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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Deuteronomio»
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Mensaje 25

Una advertencia (implica la gracia)

(2)

  Lectura bíblica: Dt. 28

  En este mensaje seguiremos considerando la advertencia (que implica la gracia) contenida en los capítulos 27 y 28.

II. LOS HIJOS DE ISRAEL ESCUCHAN DILIGENTEMENTE LA VOZ DE JEHOVÁ SU DIOS Y CUIDAN DE PONER POR OBRA TODOS SUS MANDAMIENTOS, Y JEHOVÁ SU DIOS LOS PONE MUY POR ENCIMA DE TODAS LAS NACIONES, Y VIENEN SOBRE ELLOS TODAS LAS BENDICIONES Y LOS ALCANZAN

  Si los hijos de Israel escuchaban diligentemente la voz de Jehová su Dios y cuidaban de poner por obra todos Sus mandamientos, Jehová su Dios los pondría muy por encima de todas las naciones, y vendrían sobre ellos todas las bendiciones y los alcanzarían (Dt. 28:1-2).

A. Benditos en la ciudad y en el campo

  Los hijos de Israel serían benditos en la ciudad y en el campo (v. 3). Ellos serían benditos, ya sea que estuvieran en casa o en el trabajo.

B. Bendito el fruto de su vientre, de su tierra, de sus animales, lo parido por sus ganados y las crías de sus ovejas

  Hablando de la bendición que vendría sobre el pueblo, Moisés fue muy detallista. En los versículos 4 y 5 él dijo que sería bendito el fruto de su vientre, el fruto de su tierra, el fruto de sus animales, lo parido por sus ganados y las crías de sus ovejas. Moisés dijo que incluso serían benditas su canasta y su artesa de amasar.

C. Benditos al entrar y al salir

  Según el versículo 6, el pueblo sería bendito al entrar y al salir.

D. Benditos en sus graneros, sobre todo lo que emprendan y en la tierra que Dios les da

  Los hijos de Israel serían benditos también en sus graneros, sobre todo lo que emprendieren y en la tierra que Dios les daba (v. 8).

E. Jehová derrota a los enemigos de ellos

  En el versículo 7 Jehová dijo que derrotaría a los enemigos de ellos. Los enemigos saldrían contra ellos por un camino, y huirían ante ellos por siete caminos.

F. Jehová los confirma como pueblo santo Suyo

  Si los hijos de Israel guardaban los mandamientos de Jehová su Dios y andaban en Sus caminos, Él los confirmaría como pueblo santo Suyo (v. 9). Además, todos los pueblos de la tierra verían que eran llamados por el nombre de Jehová y les temerían (v. 10).

G. Jehová les envía lluvia para su tierra en su tiempo

  Jehová enviaría lluvia a Su pueblo para su tierra en su tiempo (v. 12a). Las riquezas de ellos serían tales, que ellos prestarían a muchas naciones, pero no pedirían prestado (v. 12b).

H. Jehová los pone por cabeza y no por cola

  Jehová pondría a Su pueblo por cabeza y no por cola, y ellos estarían encima solamente y no debajo, si escuchaban los mandamientos de Jehová su Dios (v. 13). Ellos no debían apartarse de Sus palabras ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses a fin de servirles (v. 14). A Moisés le preocupaba mucho que ellos fuesen en pos de otros dioses, de los ídolos, y en Deuteronomio les advirtió repetidas veces que no lo hicieran.

III. LOS HIJOS DE ISRAEL NO ESCUCHAN LA VOZ DE JEHOVÁ SU DIOS Y NO CUIDAN DE PONER POR OBRA TODOS SUS MANDAMIENTOS Y SUS ESTATUTOS, Y VIENEN SOBRE ELLOS TODAS LAS MALDICIONES Y LOS ALCANZAN

  Si los hijos de Israel no escuchaban la voz de Jehová su Dios y no cuidaban de poner por obra todos Sus mandamientos y Sus estatutos, vendrían sobre ellos todas las maldiciones y los alcanzarían (v. 15).

A. Vienen maldiciones a todo lugar, sobre todas las cosas y en todo sentido

  Los versículos del 16 al 19 indican que vendrían maldiciones a todo lugar, sobre todas las cosas y en todo sentido. Ellos serían malditos en la ciudad y en el campo, y malditos cuando entraran y cuando salieran. Vendría la maldición sobre su canasta y sobre su artesa de amasar, sobre el fruto de su vientre y de su tierra, y sobre lo parido de su ganado y las crías de sus ovejas.

B. Maldiciones en turbación en todo cuanto emprendan, en plaga, en consunción, en calor ardiente y en sequía, en tizón y en añublo

  Los versículos del 20 al 22 hablan de maldiciones en turbación en todo lo que emprendieren, en plaga, en consunción, en calor ardiente y en sequía, en tizón y en añublo. Aquí vemos que las enfermedades no vendrían y se irían, sino que perseguirían al pueblo hasta que ellos fuesen consumidos de la tierra.

C. Maldiciones en las que el cielo que está sobre ellos se vuelve de bronce, la tierra que está debajo de ellos se vuelve de hierro, y la lluvia se vuelve polvo y arena

  Otras maldiciones serían que el cielo que estaba sobre ellos se volvería de bronce, y la tierra que estaba debajo de ellos se volvería de hierro (v. 23). Además, Jehová daría por lluvia a la tierra de ellos polvo y arena (v. 24). ¡Cuán terrible es esto!

D. Maldiciones en cuanto a ser derrotados delante de sus enemigos

  Los hijos de Israel serían malditos también al ser derrotados delante de sus enemigos y al ser heridos con toda índole de enfermedades, robos y sufrimientos (vs. 25-35).

E. Maldiciones en las que son llevados a otra nación y vienen a ser motivo de horror, proverbio y refrán entre todos los pueblos

  El pueblo de Dios sería maldito al ser llevado a otra nación y al venir a ser motivo de horror, proverbio y refrán entre todos los pueblos donde Jehová los llevaría (vs. 36-37). Los pueblos hablarían acerca de los hijos de Israel de modo despectivo y burlón. Por haber sido llevados cautivos, ellos también serían malditos en los campos y en las viñas, al ser dejados éstos a las langostas, a los gusanos y a los peregrinos (vs. 38-44). Por consiguiente, estas maldiciones serían en los hijos de Israel como una señal y un prodigio para siempre (v. 46).

F. Maldiciones en las que sus enemigos se comen el fruto de sus animales y el fruto de su tierra, y sitian todas sus ciudades

  Según los versículos del 47 al 57, sobre el pueblo vendría una maldición en la que sus enemigos, una nación de lejos, se comerían el fruto de sus animales y el fruto de su tierra, y sitiarían todas sus ciudades, lo cual llevaría a los hijos de Israel a comerse la carne de sus hijos. Mirando con envidia a su hermano, a su mujer y al remanente de sus hijos que le quedaren, no compartirían con ninguno de ellos la carne de sus hijos que ellos comieren. Esto de hecho ocurrió.

G. Maldiciones en plagas grandes y persistentes, en enfermedades malignas y duraderas, y en todas las enfermedades de Egipto para reducir al pueblo en número

  Por cuanto los hijos de Israel no pusieron por obra todas las palabras de los mandamientos de Dios y no temieron “este nombre glorioso y asombroso” —Jehová su Dios—, vendrían maldiciones en plagas grandes y persistentes, en enfermedades malignas y duraderas, y en todas las enfermedades de Egipto para reducir al pueblo en número (vs. 58-63a).

H. Maldiciones en las que son esparcidos por todos los pueblos, llevan una vida de cautiverio y son llevados de nuevo a Egipto

  Finalmente, ellos serían malditos al ser esparcidos por todos los pueblos, al llevar una vida de cautiverio, llena de terrores (vs. 63b-67). Serían llevados de nuevo a Egipto, y allí se ofrecerían en venta a sus enemigos, pero nadie querrá comprarlos (v. 68).

  Estas maldiciones revelan la severidad de Dios al ejecutar Sus juicios. En Romanos 11:22 Pablo hace referencia a la severidad de Dios. Puesto que Dios es severo para con los que son rebeldes, debemos temerle.

  Todas las maldiciones que sobrevinieron a los hijos de Israel aplicaron las medidas gubernamentales de Dios con relación a ellos para que, mediante dichas medidas, Dios finalmente pudiera llevar a cabo Su economía con ellos a fin de mostrar que Él es Dios, Aquel cuya voluntad permanece inmutable eternamente. No debemos pensar que el hecho de que Dios disciplinase severamente a los hijos de Israel significa que Él los hubiera abandonado. Por el contrario, la disciplina aplicada por Dios indica que Él no los abandonaría. El principio es el mismo con respecto a nosotros hoy en día. La disciplina que Dios aplica a los creyentes no indica que Él los haya abandonado, sino que, más bien, no los desechará.

  En conformidad con la profecía, los hijos de Israel han vuelto en iniquidad a su patria. Hoy en día la nación de Israel está llena de pecaminosidad e iniquidad. El pueblo confía en la educación, en la tecnología y en su ejército, todos los cuales son ídolos a los ojos de Dios. El día viene cuando Dios los disciplinará más, e incluso, con mayor severidad.

