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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
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Mensaje 21

NO SER ENGAÑADOS NI SER APARTADOS DE CRISTO

  Lectura bíblica: Col. 2:4, 8

  Conforme a la tipología, los hijos de Israel disfrutaron a Cristo en tres etapas: en Egipto, en el desierto y en la buena tierra. La Pascua que ellos disfrutaron en Egipto no sólo tenía como fin redimirlos, sino también fortalecerlos para que salieran de Egipto. En el desierto, el pueblo de Dios fue sustentado con maná, el cual los capacitó para construir el tabernáculo de Dios y para llevarlo como testimonio. Después de entrar en la buena tierra, los hijos de Israel empezaron a disfrutar del rico producto de la tierra. Esto les permitió construir el templo y obtener un testimonio más sólido. Según la tipología, diríamos que el templo edificado en la buena tierra es el enfoque del propósito de Dios en la tierra. Dios desea obtener entre Su pueblo escogido una morada que lo exprese. El propósito de Dios no se cumple al disfrutar a Cristo como el cordero Pascual en Egipto, ni tampoco cuando le disfrutamos como el maná en el desierto. Su propósito únicamente se cumple cuando Su pueblo disfruta a Cristo como la buena tierra.

  En 1 Corintios, vemos que Pablo se relacionó con los corintios conforme a las dos primeras etapas, y no conforme a la tercera. En 1 Corintios 5:7, él dice: “Porque nuestra Pascua, que es Cristo, fue sacrificada”, y en el versículo siguiente, él nos exhorta a que “celebremos la fiesta”. Estos versículos aluden al disfrute que se tiene de Cristo como la Pascua, en Egipto. Más adelante, en 1 Corintios 10:3 y 4, Pablo habla del alimento y bebida espiritual, lo cual hace referencia al disfrute que se tiene de Cristo en el desierto. En 1 Corintios no se menciona la tercera etapa del disfrute de Cristo, pero en Colosenses, vemos que Pablo consideró que los creyentes se hallaban en esta etapa en cuanto a su disfrute de Cristo.

  Puesto que los corintios no habían llegado a la tercera etapa de disfrute, la vida de iglesia en esa localidad podía compararse con un tabernáculo, una vida de iglesia móvil, sin un fundamento sólido. En cambio, la vida de iglesia que presenta Efesios, Colosenses y Filipenses, corresponde al templo. Es una vida de iglesia fija y con un fundamento sólido. En la edificación del tabernáculo no se usó ninguna piedra, pero en la construcción del templo se usó una gran cantidad de piedras. Es por eso que decimos que el templo, el tabernáculo agrandado, era sólido y estaba fijo en un solo lugar.

  La vida de iglesia que vemos en Colosenses y en Efesios es más sólida que la que se observa en 1 Corintios, ya que el disfrute que se tiene de Cristo en dichas epístolas no está en un nivel elemental. Podemos notar que no solamente se disfruta a Cristo como la Pascua o el maná, sino como la buena tierra, como la porción de los santos. Tal vez en la actualidad algunas iglesias disfruten a Cristo conforme a la primera o segunda etapas, mientras que otras lo disfruten conforme a la tercera.

  Si hemos de entrar en la buena tierra, tenemos que conquistar y subyugar a nuestros enemigos, los cuales son tipificados por las siete tribus. Estos enemigos son los gobernadores, las potestades, los principados y las huestes de maldad del aire. Cuando estos enemigos sean derrotados, tendremos paz, y en esta atmósfera de paz el templo podrá ser edificado.

I. NO SER ENGAÑADOS

A. Por los judaizantes ni los gnósticos

  Los colosenses habían estado en Cristo, la buena tierra, pero fueron engañados. Por tanto, Pablo dijo en 2:4: “Esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas”.

  Para engañar a los creyentes, tendría que usarse algo cercano a la verdad. Por ejemplo, los billetes o los cheques falsos engañan porque se parecen mucho a los verdaderos. La gente jamás se dejaría engañar por dinero o cheques que parezcan falsos. De la misma manera, los colosenses fueron engañados por observancias y prácticas que se asemejaban mucho a la experiencia que se tiene de Cristo. Además, ciertos aspectos del gnosticismo se asemejaban a las enseñanzas de la Biblia. Por esta razón, los colosenses fueron engañados.

