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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Deuteronomio»
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Mensaje 27

EL PACTO ES PROMULGADO

  Lectura bíblica: Dt. 29; Dt. 30

  Después de que se proclamó nuevamente la ley y se dio la palabra de advertencia, en la que se incluyen las bendiciones y las maldiciones, Dios mandó a Moisés que hiciese un pacto con la nueva generación. La generación anterior había recibido un pacto cuarenta años antes en Horeb, pero en los capítulos 29 y 30 Dios mandó a Moisés que promulgara otro pacto con la nueva generación. En este mensaje consideraremos la promulgación de dicho pacto.

I. LAS PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

  En 29:1-17 encontramos las palabras de introducción.

A. Un pacto además del pacto que Dios hizo con el pueblo en Horeb

  El pacto promulgado en los capítulos 29 y 30 era el pacto que Jehová mandó a Moisés que hiciese con los hijos de Israel en la tierra de Moab. Eso significa que este pacto era adicional al que Dios hizo con ellos en Horeb, es decir, en el monte Sinaí (29:1). La advertencia servía de recordatorio para el pueblo, mientras que la promulgación del pacto confirmaba dicha advertencia.

B. Se basa en las experiencias del pasado

  La promulgación del pacto se basaba en las experiencias del pasado (vs. 2-8, 16-17).

1. Todo lo que los hijos de Israel vieron que Jehová hizo en la tierra de Egipto con grandes señales y prodigios

  La promulgación del pacto se basó en todo lo que los hijos de Israel vieron que Jehová hizo en la tierra de Egipto con grandes señales y prodigios, con respecto a los cuales Jehová no les había dado corazón para entender, ni ojos para ver ni oídos para oír hasta ese día (vs. 2-4, 16a). Debido a que los hijos de Israel fueron rebeldes en el desierto, no entendieron lo que Dios estaba haciendo con ellos. Ellos pasaron por muchas cosas, pero como estaban en tinieblas, no entendieron lo que ocurría.

2. Todo lo que habían experimentado en el desierto

  La promulgación del pacto también se basaba en todo lo que los hijos de Israel habían experimentado en el desierto por cuarenta años (vs. 5a, 16b-17). Sus vestidos no se gastaron, y ellos no comieron pan, ni bebieron vino ni bebida embriagante, para que supieran que Jehová era su Dios (vs. 5b-6).

3. Matan a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, y toman sus tierras

  Los hijos de Israel mataron a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, y tomaron sus tierras y las dieron por heredad a las dos tribus y media de Rubén, Gad y Manasés (vs. 7-8).

  Todas estas cosas fueron milagros hechos por el Señor ante los ojos del pueblo con el fin de fortalecer a los hijos de Israel y asegurarles que Él cumpliría todo lo que había prometido. Por consiguiente, estas experiencias del pasado se convirtieron en una base para la promulgación del pacto.

C. El objeto y el propósito de la promulgación del pacto

  En 29:9-15 encontramos el objeto y el propósito por los cuales se promulgó el pacto.

1. El objeto

  El objeto del pacto fue los líderes, los ancianos, los oficiales, todo hombre de Israel, los pequeños, las mujeres y los peregrinos que habitaban en medio de ellos, desde el hombre que cortaba la leña hasta el hombre que sacaba el agua (vs. 10-11). El objeto incluía también a todos los que estaban presentes delante de Jehová y a los que no estaban allí (vs. 14-15).

2. El propósito

a. Que los hijos de Israel entraran en un pacto con Jehová su Dios y en Su juramento

  El propósito de la promulgación del pacto era que los hijos de Israel entraran en un pacto con Jehová su Dios y en Su juramento, el cual Él estaba haciendo con ellos, para que guardaran las palabras de ese pacto y las pusieran por obra a fin de que prosperaran en todo lo que hicieran (vs. 12, 9). Este pacto no era un acuerdo ordinario, sino una especie de juramento. Aquí el pacto podría ser comparado a un contrato en el cual las personas involucradas firman con sus nombres. Dicho pacto fue hecho por Dios mediante Moisés, quien era el mediador.

b. Para que Dios confirmara a los hijos de Israel como pueblo Suyo y a Él como Dios de ellos

  El propósito de la promulgación del pacto era también que Dios confirmara a los hijos de Israel como pueblo Suyo y a Él como Dios de ellos (v. 13). Ambas personas, Dios y los hijos de Israel, estuvieron de acuerdo y “firmaron” el pacto. Los hijos de Israel debían hacer su parte, y Dios debía hacer Su parte. Así se promulgó el pacto.

II. EL CONTENIDO DEL PACTO

  En 29:18—30:10 se halla el contenido del pacto. Éste es un asunto importante.

A. No debe haber entre los hijos de Israel hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte de Jehová su Dios para ir a servir a los dioses de las naciones, y no debe haber entre ellos raíces que produjeran fruto venenoso y ajenjo

  No debía haber entre los hijos de Israel hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se apartara de Jehová su Dios para ir a servir a los dioses de las naciones (v. 18a). Ésta era la preocupación única de Dios con respecto a Israel. A Él le preocupaba que un día ellos se apartaran de Él y siguieran la senda de los ídolos. Esto constituiría un insulto para Dios y le obligaría a castigarlos severamente.

  Además, no debía haber entre los hijos de Israel raíz que produjera fruto venenoso y ajenjo (v. 18b), uno que se bendijera en su corazón, diciendo: “Tendré paz, aunque ande en la obstinación de mi corazón, para la ruina tanto de lo regado como de lo seco” (v. 19). Aquí raíz se refiere a una persona rebelde que se levanta de entre el pueblo, de manera similar a las personas mencionadas en Hechos 20:30, los que hablan “cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”. Con el tiempo, la persona rebelde llega a ser una raíz que produce fruto venenoso y ajenjo. La expresión para la ruina tanto de lo regado como de lo seco es una expresión idiomática del hebreo que denota la destrucción de todo lo que se encuentre en su camino. Jehová no estaría dispuesto a perdonar a esta clase de persona, sino que Su ira y Su celo arderían contra tal hombre, todas las maldiciones mencionadas en este libro se asentarían sobre él, y Jehová borraría su nombre de debajo del cielo (v. 20). Además, Jehová lo separaría de todas las tribus de Israel para mal (v. 21).

B. La próxima generación de Israel y el extranjero que vendría de lejanas tierras verían las plagas de la tierra y sus enfermedades

  La próxima generación de Israel y el extranjero que vendría de lejanas tierras, al ver las plagas de aquella tierra y sus enfermedades, y que toda su tierra era azufre y sal, desolación calcinante, donde no se haya sembrado, ni brota ni crece en ella hierba alguna, dirían: “¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra?” (vs. 22-24). La respuesta sería que debido a que los hijos de Israel abandonaron el pacto de Jehová y fueron y sirvieron a otros dioses, la ira de Jehová se encendió contra esa tierra, trayendo sobre ella todas las maldiciones; y Jehová los arrancó de su tierra con furor y con gran indignación, y los arrojó a otra tierra (vs. 25-28).

  El versículo 29 concluye: “Las cosas escondidas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que pongamos por obra todas las palabras de esta ley”. Esto indica que debemos atender a lo que nos ha sido revelado y no escudriñar las cosas escondidas. En el caso concreto de los hijos de Israel, en Deuteronomio 29, las cosas reveladas eran la ley, los mandamientos, los estatutos y las ordenanzas. Ellos debían atender a estas cosas a fin de poner por obra todas las palabras de la ley.

C. Los hijos de Israel, mientras viven entre las naciones, vuelven a Jehová su Dios y escuchan Su voz con todo su corazón y con toda su alma, y Él los hace volver de su cautividad

  Si los hijos de Israel y sus hijos, mientras vivían entre las naciones a las cuales Jehová su Dios los arrojara, volvían a Él y escuchaban Su voz con todo su corazón y con toda su alma, Él los haría volver de su cautividad y tendría compasión de ellos, y los recogería de entre todos los pueblos adonde los hubiese esparcido, los llevaría a la tierra que habían poseído sus padres, les haría bien y los multiplicaría (30:1-5). Él circuncidaría el corazón de ellos (v. 6a), lo cual significa que Él transformaría de alguna manera su naturaleza rebelde. Ellos entonces lo amarían a Él con todo su corazón y con toda su alma (v. 6b). Él pondría todas las maldiciones sobre sus enemigos, los haría prosperar abundantemente en todo lo que emprendieran y volvería a exultar sobre ellos para bien (vs. 7-10).

  Esta promesa, la cual es una profecía, aún no se ha cumplido; no obstante, esperamos el cumplimiento. La situación mundial está muy avanzada con respecto al cumplimiento de esta profecía. Al final los judíos reedificarán el templo, y ya se están haciendo preparativos para ello. Apenas hayan recuperado el lugar del antiguo templo, el templo será erigido. Cuando veamos que suceden estas cosas, sabremos que el “verano” del tiempo de la restauración está cerca (Mt. 24:32 y las notas). Todos debemos estar preparados para esto, y debemos velar y orar.

III. LAS PALABRAS DE CONCLUSIÓN

  En 30:11-20 se hallan las palabras de conclusión de Moisés.

A. El mandamiento que Moisés ordena a los hijos de Israel no es demasiado difícil para ellos, ni está lejos

  El mandamiento que Moisés ordenaba a los hijos de Israel no era demasiado difícil, ni estaba lejos (v. 11). No estaba en el cielo, para que dijeran: “¿Quién subirá por nosotros al cielo, para que nos lo traiga y nos lo haga oír a fin de que lo pongamos por obra?” (v. 12). Ni tampoco estaba al otro lado del mar, para que dijeran: “¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír a fin de que lo pongamos por obra?” (v. 13). Pero el mandamiento estaba muy cerca de ellos, en su boca y en su corazón, para que la pusieran por obra (v. 14). Como ya señalamos, en Romanos 10:6-10 Pablo aplica lo dicho aquí al Cristo que los creyentes neotestamentarios reciben para ser salvos. Ésta es nuestra base para decir que Cristo es revelado por todo el libro de Deuteronomio.

B. Moisés pone delante de los hijos de Israel la vida y el bien, la muerte y el mal

  Moisés puso delante de los hijos de Israel la vida y el bien, la muerte y el mal (v. 15). Si ellos obedecían el mandamiento dado por Jehová su Dios de amarlo, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, estatutos y ordenanzas, vivirían y serían multiplicados, y Él los bendeciría en la tierra a la cual entraban para tomar posesión de ella (v. 16). Pero si su corazón se apartaba y no escuchaban, sino que se dejaban extraviar para adorar a otros dioses y servirlos, ciertamente perecerían (vs. 17-18a). No prolongarían sus días sobre la tierra que poseerían después de haber cruzado el Jordán (v. 18b). Moisés llamó a los cielos y a la tierra por testigos contra ellos: él puso delante de ellos la vida y la muerte, la bendición y la maldición (v. 19a). Les exhortó a que escogieran la vida para que vivieran ellos y sus descendientes, amando a Jehová su Dios al escuchar Su voz y estar asidos de Él, porque Él era vida para ellos y prolongación de sus días, a fin de que habitaran sobre la tierra que Él juró a sus padres que les daría (vs. 19b-20).

  Al considerar la promulgación del pacto descrita en Deuteronomio 29 y 30, vemos que lo que está en el corazón de Dios con relación a Su pueblo es que ellos cooperen con Él. Guardar los mandamientos, los estatutos y las ordenanzas: esto es cooperar con Dios. Esto es lo que Dios quiere que hagamos. Debemos decir: “Señor, estoy de Tu lado. Te tomo a Ti, Tu voluntad y Tu palabra”. Sin embargo, no debemos intentar hacer esto en nosotros mismos ni por nosotros mismos. Hacer esto sería un insulto al Señor. Sencillamente debemos cooperar con Él permitiendo que Él lo haga todo. Si hacemos esto, no seremos los hacedores sino los que disfrutan. Entonces se cumplirá todo.

  Recordemos que, como vimos en el mensaje anterior, a la entrada de la buena tierra estaba un monumento sobre el cual estaban escritos los requerimientos de Dios, los cuales exigían que satisficiéramos el deseo de Dios. Una vez reconocemos que no podemos cumplir con dichos requerimientos, debemos volvernos al altar con las ofrendas, las cuales representan a Cristo como nuestro Sustituto, y ser aquellos que disfrutan en lugar de ser hacedores. Entonces recibiremos bendición tras bendición.

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