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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Ezequiel»
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Mensaje 7

LA COORDINACIÓN DE LOS CUATRO SERES VIVIENTES

(1)

  Lectura bíblica: Ez. 1:11-14; Ro. 12:4-5

  Ezequiel 1:11b-14 revela un cuadro muy claro de la coordinación. Ningún otro pasaje en la Biblia presenta el tema de la coordinación de una manera tan definida y práctica. En este mensaje comenzaremos a considerar la coordinación de los cuatro seres vivientes descrita en este pasaje de Ezequiel 1.

LA COORDINACIÓN SE REALIZA EN EL PODER, FUERZA Y SUMINISTRO DIVINOS

  Ezequiel 1:11b dice: “Cada uno tenía dos alas que se unían la una a la otra, y dos que cubrían su cuerpo”. Aquí vemos que dos de sus alas le sirven para moverse, y este mover se efectúa en coordinación. Por medio de dos de sus alas ellos se mantienen unidos entre sí y, de este modo, están en coordinación. Como vimos, los seres vivientes se valen de las otras dos alas para cubrirse.

  También hemos visto que en el Antiguo Testamento las alas de águila representan el poder divino, la fuerza divina y el suministro divino. Esto indica que los seres vivientes no realizan su coordinación inmersos en sí mismos. En sí mismos, ellos carecen de la capacidad de estar en coordinación. Su coordinación es realizada en el poder divino, en la fuerza divina y en el suministro divino debido a que las alas de águila son el medio por el cual ellos coordinan entre sí. Por tanto, su coordinación no depende de ellos mismos; no depende de lo que ellos sean o puedan hacer. Su coordinación depende de las alas de águila. Las alas de águila son el medio por el cual ellos coordinan y se mueven como una sola entidad. Dios mismo es el poder y la fuerza, y es por este poder y fuerza divinos que ellos están en coordinación.

  Vemos el mismo principio en el tabernáculo. El tabernáculo fue erigido teniendo cuarenta y ocho tablas coordinadas para conformar una sola entidad. Dichas tablas estaban en coordinación para conformar un solo edificio no por sí mismas, sino en virtud del oro que las recubría (Éx. 26:29-30). Todas las tablas estaban recubiertas de oro. Sobre el oro que las recubría había anillos de oro, y las barras de oro pasaban a través de los anillos de oro. Así pues, el oro permitía que todas las cuarenta y ocho tablas estuvieran en coordinación conformando una sola entidad. El oro que las recubría representa la naturaleza divina e indica que Dios mismo es el factor de coordinación que hace que todas las partes del edificio divino constituyan una sola entidad.

  En sí mismos, los seres vivientes están separados y son meros individuos; pero con las alas de águila, ellos están coordinados como un solo cuerpo. Esto indica que la coordinación entre nosotros, los cristianos, no es algo que proceda de nosotros mismos. Lo que tenemos en nosotros mismos no sirve para coordinar sino que, por el contrario, nos divide. Todo lo que seamos en nosotros mismos, todo cuanto tengamos en nosotros mismos y todo cuanto hagamos en nosotros mismos no resulta en coordinación, sino en división y separación. Sin embargo, tenemos alas de águila, y con las alas de águila podemos ser uno y podemos estar en coordinación.

PARA LA EXPRESIÓN DEL SEÑOR, SU MOVER Y SU ADMINISTRACIÓN

  Es importante comprender por qué tenemos que estar en coordinación. Como seres vivientes debemos estar en coordinación a fin de que Cristo sea expresado y manifestado. Además, la coordinación de los seres vivientes tiene por finalidad que se lleve adelante el mover del Señor. El mover del Señor tiene lugar en el centro de la coordinación de los seres vivientes. Además, esta coordinación constituye la administración divina, el gobierno divino. El trono donde está el Señor, el cual es el trono para la administración de Dios, es el centro de esta coordinación. Por tanto, la coordinación de los seres vivientes tiene por finalidad la expresión y manifestación del Señor, el mover del Señor y el gobierno divino.

LA MANERA DE EFECTUAR LA COORDINACIÓN

  Ahora debemos ver la manera en que los cuatro seres vivientes están en coordinación. Cada uno de los seres vivientes está orientado en una sola dirección y mira, respectivamente, al norte, al sur, al este y al oeste. Al mismo tiempo que ellos están orientados en estas cuatro direcciones, dos de sus alas se extienden y tocan las alas del ser viviente que está a cada uno de sus lados, formando así un cuadrado. Cada uno de los seres vivientes usa dos de sus alas para mantenerse unido a los otros seres vivientes.

