Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Cantar de Los Cantares»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 9

ELLA ESPERA SER ARREBATADA

  Lectura bíblica: Cnt. 8:1-14

  Cantar de los cantares 8 revela que la amada desea ser arrebatada. La sulamita maduró en vida hasta el grado de convertirse en Salomón en todos los aspectos, excepto que todavía tenía la carne.

I. GIME POR CAUSA DE SU CARNE

  “¡Oh, si tú fueras como un hermano mío que mamó los pechos de mi madre! Entonces, hallándote fuera, te besaría, y no me menospreciarían” (8:1). Ella se da cuenta de que todos los problemas se originan en su carne, y desea que el Señor fuese su hermano carnal, nacido por gracia, como ella, y que ella podría besarle como si fuese semejante a ella en la carne, y nadie la menospreciaría. Esto indica que ella gime a causa de su carne. Esta deficiencia, este problema, sólo puede ser solucionado por el arrebatamiento.

II. ESPERA SER LIBRADA DEL GEMIDO QUE SUSPIRA POR CAUSA DE LA CARNE

  En los versículos del 2 al 4 vemos que ella espera ser librada del gemido que suspira por causa de la carne (Ro. 8:19-25). Esto indica que ella espera ser arrebatada mediante la redención de su cuerpo de parte de Dios (Ro. 8:23b; Ef. 4:30b).

A. Espera que ella y su Amado se reúnan en la Jerusalén celestial

  “Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre, quien me enseñaba, y yo te haría beber vino adobado del mosto de mis granadas. Su izquierda estará debajo de mi cabeza, y su derecha me abrazaría” (Cnt. 8:2-3). Aquí ella espera que ella y su Amado se reúnan en la Jerusalén celestial, donde ella es perfeccionada por la gracia, y que ella pueda proporcionar al Amado la oportunidad de disfrutar las riquezas de la experiencia de ella en la vida divina, a fin de que El halle satisfacción al abrazarla, como lo hizo El con ella antes del arrebatamiento (2:6).

B. El Amado manda a los creyentes entrometidos que no la despierten de la debida esperanza que ella tiene de ser arrebatada

  “Os conjuro, oh hijas de Jerusalén, que no despertéis al amor mío, ni le quitéis el sueño hasta que quiera” (v. 4). Su Amado manda a los creyentes entrometidos que no la despierten de la debida esperanza que ella tiene de ser arrebatada, hasta que ella despierte y contemple el rostro de El, o sea, hasta que ella se encuentre con El cara a cara en el arrebatamiento.

III. ANTES DEL ARREBATAMIENTO

  Los versículos del 5 al 14 hablan de lo que precede al arrebatamiento.

A. El Espíritu hace una pregunta por conducto de terceros

  “¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado?” (v. 5a). El Espíritu, hablando a través de una tercera persona, pregunta quién es esta amada de Cristo que subió del desierto espiritual por sí misma (3:6) y que sube ahora del desierto carnal por su Amado.

B. Cristo responde que ella es un pecador arrepentido que fue salvo por la gracia

  “Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores y te dio a luz” (8:5b). Aquí Cristo responde que ella es un pecador arrepentido que fue salvo por la gracia mediante la regeneración en El, quien provee la vida (2:3).

C. La amada admite que por sí sola no puede estar firme ni vivir en su Amado hasta ser arrebatada

  “Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; crueles como el Seol los celos; sus destellos, destellos de fuego, llama de Jehová. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por el amor, de cierto lo menospreciarían” (8:6-7). Aquí vemos que cuando la amada oye las palabras de su Amado en el versículo 5, ella admite que por sí sola no puede estar firme ni vivir en su Amado hasta ser arrebatada. Ella le pide a su Amado que la guarde por Su amor y Su fuerza, porque Su amor es tan fuerte como la muerte inquebrantable y Sus celos son tan crueles como el Seol invencible, que es como el celoso Jehová (Ex. 20:5; 2 Co. 11:2), quien es un fuego consumidor (He. 12:29) que quema todas las cosas negativas que se pueden quemar. Su amor no puede apagarse por las pruebas ni ahogarse por las persecuciones, ni ser reemplazado por riqueza alguna. Si uno lo quiere reemplazar, sería totalmente menospreciado.