  Esta disciplina se llevará a cabo durante la gran tribulación, la cual constituye la segunda mitad de la última de las setenta semanas mencionadas en Daniel 9:24-27. Cada semana denota siete años. Las primeras siete semanas, un período de cuarenta y nueve años, se emplearon en la reedificación de la antigua Jerusalén. Las siguientes sesenta y dos semanas, un período de cuatrocientos treinta y cuatro años, abarcaron el período que se extiende desde la reedificación de Jerusalén hasta el día de la crucifixión de Cristo. Entre el final de la sexagésima novena semana y la septuagésima semana, ocurre un extenso período, a saber: la era de la gracia, que es también la era de la iglesia. Ésta es la era en la que vivimos, y el fin de esta era quizás esté muy cerca. Una señal del fin fue la restauración de Israel en 1948, y una segunda señal fue el recobro de la ciudad de Jerusalén por parte de la nación de Israel. Con relación a Israel, la única señal que falta es la reedificación del templo. Mateo 24:15 indica que el templo será reedificado (véase las notas sobre este versículo en la Versión Recobro). Viene el tiempo cuando el templo será reedificado y, en aquel tiempo, los judíos pondrán en práctica las cosas relacionadas con la adoración escritas en el Pentateuco.

  Los eventos recientes ocurridos en Alemania y en Europa del Este podrían indicar también que el fin de la era está cerca. Algunos países en Europa del Este están dando un giro alejándose de Rusia y del comunismo y volviéndose a la democracia. Esto es un cumplimiento de la profecía relacionada con la gran imagen de Daniel 2, cuyos pies y dedos son de hierro mezclado con barro. El hierro representa la autocracia, y el barro representa la democracia.

  Dios no ha abandonado a Israel. Por una parte, Dios disciplina a Israel, tratando con ellos de manera soberana. Por otra parte, Dios protege a Israel. Debido a la protección por parte de Dios, los países árabes alrededor de Israel no han podido destruir a esta minúscula nación. Según las profecías, Israel no será destruido, sino que permanecerá hasta que el Señor Jesús aparezca como relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente (Mt. 24:27). En aquel momento, toda la casa de Israel se volverá al Señor.

  Al comienzo de la septuagésima semana, el anticristo confirmará un pacto con Israel para mantener la paz y permitir que Israel adore a Dios conforme a sus caminos. Sin embargo, a la mitad de esta semana —los últimos siete años de esta era—, el anticristo cambiará de parecer, y durante los últimos tres años y medio él se opondrá a todo lo que se llame dios. En cuanto a esto, lo primero que hará el anticristo posiblemente será destruir el catolicismo. Él también buscará destruir el judaísmo y perseguir a los judíos, sitiando la ciudad de Jerusalén. Pero el Señor Jesús volverá, e Israel se arrepentirá ante Dios y será salvo. En esto vemos cuán fiel es Dios con respecto a guardar Su palabra y cumplirla.

  En cuanto a nuestra situación actual como creyentes, debemos mantener una actitud reverente para con el Señor. Israel no es el único que está bajo la disciplina de Dios, sino que nosotros también estamos bajo Su disciplina. Debemos preguntarnos si estamos listos para participar en el arrebatamiento de los vencedores, un arrebatamiento extraordinario que ocurrirá antes de la gran tribulación. Los vencedores serán arrebatados al tercer cielo antes de la tribulación, mientras que los demás creyentes serán dejados en la tierra para que pasen por la gran tribulación. Al igual que la mujer en Apocalipsis 12, esos creyentes serán guardados, cuidados y nutridos por Dios. Con todo, la situación en la tierra será muy amenazadora. El diablo será arrojado a la tierra para causar daño al linaje humano, el anticristo subirá del abismo y el falso profeta se unirá al anticristo para destruir la tierra, de modo que ésta será un lugar inhabitable para los seres humanos. Por consiguiente, esos tres años y medio serán un tiempo terrible.

  Hemos considerado los pasajes de Deuteronomio que declaran las bendiciones y las maldiciones. Hemos visto también que Dios, en lugar de abandonar a Israel, lo disciplina con miras a su perfeccionamiento. Por consiguiente, la disciplina que Dios aplica es una especie de perfeccionamiento.

  Dios tiene dos pueblos en la tierra —Israel y la iglesia—, y Él está perfeccionando a ambos. Al mismo tiempo que Él perfecciona a Israel, nos perfecciona también a nosotros. Actualmente Dios disciplina a Israel, y disciplina también a la iglesia.

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