  Ezequiel 1:12 dice: “Cada uno andaba de frente, hacia adelante; adondequiera que iba el Espíritu, andaban ellos; mientras andaban, no se volvían”. Aquí vemos que todos y cada uno de los seres vivientes camina de frente. Ellos no se voltean, si bien algunos retroceden, esto es, se mueven hacia atrás. Por ejemplo, mientras uno de los seres vivientes avanza hacia el norte, el ser viviente que mira al sur tiene que retroceder moviéndose hacia atrás. Por tanto, mientras uno de ellos avanza hacia adelante, el ser viviente al extremo opuesto se mueve hacia atrás; al mismo tiempo, los otros dos se mueven de costado. Uno se mueve de costado hacia la izquierda, y el otro se mueve de costado hacia la derecha. No importa en qué dirección avancen los seres vivientes, no hay necesidad de que ninguno de ellos se voltee. Uno simplemente va hacia delante; otro retrocede, moviéndose hacia atrás; y los de cada lado se mueven de costado. Éste es un hermoso cuadro de la coordinación necesaria en la vida de iglesia.

  Ciertos hermanos y hermanas no pueden tolerar estar juntos en la coordinación; más bien, prefieren estar separados y hacer las cosas por sí mismos. Siempre y cuando estén separados, no experimentarán sufrimiento alguno; pero una vez que están en coordinación, hay una especie de sufrimiento, debido a que en la coordinación no hay libertad ni conveniencia propia.

  La coordinación nos guarda de estar efectuando giros. Si uno se mueve por sí mismo, puede moverse primero con dirección al norte y después girar para moverse con dirección al este. Más adelante, tal vez tenga que hacer otro giro a fin de moverse con dirección al sur y, eventualmente, tendrá que hacer otro giro a fin de moverse con dirección al oeste. Uno se mueve en muchas direcciones al hacer muchos giros. En el ministerio del Señor, por el contrario, no se hacen tales giros. En lugar de ello, uno se mueve de frente, y quienes coordinan con él se mueven ya sea hacia atrás o hacia el costado.

  Si alguien actúa sin ninguna coordinación en los servicios de la iglesia, haciendo cosas por sí mismo, efectuará una serie de giros. Si él ejerce su función a la manera de alguien que hace muchas cosas por sí mismo, será necesario que realice muchos giros. En el servicio de la iglesia, sin embargo, no hay necesidad de efectuar giros. Todos tienen su función y posición. Uno puede simplemente avanzar hacia adelante al desempeñar su función y conforme a su posición. Si hay necesidad de avanzar en otra dirección, otros podrán encargarse de ello. No hay necesidad de que nadie gire.

  En la vida de iglesia todos debemos aprender no solamente a andar recto hacia adelante, sino que también debemos aprender a andar hacia atrás (esto es, retroceder) así como a andar hacia el costado. Aunque esto podría parecernos un tanto incómodo, todos debemos aprender esta lección. De otro modo, no podemos estar en coordinación.

  Un problema es que ciertos hermanos y hermanas quieren hacerlo todo o no quieren hacer nada. Aquellos que desean hacerlo todo quieren poder girar en toda dirección. Si se les pide que se muevan en cierta dirección particular, ellos también querrán moverse en otras direcciones. Esto significa que ellos quieren efectuar muchos giros. Independientemente de la dirección que se debe tomar en el servicio de la iglesia, ellos quieren poder andar en esa dirección.

  En la coordinación apropiada no hay necesidad de hacer giros. Uno simplemente camina recto hacia adelante, o retrocede andando hacia atrás, o anda de costado. Es particularmente difícil caminar de costado, y muchos hermanos y hermanas no pueden hacer esto.

  Tenemos necesidad de la coordinación apropiada en las iglesias locales. En algunas iglesias ciertos hermanos y hermanas son personas muy capaces y hacen muchos giros. Otros no son muy capaces, así que no hacen nada. Como resultado de ello, no hay coordinación. Si hemos de tener coordinación en la vida de iglesia, debemos aprender a andar de frente hacia adelante, andar hacia atrás y andar hacia el costado.

