Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 25

CRISTO ES CONTRARIO AL MISTICISMO

  Lectura bíblica: Col. 2:18-19; Ef. 4:15-16

  Aunque Colosenses es una epístola corta, contiene secciones que se han escrito desde distintos ángulos, desde distintos puntos de vista. En el capítulo uno y en la primera parte del capítulo dos, Pablo escribe desde una perspectiva universal, pero a partir de la mitad del capítulo dos, él empieza a escribir desde el ángulo de nuestra vida cotidiana. Al hacer este cambio, de la perspectiva universal a una perspectiva práctica, él nos permite ver la economía de la salvación de Dios.

  En Su obra salvadora, Dios no tiene la menor intención de preservar la ley, ni tampoco desea que los ángeles ocupen una posición prominente. En la economía de la salvación divina, tanto la ley como los ángeles tienen que ser quitados de en medio. En la salvación de Su pueblo, Dios no quiere usar ningún medio indirecto. Al contrario, Él desea relacionarse directamente con Sus escogidos. El hecho de que Dios haya anulado la ley y haya despojado a los principados y potestades, significa que el camino ahora está preparado para que Dios tenga un contacto directo con Su pueblo sin la interferencia de ninguna clase de mediación.

  Una vez quitados de en medio la ley y los ángeles, todas las cosas positivas que quedan son sombras de Cristo. Los cielos, el sol, la luna, las estrellas, la comida y la bebida son sombras, figuras, de Cristo, quien es el cuerpo, la sustancia, de las sombras. Todas las cosas que necesitamos diaria, semanal, mensual y anualmente, para nuestra subsistencia física, son sombras. Sólo Cristo es la realidad, el cuerpo. El hecho de volver a las observancias de la ley constituye un error muy grave por parte de los creyentes. Además, el culto a los ángeles es un gran insulto para Dios. De la misma manera, lo insultamos si estimamos más las cosas físicas o materiales que a Cristo, porque todas ellas son sombras de Cristo. Repito una vez más que la ley ha sido anulada, los ángeles han sido quitados de en medio y las cosas materiales son sombras. Por tanto, tenemos suficiente base para afirmar que Cristo es el todo en todo. Él es nuestra ley, ordenanza, observancia, ángel, universo, sol, luna, estrella, cielo, tierra, comida y bebida. Él es la realidad de todos los asuntos positivos de nuestro vivir diario, semanal, mensual y anual.

  Pablo muestra, al escribir desde una perspectiva universal, que Cristo es la porción de los santos, la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación, la Cabeza del Cuerpo, el Primogénito de entre los muertos, Aquel en quien habita la plenitud de Dios, el misterio de la economía de Dios, la esperanza de gloria que mora en nosotros, el misterio de Dios, y Aquel en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Como tal, Cristo es profundo, preeminente, todo-inclusivo y universal. Sin embargo, Él mora en nosotros como nuestra esperanza de gloria (1:27). El apóstol Pablo, al dar un giro de la perspectiva universal a la perspectiva de nuestro diario vivir, nos muestra que Cristo es la realidad de todas las cosas positivas que necesitamos para nuestra vida diaria, semanal, mensual y anual. Por lo tanto, Cristo no solamente es todo-inclusivo universalmente, sino que también está presente en cada detalle de nuestro vivir práctico.

  El cambio de la perspectiva universal a la perspectiva práctica lo vemos en 2:14-15. En estos versículos, Pablo pone muy en claro que Dios en Su obra salvadora no desea que nada se interponga entre Él y Sus escogidos. A fin de preparar el camino para impartir vida a Sus escogidos, Dios clavó la ley en la cruz y despojó a los ángeles. Aunque Dios usó la ley temporalmente y designó a los ángeles para ejercer Su gobierno, Él no permitirá que la ley ni los ángeles estorben Su obra salvadora. Ahora que la ley y los ángeles han sido quitados de en medio, Dios tiene una atmósfera despejada y un ambiente sin impedimentos para contactar a Sus escogidos e impartirles vida. Él no sólo redime a Sus escogidos, sino que también desea darles vida. Hoy el Dios redentor y vivificante puede tener un contacto directo con Sus escogidos.

