Mensaje 103
En este mensaje tengo la carga de compartir algo adicional sobre el significado espiritual de Dan, Gad, Aser y Neftalí. En cierto sentido, me agrada este grupo más que el grupo que incluye a Judá. El grupo de Judá es el segundo, y este grupo es el tercero, el cual, por ende, es más avanzado. Hemos visto que existe un vínculo que une este tercer grupo con el segundo. Judá es un cachorro de león y también una leona (Gn. 49:9); Dan es un cachorro de león, y Gad es una leona (Dt. 33:20, 22). Por tanto, estas dos figuras, el león joven y la leona, vinculan el tercer grupo con el segundo.
Cuando yo era joven, estudié con detenimiento Gn. 49. Pensaba que estas palabras no tenían mucho significado. Por ejemplo, el versículo 21 afirma que Neftalí es una cierva suelta y que pronuncia dichos hermosos. No podía entender cómo una cierva podía pronunciar dichos hermosos. Me parecía que la cierva y los dichos hermosos no tenían relación entre sí. Además, me preguntaba como una cierva podía hablar. A consecuencia de eso, durante mucho tiempo me desentendí de Génesis 49. Sin embargo, cuando examinamos el significado espiritual de este capítulo, vemos cuánto significado tiene. En el mensaje cien hablamos del descanso que tenemos al disfrutar las riquezas en vida de Cristo (págs. 1316-1321). Vimos que debemos atar el pollino a la vid y empapar nuestros vestidos de vino. Si hacemos esto, nuestros ojos estarán rojos del vino y nuestros dientes blancos de la leche (vs. 11-12). Un hermano preguntará a otro: “¿Has atado tu pollino a la vid?”. Y éste responderá: “¿Hermano, has empapado tu vestido de vino?”. Entonces el primer hermano preguntará: “¿Están tus ojos rojos del vino?”. El segundo contestará: “¿Están tus dientes blancos de la leche?”. Las personas ajenas a nosotros pensarán que quienes están en la iglesia hablan en clave, en un lenguaje misterioso. No importa lo que digan los demás, lo que importa es cuán significativos sean estos nuevos proverbios para nosotros. “¡Ate su asno a la vid!”. “¡Empape sus vestidos de vino!”. Quiero que mis ojos estén rojos del vino y mis dientes blancos de la leche. Si eso es lo que queremos, primero debemos descansar en Cristo y luego empapar nuestro ser, nuestro comportamiento, en las riquezas de la vida de Cristo. Entonces experimentaremos la transformación, y nuestra apariencia cambiará. Nuestros ojos se enrojecerán con vino, y nuestros dientes se emblanquecerán con la leche, lo cual indica que serán fuertes y podrán ingerir la palabra y declararla a los demás.
La secuencia de los cuatro grupos del capítulo cuarenta y nueve es maravillosa; corresponde a la historia de la iglesia y a nuestra experiencia espiritual. Primero tenemos a Rubén, lo cual indica que todos nosotros empezamos como pecadores. Después de Rubén, Simeón y Leví, viene Judá. Esto significa que Cristo vino como león victorioso. Después de Judá, Zabulón e Isacar, sigue la caída de Dan. Sin embargo, la caída de Dan no fue solamente un fracaso y una derrota; fue una apostasía. Después de la apostasía de Dan, tenemos el recobro con Dan, la abundancia con Aser, y la consumación con Neftalí. En la historia de la iglesia, vemos también la apostasía, el recobro, la abundancia y la consumación. Si no podemos ver la consumación hoy en día, ciertamente la veremos en la era venidera y particularmente en el cielo nuevo y en la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. Lo dicho de Neftalí se cumplirá cabalmente cuando la Nueva Jerusalén se manifieste en el cielo nuevo y en la tierra nueva. La Nueva Jerusalén será el Neftalí eterno. Estos cuatro asuntos, a saber: la apostasía, el recobro, la abundancia y la consumación, también corresponden a nuestra experiencia cristiana. Después de la caída, es decir, de la apostasía, tenemos el recobro. Luego viene la abundancia y la consumación. Hemos visto estas cosas en el recobro del Señor. En el transcurso de los años en el recobro, hemos estado con Judá, atando nuestro asno a la vid y empapando nuestros vestidos de vino. Nuestros ojos se han enrojecido de vino y nuestros dientes se han emblanquecido de leche. Sin embargo, la apostasía de Dan surgió de improviso. Después de Dan, vino el recobro con Gad.
Dan era la continuación de Judá, pues éste era un león, y Dan era un león joven. Como continuación de Judá, Dan tuvo éxito al ganar más de Cristo al vivir victoriosamente (Dt. 33:22; Jos. 19:47; Jue. 18:27-29).
Debido al éxito y la victoria que Dan obtuvo, él se volvió orgulloso, individualista e independiente. Dan sólo se preocupaba por sí mismo, y no por los demás. Tal como se afirma en Jueces 18:30: “Los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla”.
La apostasía de Dan consistió en establecer un centro de adoración divisivo (Jue. 18:30-31; 17:9-10; 1 R. 12:26-31; 2 R. 10:29). Dan facciosamente estableció un centro, aparentemente con el fin de adorar a Dios. Muchos se valen de la adoración de Dios como excusa para establecer un centro faccioso. Algunos dicen: “¿Qué hay de malo en hacer esto para adorar a Dios? ¿Acaso no es mejor establecer un centro de adoración que ir al cine?”. Según la historia del Antiguo Testamento, en todas las generaciones, lo más pecaminoso y perjudicial para el pueblo de Dios fue lo que hizo Dan al establecer un centro de adoración divisivo. En Deuteronomio 12, 14, 15 y 16 el Señor, a través de Moisés, exhortó a los hijos de Israel por lo menos quince veces que no debían ofrecer holocaustos en el lugar que ellos quisieran. Se les mandó ir al lugar que el Señor había escogido para poner allí Su nombre y hacer de él Su habitación. En Deuteronomio 12:13-14 leemos: “Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando”. El Señor parecía decir: “Cuando entréis en la buena tierra, no debéis ofrecer vuestros sacrificios en ninguno de los lugares que veáis. Debéis ir a un solo lugar, el que yo he escogido para poner allí Mi nombre y hacerlo Mi habitación. No tenéis derecho a escoger otro sitio. Debéis ir a este único centro. Es este centro lo que mantiene a Mi pueblo en unidad”. Moisés, el legislador anciano y amoroso, exhortó a los hijos de Israel al respecto una y otra vez. Si usted lee estos capítulos, verá que Moisés exhortó al pueblo acerca del único lugar, el lugar que el Señor había escogido para establecer en él Su nombre y Su habitación. La razón por la cual el Señor mandó que Moisés hiciera esta exhortación repetidas veces era que El estaba preocupado por mantener la unidad de Su pueblo.
Después de que los hijos de Israel entraron en la buena tierra, el tabernáculo —la casa de Dios— estaba en Silo (Jue. 18:31). Mientras el tabernáculo estaba en Silo, éste era el único centro donde se podía adorar a Dios. Por ser el centro único de adoración, mantendría la unidad del pueblo de Dios. Pero Dan estableció otro centro en el norte, lo cual causó la primera división entre los hijos de Israel. De esta manera, el pueblo de Dios se dividió, no por causa de una sala de cine, sino por un centro de adoración. Los cristianos contemporáneos se excusan diciendo: “Estamos haciendo algo aquí para la adoración de Dios. ¿Qué hay de malo en eso? Dios no está limitado; El es omnipresente. Usted lo tiene en su local. ¿Acaso El no está también aquí con nosotros en el nuestro? Ciertamente Dios no es tan estrecho como ustedes. El está en todas partes. ¿Cómo puede usted limitarlo a un lugar particular?”. El caso es que Dios se complace en tal limitación, pues es necesaria para resguardar la unidad de Su pueblo. La mayoría de los cristianos de hoy actúan con excesiva libertad. Como los danitas, ellos creen tener la libertad de establecer otro centro de adoración.
Dice en Jueces 18:30: “Los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla”. Aquí vemos que los danitas actuaron en beneficio propio. No se preocuparon por las demás tribus. Por tanto, tal carencia de interés por sus hermanos fue el origen de su apostasía. No preocuparse por los demás miembros del Cuerpo es la fuente de la apostasía. Esta apostasía se introdujo disfrazada de adoración a Dios. El principio sigue siendo el mismo hoy. Muchos cristianos establecen otros centros, no para apostar dinero ni bailar, sino para adorar a Dios. Esto parece muy positivo, pero en realidad, es hecho por el yo y para el yo. Todo centro divisivo se establece a causa de los intereses personales de alguien. Esta práctica no sólo causa división, sino que también genera una atmósfera de competencia.