D. Se preocupa por los jóvenes que aman a Cristo

  “Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿qué haremos a nuestra hermana en el día en que sea pedida?” (Cnt. 8:8). Puesto que la amada de Cristo ha madurado en vida al seguir a Cristo y al llegar a su máxima experiencia de Cristo antes de ser arrebatada, ella junto con Cristo se preocupa por los jóvenes que aman a Cristo, en cuanto a la manera de perfeccionarlos para que maduren en vida, a fin de que edifiquen el Cuerpo de Cristo y amen a Cristo hasta que sean desposados con El en amor, constituyendo así la novia de Cristo (v. 8; 2 Co. 11:2).

E. Su Amado y ella perfeccionan a la que es el muro y a la que es la puerta

  “Si ella es muro, edificaremos sobre ella un baluarte de plata; si es puerta, la guarneceremos con tablas de cedro” (Cnt. 8:9). Si una es un muro de separación en santificación, ella junto con su Amado la perfeccionará edificando sobre ella un baluarte basado en la obra redentora de Cristo (Ro. 3:24). Si es una puerta para que la gente entre en Cristo, la amada y su Amado la perfeccionarán edificando una guarnición a su alrededor con la humanidad celestial y glorificada de Cristo (Mt. 26:64; Hch. 3:13), y con Su vida humana celestial (Fil. 2:7-8).

F. Ella da testimonio de que es un muro de separación con dos torres, la fe y el amor

  “Yo soy muro, y mis pechos como torres, entonces fui en sus ojos como la que halla paz” (Cnt. 8:10). Aquí ella da testimonio de que es un muro de separación con las dos torres, la fe y el amor (1 Ti. 1:14), que se han desarrollado, de modo que ella es ante los ojos de su Amado una persona que ha obtenido paz basándose en la santificación.

G. En la obra de Cristo, El es el Señor de todas las obras, y la que ama a Cristo participa en una sola parte de la obra

  “Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas, cada uno de los cuales debía traer mil siclos de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto” (Cnt. 8:11-12). En la obra de Cristo, El es el Señor de todas las obras (Baal-hamón y las viñas). Aquella que lo ama a El participa en una sola parte de la obra (una sola viña) y le da lo que El requiere (mil siclos), y ella, siendo una que se ha unido al Amado, se da a sí misma como guarda del fruto (no de la viña) doscientos siclos a modo de recompensa. Esto indica que Cristo, nuestro Amado, es el Señor de todo, el dueño de todas las cosas (Hch. 10:36), y nosotros los que lo amamos, participamos de todos Sus bienes (1 Co. 3:21-22) gratuitamente en la gracia de Cristo (Ro. 3:24), que es el fruto del amor de Dios (2 Co. 13:14). No obstante, nosotros los que lo amamos, debemos darle a El, nuestro Amado, lo que le pertenece, no como un deber sino como muestra de amor (cfr. Gá. 5:13). Cristo, nuestro Amado, se une a nosotros, y nos quiere dar a nosotros, Sus amados quienes estamos unidos a El, un galardón de justicia (2 Ti. 4:8). Esto implica que Cristo, nuestro Amado, nos recompensa por lo que queda de nuestra labor, como incentivo para que seamos fieles al trabajar para El con amor (cfr. Mt. 25:20-23); por consiguiente, ésta es una recompensa de justicia.

  Salomón, como gran señor que poseía muchas viñas, alquiló las viñas para ganar productos. Los guardas de la viña le pagaban mil siclos, y ellos tenían asistentes que guardaban el fruto, y tenían que pagarles doscientos siclos a ellos. Nosotros también hemos recibido una parte de la obra del Señor. Según el requisito del Señor, debemos pagarle mil siclos, es decir, pagarle lo que El pide. Por no tener asistentes, nosotros los guardas de la viña, podemos quedarnos con el fruto. Así que, en lugar de dar doscientos siclos a los demás, nos quedamos con ellos. Es como si el Señor nos diese doscientos siclos como galardón.