  Después de que Pablo hace un giro en estos versículos, de la perspectiva universal a la perspectiva práctica, comienza a hablar de las cosas físicas, de nuestra comida y bebida diaria y de asuntos relacionados con nuestra vida semanal, mensual y anual. En tan solo dos versículos, él habla de la comida y la bebida, de los sábados, de las lunas nuevas y de los días de fiesta. Pablo afirma que estas cosas son sombras, y que Cristo es el cuerpo, la realidad, la sustancia. Esto indica que si no tenemos a Cristo, no tenemos la realidad, sino meras sombras. Cristo es la realidad, el cuerpo de todas las cosas positivas. Por lo tanto, en la economía de Dios no existen cosas físicas o materiales; lo único que existe es Cristo. Además, Cristo no es solamente la imagen de Dios, el Primogénito de toda la creación, el Primogénito de entre los muertos, la corporificación de la plenitud de Dios, el misterio tanto de la economía de Dios como de Dios mismo; Él es también la ley, los ángeles, la comida, la bebida, la luna nueva, el sábado y los días de fiesta. Basándonos en esta revelación, podemos tener la confianza y la certeza de proclamar que Cristo es el todo en todo. Ésta no es nuestra enseñanza; esto es simplemente reconocer lo que Pablo dice en Colosenses. ¡Qué misericordia es que los que estamos en el recobro del Señor podamos ver a Cristo en todos estos aspectos! Basándonos en Colosenses 1 y 2, tenemos toda la confianza como para afirmar que nuestro Cristo, quien es el todo en todo, es la realidad de todas las cosas positivas del universo.

  Era crucial que los creyentes de Colosas comprendieran esto. No había razón alguna para que ellos aceptaran las ordenanzas religiosas o los mejores productos de la cultura, como son el misticismo, la filosofía y el ascetismo. En Corinto tenemos el problema de la fornicación, mientras que en Colosas vemos que los santos estaban practicando el ascetismo para restringir los apetitos de la carne. Los colosenses no habían recibido la visión de que Cristo lo es todo. De otro modo, no habrían permitido que la cultura penetrara en la iglesia y los privara de Cristo.

I. NO PERMITIR QUE NADIE NOS DEFRAUDE

  En 2:18 Pablo da una advertencia a los creyentes colosenses: “Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio, hablando constantemente de lo que ha visto, vanamente hinchado por la mente puesta en la carne”. La expresión griega traducida “os defraude juzgándoos” es difícil de traducir. Significa juzgar o criticar con la intención de engañar. Los maestros herejes juzgaron a los santos indignos de adorar a Dios directamente y les dijeron que debían adorar a Dios por mediación de ángeles. Esto defraudó a los santos, privándolos de su premio, el cual era Cristo. En Cristo, nuestro único Mediador, podemos adorar a Dios directamente.

  El original griego traducido “os defraude juzgándoos” se refiere a alguien que se aproxima a alguien con la intención fija y determinada de capturarlo; es decir, se refiere a la persona que se acerca a alguien con el fin de agarrarlo y apresarlo. Aun los cristianos pueden ser usados por el enemigo para defraudar de esta manera. Es posible que intencionalmente se acerquen a otros con la intención de capturarlos.

  En Colosas ciertas personas se acercaron a los santos con el fin de juzgarlos y criticarlos en relación con determinadas prácticas. Como lo indica el versículo 16, estas personas juzgaban a los creyentes en cuanto a comida y bebida, días de fiesta, lunas nuevas y sábados. El versículo 18 continúa la idea expresada en el versículo 16: Pablo dice que no debemos permitir que nadie, cuyo único motivo es defraudarnos, nos juzgue. Aquellos que tienen la intención de defraudarnos comienzan siempre haciéndonos ver, con una actitud de crítica, aquellas cosas que a ellos les parece que están mal o equivocadas. Tal vez critiquen la iglesia o el ministerio, o quizás se expresen de modo crítico acerca de las reuniones de la iglesia o del hecho de que participemos en la vida de iglesia. La intención de ellos al criticar de esta manera es engañarnos y luego defraudarnos al capturarnos y apartarnos de Cristo y la iglesia. La palabra “defraudar” en este contexto significa “defraudar al juzgar y criticar”. La intención detrás de ello es privarnos de nuestro premio, el cual es disfrutar a Cristo y la vida de iglesia.