Si Dan no hubiera establecido otro centro de adoración, sólo habría quedado el centro de adoración que estaba en Silo. No habría ninguna competencia. Por muy lejos que los israelitas estuviesen de Silo, tenían que ir allí para adorar. Sin embargo, después de que Dan estableció su centro de adoración en el norte, usó el pretexto de la comodidad para su propio provecho. El pudo decir: “Ustedes no tienen que ir hasta Silo. Podemos adorar a Dios aquí mismo en nuestro propio territorio”. Un grupo faccioso de Nueva York hizo algo parecido. Un miembro de ese grupo llamó a una hermana de edad avanzada y le dijo: “Venga a nuestras reuniones. Nosotros nos reunimos en chino y tenemos un sabor chino. En Estados Unidos es difícil obtener el sabor chino. Venga a nuestras reuniones y disfrute de este sabor chino”. Este fue el método que usó para promover su producto barato y faccioso.
Todos los cristianos deben ser uno, y la adoración de Dios debe tener un solo centro, como debía ser en el caso de los hijos de Israel. Pero los danitas usaron la ubicación estratégica de su centro de adoración como excusa para persuadir a sus vecinos a reunirse con ellos a fin de adorar a Dios. Supongamos que usted fuese vecino de los danitas y que uno de ellos le dijera: “Hermano, ¿por qué eres tan insensato que viajas hasta Silo? Estamos adorando a Dios aquí mismo en Dan. ¿Por qué no te reúnes con nosotros?”. Esto genera una atmósfera de competencia. Hoy en día, existe mucha competencia en el comercio cristiano, y cada grupo cristiano intenta vender su producto. Esto es pecado. ¡Qué lástima ver esta clase de competencia entre los cristianos de hoy!
Algunos discuten con nosotros y nos preguntan: “¿Por qué se han separado ustedes de los demás?”. Sin lugar a dudas, Silo se separó de todos los demás lugares. Silo es uno solamente con Silo. Hoy en día, algunos dicen: “¿Por qué se llaman ustedes la iglesia y dicen que los demás no lo son?”. Nosotros responderíamos: “Silo es Silo. Ningún otro lugar es Silo. En esta tierra hay un solo Silo. Los demás grupos no se llaman la iglesia. Por el contrario, han tomado otros nombres. Mientras conservan estos nombres, ello indica que no son Silo. Por el contrario, son lugares de adoración divisivos”.
Dice en Jueces 18:31: “Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo”. La frase “todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo” denota competencia. Después de que Dan levantara un centro de división para competir con Silo, dicho centro nunca fue quitado. Mientras el tabernáculo se encontraba en Silo, la imagen de talla estaba en Dan. Esto indica que había competencia. Más adelante, el templo fue edificado en Jerusalén como continuación del tabernáculo. Después de que Salomón construyó el templo, Jeroboam, en la siguiente generación, estableció un ídolo más firme en Dan para competir con el templo de Jerusalén (1 R. 12:26-31). Jeroboam temía que si el pueblo iba a adorar en Jerusalén, volvería a Roboam, el rey de Judá (1 R. 12:27). “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan” (1 R. 12:28-29). Jeroboam parecía decir al pueblo: “No necesitáis ir a Jerusalén. Tenemos un templo de adoración aquí mismo”. Sin embargo, lo que hizo era fruto del temor que tenía de perder su reino. Así que, la competencia entre Dan y Jerusalén era intensa. Primero Dan compitió con el tabernáculo, que estaba en Silo. Y luego compitió con el templo, que se edificó en Jerusalén.
En el Antiguo Testamento vemos primeramente la competencia entre la imagen de talla que hizo Dan y el tabernáculo que estaba en Silo. Luego vemos la competencia del becerro de oro establecido en Dan con el templo construido en Jerusalén. Después de que el templo de Dios se edificó con solidez, el ídolo en Dan también se solidificó. El tabernáculo, en Silo, y el centro faccioso de adoración, en Dan, fueron establecidos por el pueblo. Pero el templo de Jerusalén fue edificado por un rey, Salomón, y el centro faccioso también fue fortalecido por un rey, Jeroboam. Este es un cuadro muy evidente de la competencia. Sucede lo mismo en la actualidad. Cuando la iglesia es edificada con solidez, las denominaciones también se fortalecen. La fortaleza de las denominaciones proviene de su competencia con la iglesia. Tarde o temprano, otros grupos tratarán de competir con el recobro del Señor. Ellos pueden oponerse a nosotros y criticarnos al principio, pero más adelante nos imitarán y competirán con nosotros. Hace quince años, expresiones como el espíritu vivificante y el espíritu humano no se conocían entre los cristianos de los Estados Unidos. Pero recientemente nos enteramos de que inclusive en un periódico carismático católico se usaban muchos términos del recobro del Señor.
