Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Daniel»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 6

LA VICTORIA QUE LOS JÓVENES DESCENDIENTES DEL PUEBLO ELEGIDO DE DIOS —QUE HABÍA CAÍDO EN DEGRADACIÓN— LOGRAN SOBRE LAS ESTRATAGEMAS ADICIONALES DE SATANÁS

(4)

SOBRE EL VELO QUE CUBRE A LA GENTE, EL CUAL LES IMPIDE PERCATARSE DEL GOBIERNO DE LOS CIELOS EJERCIDO POR EL DIOS DE LOS CIELOS

  Lectura bíblica: Dn. 4

  Daniel es un libro de la revelación divina concerniente a la economía de Dios. En Daniel 1—6, este libro presenta la economía de Dios no en términos teológicos ni a manera de enseñanza, sino por medio de una serie de casos. Hay por lo menos seis casos presentados en Daniel 1—6 que nos muestran qué es la economía de Dios y de qué manera esta economía puede ser llevada a cabo. Estos seis casos sirven de ilustraciones.

  Podría parecernos que los casos presentados en los primeros seis capítulos son independientes entre sí y no guardan ninguna relación entre sí. En realidad, todos ellos están conectados entre sí. Por ejemplo, para detectar el tema crucial del segundo caso, la gran imagen humana descrita en el capítulo 2, es menester que nos remitamos al capítulo 1. El secreto para entender el capítulo 2 está en el capítulo 1. Asimismo, el secreto para entender el capítulo 3 está en el capítulo 2, y así por el estilo. El caso presentado en el capítulo 6 sirve de conclusión para los cinco casos anteriores.

  A fin de describir el primer caso, en el capítulo 1, tenemos que pintar un cuadro. Primero, tenemos que pintar la figura de un general combativo y vencedor, Nabucodonosor, el cual acababa de regresar a Babilonia de Jerusalén trayendo consigo muchos cautivos. Segundo, vemos cuatro jóvenes brillantes que están entre los cautivos. Tercero, estos jóvenes varones fueron específicamente escogidos de entre los cautivos y se les ofrecieron los manjares del rey. Cuarto, ellos se propusieron en sus corazones guardarse para Dios, por lo cual rechazaron los manjares del rey y comieron únicamente legumbres; no obstante, estos cuatro llegaron a ser individuos simpáticos, felices y saludables. Como resultado de todo esto, la presencia de Dios así como Su sabiduría y perspicacia estuvieron con ellos, por lo cual ellos podían entender las cosas diez veces mejor que cualquier otro en el círculo de Nabucodonosor.

  El segundo caso está en el capítulo 2. Ese gran general victorioso tuvo un sueño que no podía entender. Debido a que estaba cegado por la gloria y el poder de este mundo, él no pudo entender el sueño y, con el tiempo, lo olvidó. Sin embargo, había una persona llamada Daniel, a quien no le interesaba ni el poder ni la gloria de este mundo, cuyo corazón estaba centrado en Dios, y que tenía la habilidad y la capacidad para entender este sueño. Él no solamente tenía la posición y perspectiva correctas, sino también la capacidad intrínseca para entender el sueño. Por tanto, cuando este asunto tan desconocido le fue llevado a Daniel, él tenía la perspicacia que se requería. Él pudo ver más allá de la gloria y majestad mundanas que rodean al gobierno humano y le dio al rey una visión capaz de abrirle los ojos. Pero Nabucodonosor carecía de la capacidad para conocer internamente a Dios. Aunque externamente fue ayudado por Daniel para ver que Dios es el Dios Altísimo, nada dentro del ser mismo de Nabucodonosor fue tocado. Este gran general victorioso consideró a Daniel como un héroe y le adoró ofreciéndole una oblación e incienso. Ésta es la escena al final del capítulo 2.

  Al interpretar el sueño de Nabucodonosor, Daniel dijo: “Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios de los cielos ha dado reinado, poder, fuerza y gloria [...] Tú eres la cabeza de oro” (2:37-38). Al considerar la interpretación dada por Daniel, Nabucodonosor probablemente pensó acerca de sí mismo considerándose un gran personaje. Por tanto, en el capítulo 3 él erigió una gran imagen de oro, la cual probablemente lo representaba a él, para que fuese adorada por el pueblo. Esta imagen no solamente tenía la cabeza de oro, sino que toda la imagen era de oro.

  Daniel era un prefecto que gobernaba la mayor provincia de Babilonia. Él comprendió que aquella gran imagen estaba siendo erigida para ser adorada por el pueblo y pudo anticipar su dedicación. Puesto que no se menciona a Daniel en el capítulo 3, es probable que él se hubiera alejado de la escena a fin de orar por la victoria de Dios. Dios había recibido mucha adoración en el templo de Jerusalén, pero el templo había sido destruido y los utensilios para la adoración de Dios habían sido traídos a Babilonia. Los intereses de Dios sobre la tierra estaban perdidos. No obstante, hubo algunos vencedores en Babilonia, y Daniel fue uno de ellos. Creo que Daniel se mantuvo alejado de la ceremonia de dedicación de aquella imagen a fin de orar por sus tres compañeros. En su oración él pudo haber dicho: “Dios, tienes que resguardarnos y mantener Tu adoración en la tierra. Tu adoración no debe ser eliminada, frustrada, violada ni alterada por nadie”.

  Los tres compañeros de Daniel le respondieron con osadía a Nabucodonosor diciéndole: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. De ser así, nuestro Dios a quien servimos es capaz de librarnos del horno de fuego ardiente, y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la imagen de oro que has levantado” (3:16-18). Ellos fueron arrojados al horno de fuego, pero el fuego no tuvo efecto sobre ellos. Por tanto, al final del capítulo 3, el rey reconoció con un buen espíritu que estos jóvenes habían hecho mudar sus palabras y que no tenían temor de entregar sus cuerpos a la muerte. “Nabucodonosor respondió y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que ha enviado a Su ángel y ha librado a Sus siervos que, confiando en Él, mudaron la palabra del rey y entregaron sus cuerpos para que no sirvieran ni adoraran a ningún dios excepto a su propio Dios” (v. 28).

  Al inicio del capítulo 4, Nabucodonosor nuevamente alabó a Dios. Como veremos, en este capítulo Nabucodonosor, quien continuó conduciéndose con soberbia, fue humillado por Dios. Dios lo puso al descubierto y le mostró que él no era ningún caballero, sino una bestia.

I. LA ALABANZA DE NABUCODONOSOR CON RESPECTO A DIOS

  En 4:1-3 tenemos la alabanza de Nabucodonosor con respecto a Dios en cuanto a Su grandeza, poder, reino eterno y dominio imperecedero. En los versículos 2 y 3 él dijo: “Me ha parecido bien declarar las señales y los prodigios que Dios el Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son Sus señales, / y cuán potentes Sus maravillas! / Su reino es un reino eterno, / y Su dominio de generación en generación”.

II. EL TESTIMONIO DE NABUCODONOSOR

  Los versículos del 4 al 18 relatan el testimonio de Nabucodonosor.

A. Ve un sueño que los magos y caldeos no pueden interpretar

  El versículo 5 dice: “Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones que tuve en mi cama y las visiones de mi cabeza me turbaron”. Él decretó que los sabios de Babilonia le declarasen su interpretación. Sin embargo, los magos, encantadores, caldeos y adivinos no pudieron interpretar el sueño para Nabucodonosor (vs. 6-7).

B. Daniel viene a interpretar el sueño

  Finalmente, Daniel vino a interpretar el sueño. Nabucodonosor le contó el sueño y le pidió que le dijera su interpretación (vs. 8-18).

III. LA INTERPRETACIÓN DADA POR DANIEL DEL SUEÑO DE NABUCODONOSOR

A. Daniel queda atónito y se turba

  Al enterarse de los detalles del sueño, Daniel quedó atónito y sus pensamientos lo turbaban. Cuando Nabucodonosor le dijo que no se turbase, Daniel le respondió: “¡Señor mío, el sueño sea para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos!” (v. 19).

B. El gran árbol representa a Nabucodonosor

  En su sueño, Nabucodonosor vio un árbol grande, fuerte, alto, de hermoso follaje y fruto abundante, el cual servía de alimento. Este árbol representaba al propio Nabucodonosor (vs. 20-22).

C. Un vigilante, un santo, desciende de los cielos y ordena que el árbol sea talado

  En su sueño, Nabucodonosor vio un “vigilante, sí, al santo que el rey vio, que descendía del cielo y decía: Talad el árbol y destruidlo; mas dejad el tocón con sus raíces en tierra, mas con atadura de hierro y de bronce alrededor de él, entre la tierna hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su porción, hasta que pasen sobre él siete tiempos” (v. 23). En su interpretación Daniel explicó que esto significaba que el Dios Altísimo había decretado que Nabucodonosor sería echado de entre los hombres y moraría con las bestias del campo, donde se le daría hierba para comer como a los bueyes, pues perdería la razón durante un período de siete tiempos hasta que reconociera que el Altísimo es Soberano del reino de los hombres (vs. 24-25). El versículo 26 procede a decir: “Y en cuanto a la orden de dejar en tierra el tocón con las raíces del árbol, tu reino te quedará firme después que reconozcas que son los cielos los que gobiernan”.

IV. EL CONSEJO DE DANIEL A NABUCODONOSOR

  Después de interpretar el sueño, Daniel ofreció su consejo a Nabucodonosor. Le aconsejó diciéndole: “Pon fin a tus pecados haciendo lo justo, y a tus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; tal vez sea prolongada tu prosperidad” (v. 27).

V. EL CUMPLIMIENTO DEL SUEÑO QUE TUVO NABUCODONOSOR

  Del versículo 28 al 33 se nos muestra el cumplimiento del sueño que tuvo Nabucodonosor.

A. Lo dicho por Nabucodonosor mientras paseaba sobre el techo del palacio real de Babilonia

  Después que Daniel exhortó a Nabucodonosor, Dios le dio doce meses para arrepentirse. Sin embargo, no hubo arrepentimiento ni cambio alguno. Un día, mientras el rey se paseaba sobre el techo del palacio real en Babilonia, al contemplar la gran ciudad se llenó de orgullo y dijo: “¿No es ésta Babilonia la grande, que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?” (v. 30).

B. Una voz del cielo le dice a Nabucodonosor que su reino le ha sido quitado

  Mientras aquellas palabras todavía estaban en la boca del rey, una voz descendió del cielo diciendo: “A ti se te declara, rey Nabucodonosor: El reino te ha sido quitado” (v. 31). Dios habría de enseñarle a reconocer que él no era nada y que el Dios poderoso, el Soberano del reino de los hombres, Aquel que da el reino de los hombres a quien le place, lo es todo.

  Según su naturaleza y su propio ser, Nabucodonosor no era un hombre sino una bestia. Por esta razón su corazón fue cambiado para dejar de ser el corazón de un hombre y se le dio un corazón de bestia (v. 16). Dios también le quitó el raciocinio propio de los hombres. En esa misma hora él empezó a comer hierba como los bueyes y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo hasta que su pelo creció como plumas de águilas y sus uñas como las garras de las aves (v. 33).

VI. NABUCODONOSOR VUELVE A LA NORMALIDAD Y DA SU TESTIMONIO

A. Al final de aquellos días, Nabucodonosor alza sus ojos al cielo, y su razón le es devuelta

  Nabucodonosor permaneció en aquella condición por “siete tiempos”. Creo que esta expresión se refiere a siete semanas, o sea, cuarenta y nueve días. Al final de este período, Nabucodonosor alzó sus ojos al cielo, y su razón le fue devuelta (v. 34a). Debido a que las bestias caminan sobre sus cuatro patas, ellas miran para abajo; pero los seres humanos andamos en dos pies y podemos levantar la mirada. El raciocinio de Nabucodonosor le fue restaurado en cuanto miró hacia arriba, hacia los cielos. Debido que él mismo cambió, su raciocinio también le fue restaurado.

B. Nabucodonosor bendice al Altísimo, y alaba y honra a Aquel que vive para siempre

  Nabucodonosor bendijo al Altísimo, y alabó y honró a Aquel que vive para siempre declarando: “Su dominio es un dominio eterno, / y Su reino es de generación en generación. / Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, / pero Él hace según Su voluntad en el ejército del cielo / y entre los habitantes de la tierra; / no hay quien detenga Su mano, / ni le diga: ¿Qué haces?” (vs. 34b-35). Además, en el versículo 37, Nabucodonosor alabó, exaltó y honró al Rey de los cielos, porque todas Sus obras son verdad, y justos Sus caminos, y porque Él puede humillar a los que andan con soberbia.

  Según lo indica su alabanza al final del capítulo 4, Nabucodonosor ciertamente aprendió la lección de humillarse y reconocer a Dios. En el capítulo 3 él erigió una imagen de oro debido a que era soberbio; enseguida viene el capítulo 4, donde se le enseña una gran lección. Aun cuando actuara como un caballero, él era una bestia. Después de este capítulo cesa el relato con respecto a Nabucodonosor.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración