido destruido. La victoria de Cristo se halla en Su ascensión; ya no hay más luchas, porque el enemigo ha sido destruido y la armadura es suave. Además, la verdad está aquí. La verdad se refiere a la realidad del Dios Triuno: todo lo que Dios, Cristo y el Espíritu son. Esta es la ascensión.

Mira desde las guaridas de los leones y desde los montes de los leopardos

  El versículo 8 habla de mirar desde las guaridas de los leones y desde los montes de los leopardos. Se ha obtenido la victoria, pero los leones y los leopardos, que representan a Satanás y a sus ejércitos malignos, todavía están allí. Estos poderes malignos también están en los lugares celestiales (Ef. 6:12). Cristo llama a la que lo ama a mirar desde este punto de vista, lo cual indica que debemos vivir en ascensión.

  En nuestra vida cotidiana no debemos vivir detrás de nuestra “pared”, abajo, sobre la tierra ni en nuestra “guarida”, en otras palabras, no debemos vivir aislados. Ya que hemos resucitado estamos en ascensión; la guerra se ha terminado y se ha obtenido la victoria. Sin embargo, los enemigos aún están presentes; así que, debemos estar alerta.

DEBEMOS DISCERNIR ENTRE EL ESPIRITU Y EL ALMA

  Para vivir en ascensión se requiere que discernamos entre nuestro espíritu y nuestra alma. Podemos verificar esto con nuestra experiencia.

La economía de Dios al salvarnos

  Poseemos tres partes: espíritu, alma (el yo), y cuerpo (1 Ts. 5:23). La economía de Dios al salvarnos consiste en regenerar nuestro espíritu muerto al impartirse a Sí mismo como elemento divino en nuestro espíritu, renovándolo. Sin embargo, nuestra alma sigue siendo vieja. Por tanto, después de nuestra regeneración, nuestra alma debe ser transformada. La transformación del alma es un proceso que se efectúa gradualmente. Nuestro cuerpo también es viejo. Por consiguiente, dicho cuerpo, nuestro hombre exterior, debe desgastarse día a día, a medida que el hombre interior se va renovando (2 Co. 4:16). Esta renovación continuará hasta alcanzar su cumbre en la transfiguración de nuestro cuerpo, es decir, la redención de nuestro cuerpo (Ro. 8:23; Fil. 3:21).

Las personas salvas poseen dos hombres

  Como personas salvas, poseemos dos hombres. El nuevo hombre está en nuestro espíritu, y el viejo hombre está en nuestra alma. Vivimos por el viejo hombre cuando hacemos algo en nuestra alma, ya sea algo bueno o malo, correcto o incorrecto. Por ejemplo, tal vez usted ame a cierto hermano y desee ayudarle, pero si lo ama y lo ayuda en su alma, y no en su espíritu, usted está viviendo en su yo, en el viejo hombre, lo cual equivale a hacer algo bueno en el viejo hombre. Antes de hacer algo, en este caso ayudar a un hermano, primero debemos orar y tocar al Señor en nuestro espíritu, preguntándole lo que El siente al respecto. Entonces, es posible que en nuestro espíritu percibamos que el Señor está contento. Esto indica que el Señor desea que lo hagamos. Si esto es así, debemos proceder y llevarlo a cabo en nuestro espíritu. Esto es vivir en el espíritu.

Vivir por el nuevo hombre

  Si emprendemos algo en el viejo hombre, en el alma o en el yo, estaremos viviendo en la tierra. Por muy buenos que sean nuestros hechos, seguimos en la tierra porque vivimos en el alma. En la actualidad, hay muchas personas buenas que hacen cosas buenas, pero viven en el alma. Sin embargo, los que amamos a Cristo debemos estar conscientes de que nuestro viejo hombre, incluyendo nuestra alma, fue crucificado (Ro. 6:6; Gá. 2:20a). Ya no vivo “yo” mas vive otro hombre, Cristo, dentro de mí (Gá. 2:20b). Cuando vivimos por este otro hombre, somos el nuevo hombre, porque vivimos en el espíritu, y no en el alma.

Vivir en ascensión al vivir en el espíritu

  Nuestro espíritu está conectado con los cielos por medio de Dios, quien es el Espíritu. Por lo tanto, cuando estamos en el espíritu estamos en los cielos, en ascensión. Vivir en ascensión requiere que vivamos, actuemos, nos movamos, y hagamos todo en nuestro espíritu. Así que, debemos aprender a discernir nuestro espíritu. Si no conocemos nuestro espíritu, si no sabemos cómo discernir entre nuestro espíritu y nuestra alma, no podremos ser espirituales. Cuando vivimos en nuestro espíritu, estamos en ascensión como nueva creación en resurrección. Somos una nueva persona que vive en un nuevo universo.

La necesidad de practicar

  No pensemos que es tan difícil discernir entre el espíritu y el alma. Todos podemos aprender a hacer esto si practicamos una sola cosa, a saber, preguntarle siempre al Señor: “Señor, ¿es éste el hombre viejo, el alma, el viejo “yo,” o eres Tú conmigo?” Si sentimos que estamos solos en el viejo “yo,” entonces estamos en el alma, en el viejo hombre. Si sentimos que somos uno con el Señor y que El está con nosotros, entonces estamos en el espíritu. Si tenemos comunión apropiada con el Señor, consultándole siempre antes de actuar, entonces en nuestro espíritu habrá un sentir profundo del Señor. De este modo sabremos si El está contento o no. Esto es discernir entre el alma y el espíritu, a fin de vivir en ascensión. Que todos aprendamos a incorporar esta importante práctica en nuestro diario vivir.

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