Debemos entender el verdadero significado de la apostasía. La apostasía significa ser distraído del camino correcto que consiste en seguir a Dios. La apostasía es adorar a Dios de una manera diabólica. Cuando alguien usa la adoración a Dios como pretexto para seguir un camino diabólico, ha caído en la apostasía. La Iglesia Católica Romana es una apostasía completa. Con razón se le llama la iglesia apóstata. La Iglesia Católica Romana adora a Dios, pero lo hace de una manera diabólica. Los que se encuentran en el catolicismo adoran a Dios nominalmente, pero en realidad adoran ídolos. La Iglesia Católica Romana hace exactamente lo mismo que hizo Jeroboam cuando estableció los ídolos y dijo: “He aquí tus dioses, oh Israel”. Jeroboam parecía decir: “Este es el Dios al que ustedes deben adorar”. En realidad, aquello no era Dios, sino un becerro de oro. Por tanto, la apostasía consiste en adorar a Dios de una manera falsa y diabólica.
El cristianismo de hoy está lleno de apostasía. La apostasía es universal. Entre los que adoran a Dios, muchos en realidad adoran ídolos. Si usted visita una catedral católica, verá a la gente adorar ídolos que están a lo largo de las paredes y quemar velas a los que ellos llaman santos. De nombre, adoran a Dios y a Jesús, pero en realidad, adoran ídolos. Según G. H. Pember, uno de los ídolos de la Iglesia Católica Romana es Buda, el cual fue asimilado en el catolicismo bajo el nombre de San Josafat. ¡Qué terrible apostasía!
En Jueces 18:30 la expresión “para sí” es muy significativa. Muchos de los que afirman adorar a Dios, en realidad están haciendo algo para sí mismos. La apostasía consiste en hacer algo para el yo con el pretexto de adorar a Dios. Jeroboam no tenía ninguna inclinación hacia Dios. Por el contrario, su corazón estaba entregado a su pequeño imperio. Dentro de sí temía que el reino fuera devuelto a la casa de David (1 R. 12:26). El usó el nombre de Dios como pretexto, e hizo todo lo posible por preservar su imperio. Esto es apostasía. El cristianismo de hoy es una apostasía completa. Muchos laboran para sí mismos usando el nombre de Jesucristo y con el pretexto de adorar a Dios. Esta es la razón por la cual el Señor necesita el recobro. El recobro del Señor siempre ofenderá a los demás. Mientras el recobro esté aquí, los grupos facciosos quedarán convictos. Mientras el templo está en Jerusalén, el becerro de oro está bajo condenación. ¿Podía Dan amar a Jerusalén? No, era imposible que hubiera reconciliación entre Dan y Jerusalén. Muchas veces, algunas personas han venido a mí y me han dicho: “Hermano Lee, por favor no sea tan severo. ¿Por qué no es un poco más amable?”. Contesté: “¿Con quién debería ser amable yo? ¿Con la serpiente? ¿Con la víbora que tiene cuernos? ¿Con la imagen de talla? ¿Con el becerro de oro? Yo aborrezco el becerro de oro y quisiera quemar la imagen de talla y aplastar la cabeza de la víbora que tiene cuernos”. ¿Cómo podemos ser amables con la apostasía actual? No podemos transigir. No trate de transigir con la serpiente, con la víbora provista de cuernos. Si usted es amable con la víbora, quedará envenenado por ella. Si intenta ser amable con la apostasía actual, sufrirá daño. El testimonio es el testimonio, y la apostasía es la apostasía. En Jerusalén estaba el templo de Dios como Su testimonio, pero en Dan había apostasía. Tanto en la historia de la iglesia como en nuestra propia experiencia cristiana hemos visto esto. Quizá se hayan producido circunstancias en las cuales estuvimos apartados de la manera correcta de seguir a Dios y es posible que hayamos caído en una especie de apostasía. Quizá hayamos dicho que estábamos laborando para el Señor cuando en realidad estábamos trabajando con otro fin. Esto es apostasía.
