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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Génesis»
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Mensaje 14

LOS DOS ARBOLES

(2)

  En el mensaje anterior vimos que el árbol del conocimiento del bien y del mal representa a Satanás, el cual tiene el poder de la muerte, que contiene todo lo que está fuera de Dios, y que el resultado y la naturaleza que posee son la muerte. Ahora debemos ver en qué consiste el principio de este árbol.

d) Su principio: ser independiente

  Si conocemos cuál es el principio sobre el cual opera el árbol de la vida, también sabremos cuál es el principio del árbol del conocimiento, pues es contrario al principio del árbol de la vida. El principio del árbol de la vida es la dependencia; el principio del árbol del conocimiento es la independencia. Todo lo que hacemos, dependiendo del Señor, se halla en el principio del árbol de la vida. Todo lo que hacemos independientemente del Señor se encuentra en el principio del árbol del conocimiento.

  Todas las personas quieren ser independientes. No obstante, nunca deberíamos independizarnos del Señor. La independencia espiritual conduce a la muerte. Si somos independientes, nos matamos a nosotros mismos.

  Independizarnos del Señor significa tener un aislamiento que nos separa del Señor, que interrumpir la corriente de la electricidad divina. Aunque tengamos una central eléctrica con una potencia tremenda y aunque todo el equipo necesario sea instalado correctamente, todo eso será inútil si el interruptor está apagado. Este aislamiento corta el fluir de la electricidad. El menor aislamiento, incluso una capa tan fina como el papel, puede detener el fluir. La independencia es un aislamiento espiritual que nos desconecta de la vida de Dios. No se considere un experto en asuntos espirituales. Por mucho tiempo que haya funcionado la electricidad, seguirá necesitando funcionar sin aislante. Lo mismo sucede en la esfera espiritual. Nunca diga: “Tengo mucha experiencia en Cristo. He ejercitado mi espíritu durante muchos años y no necesito seguir haciéndolo”. Nunca deberíamos adoptar esa actitud. Debemos depender continuamente del Señor. No se independice nunca del Señor viviente. Un segundo de independencia significa la muerte.

3) Los dos principios se aplican

  El principio del árbol de la vida y el principio del árbol del conocimiento del bien y el mal se siguen en toda la Biblia. Todas las cosas negativas que la Biblia menciona se hallan en la línea del árbol del conocimiento, y todas las positivas están en la línea del árbol de la vida. Llamo a la primera línea, la línea del conocimiento y a la segunda, la línea de la vida. Si seguimos estas dos líneas, nos llevarán por todas las Escrituras.

  Primero el hombre fue incitado a comer del árbol del conocimiento y, como resultado, cayó. Los descendientes del hombre caído no dependían de Dios. Dependían de su conocimiento. En Génesis 4 vemos que la primera cultura humana fue inventada, y esa cultura se desarrolló hasta convertirse en el mundo corrupto de los días de Noé. En tiempos de Noé, Dios juzgó la tierra con el diluvio. Los descendientes de Noé llegaron a ser otro linaje, pero éste seguía sin depender de Dios. Con el tiempo surgió la segunda cultura humana, la cultura que erigió la torre y la ciudad de Babel. Entonces Dios llamó a Abraham a salir de ese linaje caído. Así podemos ver el desarrollo de las dos líneas. En realidad, la línea de la vida empezó con Adán, quien cayó y fue redimido, y siguió a través de Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y muchos israelitas. En la línea de vida vemos la tienda de Noé, la tienda de Abraham, el tabernáculo y el templo. La línea del conocimiento empezó con Caín y continuó por todo el pueblo impío. En la línea del conocimiento vemos las ciudades de Enoc, Babel y Sodoma, las ciudades de los tesoros de Faraón, y Babilonia, la cual capturó las cosas en la línea de la vida.

  Encontramos las mismas dos líneas en el Nuevo Testamento. Aunque el Antiguo Testamento y la ley se encontraban originalmente en la línea de la vida, los judíos fanáticos los consideraban mero conocimiento y los pusieron en la línea del conocimiento. Los fariseos usaron al Antiguo Testamento como simple conocimiento. Cuando vino el Señor Jesús, los líderes religiosos estaban en la línea del conocimiento. Sólo el Señor Jesús estaba en la línea de la vida. Luego trajo a Sus discípulos a la línea de la vida. En el día de Pentecostés, Sus discípulos condujeron mucha más gente a la línea de la vida. Por tanto, en aquel tiempo la religión judía estaba en la línea del conocimiento, y la iglesia estaba en la línea de la vida. Sin embargo, poco después la iglesia se degradó, y cayó del Cristo viviente al conocimiento bíblico muerto, y así surgió el cristianismo. La iglesia se hallaba en la línea de la vida, pero el cristianismo estaba en la línea del conocimiento. Apocalipsis 17 nos revela que finalmente el cristianismo llegará a ser la Babilonia religiosa, y Apocalipsis 18 dice que el sistema mundial conducirá a la Babilonia política. La gran Babilonia tendrá dos aspectos: el aspecto religioso y el aspecto político. En todos los aspectos, la gran Babilonia es la culminación de la línea del conocimiento. Entre los cristianos de todos los siglos, los vencedores nunca pasaron de la línea de la vida a la línea del conocimiento. Ellos permanecerán en la línea de la vida hasta el fin, hasta que esa línea desemboque finalmente en la Nueva Jerusalén. La gran Babilonia y todas las cosas ajenas a Dios serán arrastradas por un río de fuego (Dn. 7:10) al lago de fuego (Ap. 20:10, 14-15; 21:8). En el transcurso de las edades, todas las cosas positivas mencionadas en la Biblia serán llevadas adelante por el río de agua de vida (Ap. 22:1) a la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén, una ciudad de agua (Ap. 21:10—22:4) será contraria al lago de fuego. Al final de la Biblia vemos un lago y una ciudad: el lago es el lago del fuego que produce la sed como consumación final de la línea del conocimiento; la ciudad es la ciudad del agua que apaga la sed como consumación final de la línea de la vida. Por tanto, al final del libro de Apocalipsis encontramos la cosecha de la simiente del árbol del conocimiento y del árbol de la vida.

  ¿En cuál línea está usted? ¿En la línea de la vida o en la línea de la muerte? Recuerde que Dios es franco. Por ser Dios, la vida también es franca. Por el contrario, la muerte es engañosa. La muerte no se manifiesta como muerte; aparece como conocimiento. La vida es simplemente vida; su contenido, naturaleza y resultados son vida. La muerte es conocimiento. A todos les gusta el conocimiento. Hasta los niños pequeños lo anhelan. Nos asedian con muchas preguntas. Si uno contesta una sola pregunta, ellos responden con más preguntas porque dentro del hombre existe un anhelo por el conocimiento. El hombre codicia el conocimiento. Incluso muchos cristianos lo codician. Aunque la palabra “conocimiento” puede ser un buen término, detrás y debajo del conocimiento yace la muerte. La letra mata porque la letra es conocimiento (2 Co. 3:6). La letra de la Biblia mata cada vez que la Biblia es separada del Dios viviente. La religión ha separado la Biblia del Cristo vivo. Por tanto, la Biblia puede matar y propagar la muerte.

  La muerte está escondida debajo de muchas cosas buenas, ocultándose inclusive debajo de nuestras mejores intenciones. Muchos queridos cristianos han muerto por las buenas intenciones de otras personas. Aunque usted puede tener una intención excelente, Satanás se oculta debajo de ella, y Satanás es muerte. Todos sabemos que la muerte se esconde detrás de las cosas malignas. Por ejemplo, en Las Vegas los casinos de apuestas evidentemente son malignos y mortíferos. No obstante, visitar una catedral parece ser algo bueno, mucho mejor que visitar un casino. Sin embargo, la muerte se encuentra en ambos lugares. La diferencia está en la apariencia, y no en la realidad, porque la muerte está presente y prevalece tanto en las cosas buenas como en las malas. La muerte es solapada.

  Ahora sabemos en cuál línea debemos estar. Debemos mantenernos en la línea de la vida.