LA COORDINACIÓN EN EL MINISTERIO

  Si en una iglesia local un hermano tiene el ministerio de predicar el evangelio y otro tiene el ministerio de edificar a los santos, ellos tienen que coordinar entre sí; de otro modo, podrían ocasionar un problema. Si únicamente hubiera un solo ministerio —el ministerio de predicar el evangelio de edificar a los santos—, no habría problemas o muy pocos. Sin embargo, si los hermanos con diferentes ministerios no saben cómo coordinar, ellos competirán entre sí e, incluso, podrían suscitarse pugnas entre ellos. El hermano que tiene carga por predicar el evangelio podría contender en pro de la propagación y el aumento, incluso al grado de procurar convencer a otros a unírsele. El hermano que tiene carga por edificar a los santos tal vez critique al que tiene carga por el evangelio, aduciendo que éste trae a los nuevos creyentes pero no cuida de ellos. Entonces quizás aliente a otros a que le ayuden a cuidar de los nuevos creyentes. El resultado de esta falta de coordinación entre estos dos hermanos podría ser la división, pues habría algunos que estarían preocupados únicamente por el evangelio y otros que estarían preocupados únicamente por el pastoreo.

  Puesto que los hermanos tienen diferentes ministerios, ¿qué deben hacer? Deben aprender a coordinar. Esto significa que cuando el hermano que tiene carga por predicar el evangelio desempeña su función, moviéndose hacia adelante, el hermano que tiene carga por pastorear debe aprender a andar hacia atrás. Asimismo, cuando el hermano que tiene carga por pastorear desempeña su función y avanza hacia adelante, el hermano que tiene carga por predicar el evangelio debe andar hacia atrás. Los demás santos deben seguir a estos dos, andando de costado, a veces en la dirección del ministerio del evangelio y otras veces en la dirección del ministerio de pastoreo.

LA COORDINACIÓN EN LAS REUNIONES

  También debemos practicar esta clase de coordinación en las reuniones. A algunos hermanos les gusta gritar, mientras que otros prefieren permanecer callados. A veces quienes gustan de gritar deben andar hacia atrás y aprender a permanecer callados; en otras ocasiones aquellos que son callados deben andar hacia atrás y aprender a alabar al Señor a voces. El problema se suscita cuando ni aquellos que gustan de gritar ni los que prefieren permanecer callados están dispuestos a andar hacia atrás. En las reuniones debemos aprender a andar hacia adelante, hacia atrás y hacia el costado. Tal práctica nos resguardará de división en las reuniones.

ANDAR HACIA ATRÁS Y HACIA EL COSTADO

  En la vida de iglesia es imprescindible que sepamos andar hacia adelante, hacia atrás y hacia el costado. Esto hará que estemos verdaderamente en coordinación.

  Andar hacia atrás es decir “amén” al ministerio, función y carga de otros. Mientras un hermano anda hacia adelante según la carga que siente, usted debe decir “amén” y andar hacia atrás en coordinación con él. Andar hacia el costado es también decir “amén” a la función de otros. El problema en la actualidad es que en las iglesias se hacen demasiados giros y se camina muy poco hacia atrás y hacia el costado. Es muy difícil ayudar a los hermanos y hermanas a andar hacia el costado. Pocos están dispuestos a andar de este modo.

  Quizás en una iglesia local cierto hermano sea muy activo en lo referente a encargarse de un determinado servicio. Él realiza este servicio con mucha eficiencia, pero siempre está buscando personas capaces que se le unan en este servicio. Él únicamente se preocupa por este servicio, y no le preocupa predicar el evangelio ni edificar a los santos. Debido a que él únicamente se interesa por este servicio en particular, con el tiempo este hermano causará un problema en aquella iglesia. Esto nos permite ver cuán fácilmente podemos causar división y, por otro lado, cuán difícil es para nosotros tener la coordinación apropiada y auténtica.

  Todos debemos mantener nuestra posición y avanzar derecho hacia adelante. También debemos aprender a andar hacia atrás y andar hacia el costado, diciendo “amén” a la posición, función y ministerio de otros. Esto significa que en la vida de iglesia todos debemos aprender a tener cuatro clases de andar: hacia adelante, hacia atrás, hacia el costado derecho y hacia el costado izquierdo. Si no aprendemos a tener estas cuatro clases de andar, nos convertiremos en un problema para nuestra iglesia local. Cuanto más crezcamos, aprendamos, desempeñemos nuestra función y ministremos, más problemas causaremos debido a que sólo sabemos cómo andar hacia adelante y hacer giros.

  Debemos comprender que en la coordinación apropiada no se hacen giros. No se gira a la derecha ni se gira a la izquierda. En lugar de ello, tenemos cuatro clases de andar: hacia adelante, hacia atrás, hacia el costado derecho y hacia el costado izquierdo.

SEGUIR AL ESPÍRITU

  Si usted es uno de los que andan recto hacia adelante, tiene que tener mucho cuidado de andar conforme a la dirección del Espíritu. Ezequiel 1:12 dice: “Adondequiera que iba el Espíritu, andaban ellos”. Seguir al Espíritu es la responsabilidad del que anda derecho hacia adelante; ésta no es la responsabilidad del que anda hacia atrás o hacia el costado. Si el que anda recto hacia adelante no se ocupa de seguir la dirección del Espíritu, esto perjudicará la coordinación.

  Por ejemplo, es correcto que un hermano debe tener el ministerio de predicar el evangelio y que otro debe tener el ministerio de pastorear. Pero es necesario tener la dirección del Espíritu con respecto al tiempo para predicar el evangelio y el tiempo para pastorear. Cuando es tiempo de que la iglesia lleve adelante el ministerio de predicar el evangelio, el hermano que tenga este ministerio debe tomar la delantera bajo la dirección del Espíritu, y toda la iglesia debe seguirle y ser uno con este hermano. Aquellos que tienen un ministerio diferente o desempeñan una función diferente deben coordinar al andar hacia atrás o hacia el costado.

  A veces, cierto hermano debe tomar la delantera con respecto a moverse en cierta dirección. Sin embargo, debido a que es un hermano humilde por naturaleza, él vacila y no toma la delantera con la debida determinación. Esto hace que la iglesia se retrase y carezca de dirección para avanzar. En otras ocasiones, alguien que no debiera estar al frente toma la delantera. Esto daña la vida de iglesia. Cuando es tiempo de que usted tome la delantera, hágalo con determinación. Cuando es tiempo de que otros tomen la delantera, aprendan a andar hacia atrás o hacia el costado. Esto permitirá que la iglesia avance de la mejor manera.

EL RESULTADO DE LA COORDINACIÓN

  Ahora debemos considerar el resultado, el fruto, de la coordinación de los cuatro seres vivientes: los carbones encendidos y las antorchas ardientes. Todos debemos tener la semejanza de seres vivientes, la semejanza de hombre y la semejanza de carbones encendidos y antorchas encendidas.

Llegamos a ser carbones encendidos

  Ezequiel 1:13 dice: “En cuanto a la semejanza de los seres vivientes, tenían la apariencia de carbones de fuego encendidos, la apariencia de antorchas; el fuego iba de un lado a otro entre los seres vivientes y era resplandeciente; y del fuego salían relámpagos”. Aquí vemos que el fruto de la coordinación de los seres vivientes es que ellos se convierten en carbones encendidos. Hay un fuego que arde entre ellos y dentro de ellos. Debido a que son personas en coordinación, Dios viene como fuego, y cada uno de ellos se convierte en un carbón encendido.

  ¿Cómo podemos saber si en una iglesia local determinada hay la coordinación apropiada? Sabemos esto por medio de la presencia de los carbones encendidos. Si no hay carbones encendidos en cierta iglesia, allí no hay coordinación. Allí donde hay coordinación, con certeza habrá carbones encendidos.

  En la coordinación nos encendemos unos a otros. Usted me enciende a mí, y yo lo enciendo a usted. Sin embargo, si estamos aislados de los santos y no asistimos a las reuniones, no seremos carbones encendidos; más bien, seremos carbones fríos y negros. El principio espiritual es que nos encendemos los unos a los otros. Con base en mi experiencia puedo testificar que cuanto más coordinamos juntos, más nos encendemos unos a otros. El resultado, el fruto, de la coordinación es que todos llegamos a ser carbones encendidos.

Incinera las cosas negativas

  El fuego de los carbones realiza por lo menos tres cosas. Primero, incinera todo lo negativo. Si algo es puesto sobre un montón de carbones ardientes, ello será incinerado. Si tenemos la coordinación apropiada en la iglesia, tendremos el fuego que incinere cosa tales como la mundanalidad, la carne, los intereses personales, los objetivos propios, el orgullo, las opiniones y toda jactancia. Toda clase de cosa negativa será incinerada mediante la coordinación. Todo lo que no corresponda a Dios y a la naturaleza de Dios será incinerado por el fuego santificador y purificador de los carbones encendidos, y únicamente permanecerá lo que es de Dios. Ésta es la condición apropiada de la vida de iglesia.

Nos hace fervientes

  Segundo, el fuego de la coordinación nos hará personas fervientes, intensamente ardientes. En lugar de ser personas frías o tibias, todos estarán encendidos y serán ardientes. Cuando otros vengan a la iglesia, comprenderán que no podrán permanecer a menos que estén dispuestos a encenderse. La coordinación trae consigo el verdadero ardor, el fervor genuino. Este fuego no le permitirá ser como la iglesia en Laodicea, la cual era tibia, carecía de fervor y no estaba encendida.

Produce poder

  Tercero, el fuego que arde en la coordinación produce el poder y el impacto de la iglesia. El impacto en una iglesia local procede del fuego que arde. Este poder es algo interno y misterioso debido a que procede de tal ardor. Si usted desea tener impacto, tiene que estar en coordinación, y esta coordinación se convertirá en ardor. Entonces, procedente de este ardor habrá un impacto y poder. Las cosas negativas serán consumidas, usted arderá en fuego y tendrá poder e impacto.

Llegamos a ser antorchas encendidas

  Los cuatro seres vivientes no solamente tienen la apariencia de carbones encendidos, sino también de antorchas encendidas. Mientras que los carbones sirven para arder, las antorchas sirven para iluminar. Procedente de la coordinación apropiada en una iglesia local no solamente vendrá el arder, sino también el iluminar y resplandecer. Si una iglesia se encuentra en una condición normal, estará llena de carbones encendidos y antorchas iluminadoras.

El fuego santificador se convierte en luz santificadora

  Siempre que los carbones de fuego estén encendidos, las antorchas estarán alumbrando. Esto significa que el fuego santificador se convierte en luz santificadora. Cuanto más arde el fuego, más la luz ilumina. Si el fuego nos enciende por completo, seremos completamente iluminados. Sin embargo, si no permitimos que el fuego santificador arda en nosotros con respecto a cierto asunto, no seremos iluminados con respecto a este asunto. Las áreas en las que hemos experimentado el ardor del fuego santificador, espontáneamente se convertirán en las áreas en las que habremos sido iluminados y con respecto a las cuales podremos iluminar a otros. Si un aspecto particular de su carácter ha experimentado el ardor del fuego santificador, en tal asunto usted será iluminado y, por tanto, podrá iluminar a otros en este asunto.

  Cuanto más intensamente arda el fuego en la iglesia, más brillante será el resplandor de esa iglesia. Todo lo negativo será puesto al descubierto e incinerado. En la vida de iglesia apropiada no debe haber oscuridad alguna entre los hermanos y hermanas. Todo rincón debe ser exhaustivamente iluminado.

  Sin embargo, es posible que cuando usted visite cierta iglesia local, tenga el sentir de que esa iglesia está en oscuridad. Nada es claro, y nada está en la luz; más bien, todo es oscuro, y todas sus partes están en oscuridad. Hay oscuridad porque la iglesia está dividida y no tiene la coordinación apropiada. Si la iglesia tiene la coordinación apropiada, todo estará bajo la luz.

El fuego va de un lado a otro

  Entre los seres vivientes que están en coordinación, que son carbones encendidos y antorchas encendidas, el fuego va de un lado a otro. Esto indica que el fuego no está estático, sino que siempre se mueve, pues el fuego es Dios mismo. Siempre que la iglesia está en una coordinación apropiada, con el ardor de los carbones y la iluminación de las antorchas, también tendremos el fuego divino que va de un lado a otro.

  El fuego que está entre los seres vivientes tiene como fuente el fuego ardiente de Dios. El fuego de Dios no está al lado de los seres vivientes, sino encima de ellos. Hay fuego con los seres vivientes debido a que en su comunión los seres vivientes permiten que Dios se mueva libremente entre ellos. Por tanto, el fuego en su comunión tiene la semejanza del fuego de Dios.

  Por un lado, Ezequiel 1 nos muestra que Dios es fuego ardiente; por otro, este capítulo nos muestra que hay un fuego ardiente entre los cuatro seres vivientes. La semejanza de Dios es fuego ardiente, y la semejanza de los cuatro seres vivientes también es fuego ardiente. Esto indica que los seres vivientes tienen la semejanza de la santificación de Dios. Ellos son como Dios en santificación. Esto nos permite ver que cuanto más ardientes e iluminados seamos, más tendremos la semejanza de Dios y lo expresaremos. Si somos fervientes y resplandecientes, estaremos llenos de Dios y lo expresaremos.

El resplandor del fuego y el relampagueo en el fuego

  Ezequiel 1:13b dice: “El fuego [...] era resplandeciente; y del fuego salían relámpagos”. Que el fuego sea resplandeciente indica que en su coordinación los seres vivientes manifiestan una condición gloriosa y majestuosa. Ésta debiera ser la condición en la vida de iglesia hoy. Si ésta es la situación imperante en la iglesia, no habrá discordia. Por el contrario, los más jóvenes obedecerán a los mayores, y los mayores servirán a los más jóvenes. Tal situación es hermosa y radiante.

  Si queremos que la iglesia se encuentre en tal condición, es imprescindible que seamos completamente incinerados e iluminados. Cuanto más experimentamos el ardor y la iluminación del fuego, más los demás verán el resplandor de la gloria, hermosura y majestad de Dios.

  En el fuego no solamente está presente el resplandor, sino también el centellear del relámpago. Mientras que el resplandor es algo usual, el centellear del relámpago es algo especial, pues frecuentemente viene asociado con tormentas y oscuridad. En términos generales, la iglesia debe estar llena de la iluminación de Dios con su resplandor correspondiente. Sin embargo, en tiempos especiales —en una emergencia o en tiempos de crisis— podría suscitarse el centellear del relámpago. Esto significa que en ocasiones especiales puede haber una luz especial que relampaguea de improviso y hace que los demás se queden atónitos.

No caminan, sino que corren

  El versículo 14 dice: “Los seres vivientes corrían de un lado a otro y tenían la apariencia de un relámpago”. Esto indica que los seres vivientes —por tener la coordinación apropiada, ser carbones encendidos y antorchas encendidas y poseer el fuego divino que va de un lado a otro entre ellos— no caminarán, sino que correrán. Ellos corren porque poseen el poder y el impacto.

  En algunas iglesias, sin embargo, no vemos que se corra; en lugar de ello, vemos luchas internas. En otras iglesias los santos están sentados o en cuclillas; e incluso en otras, los santos podrían estar gateando. Una iglesia apropiada es una iglesia que corre.

  La iglesia corre debido a que en ella se da la coordinación apropiada. La iglesia corre como relámpago, y al correr la iglesia ilumina a otros. Ésta es la coordinación, y éste es el mover apropiado de una iglesia local. Toda iglesia local debe ser así. Puesto que la coordinación tiene por finalidad el mover, y el mover se realiza en la coordinación, con tal coordinación tenemos el mover de una iglesia local.

  Estos versículos en Ezequiel 1 nos muestran cómo tener la coordinación apropiada. Hemos visto que si hemos de tener esta clase de coordinación, es necesario que tengamos cuatro clases de andar: el andar recto hacia adelante, el andar hacia atrás, el andar hacia el costado derecho y el andar hacia el costado izquierdo. Esto nos dará buena coordinación. Como resultado de esta coordinación llegaremos a ser carbones encendidos y antorchas resplandecientes e iluminadoras, y entonces tendremos entre nosotros a Dios mismo como fuego divino que va de un lado a otro. Esto se convertirá en nuestro poder e impacto. Otros verán la luz en nuestro correr. A todo lugar al que vayamos y en todo cuanto hagamos, habremos de manifestar el relampagueo. Con nosotros estará el centellear de la luz, el cual hará que los demás sean iluminados. Este mover es la vida de iglesia apropiada. Tal coordinación traerá la presencia y bendición del Señor al mismo tiempo que guardará a la iglesia en el debido equilibrio, resguardándola de caer en extremos.

  Debemos aplicar este asunto de la coordinación no solamente en una iglesia local determinada, sino también entre las iglesias. Esto significa que debemos ser aquellos que siguen a las iglesias (1 Ts. 2:14). Somos un solo y único Cuerpo en el único mover del Señor. Cuando una iglesia tome la delantera en una dirección definida bajo la dirección del Espíritu Santo, todos debemos andar hacia atrás y hacia el costado a fin de seguirla.

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