A Dan no le interesaban las demás tribus; él sólo se preocupaba por su propia tribu. Después de que Dan ganó la victoria y fue ensanchado, obró para sí mismo. Este fue el origen de su apostasía. Según el Antiguo Testamento, el Señor nunca olvidó la apostasía de Dan. A los ojos de Dios, éste fue el peor pecado en Su economía. Nada es más perjudicial que la división. No existe nada más destructivo que la división entre el pueblo de Dios. Los centros de adoración, que causan divisiones, generalmente se relacionan con los ídolos. Puesto que el diablo se esconde detrás de éstos, Dan se convirtió en una serpiente al establecer un ídolo. Cuando usted se vuelve tendencioso, por muy buenos que sean los motivos, habrá algo detrás de usted: la serpiente, el enemigo sutil. La historia de la iglesia testifica de esto, y nuestra experiencia lo confirma. Cuando usted no se preocupa por los demás, sino por sus propios intereses, y hace todo para sí, se encuentra donde está la serpiente. La mejor manera de evitar caer en la apostasía consiste en cuidar a los demás. Supongamos que Dan se hubiese relacionado con otras tribus y hubiese dicho: “Hermanos, ¿están ustedes de acuerdo en que yo establezca otro centro de adoración en la ciudad de Dan?”. En ese caso, los demás le habrían dicho: “Hermano, no hagas tal cosa. Deuteronomio 12, 14, 15, y 16 nos prohíbe tener otro centro de adoración para que vayamos a un solo centro”. Si Dan hubiese consultado a las demás tribus, no habría caído en la apostasía. Por ser individualista, estableció otro centro de adoración y cayó en la apostasía.
Dan cayó en la apostasía porque sólo se preocupaba por sus intereses. En principio, sucede lo mismo con todo centro de adoración faccioso. Los que establecen estos centros se preocupan solamente por sus propios intereses y deseos, y no les importan los demás santos. Son como Dan, que sólo se preocupaba por su tribu, y no por las demás.
Dan no sólo estableció un centro de división, sino que también ordenó “sacerdotes” asalariados (Jue. 18:30: 1 R. 12:31). Contratar personas comunes como sacerdotes era una profanación porque destruía la ordenación santa de Dios. Cuando la iglesia se degradó, muchas personas que no eran salvas fueron contratadas para servir a Dios. Esto es apostasía. En la economía neotestamentaria de Dios, los verdaderos creyentes son hechos sacerdotes de Dios (1 P. 2:9; Ap. 1:6; 5:10). No obstante, el cristianismo degradado ha establecido un sistema en el que ordenan sólo a algunos de los creyentes como siervos de Dios, convirtiéndolos en una jerarquía clerical y relegando a los demás creyentes al laicado. Esto también es una especie de apostasía. Tener clero y laicado es una práctica apóstata que debemos aborrecer y rechazar.
¡Alabado sea el Señor porque bajo la inspiración de Dios, después de Dan, Jacob habló de Gad! En Gad vemos el recobro. Después de la apostasía de Dan, Gad vino para recobrar la victoria perdida (49:19). La victoria de Judá, el león, se perdió por la apostasía de Dan, pero Gad volvió a ganarla y aun a ensancharla. Gad no es un león joven, sino una leona que produce cachorros. El es la continuación del Judá victorioso y de Dan.
Dios se alegró mucho porque Gad había recuperado la victoria que lo ensanchó. Leemos en Deuteronomio 33:20: “Bendito El que hizo ensanchar a Gad”. Dios ensanchó a Gad, y lo ensanchó para Sí. Gad fue ensanchado para que ejecutara la justicia de Dios entre el pueblo.
Gad aplastó al enemigo con la vida productiva de Cristo. En Deuteronomio 33:20 dice: “Como leona habita, y arrebata brazo y coronilla” (heb.). Gad aplastó al enemigo no como león, sino como leona que produce cachorros. Esto implica que destruir al enemigo es un asunto corporativo. Ocurre lo mismo con nosotros hoy en día en el recobro del Señor. Somos los cachorros de león que destruyen al enemigo de una manera corporativa.
El mejor aspecto de Gad no es el simple hecho de que aplastó la cabeza del enemigo, sino que él no quería disfrutar de su victoria solo. El obtuvo la tierra del occidente del Jordán, pero no quiso disfrutarla hasta que las demás tribus hubiesen obtenido su porción de la tierra. Gad fue con las otras tribus a pelear la batalla y ganar más tierra a fin de que todas las tribus pudiesen tomar posesión de su respectiva porción. La interpretación que hallamos de esta figura en el Nuevo Testamento es ésta: siempre debemos ocuparnos de los hermanos, los miembros del Cuerpo.
Durante muchos años no pude entender lo que Moisés dice en Deuteronomio 33:21: “Escoge lo mejor de la tierra para sí, porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová”. Estudié este versículo repetidas veces, particularmente la última parte, que trata de los líderes del pueblo, pero no podía entenderlo. Ahora sí lo entiendo. “Lo mejor de la tierra” se refiere a la tierra que está al occidente del Jordán. Gad escogió esa parte para sí; pero no permaneció allí para disfrutarla, sino que acompañó a los líderes del pueblo, los príncipes de las demás tribus, para pelear por el resto de la tierra. Aquí vemos la acción, el mover, del Cuerpo. Dan se cuida a sí mismo en forma individualista, pero Gad cuidó al Cuerpo colectivamente. En la iglesia hoy en día, diríamos que Gad estaba consciente del Cuerpo.
La razón por la cual Gad tuvo éxito fue que hizo a un lado su propio disfrute para ocuparse del Cuerpo. Esto es justicia a los ojos de Dios. Esto es la ejecución de la justicia del Señor. En la terminología neotestamentaria, es el cumplimiento de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios en Su justicia estableció a Su pueblo, los hijos de Israel, en la buena tierra. Dios no quería solamente a Gad; El quería que las doce tribus se establecieran y se convirtiesen en Su reino a fin de que Sus preceptos fuesen observados. Este es el cumplimiento de la voluntad de Dios. En Romanos 12:1 y 2 dice que si presentamos nuestros cuerpos como sacrificio vivo, podremos comprobar cuál es la voluntad de Dios. Según Romanos 12, la voluntad de Dios consiste simplemente en que llevemos la vida del Cuerpo. Por lo tanto, llevar la vida del Cuerpo, cuidar de las necesidades de los demás, equivale a ejecutar la justicia de Dios observando así Sus preceptos. No hay nada tan justo como cuidar a los miembros del Cuerpo. Ningún precepto puede ser observado sin la ejecución de la justicia de Dios. Los preceptos neotestamentarios de Dios sólo pueden ser cumplidos en el Cuerpo de Cristo, el cual se edifica por el cuidado mutuo de sus miembros en justicia.
El fracaso de Dan fue su individualismo. El éxito de Gad fue su espíritu corporativo, pues actuaba con los hermanos. Dan sólo estaba interesado en sí mismo, pero Gad se preocupaba por todas las tribus. Cuando usted se preocupa solamente por sus propios intereses espirituales, es Dan; pero cuando se olvida de sus propios intereses espirituales, y se ocupa de los demás hermanos, es decir, cuando cuida al Cuerpo, usted es Gad. Debemos cuidar del Cuerpo y actuar con el Cuerpo. ¿Es usted Dan o Gad? ¿Está usted solamente interesado en su localidad o en todo el Cuerpo? Si no nos ocupamos del Cuerpo, somos el Dan de hoy, y hemos caído en una especie de apostasía.
Después del recobro que se tiene con Gad, vemos la abundancia de Aser. El relato de Aser empieza con la bendición excelente y la gracia sobreabundante. Leamos Deuteronomio 33:24: “Bendito sobre los hijos sea Aser; sea el amado de sus hermanos”. Aser recibió la bendición excelente y la gracia sobresaliente. Muchos de nosotros podemos entender este lenguaje. En la apostasía de Dan, perdimos todas las bendiciones y la gracia, pero en la victoria de Gad, la bendición fue recobrada y volvió la gracia. Ahora con Aser, disfrutamos de la bendición excelente y de la gracia sobreabundante.
En Aser vemos la rica provisión de vida. En primer lugar, Aser tiene la rica provisión para vivir y crecer. En Génesis 49:20 dice: “El pan de Aser será substancioso, y él dará deleites al rey”. Deuteronomio 33:25 indica que Aser tiene también la rica provisión de vida con la cual puede luchar y edificar. La primera parte de este versículo declara: “Hierro y bronce serán tus cerrojos”. La finalidad del pan substancioso y los deleites del rey son la vida y el crecimiento de Aser, mientras que el hierro y el bronce son minerales útiles para la guerra y la construcción. Ciertamente Aser recibió la provisión más rica.
Aser también tiene la abundante suministración del Espíritu que necesita para su diario andar (Gá. 5:25). Deuteronomio 33:24 añade: “Y moje en aceite su pie”. Indudablemente esto es una figura. Mojar el pie en aceite significa estar lleno del Espíritu. En la tipología el aceite se refiere al Espíritu de Dios. Aser no tiene simplemente una gota de aceite, sino que tiene suficiente para mojar su pie en él. Esto significa que en Aser, tenemos la rica y abundante suministración del Espíritu (Fil. 1:19). ¡Podemos caminar en aceite! Muchas veces en el recobro del Señor he tenido la sensación de estar caminando en aceite. Yo adoro al Señor, le agradezco y le alabo, diciendo: “Señor, esto es muy rico. La suministración del Espíritu que aquí recibimos es muy rica. ¡Nuestro aceite es abundantísimo!”. ¿Tiene usted aceite en donde mojar el pie? Nosotros sí lo tenemos. Tenemos el pan substancioso, los deleites reales y el rico y abundante aceite en el cual mojamos nuestros pies.
Deuteronomio 33:25 dice en cuanto a Aser: “Y como tus días serán tus fuerzas [lit., será tu reposo]”. Cuando tenemos la bendición excelente y la gracia que sobreabunda, la rica provisión de vida y la abundante suministración del Espíritu, tenemos el descanso absoluto con paz, fortaleza, seguridad y abundancia. Esta es la experiencia a la que alude Pablo en Filipenses 4:11-13. El estaba contento en cualquier situación. Puedo testificar que esta semana he sentido en lo profundo de mi ser que camino en aceite, y que tengo satisfacción, paz y reposo. También he estado lleno de fortaleza. Así que tengo seguridad y abundancia. El Señor es mi pastor, y no me falta nada, no carezco de nada (Sal. 23:1). En lugar de escasez, tengo abundancia. Tengo pan substancioso, deleites reales, abundancia de aceite y en mis cerrojos hierro y bronce. En todas partes hay provisión. De modo que estoy sano y a salvo, y tengo reposo y fortaleza. ¿Tiene usted la confianza de decir que tiene esta seguridad y esta abundancia? ¿O diría usted que esta mañana su esposa le causó dificultades y que a duras penas pudo soportarlo? Usted debería decir: “Esta mañana, mi esposa me causó dificultades; pero alabo al Señor porque camino en aceite abundante. Ahora tengo descanso, paz, seguridad, fortaleza y abundancia. Mi fortaleza dura tanto como mis días. Como mis días, así será mi descanso, mi seguridad y mi abundancia”. Esta es la experiencia de Aser.
Aser es maravilloso, pero aun así no es el final de la profecía que dio Jacob con bendición. Después de Aser viene Neftalí (49:21). ¡Qué bueno que Jacob tuvo doce hijos! Este número es en verdad suficiente; es suficiente por la eternidad. Cuando Jacob necesitó a alguien que representara a los pecadores, allí estaba Rubén. Para representar la maldad y la crueldad, tenía a Simeón. Para representar la victoria de Cristo, tenía a Judá. También tenía a Dan, quien representaba la apostasía, a Gad, que representaba el recobro, y Aser, quien describe la abundancia. Ahora llegamos a Neftalí.
En Génesis 49:21 leemos: “Neftalí, cierva suelta, que pronunciará dichos hermosos”. En esta bendición profética Jacob usó muchos animales como figuras: un león, una leona, un asno, el pollino de un asno, una serpiente, una víbora con cuernos y una cierva. Neftalí no es ni león ni asno, sino una cierva. Le damos gracias a Dios por Su creación y por la poesía de Jacob. Una cierva es un animal hermoso, muy vivo y activo. Una cierva no es orgullosa ni muy grande, pero es bastante fuerte, capaz de brincar sobre la cima de los montes. Según el texto hebreo, el título del salmo 22 habla de la cierva de la mañana. Hace años, oí un mensaje que dio el hermano Nee en el cual decía que la cierva de la mañana representa al Cristo resucitado. El salmo 22 habla primeramente de la muerte de Cristo en la cruz. Luego, a partir del versículo 22, pasa a Su resurrección. Leemos en Salmos 22:22: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré”. Esto indica que en Su resurrección, Cristo declaró el nombre del Padre a Sus hermanos y lo alabó en medio de la congregación, la iglesia. Por tanto, este salmo conduce finalmente a la resurrección de Cristo como cierva de la mañana. La resurrección es, sin duda, una mañana, y Cristo en Su resurrección es la cierva de la mañana.