  Hoy, nosotros laboramos juntamente con el Señor, y El nos pide un pago. Si somos fieles, le pagaremos lo que El exige. Sin embargo, todavía nos queda algo que se convierte en nuestro galardón.

  Si queremos cumplir los requisitos del Señor al obrar juntamente con El, nos debe sobrar algo. Basándose en este sobrante, el Señor nos premiará cuando El vuelva. Según Mateo 25, el Señor no sólo requiere lo que El nos ha entregado, sino lo que El nos ha dado, con intereses (vs. 26-27). Este interés es lo que sobra. En esta parábola, el Señor le dice al fiel: “Bien, esclavo bueno y fiel: sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (vs. 21, 23). Esto equivale a disfrutar el reino milenario como recompensa de parte del Señor. Sin embargo, en esta parábola, el esclavo perezoso, que no obtuvo ningún interés ni sobrante, fue disciplinado y castigado (vs. 28-30).

  Cantar de los cantares 8:11-12 muestra que nuestra labor con el Señor debe exceder lo que El requiere. Entonces nos sobrará algo, que será el galardón que El nos dará en justicia. En 2 Timoteo 4:7-8, Pablo declara: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Y desde ahora me está guardada la corona de justicia, con la cual me recompensará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su manifestación”. Aquí vemos que la recompensa no depende de la gracia del Señor, sino de Su justicia.

H. La que ama al Amado le pide que la deje oír Su voz

  Leamos Cantar de los cantares 8:13: “Oh, tú que habitas en los huertos, mis compañeros escuchan tu voz; házmela oír”. La amada le pide a su Amado, quien mora en los creyentes, Sus huertos, que la deje oír Su voz mientras los compañeros de ella escuchan Su voz. Esto indica que nosotros, quienes amamos a Cristo y le expresamos como nuestro vivir exterior, al laborar por El, nuestro Amado que mora en nosotros como vida, debemos tener comunión con El a la luz de Sus palabras. Mientras estamos laborando juntamente con El, necesitamos mantener comunión con El, escuchándole siempre.

I. La que ama al Amado ora pidiendo que El vuelva pronto en el poder de Su resurrección para establecer Su reino hermoso y grato

  “Apresúrate, amado mío, y sé semejante a la gacela, o al cervatillo, sobre las montañas de las especias” (v. 14). La que ama al Amado ora pidiendo que El vuelva pronto en el poder de Su resurrección para establecer Su reino hermoso y grato, el cual llenará toda la tierra (Ap. 11:15; Dn. 2:35). Aquí debemos observar que la oración que la amada dirige a su Amado concluye este libro poético, describiendo la unión y comunión entre Cristo, el Novio, y Sus amados, la novia en su amor nupcial, así como la oración de Juan, uno que amaba a Cristo, da conclusión a las santas Escrituras, revelando la economía eterna de Dios acerca de Cristo y de la iglesia en Su amor divino (Ap. 22:20).

CONCLUSION

  En tipología el poema presentado en este libro, el cual narra la historia de amor entre un rey y una campesina, es un cuadro vívido y maravilloso, como cumplimiento del amor nupcial entre Cristo, el Novio, y los que lo aman, Su novia, en el deleite mutuo que disfrutan en la mezcla de los atributos divinos de El con las virtudes humanas de los que lo aman. La correspondencia entre la progresión de las etapas de estas dos partes del poema y el cuadro descrito, constituye la revelación intrínseca de la Palabra santa del Dios omnipotente, omnisciente y omnipresente. El progreso comienza en la primera etapa, en la cual aquellos que aman a Cristo son atraídos a ir en pos de El para hallar satisfacción, y continúa a lo largo de las siguientes etapas: 1) son llamados a ser librados del yo al unirse a la cruz, (2) son llamados a vivir en ascensión como nueva creación en resurrección, (3), son llamados de manera más intensa a vivir detrás del velo por medio de la cruz después de la resurrección, y 4) participan en la obra del Señor. Luego concluye con la última etapa, en la cual esperan ser arrebatados. ¡Que este progreso con sus etapas nos sirva de marca divisoria al ir nosotros en pos de Cristo para nuestra satisfacción mutua!

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración