Mensaje 19
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En el mensaje anterior vimos cuál es el verdadero significado del reposo sabático. Vimos que no se refiere simplemente al hecho de descansar después de terminar una labor, sino más bien al hecho de hallar satisfacción. Si usted tiene un deseo y éste no ha sido satisfecho, usted no podrá hallar descanso. El mejor reposo, el reposo verdadero, consiste en satisfacer el anhelo de nuestro corazón. Así pues, al considerar el tema del reposo sabático, es imprescindible que conozcamos el deseo que Dios tiene en Su corazón. La Biblia, de principio a fin, nos muestra que el deseo de Dios, según Su plan eterno, es que el hombre le exprese y le represente. Por esta razón, Él creó al hombre a Su imagen y le dio autoridad sobre todas las cosas (Gn. 1:26). Cuando el hombre expresa y representa a Dios sobre la tierra, el deseo de Dios es satisfecho. Cuando nosotros estamos satisfechos con el deseo de nuestro Dios, entonces hallamos descanso aun en medio de nuestras labores y ocupaciones. Cuando la Biblia menciona por primera vez al hombre, habla también de la imagen y el dominio de Dios, lo cual indica que el hombre fue destinado para expresar a Dios con Su imagen y representar a Dios con Su autoridad. En otras palabras, Dios determinó que el hombre le expresara y representara conforme a Su imagen y con Su autoridad, a fin de establecer un reino, un ámbito divino, en el cual pudiera gobernar la tierra. Esto se muestra claramente en Gn. 1.
Cuando llegamos al final de la Biblia, después de muchos siglos en los que Dios lleva a cabo su labor en la creación, redención, transformación y glorificación, vemos una ciudad que tiene la semejanza de Dios. El aspecto de Dios, quien está sentado en el trono, es semejante al jaspe (Ap. 4:2-3), y la Nueva Jerusalén, en su totalidad, también se asemeja al jaspe (Ap. 21:11, 18a), lo cual significa que Dios se expresará plenamente en esa ciudad y por medio de ella. Cuando usted ve esa ciudad, verá a Dios. Allí, en la Nueva Jerusalén, Dios será plenamente expresado. Además, en el centro de la ciudad está el trono de Dios (Ap. 22:1, 3), lo que indica que la autoridad de Dios también se encuentra allí. En la Nueva Jerusalén la imagen de Dios será expresada y Su autoridad será ejercida. Por lo tanto, en la eternidad futura, en la tierra nueva, la Nueva Jerusalén expresará y representará a Dios de una manera plena. Ése será el verdadero reposo sabático para Dios. Entonces Dios gozará de total reposo, porque el deseo de Su corazón habrá sido plenamente satisfecho. Él habrá obtenido lo que anhelaba. Éste es el verdadero significado del reposo sabático.
Basándonos en este entendimiento del reposo sabático, podemos distinguir en la Biblia diferentes eras o periodos relacionados con el reposo. Primero, los hijos de Israel en la era del Antiguo Testamento, eran el reposo sabático de Dios. Los hijos de Israel expresaron y representaron a Dios sobre la tierra. Aunque en la Biblia encontramos muchos relatos negativos de los hijos de Israel, no obstante, ellos expresaron y representaron a Dios. No debemos solamente fijarnos en el aspecto negativo de la historia de los hijos de Israel, sino también en el aspecto positivo. Al comienzo de mi vida cristiana, casi todo lo que escuchaba de los hijos de Israel era negativo. Mensaje tras mensaje se nos advertía que no debíamos ser como Israel. Como resultado, la idea quedó grabada en mí de que el libro de Números era el peor libro de la Biblia. Años después, descubrí que Números era un libro muy glorioso. Aunque es cierto que este libro nos presenta un aspecto negativo, también nos muestra un aspecto positivo. Por ejemplo, ¿qué sucedió cuando Balaam fue contratado para maldecir a Israel? Dios, en Su soberanía, se hizo cargo de esa situación e hizo que de la boca de Balaam brotara bendición en lugar de maldición. Balaam dijo: “No ha notado iniquidad en Jacob ni ha visto perversidad en Israel” (Nm. 23:21), y añadió: “¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus habitaciones, Israel!” (Nm. 24:5).
El Antiguo Testamento revela que Israel, el pueblo escogido de Dios, llegó a ser el reposo sabático de Dios. Israel tomó posesión de la buena tierra, y esa buena tierra llegó a ser la tierra de Emanuel (Is. 8:8). El nombre Emanuel significa “Dios con nosotros”. Por tanto, la tierra de Canaán fue llamada la tierra de Dios con el hombre, la tierra donde Dios podía estar con el hombre. Debido a que Dios tomó posesión de esa tierra por medio de los hijos de Israel, ellos se convirtieron en Su reposo sabático.
Finalmente, los hijos de Israel edificaron el templo para Dios y la gloria shekiná del Señor llenó dicho templo (1 R. 8:11). En esa ocasión, Dios no sólo descendió de los cielos, sino que Su gloria shekiná llenó el templo. Aquello fue aún más precioso que la creación de la tierra. Si Dios sólo hubiera creado la tierra, pero no hubiera sido capaz de poseerla y edificar en ella Su templo, Su morada, entonces, ¿de qué serviría la tierra? Fue sólo después de que el templo fue edificado que Dios pudo decir: “Ahora tengo una morada en la tierra”. La tierra que fue poseída por los hijos de Israel, no sólo llegó a ser la tierra de Emanuel, es decir, la tierra de Dios con el hombre, sino también el lugar donde fue edificada la morada de Dios. La expresión de Dios estaba allí en el templo, el cual vino a ser un símbolo de Israel como la morada de Dios en la tierra. Una vez que el templo fue edificado y lleno de la gloria de Dios, Dios pudo descansar. ¿No cree usted que los hijos de Israel también obtuvieron reposo? Sí, todos ellos pudieron reposar con Dios; éste fue un reposo sabático para ellos. Mientras todos ellos reposaban junto con Dios, ciertamente guardaban el sábado. Ésa fue la primera etapa del reposo sabático.
En Su economía Dios siempre hace las cosas de manera gradual. Primero, Dios tenía a Adán, y luego gradualmente tuvo a Abel, Enos, Enoc, Noé, Abraham y sus descendientes, y después, a los hijos de Israel. Pero eso no fue todo. Después de este desarrollo gradual, vino Jesús, el segundo hombre. Cuando el Señor Jesús fue bautizado, Dios se sintió feliz y satisfecho, y dijo: “Éste es Mi Hijo, el Amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:17). Cuando Dios dijo que tenía complacencia en el Hijo, quería decir que estaba satisfecho. En ese entonces, el Señor Jesús era el reposo sabático de Dios. No solamente Dios halló Su descanso en Él, sino que también muchos de Sus seguidores encontraron su descanso en el Señor Jesús. El Señor Jesús era el reposo sabático de Dios y Sus seguidores. Tanto Dios como Sus seguidores obtuvieron reposo en Él.
La iglesia es el agrandamiento y expansión de Cristo. Ya que Cristo es el reposo sabático de Dios, entonces, ¿cuánto más extensa debería ser la iglesia como el sábado Suyo? Si Israel era el reposo sabático de Dios, entonces la iglesia también debe serlo en una escala mayor. Asimismo, si el Señor Jesús en la carne era el reposo sabático de Dios, entonces la iglesia, por ser el Cuerpo de Cristo, debe significar un reposo aún mayor para Dios. Aunque muchas veces escuché que cuando acudimos al Señor Jesús hallamos descanso, nunca escuché que también podemos tener reposo cuando venimos a la iglesia. Hoy quiero anunciarles las buenas nuevas de que la iglesia es nuestro reposo.
En ningún otro lugar podemos encontrar tanto reposo como en nuestra propia casa. ¿No es la iglesia nuestro hogar? Si la iglesia es nuestro hogar, entonces ella ciertamente es nuestro reposo. ¿No es la iglesia la casa de Dios? Ya que la iglesia es la casa de Dios (1 Ti. 3:15), ella debe ser el reposo de Dios hoy.
En esta era, que es la era de la iglesia, Cristo es nuestro reposo. Pero ¿se han dado cuenta de que la iglesia es el agrandamiento de Cristo? Si Cristo mismo es nuestro reposo, entonces, ¿qué diremos de la iglesia, la cual es el agrandamiento de Cristo? Si Cristo, como individuo, es nuestro reposo, entonces, ¿qué podemos decir acerca de la iglesia como el Cristo corporativo? ¿Cómo pasar por alto al Cristo agrandado o al Cristo corporativo? No solamente Cristo como individuo es nuestro reposo, sino que también lo es como el Cristo corporativo. Nuestro reposo sabático no es solamente la Cabeza, sino también el Cuerpo. Recientemente el Señor me dio una carga, diciéndome: “¡Tú debes ir y decirle a Mi pueblo que la iglesia es su reposo sabático actual!”. Nunca antes vi tan claramente como ahora, que la iglesia es el reposo sabático actual.
Ahora analicemos las razones por las que hoy la iglesia es el reposo sabático. Primero, de acuerdo con Génesis 1 y 2, para que Dios pudiera disfrutar de Su reposo sabático, Él necesitaba de alguien que le expresara y representara. En otras palabras, para obtener Su reposo sabático, Dios requería de un hombre que tuviera Su imagen y Su autoridad. Inmediatamente después de la creación del primer hombre, el viejo hombre, Dios pudo tener un sábado porque había obtenido a un hombre que le expresaba y representaba. ¿No sería también lógico que Dios hallara reposo después de haber creado al nuevo hombre? La iglesia es al nuevo hombre (Ef. 2:15; 4:24). Si Dios gozó de un reposo sabático después de haber creado al viejo hombre, ciertamente debe haber disfrutado de un reposo aún mayor después de haber creado al nuevo hombre. No vivimos en la era de la creación del viejo hombre, sino en la nueva era, que comenzó cuando el nuevo hombre fue creado. Dios tiene un nuevo reposo sabático porque ha obtenido un nuevo hombre que le expresa y le representa. La primera vez que se menciona el reposo sabático es después que el primer hombre fue creado. Basándonos en este principio, podemos deducir que debe haber un reposo nuevo y aún mejor, después de la creación del nuevo hombre. Hoy en día nosotros nos encontramos en este nuevo sábado.
En segundo lugar, en Deuteronomio 12:9 se nos dice claramente que la tierra de Canaán era un reposo para Israel debido a que ésta era un reposo para Dios. Esta tierra fue un reposo para Dios porque en ella Dios pudo obtener Su morada y poner Su nombre (vs. 5, 11). El nombre representa a la persona misma. Cuando Dios dijo que pondría allí Su nombre, quería decir que Él mismo estaría en ese lugar. Cuando Dios dijo que Su nombre estaría allí parecía estar diciendo: “Mi nombre es Mi propia persona. El hecho de que Mi nombre permanezca allí, significa que Yo mismo moraré ahí. Yo me estableceré y haré mi morada en dicha tierra. Ese lugar será el lugar de Mi morada, y el lugar de Mi morada es Mi reposo”. ¿No es la iglesia la morada de Dios hoy en día? ¿No es ella la casa de Dios? Efesios 2:22 afirma que la habitación de Dios está en nuestro espíritu. Efesios 2:15 menciona el nuevo hombre y Efesios 2:22 habla de la morada de Dios. Tanto el nuevo hombre como la morada de Dios implican un reposo sabático. ¿No es la iglesia el nuevo hombre? Siempre y cuando la iglesia sea el nuevo hombre, tendremos el sábado. ¿No es la iglesia la morada de Dios? Siempre y cuando la iglesia sea la morada de Dios, nosotros también tendremos el reposo de Dios.
A fin de que Dios pueda obtener una morada que le exprese, es necesario que Su autoridad sea ejercida. En Génesis 1:26 podemos ver que la imagen trae consigo la potestad y que estos dos siempre van juntos. Eso quiere decir que el reino de Dios va acompañado de la expresión de Dios. Sin el reino como salvaguarda y protección, sería difícil que exista la expresión de Dios. Dondequiera que esté la expresión de Dios, allí siempre estará el reino de Dios. ¿No es la iglesia el reino de Dios hoy? Sí, ciertamente la iglesia es el reino de Dios hoy en día.
Juan 3:5 dice: “De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. En este versículo vemos que la regeneración nos introduce en el reino de Dios. Aun así, algunos aseguran que el reino de Dios no está presente hoy. Otros piensan que después de Mateo 13, el reino de Dios quedó suspendido. Según este concepto, después de que el Señor Jesús presentó el reino de Dios a los judíos y ellos lo rechazaron, el reino quedó suspendido. Sin embargo, si dicho concepto fuera cierto, ¿cómo podríamos conciliarlo con Juan 3:5 que afirma que la regeneración nos introduce al reino? ¿No ha nacido usted de nuevo? Puesto que volvimos a nacer, ahora nos encontramos en el reino de Dios. Juan 3 nos dice que al nacer de nuevo, entramos en el reino de Dios. Cuando un animal nace, inmediatamente entra en el reino animal. Asimismo, cuando un hombre nace, entra en el “reino humano”. Por tanto, puesto que nacimos de Dios, por medio de dicho nacimiento entramos en el reino de Dios. ¿No tenemos acaso la vida divina? Ya que tenemos la vida divina, ¿cómo podríamos decir que no estamos en el reino de Dios?
No debemos dejarnos influenciar por el concepto de que el reino de Dios no está presente y que debemos esperarlo. Es cierto que no podemos afirmar que el reino de Dios haya venido en todos sus aspectos ni de una manera plena, pero sí podemos afirmar que el reino ya está aquí. Mientras que Mateo 6:10 nos enseña a orar: “Venga Tu reino”, Mateo 16:18-19 indica que el reino viene cuando la iglesia ha sido edificada. En Mateo 16:18 el Señor Jesús dijo: “Edificaré Mi iglesia”. Y en el siguiente versículo dijo: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”. Aquí vemos que los términos iglesia y reino se usan de modo intercambiable, lo cual comprueba que la iglesia es el reino, y que el reino es la iglesia. Cuando Pedro usó las llaves para abrir el reino, en ese momento la iglesia fue edificada. Aunque todo el libro de Mateo trata acerca del reino, la iglesia se menciona en los capítulos 16 y 18. Mateo 18:15-17 nos dice que si un hermano con quien tenemos algún problema, no nos escucha, debemos decírselo “a la iglesia”, y que si también rehúsa oír a la iglesia, la iglesia debe tenerlo por gentil y recaudador de impuestos. Inmediatamente, después de decir esto, el Señor dijo que la iglesia tiene autoridad para atar y desatar, lo cual nos muestra que la iglesia es la realidad del reino.
Otros libros del Nuevo Testamento también revelan que la vida de iglesia hoy es el reino. En Romanos, un libro que trata acerca de la vida de iglesia y no del reino, vemos que el reino de Dios es la vida de iglesia. Romanos 14:17 dice: “El reino de Dios [es] [...] justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. La vida de iglesia es el reino de Dios hoy.
El libro de Efesios también nos muestra que la iglesia es el reino de Dios hoy. Efesios 2:15 habla del nuevo hombre; Efesios 2:22, habla de la morada de Dios en nuestro espíritu; y Efesios 3:21 habla acerca de la iglesia. Finalmente, en Efesios 5:5 vemos a la iglesia como el reino de Dios. Así pues, el nuevo hombre es la morada de Dios, la morada es la iglesia, y la iglesia es el reino. Por tanto, la iglesia hoy es el reino de Dios. Hebreos 12:28 dice que estamos recibiendo un reino inconmovible. No sólo lo esperamos, sino que ya empezamos a recibirlo.
Vemos lo mismo en el libro de Apocalipsis. Aunque muchos cristianos sostienen el concepto de que el reino no ha venido todavía, sino que vendrá en el futuro, en Apocalipsis 1:9 el apóstol Juan dice: “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús”. Este versículo indica que ya Juan estaba en el reino. ¿En qué consistía el reino para él en aquel entonces? De acuerdo con los siguientes versículos (10-13), el reino era la iglesia. Por consiguiente, la iglesia hoy en día es el reino donde la autoridad de Dios es ejercida y representada. Donde Dios ejerce Su dominio, allí se encuentra el reposo. Así que la iglesia, por ser el reino de Dios hoy, es el reposo sabático de Dios. Ya que la iglesia tiene la imagen de Dios y es el reino de Dios, ella constituye un reposo sabático para Dios.
Ahora debemos leer Hebreos 3:6-7, que dice: “Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy Su voz”. El versículo 6 dice que nosotros somos la casa de Dios y que el Hijo de Dios está ahora sobre dicha casa, cuidándola. Si hemos de disfrutar a Cristo debemos estar en Su casa y ser parte de ella. El versículo 7 empieza con la frase por lo cual, indicando que da continuación al versículo anterior. La expresión por lo cual, que sirve para unir los versículos 6 y 7, indica que debemos cuidar de la casa de Dios, pues, de lo contrario, perderemos el sábado y no entraremos en el reposo. Hebreos 4:7, continúa lo dicho en 3:7, y dice: “Otra vez el Espíritu Santo determina un día: hoy, diciendo después de tanto tiempo, en David, como dijo antes: ‘Si oís hoy Su voz, no endurezcáis vuestros corazones’”. Después de esto, los versículos 8 y 9 añaden: “Porque si Josué les hubiera introducido en el reposo, el Espíritu no habría hablado después de otro día. Por tanto, queda un reposo sabático para el pueblo de Dios”. Si juntamos todos estos versículos, descubriremos que hoy el reposo sabático es la casa de Dios. Por tanto, si no permanecemos en la casa de Dios, perderemos el reposo sabático. El escritor de este libro parecía estar diciendo a los creyentes hebreos: “Vuestros padres en el desierto no escucharon a la palabra de Dios. Por eso, más adelante, en el libro de Salmos, el Espíritu estableció otro día para que vosotros entraseis en el reposo. ¿Cuál es el reposo al que necesitáis entrar hoy? Es la casa de Dios, sobre la cual está Cristo, el Hijo de Dios”. La frase “por lo cual”, que aparece en Hebreos 3:7, es muy importante. Si no estuviera esta frase aquí, no nos daríamos cuenta de que el reposo sabático hoy en día es la casa de Dios, la cual se halla bajo el cuidado del Hijo de Dios.
A pesar de que miles de creyentes han sido salvos, muchos de ellos todavía permanecen en el desierto y no han entrado en la buena tierra. ¿Dónde está la buena tierra hoy en día? En el lugar donde están la morada y el reino de Dios. Esto es la vida de iglesia. La iglesia es la casa de Dios, la morada de Dios y el reino de Dios. Así pues, la iglesia es la buena tierra hoy en día. Si no vemos esto, perdemos el reposo sabático actual.
Por muchos años me pregunté en qué consistía el reposo sabático mencionado en Hebreos 4; ninguna de las interpretaciones que llegué a escuchar me satisfacían. Pero ahora que he podido ver que la iglesia es el reposo sabático de hoy, me siento plenamente satisfecho y en reposo respecto a este asunto. La casa de Dios, la cual está bajo el cuidado del Hijo de Dios, es nuestro reposo, nuestro hogar, nuestra patria, la tierra de Emanuel y la buena tierra que fluye leche y miel.
En Mateo 11:28-30 el Señor Jesús dijo que si estábamos cargados y veníamos a Él, Él mismo sería nuestro descanso, y luego en Mateo 12:8 dijo que Él era Señor del sábado. ¿Dónde hallamos a este Cristo que es nuestro reposo y Señor del sábado? Lo hallamos en la iglesia. Si hemos de tomar a Cristo como nuestro reposo, tenemos que estar en la iglesia. El libro de Apocalipsis dice claramente que este Cristo, quien es todo-inclusivo, anda ahora en medio de los candeleros, esto es, entre las iglesias. Y no sólo esto, sino que, tal como lo revela Apocalipsis 2 y 3, Él es el Espíritu que habla a las iglesias. Si usted quiere tener contacto con Él, disfrutarle y participar de Él como su reposo, usted necesita estar en la iglesia. La iglesia es hoy nuestro sábado. Si aplicamos este concepto a todos los versículos de Isaías que hablan acerca del sábado, podremos ver cuán significativo es esto. ¿Cómo guardamos el sábado hoy en día? Al participar de la vida de iglesia. ¡Oh, cuánto necesitamos tener la vida de iglesia! Nosotros somos quienes verdaderamente guardamos el sábado; de hecho, nosotros guardamos el sábado día tras día. ¡Cuán grandioso es el sábado del cual disfrutamos hoy! ¡Cuánto descanso nos proporciona!
En el libro de Hebreos se menciona la iglesia pocas veces pero de manera enfática. Hebreos 2:12 dice: “Anunciaré a Mis hermanos Tu nombre, en medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanzas”. La iglesia es el lugar donde el Hijo primogénito de Dios puede anunciar el Padre a Sus hermanos y donde puede cantar alabanzas al Padre. Esto no es nada insignificante. Muchos de nosotros podemos testificar que donde estuvimos por muchos años antes de venir a la iglesia, nunca nos percatamos de que el Hijo de Dios estuviera anunciándonos al Padre o cantando alabanzas al Padre en medio de nosotros. Tal vez usted haya asistido a muchas de las llamadas reuniones cristianas, pero ¿alguna vez tuvo la sensación de que ahí estaba el Hijo de Dios alabando al Padre en medio de ustedes? ¿Y qué tal hoy en las reuniones de la iglesia? Reunión tras reunión tenemos el sentir de que el Señor nos está revelando la vida, la realidad, del Padre. Cada vez que nos reunimos sentimos que el Señor está contento con nosotros y que el Hijo de Dios está alabando al Padre. Éste es el reposo sabático.
En Hebreos 2 se menciona la iglesia, donde el Hijo de Dios alaba al Padre, y en el capítulo 3 se encuentra la casa de Dios, la cual el Hijo de Dios cuida de una manera excelente. Esta iglesia, esta casa, es el reposo sabático. Después de mencionar estos dos asuntos en los capítulos 2 y 3, el escritor de Hebreos habla del reposo sabático que queda para el pueblo de Dios en el capítulo 4, y nos dice que debemos procurar, “con diligencia, entrar en aquel reposo” (v. 11). ¿A qué se refiere el reposo, la buena tierra, que se menciona aquí? Se refiere a la vida de iglesia, que es la casa de Dios, a la iglesia en medio de la cual el Hijo de Dios alaba al Padre, y a la casa de Dios, la cual el Hijo cuida. La frase por lo cual, que aparece al comienzo de 3:7, y que, como hemos dicho, relaciona la casa de Dios del capítulo 3 con el reposo sabático del capítulo 4, es una prueba contundente de que la vida de iglesia es el reposo sabático actual. Todos debemos esforzarnos por entrar en este reposo, y una vez hayamos entrado, no debemos abandonarlo jamás.
Bernabé es un ejemplo de una persona que abandonó el reposo sabático. Bernabé introdujo al apóstol Pablo a su ministerio y por un buen tiempo fue un apóstol que trabajó junto con Pablo (Hch. 9:26-27; 11:25-26; 13:2; 14:14). No obstante, con el tiempo Bernabé llegó a disentir de Pablo y se separó de él, y siguió su propio camino, llevándose a Marcos, mientras que Pablo salió con Silas a confirmar a las iglesias (Hch. 15:36-41). A partir de ese momento, no se volvió a nombrar a Bernabé en el libro de Hechos, debido a que él había abandonado por completo el reposo sabático que es la vida de iglesia. Bernabé, después de haber entrado al reposo sabático y haber permanecido en él por algún tiempo, lo abandonó por haber caído en disensión. A partir de entonces, él quedó excluido del reposo sabático y de la economía divina.
En Romanos 16:17-20 encontramos una advertencia tocante a la disensión. El versículo 17 dice: “Ahora bien, os exhorto, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la enseñanza que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”. Los tropiezos aquí se refieren al hecho de apartarnos de la vida de iglesia. Tales divisiones y tropiezos nos apartarán del reposo sabático. Esto no sólo sucede hoy, sino que también sucedió en los días de Pablo. Si quisieran corroborar con aquellos que hoy disienten y se oponen a la vida de iglesia, descubriremos que ninguno de ellos tiene reposo. En lugar de tener gozo y paz, tienen envidia, porque no están en el reposo sabático ni en la buena tierra. Todo el que disienta en contra de la vida de iglesia y se oponga a ella, perderá el reposo sabático. En Romanos 16:18 Pablo añade: “Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Cristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos”. Aquellos que disienten han desarrollado un gusto, un deseo y un apetito por su propio reino, su propio imperio. No presten atención a sus argumentos ni a sus excusas; el factor que realmente los motiva es tal apetito. Ellos tienen hambre de algo, pues en lo profundo de su ser hay un gran vacío, y andan en busca de algo que satisfaga sus deseos. Éste es el significado de la palabra “vientre” en este versículo. Los disidentes usaban suaves palabras y lisonjas, y de este modo engañaban los corazones de los ingenuos. Luego, el versículo 20, ciertamente se refiere al reposo sabático, al decir: “El Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros”. Cuando el Dios de paz está presente y Satanás es aplastado, ciertamente disfrutamos del reposo sabático. La gracia del Señor también alude al reposo. No debemos distraernos con los disidentes, sino más bien permanecer en la iglesia para disfrutar del reposo sabático. La iglesia es lo que Dios anhela hoy en día. Por eso, ella es Su reposo sabático.