Génesis 49:21 afirma que Neftalí, como cierva, pronuncia dichos hermosos. Cuando yo era joven, no entendía la relación que existe entre la cierva y los dichos hermosos. Parecía que estas cosas estaban totalmente desconectadas. Pero ahora podemos ver el resultado de esto en nuestra experiencia espiritual. Cuando uno experimenta a Cristo como Aquel que ha resucitado, se llena de dichos hermosos que lo entusiasman a uno. En lugar de propagar chismes, brotan aguas vivas del interior de uno por medio de las palabras que profiere. Eso significa que todas las palabras de uno son ríos que brotan del Cristo resucitado. En Mateo 28 y en Hechos 2 vemos que los dichos hermosos están estrechamente relacionados con el Cristo resucitado. Después de resucitar, Cristo pidió a los discípulos que se encontraran con El en cierto monte, y allí los exhortó a ir y a proclamar al Cristo resucitado, no a proferir palabras naturales (Mt. 28:16, 18-20). Por tanto, en el día de Pentecostés Pedro se levantó para proferir dichos hermosos (Hch. 2:32-36). Aquel día el mensaje de Pedro demostró que él había experimentado al Cristo resucitado. Puesto que había experimentado al Cristo resucitado, sus dientes se emblanquecieron.
Todos los dichos hermosos, las palabras agradables, ricas y alegres, las palabras de vida, proceden de experimentar al Cristo resucitado. Cuanto más experimentamos al Cristo resucitado, más tenemos de que hablar. Nunca podremos guardar silencio. Todo aquel que experimenta al Cristo resucitado rebosará de dichos hermosos. Esto no significa que debamos ser locuaces. Significa que por estar llenos de Cristo rebosamos y siempre tenemos algo que decir. Cristo es la palabra de Dios, la palabra de vida y la palabra que es espíritu. Estoy lleno del Cristo resucitado; por tanto, tengo mucho que declarar. Este principio radica en que siempre declaramos lo que nos llena. La palabra que hablamos procede de la abundancia de nuestro ser interior. Cuando nuestro ser interior está lleno de Cristo debemos hablar; si no, reventamos. Ahora podemos entender por qué Neftalí, una cierva suelta, pronuncia dichos hermosos. Por haber experimentado a Cristo, está lleno de dichos hermosos.
Leemos en Deuteronomio 33:23: “Neftalí, saciado de favores, y lleno de la bendición de Jehová”. Estos favores y esta bendición ligan a Neftalí con Aser, quien es más bendecido que los hijos y favorecido entre sus hermanos. En el recobro del Señor, a diario somos saciados de la rica gracia y llenos de la bendición de Dios, la cual no se refiere a bendiciones materiales, sino a la bendición que hay en el Espíritu, en vida, en los lugares celestiales. ¡Qué gracia hemos probado y que bendición hemos disfrutado desde que entramos en la vida de iglesia! Todos podemos testificar que en el recobro del Señor, estamos satisfechos con la rica gracia y estamos llenos de la rica bendición (1 Co. 15:10; 2 Co. 13:14).
Deuteronomio 33:23 también dice que Neftalí “posee el occidente y el sur”. Neftalí poseerá el occidente, que es el mar, el mundo gentil, y el sur, que se refiere a la tierra, la nación de Israel. Esto significa que Neftalí poseerá la tierra. El Cristo resucitado que experimentamos es el que tomará posesión de la tierra. Al final del salmo 22 vemos que el Cristo resucitado poseerá las naciones. En Salmos 22:27 dice: “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti”. Todas las naciones se someterán a El, le obedecerán y le adorarán. Neftalí, aquel que experimenta al Cristo resucitado, poseerá la tierra y el mar. Cuando experimentamos verdaderamente a Cristo en resurrección, podemos tomar posesión de la tierra al predicar a Cristo (Mt. 28:19; Hch. 1:8; Ro. 15:19).