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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Efesios»
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Mensaje 30

LAS RIQUEZAS DE CRISTO PRODUCEN LA IGLESIA

  El Ef. 3 revela que el apóstol Pablo andaba como es digno del llamamiento de Dios. Como uno que tenía tal andar, él era un prisionero, un mayordomo y un ministro. En este capítulo Pablo nos dice que a los apóstoles y profetas les fue dada la revelación del misterio de Cristo y la iglesia (v. 5). La revelación que Pablo tuvo de Cristo fue principalmente una revelación de las inescrutables riquezas de Cristo. Debido a que esta revelación gobernaba su andar, él no pudo cesar de hablar sobre dichas riquezas. La predicación del apóstol se centraba en las riquezas de Cristo, y no en las doctrinas. La riquezas de Cristo son lo que Cristo es para nosotros, tal como luz, vida, justicia y santidad. Estas riquezas son inescrutables; no tenemos la capacidad para sondearlas. Puesto que todos podemos ser apóstoles y profetas, es menester que también nosotros recibamos una revelación de las inescrutables riquezas de Cristo.

  Muchos cristianos tienen el concepto erróneo de que los apóstoles en la iglesia universal y los ancianos en las iglesias locales son altos funcionarios que están por encima de los llamados laicos, o creyentes comunes. Como mencionamos en el mensaje anterior, el apóstol Pablo, consciente de este errado concepto, indica a propósito que los apóstoles y los profetas no eran personas extraordinarias. Al contrario, ellos deben ser considerados simplemente personas que toman la delantera entre los santos de las iglesias. Ellos son los primeros en recibir la revelación de Cristo y la iglesia, en vivir a Cristo, en experimentarlo y disfrutarlo y en impartir las riquezas de Cristo a otros. Si el disfrute de las riquezas de Cristo sólo estuviera disponible a personas excepcionales de alto rango, los demás no podríamos participar de ellas. En Efesios 3:8 Pablo dijo que él era menos que el más pequeño de todos los santos, y a pesar de esto, él pudo predicar las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio. El hecho de que Pablo pudo hacer esto indica que nosotros también podemos. Puesto que él era menos que nosotros, lo que estuvo disponible para él, también lo está para nosotros.

  Los apóstoles y los profetas no conforman una clase especial de creyentes; ellos son creyentes ordinarios como nosotros. La única diferencia consiste en que ellos toman la delantera. Lo mismo sucede con los ancianos de las iglesias locales. Los ancianos nos son personas excepcionales de alto rango, superiores a los demás creyentes. No; ellos sencillamente toman la delantera en la vida de iglesia. Es necesario que este concepto penetre en nuestro ser.

  En el recobro del Señor debemos abandonar todo concepto de rango. Entre nosotros no hay ningún rango. Cuando mucho, hay creyentes que llevan la delantera en cuanto a vivir a Cristo por causa de la vida de iglesia. En la iglesia no existe la clase alta o especial; no tenemos líder. El Señor nos dice en Mateo 23:8-10, que El es nuestro único líder y que todos nosotros somos hermanos. Tenemos que abandonar el concepto de que los apóstoles y los profetas son personas especiales. Todos somos ovejas; los apóstoles, los profetas y los ancianos simplemente llevan la delantera en poner el ejemplo de cómo conocer a Cristo, disfrutarlo, obtener más de El por causa de la vida de iglesia, e impartirlo a otros. Es cuestión de ser un ejemplo, no de tener rangos o posiciones.

I. LAS RIQUEZAS DE CRISTO

  Para ser apóstoles, profetas, mayordomos, ministros e incluso prisioneros de Cristo, necesitamos conocer las inescrutables riquezas de Cristo. Estas riquezas tienen como fin producir la iglesia como plenitud de Cristo.

A. En tipos

  Las riquezas de Cristo se pueden ver en tipos. No es fácil encontrar todos los tipos de Cristo en el Antiguo Testamento. Algunos de ellos están ocultos. Por ejemplo, la tierra que emerge de las aguas en Génesis 1:9 y 10 es un tipo de Cristo. Además de éste, Génesis 1 contiene muchos otros tipos: la luz, el sol, las estrellas y los árboles. En otras partes de la Biblia vemos que la vid, el manzano, el cedro y el ciprés son tipos de Cristo. Las hierbas también tipifican a Cristo. Durante la Pascua, los hijos de Israel no sólo comieron el cordero, sino también el pan sin levadura y las hierbas amargas. El trigo y la cebada también son tipos de Cristo, lo mismo que la flor de alheña de Cantar de los cantares. Además, algunas personas tipifican a Cristo, tales como Adán, Abel, Isaac, Jacob, José, Moisés y Aarón. Los sacerdotes, los reyes y los profetas también lo tipifican.

  Cuanto más estudio la Biblia, más me doy cuenta de lo poco que la conozco. Se podrían dar cien mensajes acerca de Génesis 1, principalmente con respecto a los tipos de Cristo que se hallan en este capítulo. La Biblia es muy profunda, y sólo cuando entramos en sus profundidades podemos ver las riquezas que contiene. Debajo de la superficie de la Biblia se hallan las riquezas de Cristo. Ellas son tan numerosas que resulta difícil determinar cuántos tipos de Cristo hay en el Antiguo Testamento. Tan sólo este asunto de la tipología revela muchas de las riquezas de Cristo.

B. En sombras

  Además de los tipos, también hay sombras y figuras de Cristo. Aunque los tipos y las sombras son similares en ciertos aspectos, ambos son como los rostros humanos, en el sentido de que además de ser semejantes, también son distintos entre sí. Los tipos consisten principalmente en personas y cosas que representan a Cristo, mientras que las sombras aluden a representaciones de El en forma de rituales y prácticas contenidas en el Antiguo Testamento. Según Colosenses 2:16-17, las reglas alimenticias, los ritos y los días santos eran sombras. Esto muestra que las leyes, las ordenanzas y las ceremonias que se realizaban en el Antiguo Testamento eran sombras que nos rinden un cuadro de Cristo. Adán, Aarón y Moisés no eran sombras; ellos eran tipos. El día de sábado y la luna nueva, por su parte, eran sombras. Aunque el sábado era un reposo, no era el verdadero, pues el verdadero reposo es Cristo. Del mismo modo, la ley como testimonio de Dios describía a Dios. Como descripción y explicación de Dios, la ley era un testimonio de Dios. En esto, ella era una sombra de Cristo, quien es la verdadera explicación, definición y testimonio de Dios.

C. En figuras

  Una figura se refiere principalmente a una situación que presenta cierto cuadro. Por ejemplo, una figura o cuadro de nuestra vida cristiana hoy día se puede ver en el hecho de que los hijos de Israel vagaban por el desierto, pues nosotros a menudo vagamos sin rumbo. La Pascua es otra figura. Aunque el cordero pascual es un tipo de Cristo, la Pascua misma es una figura que muestra cómo Cristo, nuestra Pascua, nos salva del juicio de Dios y nos alimenta con lo que El es. Por tanto, el cuadro de la Pascua es una figura de Cristo.

  Cristo es tan rico que para describirlo se necesitan no sólo los tipos, sino también las sombras y las figuras. En el Antiguo Testamento, los tipos, las sombras y las figuras de Cristo son descripciones, explicaciones y definiciones de lo que El es. Debemos estudiar todos estos asuntos en las Escrituras si deseamos conocer las riquezas de Cristo.

D. En profecías

  Las riquezas de Cristo también se pueden ver en las profecías. En la Biblia, la primera profecía acerca de Cristo se halla en Génesis 3:15, un versículo que predice que Cristo como simiente de la mujer heriría en la cabeza a la serpiente, Satanás. Esto implica que Cristo nacería de una virgen, pues debía ser simiente de una mujer. Cristo no desciende de un hombre; El es simiente de una mujer. Este versículo de por sí revela mucho de las riquezas de Cristo.

  En Isaías 9:6 encontramos otra profecía acerca de Cristo. Este versículo presenta siete títulos acerca de El: Niño, Hijo, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz. El Antiguo Testamento contiene muchas otras profecías importantes acerca de Cristo. Aun el pequeño libro de Zacarías contiene muchas y detalladas profecías acerca de El.

E. En el cumplimiento

  Las riquezas de Cristo se pueden apreciar también en el cumplimiento de las profecías. A veces, al cumplimiento en el Nuevo Testamento se le añade algo más. Por ejemplo, el Antiguo Testamento revela que Cristo sería el cordero, pero nunca se le llamó el Cordero de Dios. Sin embargo, en el cumplimiento de esta profecía, a El se le llama el Cordero de Dios (Jn. 1:29). ¡Esta es una gran adición!

  En mi juventud me inquietaba el hecho de que a veces los escritores del Nuevo Testamento agregaran algo a las citas de las profecías del Antiguo Testamento que hablan de Cristo. Me parecía que no debían ir más allá de lo que estaba escrito en el Antiguo Testamento. Más tarde entendí que Cristo no puede ser limitado por las profecías. Cuando Cristo vino, El cumplió más de lo que se había profetizado de El. Además, la experiencia que tenemos de Cristo sobrepasa el cumplimiento de las profecías. Así que, esto no se trata de añadir algo, sino de experimentar al Cristo ilimitado. Conforme a nuestra experiencia, Cristo no sólo es el Cordero de Dios, sino también el Cordero eterno. Vemos así que la profecía es breve, el cumplimiento es extenso y la experiencia es eterna. Cuando experimentamos a Cristo en el cumplimiento de lo que fue profetizado acerca de El, no le añadimos nada; más bien, entramos en la experiencia eterna de las inagotables riquezas de Cristo.

F. Como plantas

  Las plantas también representan las riquezas de Cristo. Sus riquezas se pueden ver en la hierba, las flores, los granos y los árboles.

G. Como animales

  Cristo no sólo es tipificado por los árboles y las plantas, sino también por los animales. El cordero, la vaca, el águila, el león y la paloma son tipos de Cristo.

H. Como minerales

  En la Biblia, muchos minerales muestran las riquezas de Cristo. Por ejemplo, el oro, la plata, el bronce y las piedras preciosas, le tipifican.

I. Como personajes

  Ya mencionamos que muchos personajes de la Biblia tipifican a Cristo; todos ellos describen diferentes aspectos de las riquezas de Cristo. Podemos ver algunas de Sus riquezas en Adán, otras en Abel y otras en José. A lo largo de la Biblia encontramos muchos otros personajes que representan distintos aspectos de las riquezas de Cristo.

J. Como todas las cosas positivas del universo

  Todas las cosas positivas del universo representan algo de Cristo. Por ejemplo, Cristo es la verdadera fuerza de gravedad. Sin El, seríamos lanzados al espacio. Si Cristo no nos sostuviera, no podríamos permanecer. El tiene el verdadero poder sostenedor. Según Hebreos 1:3, El es quien sostiene todo el universo.

  Debido a que todas las cosas positivas representan a Cristo, cuando El vino a la tierra, se valió de muchas de ellas como representaciones de Sí mismo. Usó la puerta como una figura de Sí mismo al decir: “Yo soy la puerta”. Cristo es la realidad de todo lo positivo que se halla en el universo. El no sólo es la fuerza de gravedad, sino también el aire, la luz y todas las cosas positivas.

K. Como las virtudes humanas y los atributos divinos

  Las riquezas de Cristo también comprenden las virtudes humanas así como los atributos divinos. Cristo es el amor, la paciencia y el perdón verdaderos. Sin El no podemos amar, ser pacientes, ni perdonar, ni siquiera a nuestro cónyuge. Pero cuando tenemos a Cristo, poseemos todas las virtudes humanas y los atributos divinos.

II. LAS RIQUEZAS DE CRISTO SIRVEN PARA PRODUCIR LA IGLESIA

A. Mediante la impartición divina, en la que Cristo se infunde a los creyentes

  Las riquezas de Cristo se nos han dado para que se produzca la iglesia. Esto sucede por medio de una impartición divina, o sea, al impartirse Cristo en los creyentes. La iglesia no se produce por medio de enseñanzas ni de organización, sino al distribuirse Cristo en nosotros. Cuanto más de El se infunde en nosotros, más vida tenemos, más esta vida se fortalece y se enriquece en nosotros, y más elevada es la vida de iglesia. Valoro mucho el ministerio que imparte las riquezas de Cristo en los creyentes. Por medio de dicho ministerio se produce una vida de iglesia adecuada, fuerte y elevada.

B. Al experimentar y disfrutar los creyentes a Cristo

  Las riquezas de Cristo producen la iglesia al experimentar y disfrutar los creyentes a Cristo. Por parte de Cristo, es una impartición; y por nuestra parte, es cuestión de experiencia y disfrute. Cuando experimentamos y disfrutamos al Cristo que se imparte en nosotros, llegamos a formar parte de la vida adecuada de iglesia.

III. PARA EXPRESAR LA MULTIFORME SABIDURIA DE DIOS

  Las riquezas de Cristo también expresan la multiforme sabiduría de Dios (3:10). La sabiduría divina es multiforme, es decir, tiene muchos aspectos y se expresa de muchas maneras. Esta sabiduría es expresada a los principados y potestades en los lugares celestiales, principalmente a los poderes malignos de Satanás. Dios desea mostrar a los poderes satánicos lo sabio que El es. Así que, las riquezas de Cristo exhiben la sabiduría de Dios de una manera multiforme, lo cual es conforme al propósito eterno de Dios (3:11).

IV. DA POR RESULTADO LA PLENITUD DE CRISTO

  Al experimentar nosotros las riquezas de Cristo lo que da por resultado es la plenitud de Cristo, es decir, el Cuerpo como expresión de Cristo (1:23). El libro de Efesios menciona tanto las riquezas de Cristo como Su plenitud. Un hombre alto y robusto que ha disfrutado las riquezas alimenticias de Estados Unidos, es la plenitud de dicho país. Durante los años de crecimiento y desarrollo, consume una cantidad considerable de carnes, verduras y frutas, y por ello, al llegar a la edad adulta, se convierte en la plenitud de Estados Unidos. Para llegar a esa etapa, dicho hombre tuvo que ingerir, digerir y asimilar las riquezas del país. Asimiladas de esta manera, las riquezas llegaron a ser parte de él. Del mismo modo, todos los aspectos de las riquezas de Cristo se convierten en la plenitud de El sólo cuando nosotros ingerimos estas riquezas, las disfrutamos, digerimos y asimilamos. Al absorber estas riquezas, llegamos a ser el Cuerpo de Cristo, Su plenitud que lo expresa. De esta manera, el Cuerpo de Cristo está constituido por las riquezas de Cristo que hemos disfrutado y asimilado. Por tanto, el Cuerpo es el resultado, el producto, de la experiencia y el disfrute de las riquezas de Cristo.

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