  Es muy fácil ser engañados por algo que se parece mucho a lo auténtico, por una falsificación que es casi idéntica a lo real. Sin el discernimiento apropiado, es muy difícil ver la diferencia entre las enseñanzas del Nuevo Testamento y enseñanzas éticas como las de Confucio. Cuando era joven, escuché a un misionero decir que las enseñanzas éticas de Confucio eran iguales a algunas enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo, la Biblia enseña que las esposas deben someterse a sus maridos; pero Confucio enseña una sumisión triple. Primeramente, una mujer debe someterse a su padre; luego a su marido; y después, en caso de fallecer el esposo, a su hijo. En cuanto a la sumisión, las enseñanzas de Confucio y las enseñanzas de la Biblia parecen ser idénticas en principio. Si no tenemos discernimiento, es posible que las enseñanzas éticas parecidas a las de la Biblia nos desvíen de Cristo.

  Muchos aspectos de la religión judía son muy buenos, como por ejemplo, las reglas dietéticas de Levítico 11 y el mandamiento de guardar el sábado. Dios reposó en el séptimo día después de haber trabajado seis días. Del mismo modo, parece correcto que el hombre tenga un día de descanso después de seis días de trabajo. Pero he aquí una dificultad: conforme a la Biblia, ¿debemos trabajar primero y luego descansar, o debemos descansar primero y luego trabajar? Tal vez pensemos que como Dios descansó después de trabajar seis días, nosotros debemos hacer lo mismo. Pero si recibimos luz de parte de Dios, veremos que en las Escrituras Dios trabaja primero y luego descansa, mientras que el hombre primero descansa y después trabaja. El hombre fue creado en el sexto día, al final de los seis días durante los cuales Dios laboró. Después de que Dios creó al hombre, Él descansó, y el hombre, junto con Dios, también descansó. Con esto vemos que tan pronto llegó a existir, tuvo un tiempo de descanso. Por lo tanto, conforme al principio bíblico, nosotros debemos descansar antes de trabajar. En el Nuevo Testamento, vemos que primero recibimos la gracia y luego trabajamos. Trabajar antes de recibir la gracia significa vivir conforme a la ley, pero recibir la gracia antes de trabajar corresponde a la salvación que Dios nos brinda, la cual es por gracia. Si no vemos esto claramente, podemos ser engañados por la enseñanza de los adventistas del séptimo día respecto a la observancia del día sábado. Debemos decirles a los adventistas que con relación a Dios, el trabajo precedió al descanso; pero que con respecto a nosotros, el descanso precede al trabajo. Conforme al Nuevo Testamento, recibimos la gracia antes de trabajar. La gracia es nuestro capital; sin ella, no tendríamos con qué trabajar. Por tanto, no podemos trabajar a menos que recibamos primero la gracia. Éste es un principio fundamental.

  Estos ejemplos muestran que ciertas observancias y enseñanzas son semejantes a algunos aspectos de la salvación. Fue por esto que los creyentes de Colosas fueron engañados por observancias judaicas y enseñanzas paganas, y permitieron que éstas se difundieran por la vida de iglesia. Me preocupa que los jóvenes sean engañados por aquellos que promueven ciertas enseñanzas o prácticas. Debemos tener un entendimiento completo de los principios básicos del Nuevo Testamento. Así tendremos la sabiduría y el conocimiento para convencer y conquistar a aquellos que intentan engañarnos.

  Pablo empieza 2:4 con las palabras: “Y esto lo digo”. Esto se refiere a lo dicho en los versículos 2 y 3, con respecto a la perfecta certidumbre de entendimiento, al pleno conocimiento de Cristo como misterio de Dios, y al hecho de que todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están escondidos en Cristo. Pablo recalcó estas cosas para que los santos de Colosas no fueran engañados. Si verdaderamente hemos visto la revelación de Cristo presentada en Colosenses 1, no seremos engañados por enseñanzas tales como el bautismo en agua y la observancia del sábado. Sabremos que Cristo es el centro de la economía de Dios y nuestro todo. Si tenemos una visión clara acerca de Cristo, nadie podrá engañarnos.

B. Con palabras persuasivas

  En el versículo 4, Pablo menciona de manera específica las “palabras persuasivas”. Los que engañan a otros son generalmente elocuentes y persuasivos. Tengamos mucho cuidado de la elocuencia. Puede ser que un orador sea muy elocuente y al mismo tiempo sus palabras carezcan de realidad. Así que, en vez de dejarnos cautivar por la elocuencia de un orador, debemos preguntarnos si hay realidad en lo que habla.

  La hermana M.E. Barber ayudó al hermano Nee a aprender esta importante lección. De joven, el hermano Nee fue atraído por la elocuencia y el conocimiento de algunos predicadores viajeros. Cada vez que el hermano Nee expresaba su admiración por la elocuencia del orador, la hermana Barber le decía que aunque el predicador era elocuente y tenía mucho conocimiento, sus palabras no ministraban vida. En cierta ocasión, al hermano Nee le pareció maravilloso el mensaje que dio un predicador y estaba seguro de que esta vez la hermana Barber iba a estar de acuerdo con él. No obstante, ella aún insistió que el mensaje carecía de vida y de realidad. Desde aquel momento, el hermano Nee dejó de apreciar los sermones vacíos de los predicadores elocuentes. Espero que nosotros también aprendamos a no dejarnos engañar por palabras persuasivas.

  Si recibimos la visión del Cristo todo-inclusivo, según se presenta en el libro de Colosenses, nada nos engañará. Por más excelente o bíblica que sea alguna enseñanza o práctica, no podrá extraviarnos de Cristo. Resulta crucial que tengamos esta perspectiva de Cristo dentro de la economía de Dios.

  La condición de la iglesia en Colosas era muy diferente de la condición de la iglesia en Corinto. En Corinto, la norma estaba muy caída; había divisiones y algunos santos estaban enredados en litigios, e incluso algunos, en fornicación. En cambio, el comportamiento de los santos de Colosas estaba en un nivel mucho más elevado. Como hemos mencionado, el problema que prevalecía en Colosas era que la iglesia había sido invadida por la cultura, especialmente por el gnosticismo y las observancias judaicas. Estos asuntos eran engañosos porque tenían apariencia de refinamiento. Por consiguiente, los que estamos en el recobro del Señor debemos ser muy cautelosos con aquellos que parecen ser muy cultos y educados, y que hablan de una manera amable y humilde. Las personas más engañosas suelen ser muy amables. Sin lugar a dudas, cuando la serpiente se acercó a Eva en el huerto, le habló muy cortésmente. Debemos estar atentos para no ser engañados por las palabras persuasivas de la gente culta. Lo único que nos permitirá discernir la falsedad y el engaño es una visión clara de la posición que el Cristo todo-inclusivo ocupa en la economía de Dios.

II. NO SER LLEVADOS CAUTIVOS

  En el versículo 8 Pablo añade: “Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofía y huecas sutilezas”. El primer paso, según el versículo 4, consiste en ser engañados; el segundo paso, conforme al versículo 8, consiste en ser llevados cautivos. Ser llevados cautivos significa ser llevados como presa.

A. Por medio de filosofías y huecas sutilezas

  Debemos tener cuidado de que nadie nos lleve cautivos por medio de su filosofía. En el griego, la palabra traducida “su” es un artículo enfático y, por eso, denota una filosofía determinada. En el caso de los creyentes de Colosas, la filosofía que los llevó cautivos era el gnosticismo, que consistía en una mezcla de filosofías judías, orientales y griegas. Como indica Pablo, el gnosticismo es una hueca sutileza. En realidad, todo engaño es hueco, pues carece de realidad. Nada que sea real o tenga un contenido verdadero, puede considerarse un engaño.

B. Según las tradiciones de los hombres

  En este versículo, la filosofía y las huecas sutilezas son “según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Las enseñanzas gnósticas que había en Colosas se originaban en las tradiciones de los hombres; no se basaban en la revelación de los escritos de Dios, sino en las prácticas y tradiciones de los hombres. Hay muchas tradiciones culturales que son buenas; si no lo fueran, nadie les prestaría atención. Es por eso necesario tener un discernimiento agudo para no caer en el engaño de las tradiciones del catolicismo y de las denominaciones. Debemos seguir el siguiente principio: examinarlo todo a la luz de la Biblia. Lo único que nos debe importar es la revelación directa que Dios nos da en Su Palabra santa, y no algo conforme a las tradiciones de los hombres. No debemos aceptar ninguna tradición de hombres que no corresponda con la revelación divina contenida en la Biblia.

  Los católicos romanos de hoy están atados a sus tradiciones. En lugar de recurrir a la Biblia o a lo que Dios dice, a menudo se basan en lo que la iglesia dice o en lo que enseñan los sacerdotes y las monjas. En ciertas ocasiones he mencionado a algunos católicos el error de adorar a María y les he mostrado que esto no es conforme a la Biblia. No obstante, me contestaron que el culto a María es conforme a la enseñanza de la Iglesia Católica. Otras tradiciones católicas consisten en alumbrar imágenes y en ofrecer oraciones a los santos para acortarle el tiempo en el purgatorio a algún pariente. A pesar de que tales prácticas no corresponden a la Biblia, los católicos las siguen por tradición. También encontramos las tradiciones de los hombres en las denominaciones y en los grupos cristianos independientes, donde muchos creyentes prestan más atención a estas cosas que a la Palabra de Dios.

C. Conforme a los rudimentos del mundo

  La filosofía y las huecas sutilezas no son solamente según las tradiciones de los hombres, sino también según los rudimentos del mundo. Esta expresión, al igual que en 2:20 y en Gálatas 4:3, se refiere a las enseñanzas rudimentarias de los judíos y de los gentiles, que consisten en observancias ritualistas con relación a comer carne, a bebidas, lavamientos y ascetismo. A los ojos de Pablo, las tradiciones de los hombres no eran más que principios rudimentarios. Dichas tradiciones forman parte de los rudimentos del mundo.

D. No según Cristo

  Pablo concluye el versículo 8 diciendo que la filosofía y las huecas sutilezas no son según Cristo. Cristo es el principio que rige toda sabiduría y conocimiento verdaderos, la realidad de toda enseñanza genuina, y la única medida de todo concepto aceptable a Dios. El enfoque del libro de Colosenses es Cristo como nuestro todo.

  No ser según Cristo significa primeramente no tomar a Cristo como vida (3:4), y en segundo lugar, no asirnos de Él como la Cabeza del Cuerpo. Además, indica no conocer a Cristo como el misterio de Dios (2:2), ni experimentarle como Aquel que reside en nosotros como esperanza de gloria (1:27). Finalmente, no ser según Cristo significa no andar en Cristo (2:6).

  Si tomamos a Cristo como vida, nos asimos de Él como la Cabeza del Cuerpo, lo conocemos como el misterio de Dios, le experimentamos como la esperanza de gloria y andamos en Él como el Espíritu que lo es todo, entonces nada ni nadie podrá engañarnos. Quienes no experimentan a Cristo en estos aspectos son susceptibles a ser engañados. Si usted observa la situación de aquellos que fueron engañados y llevados cautivos, se dará cuenta de que ellos no experimentaron a Cristo de estas cinco maneras. No se dieron cuenta de que Cristo en Sí mismo lo es todo en la economía de Dios, ni le tomaron como su vida ni como su Cabeza. Tampoco le experimentaron como Aquel que es la esperanza de gloria en ellos, ni vivieron, se movieron ni tuvieron su ser inmerso en Cristo. Como resultado, estaban vulnerables y terminaron siendo engañados y llevados cautivos. Nuestra defensa en contra del engaño es Cristo, quien es nuestra vida, nuestra Cabeza, el misterio de Dios, la esperanza de gloria y la buena tierra en la cual andamos.

  Yo creo que estos mensajes acerca del Cristo todo-inclusivo nos ayudarán a protegernos del engaño y del cautiverio. Estos mensajes serán unos muros fuertes para los que estamos en el recobro del Señor. Sin esta defensa, seremos fácilmente engañados y llevados cautivos. No obstante, si experimentamos a Cristo como el centro de la economía de Dios en cada uno de estos aspectos, seremos guardados de ser engañados y llevados cautivos.

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