4) Palabras adicionales

  Todavía tengo la carga de compartir más acerca de los dos árboles con base en el Evangelio de Juan. El Evangelio de Juan es un libro de vida. En ese evangelio, se le presentan muchos casos humanos al Señor, y casi todos los casos están relacionados con la religión, la enseñanza o con preguntas acerca de lo correcto y lo incorrecto. Como veremos, en ninguno de los casos el Señor Jesús contestó ni con un sí ni con un no.

  La mujer samaritana le preguntó al Señor acerca del lugar adecuado donde se debía adorar; ¿se debía adorar en el monte de Samaria o en Jerusalén? (Jn. 4:20). El Señor Jesús contestó que no se trataba del lugar apropiado o equivocado, sino que era un asunto del espíritu. Preocuparse por contestar con un sí o un no equivale a enredarse en el árbol del conocimiento del bien y del mal. El Señor dijo que Dios es Espíritu y que debemos adorarle, no en un lugar correcto, sino en nuestro espíritu. Así como Dios el Espíritu es vida y tenemos contacto con El y lo recibimos como el agua viva en nuestro espíritu, también esta adoración se basa en el principio del árbol de la vida.

  Un día el Señor vio a un hombre que había nacido ciego (Jn. 9:1). Los discípulos, afectados por los conceptos naturales y religiosos le preguntaron: “¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (v. 2). Escuche la respuesta del Señor: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino que nació así para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Jn. 9:3). La respuesta del Señor indica que la gente siempre evalúa las situaciones conforme al sí o al no, a lo correcto o a lo equivocado, que son el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, pero el Señor Jesús siempre conduce a la gente al árbol de la vida, que es Dios mismo.

  Cuando Nicodemo acudió al Señor con enseñanzas religiosas, el Señor le contestó que él necesitaba nacer de nuevo, por medio de la vida divina. No era un asunto de enseñanza ni de conocimiento intelectual, sino de regeneración, de que la vida divina entrara en el espíritu.

  Si leemos todo el libro de Juan, veremos que el Señor Jesús nunca contestó ni con un sí ni con un no. Cuando la gente le sugirió que actuara, El se negó a hacerlo. Cuando se agotó el vino en las bodas de Caná, y cuando la madre de Jesús quería que solucionara ese problema, El se rehusó. No obstante, cuando ella dejó de pedir, El transformó el agua en vino (Jn. 2:3-9). Durante la fiesta de los Tabernáculos, los hermanos del Señor lo desafiaron a que fuese a Judea. El Señor les pidió que fuesen ellos, pero que El no iría. Sin embargo, después de que Sus hermanos fueron a la fiesta, El también fue (Jn. 7:1-10). Del mismo modo, cuando informaron al Señor que Su amigo Lázaro estaba enfermo, no fue a verlo (Jn. 11:1-6). El permaneció otros dos días donde estaba. Luego, el Señor decidió volver a Judea, y Sus discípulos no querían (Jn. 11:7-8). ¿Por qué el Evangelio de Juan presenta al Señor actuando de esa manera? Porque el Evangelio de Juan es un libro de vida. El Señor quería adiestrar a Sus discípulos a deshacerse de lo correcto y de lo incorrecto, del sí y del no, es decir, a rechazar al árbol del conocimiento del bien y del mal, y a acoger plenamente la vida, la cual es Dios mismo.

  Encontramos otro caso en el capítulo ocho, donde una mujer pecaminosa fue traída al Señor (Jn. 8:1-11). Pillaron a esa mujer en el acto mismo del adulterio. Los fariseos dijeron al Señor que Moisés había mandado que una persona así fuese apedreada. Entonces preguntaron al Señor: “¿Qué dices?” Aunque lo presionaron para que diera una respuesta positiva o negativa, El no contestó de esa manera. El dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. ¿Qué significa eso? Significa que el Señor dirigió la atención de ellos a Dios, pues en todo el universo Dios es el único que no es pecaminoso. La respuesta del Señor calló a los fariseos. Entonces el Señor dijo a la mujer: “Ni Yo te condeno; vete, y no peques más”. Este caso revela que no se trata de la ley ni del conocimiento, sino de tocar al Dios vivo.

  Como hice notar previamente, cuando Dios llamó a Abraham, El no le dijo adónde debía ir. Si Dios hubiera hecho eso, Abraham habría recibido conocimiento. Pero Dios intencionalmente no le dio a Abraham ninguna información a fin de que éste se mantuviera constantemente en contacto con El. La presencia viva de Dios era su mapa, su guía.

  Muchos libros cristianos nos explican la manera de hacer las cosas. Cuando leemos los libros, podemos aprender la manera correcta. Por ejemplo, en cuanto a ser uno crucificado juntamente con Cristo, los libros nos exhortan a considerarnos muertos. Si hacemos de eso un simple método, pertenecerá al árbol del conocimiento. ¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es la religión? El conocimiento, o la religión, significa ser bueno y hacer el bien, adorar a Dios y laborar para El sin tener Su presencia viva. Todo el bien hecho para Dios sin Su presencia es religión. Para nosotros, cierta cosa puede ser vida y al mismo tiempo conocimiento. Si experimentamos la presencia del Dios viviente al hacerla, será vida; pero si la hacemos sin la presencia de Dios, será simple conocimiento muerto. No nos puede ayudar ningún método. Necesitamos al Dios vivo.

  ¿Qué es la vida? La vida es Dios mismo. ¿Cuál es el principio de la vida? El principio de la vida consiste en depender de Dios en todo. Si usted depende de Dios, todo es vida.

5) Un triángulo

  Cuando Adán estaba delante de los dos árboles, se encontraba frente a Dios y a Satanás. Esto formó un triángulo entre el hombre, Dios y Satanás en el universo. La lucha entre Dios y Satanás se desarrollaba en el hombre. Escoger a Dios o seguir a Satanás depende netamente de la decisión del hombre. Este triángulo se encuentra ahora dentro de nosotros. Anteriormente Satanás estaba en el huerto fuera de Adán; ahora está en nuestra carne. Antes, Dios también estaba en el huerto, fuera del hombre; ahora está en nuestro espíritu.

  En el mensaje diez hicimos notar que el hombre es tripartito; él tiene espíritu, alma y cuerpo. El espíritu es nuestra parte más profunda, el cuerpo es nuestra parte exterior, y el alma, la parte principal de nuestro ser, está situada entre ellos. Como resultado de la caída, Satanás, el árbol del conocimiento, se introdujo en la carne del hombre. Por haber creído nosotros en Cristo, Dios, el árbol de la vida, entró en nuestro espíritu. Por consiguiente, los dos árboles que antes estaban en el huerto fuera del hombre se encuentran ahora dentro de nosotros: uno en nuestra carne y el otro en nuestro espíritu. Si leemos detenidamente Romanos 7, veremos que Pablo dijo que en su carne no mora el bien, sino el pecado. El pecado es realmente la naturaleza maligna de Satanás. Decir que el pecado mora en nuestra carne significa que Satanás, el maligno, está en nuestra carne. Romanos 8:16 demuestra que Dios está en nosotros y dice que el Espíritu de Dios da testimonio juntamente con nuestro espíritu. Por tanto, todo cristiano verdadero es un huerto de Edén en miniatura. La mente de su alma representa su yo, el pecado de su carne representa a Satanás, y el Espíritu que está en su espíritu representa a Dios. Igual que en el huerto de Edén, las tres partes forman un triángulo dentro de nosotros.

  La semilla de este triángulo fue sembrada en Génesis 2, y el crecimiento de la semilla se encuentra en Romanos 8, donde afloran los dos árboles. Romanos 8:6 indica que la mente puesta en la carne es muerte y que la mente puesta en el espíritu es vida y paz. En Génesis 2 los dos árboles eran objetivos; en Romanos 8 son subjetivos. Nunca deberíamos decir que estos dos árboles ya no están en nosotros. Mientras usted lee este mensaje, ellos están dentro de usted. En el pasado, yo deseaba desarraigar al árbol del conocimiento en mi carne, pero cuanto más lo intentaba, más permanecía conmigo. Finalmente descubrí Romanos 8. Vi que otro árbol mora en mi espíritu. Por consiguiente, en Romanos 8, encontramos el huerto de Edén actual. Romanos 8:2 menciona la ley del Espíritu de vida, que nos libera de la ley del pecado y de la muerte. Por tanto, en Romanos 8, descubrimos dos leyes: la ley de vida y la ley de muerte. Estas dos leyes son los principios de los dos árboles que están en nuestra experiencia subjetiva.

  Quiero decir algo particularmente a los jóvenes que lean este mensaje. Espero que temprano en su vida cristiana aprendan a disfrutar al Señor como su árbol de vida. Al oír el testimonio de un hermano más experimentado en el Señor, no intente imitarlo. Si lo hace, se volverá al árbol del conocimiento. Sólo necesita tener contacto con el Señor constantemente, y el Señor será su árbol de vida. Como resultado, usted amará espontáneamente al Señor y a Su Palabra. Su amor emanará al tocar usted al Señor como su fuente viviente, como su árbol de vida. Cuando yo era joven, amaba al Señor y le buscaba, pero nadie me pudo brindar esta ayuda. En la vida de iglesia hoy ustedes están rodeados de hermanos y hermanas que los alientan a disfrutar al Señor como su árbol de vida.

c. Exhorta al hombre a llevar la responsabilidad, a cooperar con Dios, 2:15

  Dios exhortó al hombre a labrar el huerto a fin de que la vida creciera para que se cumpliera el primer aspecto del propósito de Dios, es decir, expresar a Dios a Su imagen. Labrar la tierra traería el crecimiento del árbol de la vida. ¿Qué significa labrar la tierra? Este asunto de labrar la tierra fue sembrado como semilla en Génesis 2 y desarrollado en Mateo 13. En Mateo 13, el Señor Jesús dice que la tierra es el corazón humano. Además, en Mateo 13 el árbol de la vida es el propio Señor Jesús como la semilla que El siembra en nuestro corazón. Labrar la tierra significa desatar y romper nuestro corazón duro, abrir nuestro corazón a los cielos a fin de que la lluvia descienda para que la vida crezca en nosotros. Cuando Dios le ordenó al hombre que labrara la tierra, daba a entender que el hombre debía estar abierto, quebrantado y preparado para que el árbol de la vida entrara en él.

  Junto con este mandato, Dios le dio al hombre una orden: el hombre no sólo debía labrar la tierra, sino que también la debía guardar. Dios le pidió al hombre que protegiera el huerto del enemigo a fin de que se cumpliera el segundo aspecto de Su propósito, es decir, vencer a Satanás por la autoridad de Dios. El árbol de la vida requiere que la tierra sea labrada, y el árbol del conocimiento necesita que la tierra sea guardada. Debemos labrar la tierra para que Dios pueda entrar en nosotros. No obstante, puesto que Satanás también desea invadirnos, debemos guardar la tierra, sin dejar ninguna apertura para el árbol del conocimiento. Labrar la tierra equivale a abrirnos al árbol de la vida; guardar la tierra consiste en cerrarnos al árbol del conocimiento.

d. Le advierte al hombre; le prohíbe algo, 2:17

  Génesis 2:17 nos dice que Dios le dio al hombre una advertencia y una prohibición. Dios quería que el hombre sólo lo tocara a El y recibiera vida, y que no tocara las cosas ajenas a Dios a fin de que no recibiera muerte. Es como si Dios dijera a Adán y a Eva: “No toquen el árbol del conocimiento; sólo toquen el árbol de la vida. Si comen del árbol de la vida, me recibirán a Mí y tendrán Mi vida. Si comen del árbol del conocimiento, tomarán a Satanás y recibirán su muerte”. Esto no era solamente un mandamiento, sino una advertencia. Debemos entender que en todo el universo existen dos fuentes: la primera es la fuente de la vida, y la segunda es la fuente de la muerte. Tenga cuidado con la fuente que toca. Si toca a Dios, obtiene la fuente de la vida y recibe vida. Si toca a Satanás, obtiene la fuente de la muerte y recibe muerte.

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