  Si usted examina el caso de aquellos que abandonaron la vida de iglesia, se dará cuenta de que fueron privados del deleite del Cristo todo-inclusivo y del disfrute de la vida de iglesia. Cristo y la iglesia, la Cabeza y el Cuerpo, son nuestro disfrute, nuestro premio. Por lo tanto, ser privados de Cristo y de la iglesia equivale a ser privados de nuestro premio.

  La intención maligna de los judaizantes y de los gnósticos era defraudar a los santos de Colosas privándolos del deleite que debían tener de Cristo y la iglesia. El método que usaban para defraudarlos consistía en criticarlos con respecto a cosas como lunas nuevas y sábados; tal vez los criticaban por no observar el sábado. Es probable que los hayan acusado de ser negligentes en este asunto, y quizás después hayan argumentado diciendo que tenían suficientes bases bíblicas para exhortarles a guardar el sábado, según lo ordenó Dios. Además, es posible que les hayan acusado de no observar las lunas nuevas ni los festivales anuales. Sin lugar a dudas, sus palabras debían haber sido muy persuasivas y ejercido mucha influencia sobre los creyentes. Sin el debido discernimiento, tales palabras sonarían muy convincentes. Por consiguiente, es crucial ver que todos los detalles enumerados en 2:16 son sombras cuya realidad y sustancia es Cristo. Puesto que tenemos a Cristo, no necesitamos observar sábados, lunas nuevas ni días de fiesta, ni necesitamos someternos a reglamentos en cuanto a comida y bebida. Ya que tenemos a Cristo, ¿qué necesidad tenemos de guardar el sábado? Si tenemos el mismo punto de vista que Pablo, no seremos fácilmente defraudados. Aunque es bastante fácil que los jóvenes sean defraudados, puedo testificar que, debido a que tengo la perspectiva universal y práctica de Pablo, veo todo tan claro como el cristal y no puedo ser privado tan fácilmente de mi premio.

  Además de compartir la perspectiva de Pablo, necesitamos el conocimiento apropiado. Este conocimiento nos permitirá tener el discernimiento necesario. Por ejemplo, se requiere discernimiento para distinguir entre la letra mayúscula I, la letra minúscula l, y el número arábigo 1. Cuando estudié inglés de joven, me costaba mucho distinguir entre estas tres cosas. Esto significa que incluso en asuntos insignificantes necesitamos discernimiento. El mismo principio se aplica a los asuntos espirituales. Quienes abandonaron la vida de iglesia en los últimos años carecían de discernimiento. No veían claramente la economía de Dios, y les faltaba conocimiento. Debido a que siguieron a otros ciegamente, fueron defraudados, y por ende, fueron privados del disfrute de Cristo y la iglesia.

II. LA HEREJÍA DEL MISTICISMO

A. Enseñaban la humildad autoimpuesta

  En el versículo 18, Pablo habla de humildad en el contexto de ser privados del premio. Los maestros herejes que promovían el culto a los ángeles, enseñaban a los santos que debían mostrar humildad y considerarse indignos de adorar a Dios directamente. Ellos privaban a los santos de su premio en Cristo en el elemento y esfera de esta humildad y del culto a los ángeles.

  Ciertos maestros gnósticos decían que el hombre era muy inferior como para adorar a Dios directamente. Ellos promovían cierta clase de humildad autoimpuesta, cierta clase de desprecio propio, lo cual supuestamente demostraba que una persona era humilde. Asimismo enseñaban que aquellos que tenían una humildad semejante no presumían de adorar a Dios directamente. Según los gnósticos, atreverse a adorar a Dios sin ninguna mediación, era una señal de orgullo. Ellos les recordaban a los creyentes que eran pecaminosos seres caídos que tenían apetitos carnales y malos pensamientos, y añadían que una persona humilde jamás se atrevería a adorar directamente al Dios puro y santo. Mediante tal demostración de humildad, ellos sedujeron a los colosenses y los desviaron, llevándolos a adorar ángeles. Al hacer esto, ellos privaron a los santos colosenses del disfrute de Cristo. En vez de disfrutar a Cristo directamente como su Mediador, los creyentes se volvieron a los ángeles y, como resultado, fueron privados de su premio.

B. Se basaban en lo que habían visto

  Los que estaban defraudando a los colosenses se apoyaban en lo que habían visto, es decir, insistían en ciertas visiones que supuestamente habían recibido. Estos maestros heréticos vivían en la esfera de lo que se ve, en contraste con la fe mencionada en el versículo 12. A ellos les gustaba tener visiones curiosas. Tal insistencia en cuanto a las experiencias visuales produjo orgullo carnal, es decir, hueco envanecimiento motivado por una mente carnal.

  Hoy el principio es el mismo. A muchos creyentes les fascinan las visiones extrañas. Algunos incluso afirman haber tenido contacto con los ángeles. Hoy, en muchas reuniones pentecostales se relatan las visiones recibidas. A menudo, estas presuntas visiones concuerdan con sus propios deseos carnales. Es una necedad insistir en cosas que supuestamente se han visto en visiones. Los herejes de Colosas eran tales visionarios en el sentido de que insistían en lo que ellos habían visto. Como resultado, ellos se envanecieron al ser motivados por su mente carnal. En realidad, pese a que practicaban una humildad autoimpuesta, ellos eran muy orgullosos.

C. No se asían de la Cabeza

  Pablo, refiriéndose a las mismas personas descritas en 2:18, añadió en el versículo 19: “Y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios”. La herejía del culto a los ángeles distrajo a los santos y les impidió asirse de Cristo, la Cabeza. La economía de Dios consiste en reunir todas las cosas bajo una cabeza en Cristo, mediante Su Cuerpo, la iglesia, y así lograr que Cristo sea el centro de todas las cosas. La estratagema del insidioso consiste en desviar a los santos y así causar el desplome del Cuerpo. La herejía que se infiltró en Colosas produjo una separación entre los santos y la Cabeza, lo cual dañó el Cuerpo. La revelación que Pablo presentó, por una parte elevaba a Cristo, y por otra, salvaguardaba y edificaba el Cuerpo. Debemos permanecer en Cristo por causa de la vida de iglesia. Sólo así seremos protegidos de las visiones extrañas y de toda anormalidad.

  Si no permanecemos en Cristo, es posible que el elemento religioso presente en nuestro ser dé lugar a muchas cosas extrañas. Nuestra naturaleza caída y nuestra mente reprobada es una con el maligno. Los espíritus malignos aún pueden tener contacto con nuestra mente reprobada. La mente caída continuamente comete fornicación con espíritus malignos. Esto hace que diversas cosas malignas sean trasmitidas a nosotros, cosas que nos llevan a actuar de una forma anormal, incluso a orar, cantar o alabar de una manera extraña. Por esta razón, como dice la Biblia, necesitamos una mente sobria, una mente renovada conforme a la imagen de Aquel que nos creó (3:10). Si tenemos una mente renovada, seremos preservados en Cristo, y le disfrutaremos en la vida de iglesia. La razón principal por la cual Pablo escribió el libro de Colosenses era rescatar a los santos del fraude del que habían sido víctimas y preservarlos en Cristo, a fin de que tuvieran una vida de iglesia apropiada.

  El hecho de ser preservados en Cristo con miras a que se practique la vida de iglesia, equivale a asirse de la Cabeza, que es Cristo, en virtud de quien todo el Cuerpo crece con el crecimiento de Dios. Crecer es un asunto de vida, la cual es Dios mismo. Puesto que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, ella no debe ser privada de Cristo, quien es la corporificación de Dios, el origen de la vida. Al asirse de Cristo, la iglesia crece con el crecimiento de Dios, el aumento de Dios como vida.

  Este crecimiento se produce “recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos”. La función de las coyunturas es abastecer al Cuerpo, mientras que la de los ligamentos es entrelazar a los miembros del Cuerpo. En la iglesia algunos miembros son coyunturas y otros son ligamentos. Mediante las coyunturas y ligamentos, el Cuerpo crece. Esto muestra que individualmente no es posible crecer con el crecimiento de Dios. Para ello debemos estar en la iglesia. Por lo tanto, el objetivo de Pablo en esta epístola es preservarnos en Cristo por causa de la vida de iglesia.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración