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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
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Mensaje 42

EXPERIMENTAR A CRISTO

  Lectura bíblica: Col. 1:27-28; 2:4, 2:6-8, 8, 13, 16, 18, 19, 20

  El libro de Colosenses contiene muchas frases o expresiones importantes que describen la experiencia que tenemos de Cristo. Algunas de estas frases son “Cristo en vosotros” (1:27), “perfecto en Cristo” (1:28), “andad en El” (2:6), “según Cristo” (2:8), “os dio vida juntamente con El” (2:13), “muerto con Cristo” (2:20), “asiéndose de la Cabeza” (2:19), “en virtud de quien” (2:19) y “crece con el crecimiento de Dios” (2:19). Estas nueve expresiones nos proveen un cuadro completo de la manera apropiada de experimentar a Cristo. En cuanto a esto, debemos prestar especial atención a las preposiciones en, según, con y en virtud de. Además, nos ayudaría mucho el orar-leer todos los versículos relacionados con estas frases.

  Aparte de todos estos asuntos positivos, Pablo les habla a los colosenses acerca de algunos asuntos negativos, y en particular, les hace cuatro advertencias. En 2:4 dice: “Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas”. En 2:8 Pablo les advierte lo siguiente: “Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofía y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. La tercera advertencia se encuentra en 2:16, donde Pablo dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados”. Finalmente, en 2:18 Pablo dice: “Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio, hablando constantemente de lo que ha visto, vanamente hinchado por la mente puesta en la carne”. Observemos que en todos estos versículos, Pablo usa la palabra “nadie”. Si verdaderamente queremos experimentar a Cristo, debemos prestar atención a todas estas advertencias y velar para que nadie nos engañe, nos lleve cautivos, nos juzgue o nos prive de nuestro premio.

CRISTO SE PUEDE APLICAR A NUESTRA EXPERIENCIA

  En 1:27 Pablo habla de “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. ¿Se ha dado cuenta de que Cristo está en usted? El Cristo que está en nosotros es vasto, inmensurable e inescrutable. ¡Cuán maravilloso es que este Cristo more en nosotros! Debemos crecer en este Cristo hasta la madurez, debemos andar en Él y ser según Él. Al morir con Cristo y al recibir vida juntamente con Él, debemos asirnos de Él, la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo crece con el crecimiento de Dios. Todos estos asuntos indican que Cristo está cercano y disponible, y que podemos aplicarle. De otro modo, ¿cómo podría Cristo estar en nosotros, y cómo podríamos crecer en Él hasta la madurez? Si Cristo no fuese aplicable, no podríamos andar en Él, ser según Él, morir o recibir vida juntamente con Él. Tampoco podríamos asirnos de Él, la Cabeza, en virtud de quien el Cuerpo crece con el crecimiento de Dios. Todos estos aspectos están relacionados con la experiencia subjetiva que tenemos de Cristo. Además, en la actualidad los cristianos descuidan estos aspectos o carecen de ellos por completo, pues dan muy poco énfasis a la necesidad de andar en Cristo, de ser según Cristo o de asirse de Cristo, la Cabeza.

EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO Y VIVIFICANTE

  Si Cristo fuese solamente objetivo para nosotros, no podría estar en nosotros, y nosotros no podríamos crecer en Él hasta la madurez. Tampoco podríamos experimentar ninguno de los otros aspectos positivos mencionados en Colosenses, que están relacionados con la experiencia que tenemos de Cristo. ¿Qué otra persona podría estar en nosotros y hacer posible que muramos con Él, vivir en Él y andar según Él? La única persona calificada en realizar todos estos nueve aspectos es el Espíritu. El término, el Espíritu, tiene un significado de gran importancia. Leamos Juan 7:39: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Aunque el Espíritu de Dios existía, el Espíritu no había porque Jesús aún no había sido glorificado. En las Epístolas, se usa frecuentemente el término el Espíritu. El término denota al Dios Triuno procesado y todo-inclusivo. Finalmente, el Dios Triuno llega a nosotros como el Espíritu.

  A fin de llegar a nosotros, el Dios Triuno tuvo que pasar por el proceso de la encarnación, del vivir humano, de la crucifixión, de la resurrección y de la ascensión. Mediante la encarnación Dios se introdujo en el hombre. Luego, durante treinta y tres años y medio, el Señor vivió en la tierra como hombre. Jesús, la corporificación del Dios Triuno, vivió varios años en la casa de un pobre carpintero. ¡Imagínense al Dios todopoderoso e infinito viviendo día tras día en casa de un carpintero! Finalmente, el Señor Jesús fue llevado a la muerte, pero al tercer día, después de haber pasado por la muerte, después de haberla conquistado y sometido, Él salió de la muerte y entró en la resurrección. Mediante la encarnación, la divinidad fue introducida en la humanidad, pero mediante la resurrección, la humanidad fue introducida en la divinidad. Mediante la encarnación Dios se introdujo en el hombre, y mediante la resurrección de Cristo, el hombre fue introducido en Dios. Por medio de la resurrección de Cristo, el Dios Triuno, mezclado con el hombre, llegó a ser el Espíritu. Este Espíritu incluye a Dios, la encarnación, la humanidad, el vivir humano, la crucifixión y la resurrección. La humanidad redimida y elevada se halla en este Espíritu. El Espíritu todo-inclusivo y vivificante es el Dios Triuno que llega a nosotros en su estado final y consumado. Éste es el Espíritu. Además, hoy en día Cristo es este Espíritu. Por consiguiente, le es fácil a Cristo estar en nosotros y a nosotros nos es fácil estar en Él. También podemos crecer en Él hasta la madurez, andar en Él y ser según Él.

EL CRISTO QUE PODEMOS EXPERIMENTAR

  Por una parte, Cristo está en nosotros; por otra, nosotros estamos en Cristo. Tomemos como ejemplo el aire que hay en la atmósfera. Nosotros estamos en el aire, y el aire está en nosotros. Tanto lo uno como lo otro se necesita para permanecer vivos. Hoy en día, nuestro aire es el Dios Triuno procesado como Espíritu todo-inclusivo y vivificante. Este aire está en nosotros, y nosotros estamos en este aire, e incluso andamos en este aire. Además, podemos ser personas según este aire, que crecen en este aire con el crecimiento de Dios. Por tanto, el Cristo que podemos experimentar es el Cristo todo-inclusivo. Él es un Cristo que puede estar en nosotros, y un Cristo en el cual podemos andar. Podemos vivir, andar, movernos y tener nuestro ser inmerso en Él.

SEGÚN CRISTO

  En todo lo que hagamos, debemos ser según Cristo. No debemos ser conforme a la filosofía, la ética, la cultura o la religión. De ninguna manera debemos ser según el viejo hombre. En lugar de ello, estamos aquí para ser conforme al Dios Triuno procesado, todo-inclusivo y vivificante. Sin embargo, esto no debería ser una simple doctrina. Por ejemplo, un hermano no debería relacionarse con su esposa según la cultura, sino según Cristo, conforme al Dios Triuno procesado.

  Si viviéramos, nos comportáramos y tuviéramos nuestro ser según el Dios Triuno procesado, todo-inclusivo y vivificante, todos seríamos como el apóstol Pablo. Pablo llegó a ser una persona que no era según sus antepasados, la ley, la tradición, el judaísmo ni las enseñanzas de Gamaliel. Pablo se convirtió en una persona absolutamente según el Dios Triuno procesado. Sus epístolas no fueron escritas según ninguna otra cosa que no fuera el Dios Triuno procesado, todo-inclusivo, y vivificante. ¡Qué diferencia tan enorme encontramos entre los escritos de Pablo y los escritos cristianos de hoy!

  Nuestro andar diario debe llevarse a cabo según el Dios Triuno procesado. Por ejemplo, cuando un hermano se corta el pelo, no debe hacerlo conforme a ninguna norma particular, sino según el Dios Triuno procesado.

  ¿Sabe usted dónde está hoy en día el Dios Triuno procesado, todo-inclusivo y vivificante? Está en nuestro espíritu. En nuestro espíritu, Él es Aquel que es todo-inclusivo y vivificante. En nuestro espíritu, Él es el Dios Triuno procesado. Si nosotros vivimos según el Dios Triuno procesado que mora en nuestro espíritu, todo tipo de cultura desaparecerá. Únicamente permanecerá el Dios Triuno todo-inclusivo y vivificante. La vida cristiana y la vida de iglesia no se conforman a ninguna cultura, sino al Dios Triuno procesado. Si vivimos según el Dios Triuno procesado, no será necesario que tratemos de abandonar nuestra cultura. La cultura se desvanecerá automáticamente.

  Con el Dios Triuno todo-inclusivo y vivificante, podemos experimentar lo que significa morir con Cristo y recibir vida juntamente con Él. Podemos experimentar lo que significa ser miembros del Cuerpo, vivir en unidad con Él y asirnos de Él como Aquel en virtud de quien recibimos el suministro que nos permite crecer con el crecimiento de Dios. En esto consiste la vida cristiana y la vida de iglesia. Ésta es la vida que vence al pecado y nos trae la realidad de la santidad, la espiritualidad y la victoria. Aquí tenemos todo lo que necesitamos: paciencia, humildad, justicia, amor, bondad, santidad, vida, luz, poder, fuerza y todo lo positivo. En esta vida se hallan todos los atributos divinos y todas las virtudes humanas. Cristo como el Dios Triuno procesado, todo-inclusivo y vivificante, es el todo para nosotros. Cuando le tenemos a Él y vivimos según Él, no necesitamos cosas externas que nos regulen. Tenemos al Cristo extensivo, el cual es nuestro todo en nuestra experiencia.

PALABRAS DE ADVERTENCIA

No debemos permitir que otros nos engañen con palabras persuasivas

  Examinemos ahora las palabras de advertencia de Pablo. En 2:4 vemos que él indica que debemos velar para que nadie nos engañe con palabras persuasivas. ¡Cuán terrible y lamentable es que hoy en día, entre los cristianos, haya tantos con comezón de oídos! Tienen apetito por discursos elocuentes y palabras persuasivas. Pero si nosotros experimentamos verdaderamente a Cristo, no tendremos ningún interés por esta clase de discursos. Al contrario, nos parecerán desagradables estos mensajes “azucarados”. En la vida de iglesia, lo único que nos interesa es Cristo, y no los discursos persuasivos.

No debemos permitir que nadie nos lleve cautivos

  En 2:8 Pablo dice: “Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofía y huecas sutilezas”. No debemos permitir que nadie nos lleve cautivos por medio de su filosofía. No deben importarnos los conceptos teóricos o filosóficos, sino el Cristo todo-inclusivo.

No debemos permitir que nadie nos juzgue

  En 2:16 Pablo nos dice que no debemos permitir que nadie nos juzgue “en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados”. Si nosotros somos de aquellos que se llenan del Cristo todo-inclusivo, no daremos ocasión para que otros nos juzguen. Sin embargo, si insistimos en determinadas prácticas o en prácticas peculiares, seremos criticados. Si Cristo es lo único que nos llena, y no insistimos en ningún asunto, los demás no tendrán ningún motivo para juzgarnos. En las iglesias, todos debemos ser flexibles; nadie debe aferrarse a nada en particular. Esto significa que no nos debe importar nada que no sea Cristo mismo.

  Tal vez un hermano de la iglesia sea muy bueno; sin embargo, a causa de la influencia de la cultura que él mismo ha elaborado, quizás también sea bastante peculiar. Si este hermano verdaderamente anduviera en Cristo y tuviera su ser según Cristo, dejaría de ser peculiar. En lugar de ello, sería igual a los demás. Todos los santos que están en la iglesia deben estar constituidos de Cristo. Si éste es el caso, entonces cada vez que nos encontremos con un santo, tendremos contacto con Cristo. En cada uno de ellos se expresará Cristo. Esto llega a ser posible sólo cuando nos parecemos en nuestro único interés por Cristo y cuando ya no somos peculiares ni insistimos en ninguna otra cosa.

  Muchos santos aman al Señor Jesús y la iglesia, pero por ser tan peculiares, es difícil sobrellevarlos. La vida de iglesia ha sido estorbada y dañada por aquellos que insisten en sus opiniones particulares que son conforme a su cultura. Esto expone el hecho de que ellos carecen de Cristo.

  No obstante, tengo la certeza de que lo que el Señor nos ha venido hablando acerca de la cultura no ha sido en vano. Creo firmemente en que lo que Él nos ha hablado nos llevará a experimentar a Cristo. Finalmente, desaparecerán todas las peculiaridades y sólo Cristo permanecerá. ¡Oh, crezcamos en Cristo hasta llegar a ser plenamente maduros en Él! Andemos también en Él, teniendo nuestro ser en Él y estando conscientes de que morimos con Él y ahora vivimos juntamente con Él. Seamos también uno con nuestra Cabeza, en virtud de quien recibimos el suministro con el cual podemos ser entrelazados y crecer con el crecimiento de Dios. La meta de Dios es que de este modo llevemos la vida cristiana y la vida de iglesia. Creo que dentro de muy poco esta condición maravillosa se expresará en la tierra.

No debemos permitir que nadie nos defraude juzgándonos indignos de nuestro premio

  La última advertencia que Pablo nos hace es que no debemos permitir que nadie, con humildad autoimpuesta, nos prive de nuestro premio. Este premio consiste en poder experimentar y disfrutar a Cristo plenamente. Cualquier cultura, religión, opinión o enseñanza extraña nos puede privar de este premio. Debemos esforzarnos por seguir experimentando a Cristo, a fin de disfrutarlo plenamente, sin distraernos con ninguna práctica ética o religiosa.

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