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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Génesis»
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Mensaje 85

EL CONSTRUCTOR DE LAS COLUMNAS: EL HABIL HIRAM

(1)

  En este mensaje, que es un paréntesis dentro de nuestro estudio de las columnas, dedicaremos nuestra atención a Hiram, quien las construyó (1 R. 7:13-15). En 1 Reyes y en 2 Crónicas la Biblia tiene mucho qué decir acerca de Hiram. David y Salomón consiguieron hombres hábiles para la edificación del templo, pero Hiram es el único de estos peritos constructores que se menciona por nombre. La Biblia no sólo menciona el nombre de Hiram, sino que también presenta su historial de manera detallada y muy significativa, hablándonos de su madre, de su padre y de él mismo. Al estudiar la Biblia, debemos tener en cuenta que ésta no derrocha palabras. Todo lo que recalca o repite tiene significado. En vez de considerar algún versículo como una simple repetición, debemos encontrar el sentido de cada repetición.

  Cuando pasé mucho tiempo estudiando las columnas mencionadas en 1 Reyes 7 hace casi cincuenta años, no vi ninguna luz. Sólo vi que los nombres de las dos columnas eran Jaquín, que significa “El establecerá”, y Boaz, que significa “en ella está la fortaleza”. Sin embargo, al considerar el sueño de Jacob y la experiencia que tuvo en Bet-el, empecé a estudiar nuevamente estas dos columnas. Esta vez, resplandeció sobre mí muchísima luz, como la lumbrera del cuarto día (1:14-19). Al estudiar las columnas, descubrí que muchos versículos mencionan a Hiram, el que las construyó. Me di cuenta, por lo que me decía el Espíritu, que debía prestar atención a eso. Mientras estudiaba las columnas, vino también la luz acerca de la madre y el padre de Hiram, cuyos nombres no figuran en las Escrituras. Yo estaba muy turbado por el hecho de que, según el texto hebreo, se afirma en 1 Reyes 7:14 que Hiram pertenecía a la tribu de Neftalí. Al ahondar en estas cosas, me di cuenta de que necesitaba un mensaje completo para compartir mi carga sobre el hombre que construyó las columnas.

  Cuando usted oiga hablar del constructor de las columnas, tal vez diga: “No creo que yo pueda ser un constructor. En tanto que la misericordia y la gracia de Dios hagan de mí una columna, quedo muy satisfecho”. Pero no debe restringirse uno tanto. La gracia de Dios es ilimitada. No sólo puede hacer de usted una columna, sino también un constructor de columnas. No digo que todos nosotros seremos columnas o constructores de columnas, pero sí creo que en los años venideros, muchos hermanos, y aun algunas hermanas, se convertirán en columnas. Si usted no me cree ahora, le sugiero que espere algunos años. Entonces verá muchas columnas levantadas en el recobro del Señor. Cuando venga ese tiempo, me alegraré. Además, creo que muchos de nosotros nos convertiremos también en Hiram, en constructores de columnas. Dios necesita estos Hiram. En los días de Salomón se construyó un solo templo, pero ahora es necesario edificar muchas iglesias locales. ¡Cuántos Hiram se necesitan para esta obra! Cada iglesia necesita por lo menos uno. Cuando hay un Hiram en una iglesia local, esta iglesia está en la gloria. Alabado sea el Señor porque El levantó a muchos como Hiram en el pasado. Pero creo que en el futuro, el Señor perfeccionará a muchos más.

I. SU MADRE ES UNA MUJER DE LAS HIJAS DE DAN

  Veamos ahora lo que constituye a un Hiram o su constitución. Debemos conocer la constitución de los que construyen específicamente las columnas, no el edificio en general. En primero lugar, la madre de Hiram era “una mujer de las hijas de Dan” (2 Cr. 2:14). No se define si este Dan se refiere a la tribu o a la ciudad de Dan. Indudablemente se refiere al pueblo de Dan, pues la ciudad de Dan también pertenecía a dicha tribu. El padre de Hiram era un hombre de Tiro, que era un país pagano. Por consiguiente, la madre de Hiram venía de la tierra santa y su padre de un lugar pagano. Por muy extraño que parezca eso, la Biblia añade que Hiram mismo pertenecía a la tribu de Neftalí (1 R. 7:14). Por consiguiente, su madre era de Dan, su padre de Tiro, y él mismo era de Neftalí. ¿Cómo pudo haber sido de la tribu de Neftalí, puesto que su madre era de Dan y su padre de Tiro? La Biblia no lo dice. Es un misterio. A la luz del Nuevo Testamento, podemos percibir el significado de este misterio. El Nuevo Testamento nos revela que nacimos como seres pecadores y mundanos. Pero fuimos regenerados y transformados en hombres resucitados. Ser un hombre resucitado por la regeneración y la transformación equivale a ser trasladado a la tribu de “Neftalí” y dejar de pertenecer a “Dan” y a “Tiro”.

  Tomemos por ejemplo a un anciano que ha sido transformado. Un anciano no debe ser un caballero, sino un hombre transformado. Aunque cierto anciano sea hijo de una mujer de “Dan” y de un hombre de “Tiro”, él debe ser una persona trasladada a la tribu de “Neftalí”. En la vida de iglesia, la tribu de “Neftalí” es la tribu de la transformación. Cuando estamos en la tribu de “Neftalí” dejamos de ser como nuestra madre “de Dan” y como nuestro padre “de Tiro”. Usted pensará que voy demasiado lejos al decir que Neftalí se puede interpretar como la tribu de la transformación. Pero si sigue leyendo, ciertamente se convencerá de que así es. Entre las doce tribus, sólo una tribu, la tribu de Neftalí, es la tribu de la transformación. Judá es la tribu del reinado, Leví la del sacerdocio, y José la de la doble porción. Neftalí es la tribu de la resurrección. Estar en la resurrección denota estar en transformación.

  La tribu de Dan es la tribu de la idolatría que hizo caer al pueblo de Dios y lo alejó del camino. Génesis 49:17 declara: “Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete”. Según Jueces 18, eso fue exactamente lo que hicieron los danitas. Tomaron las imágenes que Micaía tenía en su casa y al sacerdote que Micaía había contratado para servir en su casa. Jueces 18:31 afirma: “Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho”. Esto fue lo que más hizo caer a los hijos de Israel; fue el mordisco de la víbora lo que hizo caer hacia atrás al jinete. Además, Jeroboam, el rey de las tribus del norte, estableció becerros de oro en Bet-el y en Dan para que los hijos de Dios cayeran (1 R. 12:28-30). Por esta razón, no se menciona a Dan en 1 Crónicas del 2 al 9, donde todas las demás tribus de Israel se enumeran en detalle. En dichos capítulos Dan queda excluido del registro del pueblo de Dios. Además, en Apocalipsis 7, donde los hijos de Israel son sellados, no se menciona la tribu de Dan.

  Detengámonos en algunos detalles relacionados con la tribu de Dan. Génesis 49:17 afirma que Dan era “serpiente junto al camino, víbora junto a la senda”. Dan era una serpiente, una víbora venenosa, que mordía los talones de los caballos, y hacía caer hacia atrás al jinete. En la carrera de la economía de Dios, esta víbora muerde el caballo y hace caer hacia atrás al jinete. Lo dicho en 49:17 no fue pronunciado por un calumniador, sino por Jacob como parte de la bendición para sus hijos. Cuando llegó el momento de dar su bendición a Dan, Jacob tuvo que ser fiel a la inspiración de Dios. Inmediatamente después de decir las palabras mencionadas en 49:17, Jacob dijo: “Tu salvación esperé, oh Jehová”. Esto significa: “Señor sálvame de esta serpiente, esta víbora”. En 49:16 Jacob dijo: “Dan juzgará a su pueblo, como una de las tribus de Israel”. Aquí Jacob ora pidiendo que Dan permaneciera como tribu. Esto indica que Dan corría el peligro de ser omitido. Por consiguiente, la oración de su padre también fue un vaticinio. Dios oyó esta oración. En el libro de Ezequiel vemos que en el milenio venidero la tribu de Dan será recobrada (Ez. 48:1).

  Estos detalles acerca de Dan indican que una madre que sea “una mujer de las hijas de Dan” es una madre en pecado. Todas nuestras madres son madres en pecado. En Salmos 51:5 David dijo: “En pecado me concibió mi madre”. El hecho de que la madre de Hiram perteneciera a la tribu de Dan indica que su origen, igual que el nuestro, era pecaminoso. El propio apóstol Pablo dijo que él era el primero de los pecadores (1 Ti. 1:15). En la esfera espiritual, a los ojos de Dios la madre de Pablo también era “una de las hijas de Dan”. Todos debemos confesar que nuestras madres también pertenecen a “Dan”. Si usted desea convertirse en un constructor de columnas, primero debe reconocer que nació en pecado. Podemos dar la apariencia de ser personas amables, humildes, buenas y puras; pero nuestro origen o nacimiento es el origen de la serpiente porque nuestra madre pertenece a “las hijas de Dan”. En Mateo 23:33 el Señor Jesús llama “serpientes” y “cría de víboras” a los religiosos. Si ustedes me dijeran: “Hermano Lee, usted no es bueno, usted es de una cría de víboras”, yo asentiría. En nosotros, es decir en nuestra carne, no hay nada bueno (Ro. 7:18). Todos debemos reconocer cuál es nuestro origen. Nuestro origen es el de una mujer que pertenece a la tribu de Dan, la tribu de una serpiente que muerde los talones de los caballos y que hace caer de la economía de Dios a los jinetes.

II. SU PADRE ES DE TIRO

  El padre de Hiram era un varón de Tiro (1 R. 7:14). Según Ezequiel 28, Tiro era un lugar dedicado al comercio (Ez. 28:16). Tiro era un centro mercantil, un lugar de comercio internacional, como los es Hong Kong hoy. Por estar lleno de mercancías, Tiro era uno con Satanás (Ez. 28:12). Ezequiel 28 revela que el rey de Tiro era uno con Satanás y que era la corporificación misma de Satanás. Donde hay comercio, allí está Satanás, pues él está en el comercio. Si ustedes desean ver a Satanás hoy en día, vayan a la ciudad comercial de Hong Kong.

III. EL MATRIMONIO DE SUS PADRES VA EN CONTRA DE LA SANTA NORMA DE DIOS

  La unión matrimonial de los padres de Hiram iba en contra de la santa norma de Dios (Dt. 7:3). Una mujer de la tribu de la serpiente se casó con un hombre del país de Satanás. ¡Vaya combinación! Esta mujer de la tribu de la serpiente se casó con un hombre del país de Tiro por las riquezas, el comercio.

  En la época de Hiram y también en la nuestra, se necesita habilidad para conseguir dinero. Esta es la razón por la cual hay muchos institutos técnicos en Estados Unidos. Las escuelas técnicas enseñan oficios, técnicas e intercambios que capacitan a la gente para ganar dinero. La única meta de estos institutos y de las universidades es proporcionar a la gente la capacitación necesaria para ganar dinero.

  Les aliento a todos ustedes a aprender la forma de ganar dinero. He sugerido a mis nietos que estudien medicina. Algunos santos han intentado disuadirlos aconsejándoles que interrumpan sus estudios de medicina, y diciéndoles que sólo necesitan leer la Biblia y amar al Señor, pero yo les he dicho: “No presten atención a esos consejos. Los que dicen eso no saben nada de la vida. Háganle caso a su abuelo; él conoce la vida mejor que todos ustedes. Estudien medicina”. Uno de mis nietos siguió mi consejo y obtuvo las mejores calificaciones en su primer año de estudio. No se imaginen que esto es amar al mundo. Como ustedes verán, tengo un propósito definido al hacer esto. Hiram llegó a ser el constructor de las columnas. Pero si su padre no hubiera sido de Tiro, él no habría tenido la habilidad de moldear las columnas. Todos nacimos de una madre “de la tribu de Dan” y todos necesitamos un padre de Tiro. Si nuestro padre es de Tiro, cuanto más lo sea, mejor. Si ustedes piensan que exagero al decir eso, les sugiero que lean este mensaje hasta el final.

IV. LLEGA A SER DE LA TRIBU DE NEFTALI

  Según el texto hebreo de 1 Reyes 7:14, vemos también que Hiram pertenecía a la tribu de Neftalí. Su madre era una danita y su padre de Tiro, pero Hiram finalmente llegó a pertenecer a la tribu de Neftalí.

A. Una cierva suelta

  En Génesis 49:21, Jacob dijo: “Neftalí, cierva suelta, que pronunciará dichos hermosos”. Aquí Jacob elogia a Neftalí. Una cierva no parece tener relación alguna con dichos hermosos. Sin embargo, no debemos entender la Biblia según nuestra mente natural, sino conforme a la Biblia misma.

1. Confía y se regocija en Dios

  Una cierva representa una persona que confía en Dios al hallarse en una situación desesperada. Habacuc 3:17 y 18 declaran: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”. Son ciervos los que confían en Dios y se regocijan en El en medio de una situación difícil, en la cual toda fuente de abastecimiento es cortada.

2. Anda en alturas

  Leamos Habacuc 3:19: “Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”. Los que confían en Dios no andan en valles, sino en las cimas de los montes. Si usted no sabe ejercitar la fe en Dios cuando se encuentre en una situación desesperada, se arrastrará por los valles; no andará por los montes ni saltará por ellos. Sólo los que confían en Dios cuando se hallan en una situación difícil pueden saltar por las cimas de los montes. La gente dirá: “Observe que la higuera no florece, la vid no lleva fruto, el olivo está seco, los campos no producen alimento, los rebaños no están en el redil, y no hay ganado en los corrales. ¡Oh, la situación es desesperada y nosotros estamos acabados!” Cuando oiga esto, debería decir: “Alabado sea el Señor. Este es el momento de confiar en El”. Si usted actúa así, no se desanimará. Por el contrario, saltará y brincará como una cierva en la cima de los montes.

3. Vive en resurrección

  La cierva también se menciona en el título del salmo 22, donde se lee: “Sobre la melodía de la cierva de la aurora” (heb.). Este salmo trata de Cristo en resurrección, quien pasa por la crucifixión. El primer versículo fue pronunciado por el Señor Jesús en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Pero el versículo 22 declara: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré”. Este versículo es citado en Hebreos 2:12, que relaciona al Cristo resucitado con la iglesia. Por consiguiente, el salmo veintidós, cantado con la melodía de la cierva de la aurora, trata del Cristo que está en resurrección con miras a la iglesia. En el Antiguo Testamento la cierva se refiere no solamente a una persona que confía en Dios y camina sobre las cimas de los montes, sino también a alguien que vive en resurrección por causa de la asamblea de Dios, por causa de la vida de iglesia.

  ¿Es usted una “cierva”, o “una tortuga”? Jamás he visto a una tortuga brincar sobre los montes. Las tortugas se encuentran en terrenos bajos, cerca del agua. Los que confían en Dios no son tortugas sino ciervas. Están en resurrección para el beneficio de la asamblea de Dios, la iglesia. Podemos ser esta clase de persona solamente por la regeneración y la transformación. Neftalí es la tribu de las ciervas, y una cierva representa una persona regenerada y transformada, una persona que confía en Dios, camina en la cumbre de los montes y vive en resurrección con miras a la vida de iglesia. ¡Cuán maravilloso es esto!

B. Pronuncia dichos hermosos

  Neftalí también pronuncia dichos hermosos. Neftalí estaba en tierra de Galilea (Mt. 4:15). El primer grupo de apóstoles provenía de Galilea, y Hechos 1:11 se refiere a ellos como “varones galileos”. De estos galileos, el pueblo de Neftalí, salieron dichos hermosos, es decir, la predicación del evangelio. En el Nuevo Testamento vemos que la predicación de estos galileos era la Palabra de vida (Hch. 5:20), la Palabra de gracia (Hch. 14:3), la Palabra de salvación (Hch. 13:26), la Palabra de sabiduría (1 Co. 12:8), la Palabra de conocimiento (1 Co. 12:8), y la Palabra de edificación (Hch. 20:32).

V. SU PADRE DE TIRO MUERE Y QUEDA VIUDA SU MADRE DANITA

  El apóstol Pablo era realmente un Hiram. No sé quien era la madre de Pablo, pero desde el punto de vista espiritual, estoy seguro de que era “una de las hijas de Dan”, una hija de la tribu de la serpiente. Indudablemente, en principio, el padre de Pablo era de Tiro. Pablo fue instruido “a los pies de Gamaliel” (Hch. 22:3), un doctor de la ley. En aquel entonces, la ley era la ciencia más elevada entre los judíos, y todo el que llegaba a ser doctor de la ley era considerado una persona extraordinaria. Gamaliel le enseñó a Pablo todo lo relacionado con la religión de sus antepasados. El hecho de que Pablo fuera instruido a los pies de Gamaliel equivalía a estudiar en un seminario hoy. Un seminario no enseña el comercio y, por lo tanto, difiere de un instituto técnico, pero el principio del seminario y del instituto técnico es el mismo: impartir conocimiento.

  Considere también el ejemplo de Moisés. Moisés nació de madre judía, pero fue criado en la familia real de Egipto. Hechos 7:22 declara: “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras”. El era un erudito en Egipto. Pablo era un erudito en conocimiento religioso, y Moisés era erudito en conocimiento seglar. No obstante, el principio era el mismo. De todos modos, tanto Moisés como Pablo llegaron a ser constructores de columnas. En 1 Corintios 3:10 Pablo dijo que él era un “sabio arquitecto”. Moisés y Pablo tenían una madre danita y un padre de Tiro. La familia real de Egipto era el padre de Tiro, el padre de Moisés, pues fue allí donde él aprendió toda la sabiduría de Egipto, ésta fue la fuente de sus habilidades egipcias. La enseñanza de Gamaliel fue la fuente del conocimiento de Pablo. De esta manera, Gamaliel llegó a ser el padre “tiriano” de Pablo.

  Veamos ahora un punto crucial: todos estos padres de Tiro deben morir. Hiram aprendió el oficio de su padre “tiriano”, pero dicho padre falleció. En el caso de Moisés, la familia real de Egipto murió y fue aniquilada. Después de que Moisés hubo obtenido todo el conocimiento de los egipcios, la fuente egipcia cesó. Del mismo modo, después de que Pablo lo hubo aprendido todo de Gamaliel, dicha fuente se cerró. Igualmente, todos nosotros debemos ser hijos de una viuda. Nuestro padre debe morir, pero nuestra madre debe permanecer viuda. Nuestro padre egipcio o nuestro Gamaliel debe morir, dejándonos así como hijos de una viuda. Esto significa que la fuente de nuestras habilidades seglares o religiosas debe morir, pero la fuente de nuestro ser humano debe seguir existiendo. Hoy en día, todos debemos tener un padre fallecido y una madre viuda.

  En los tiempos de Moisés nadie aparte de él podía haber entendido el plano del tabernáculo que Dios le dio, porque nadie más había recibido toda la sabiduría de los egipcios. Moisés recibió la sabiduría de los egipcios antes de cumplir los cuarenta años de edad. Después de obtenerla, él creyó estar en condiciones de libertar a su pueblo de mano de los egipcios (Hch. 7:23-25), pero fracasó en su intento. Después de huir de Egipto, vivió en el desierto por cuarenta años. Cuando cumplió ochenta años, se estimó a sí mismo como muerto. En su salmo, el salmo noventa, dijo que el hombre puede esperar vivir hasta los setenta años, y que los más fuertes pueden vivir hasta los ochenta (v. 10). Cuando Moisés cumplió ochenta años, quizá haya dicho para sí: “Estoy acabado. ¿Qué puedo hacer? Hace cuarenta años, pude haber hecho algo, pero no puedo hacer nada ahora. Todavía no estoy muerto, pero me estoy muriendo”. Mientras Moisés moría allí en el desierto, un día vio una zarza que ardía (Éx. 3:2). La zarza ardía, pero no se consumía. En la visión de la zarza ardiente, Dios parecía decir a Moisés: “Moisés, te haré arder, pero no te quemaré. No necesito que seas el combustible. Cuando tenías cuarenta años, tenías mucho combustible, pero ahora estás viejo y seco, y ya no tienes combustible. He venido para hacerte arder”. Cuando Moisés tuvo esta visión, su padre “tiriano” murió finalmente. Más tarde, mientras Moisés conducía a los hijos de Israel por el desierto, lo que había aprendido en el palacio real le fue de provecho. Nadie más tenía toda la sabiduría de los egipcios, y por eso, nadie más podía haber logrado lo que él hizo en el desierto.

  Ocurre lo mismo en el caso de un hermano que obtuvo mucho conocimiento bíblico en el pasado. Este conocimiento bíblico es su padre “tiriano”. No obstante, este padre debe morir. La fuente de su conocimiento bíblico debe ser eliminada. Entonces todo lo que aprendió en el pasado llegará a ser útil en la resurrección, y él podrá compartir una palabra como pocos pueden hacerlo. Así como la sabiduría de los egipcios llegó a ser útil en el Moisés resucitado, también todo lo que aprendimos en la universidad, el seminario o el instituto bíblico será útil en la resurrección. Pero si nuestro padre “tiriano” sigue vivo y nosotros permanecemos en la vida natural, la habilidad “de Tiro” no será de ningún provecho para la edificación del templo de Dios.

  Animo a todos los jóvenes a terminar una carrera universitaria. No usen lo espiritual como pretexto para no estudiar. Por el contrario, estudien con más diligencia que los estudiantes que no son creyentes. Saquen las mejores calificaciones, y sigan estudiando para obtener diplomas en educación superior. No se conformen con un solo doctorado, procuren obtener dos o tres. También aprendan a hablar otros idiomas. Obtengan las habilidades de “Tiro”, y el conocimiento egipcio. Conviértanse en doctores en biología, medicina o física nuclear. Pero dejen entonces que muera el padre “de Tiro”. Ya mencioné cómo alenté a mi nieto a estudiar medicina. Ahora les voy a decir lo que realmente me interesa. Después de que él termine sus estudios de medicina, le diré: “Olvídate de ejercer la medicina y usa tu capacitación médica para interpretar la Biblia”. Su capacitación en medicina le será muy útil. Jóvenes, obtengan el conocimiento más actualizado, gradúense en la universidad, y luego despídanse de su padre “de Tiro”. Gradúense en el seminario y luego digan: “¡Seminario, gracias y hasta luego! No tengo nada que ver contigo, pero usaré las habilidades que he recibido”.

  Jóvenes, todos ustedes deben estudiar. No usen como pretexto los tres mensajes de estudio-vida que leemos cada semana. Ustedes deben estudiar con ahínco y también leer los mensajes de estudio-vida. De otro modo, yo no confiaría en ustedes, porque el Señor no pondría ninguna confianza en ustedes. Ustedes deben conseguir el conocimiento de “Tiro” y graduarse en “la universidad de Tiro”. Pero después de terminar su educación “en Tiro”, deben poner a su padre “de Tiro” en un ataúd y sepultarlo, para que su madre danita quede viuda. Entonces podrán pertenecer a la tribu de Neftalí, y serán útiles en resurrección para el edificio de Dios.

  Algunos me preguntarán acerca de los apóstoles Pedro y Juan, haciendo notar que ellos no tuvieron una educación elevada y que en Hechos 4:13, los describían como hombres “sin instrucción e indoctos”. Por supuesto, eso es cierto. Pero ¿quién fue el principal constructor de columnas en el Nuevo Testamento? Pablo, indudablemente. Pedro escribió solamente dos epístolas, mientras que Pablo escribió catorce. Pedro mismo reconoció su limitación cuando recomendó los escritos de Pablo, pues dijo: “Nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito” (2 P. 3:15). Incluso reconoció que algunos de los escritos de Pablo eran difíciles de entender (2 P. 3:16). Pedro parecía decir: “Ustedes deben leer los escritos de Pablo para aprender algo más profundo que lo que yo pueda darles”. Necesitamos Pedros hoy en día, pero también necesitamos Pablos, personas que pueden escribir más epístolas. Algunos dirán: “¿Y qué del apóstol Juan? ¿Acaso no escribió él un evangelio de veintiún capítulos y el libro de Apocalipsis que contiene veintidós capítulos?” La educación “de Tiro” de Juan sólo le permitió hacer eso; él no pudo ir hasta donde fue Pablo. Juan pudo decir: “En el principio era el Verbo”, “en El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, y “he aquí el Cordero de Dios”. Pudo decir a la gente que si creía en Jesús, tendrían vida, pero que si no creían en El, morirían. No obstante, Juan no pudo escribir el capítulo cuatro ni el siete de Romanos, ni el libro de Efesios. Si se le hubiera pedido, habría dicho: “No puedo hacerlo. Vayan al hermano Pablo”. Juan estaba calificado para recibir la visión de la gran ramera y de la Nueva Jerusalén, pero no para ser el autor de libros como Romanos, Efesios y Hebreos.

  Hoy en día se necesitan en el recobro del Señor personas cultas. Jóvenes, ustedes deben intentar obtener la mejor educación. Distribuyan su horario cotidiano de esta manera: siete horas y media para dormir, una hora y media para comer, una hora para hacer ejercicio, ocho horas para estudiar y seis horas para las cosas espirituales. Si ustedes usan su energía de esta manera, cuando lleguen a los treinta años, podrán empezar su ministerio como lo hizo el Señor Jesús (Lc. 3:23). Estudien hasta la edad de treinta años. Si muchos de ustedes emprenden este camino, no nos faltarán edificadores de columnas.

  No se casen demasiado pronto. No me gusta ver a los hermanos casarse antes de los veinticinco años de edad. No tomen demasiado pronto la carga del matrimonio y los hijos. Más bien usen su tiempo y sus energías para estudiar. Veintiséis años es una buena edad para que los hermanos empiecen a tener hijos. Tampoco me gusta ver que las hermanas se casen antes de los veintidós años. Si las hermanas se casan prematuramente y de inmediato tienen hijos, tendrán demasiada carga, y eso las perjudicará. Sigan el horario que les recomendé hasta que tengan veinticinco años, y entonces observen los resultados. Sin duda esto será muy provechoso para el recobro del Señor.

  ¿Está usted ansioso de ser un Hiram? Si ése es el caso, debe relacionarse con su padre “de Tiro” y aprender las habilidades y el comercio “de Tiro”, y obtener el conocimiento de los egipcios. No abandone sus estudios. Termine una carrera universitaria, y ojalá un doctorado. Todos los santos de la iglesia deben ser personas eruditas. No somos ni indoctos ni iletrados. Por el contrario, queremos tener la educación más elevada. Deseamos tener toda la sabiduría de los egipcios, pero no deseamos trabajar para ellos; deseamos trabajar para el tabernáculo santo. Deberíamos decir: “Estudié medicina y física nuclear, pero no trabajo en eso. Laboro para la edificación de la iglesia. He aprendido un oficio, pero no trabajo en él. Estoy edificando las columnas para el templo de mi Dios”. Para cumplir esto, nuestro padre “de Tiro” debe morir; nuestra madre danita debe enviudar; y nosotros debemos pertenecer a la tribu de Neftalí, la tribu de la transformación. Sea usted una persona culta, pero no use su educación en los negocios de este mundo. Usela plenamente para la obra edificadora del Señor. Su vida y su ser no sólo deben ser transformados sino también trasladados. Ustedes deben dejar de pertenecer a “Dan” y a “Tiro”, y pertenecer totalmente a “Neftalí”. Como ciervas sueltas, debemos confiar en Dios, caminar en la cima de los montes y vivir en resurrección por causa de la vida de iglesia, declarando palabras de vida, gracia, salvación, sabiduría, conocimiento y edificación. Si somos así, seremos constructores de columnas.

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