Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Hechos»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 37

LA PROPAGACION EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(3)

  Lectura bíblica: Hch. 13:13-43

  En este mensaje, llegamos a Hch. 13:13-52. Este pasaje de Hechos narra que Pablo y sus compañeros llegaron a Antioquía de Pisidia, donde predicaron al Cristo crucificado y resucitado como Salvador (vs. 13-43). No obstante, como veremos, fueron rechazados por los judíos (vs. 44-52).

  Leamos Hechos 13:13: “Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan se apartó de ellos y volvió a Jerusalén”. Podemos ver en Hch. 15:38, que Juan probablemente los dejó por una razón negativa, lo cual desalentó a Pablo y a su compañero. No obstante, finalmente fue recobrado y sirvió con Pablo al final del ministerio de éste (Col. 4:10-11; 2 Ti. 4:11).

ENTRARON EN LA SINAGOGA

  Leamos Hechos 13:14: “Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de sábado y se sentaron”. Los apóstoles no fueron a la sinagoga para observar el sábado, sino para aprovechar la oportunidad de predicar el evangelio. Como vemos en 13:5, ellos sólo asistieron a la reunión de la sinagoga judía para valerse de esa reunión y anunciar la palabra de Dios, tal como lo hizo Jesús en Su ministerio terrenal (Mt. 4:23; Lc. 4:16).

  En Hechos 13 se presenta un modelo que debemos seguir hoy en día. Cuando Pablo iba a las sinagogas, él seguía los pasos del Señor Jesús, quien también enseñaba en las sinagogas. Si en determinada ciudad había una sinagoga, Pablo iba allí, no porque fuera judío ni porque deseara observar el día de sábado o aprender de la Palabra de Dios, sino para aprovechar la oportunidad de anunciar la Palabra del evangelio de Dios. En las sinagogas se enseñaban las Sagradas Escrituras y se congregaba mucha gente, judía y gentil, quienes buscaban a Dios. Por tanto, vemos que Pablo fue sabio al ir a las sinagogas.

  En 13:15, vemos que en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, se le brindó a Pablo la oportunidad de hablar: “Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad”. Las palabras griegas traducidas “si tenéis alguna palabra” significan literalmente “si está en ustedes alguna palabra”. Cuando Pablo se levantó y habló, él se dirigió a los que estaban presentes en la sinagoga, diciendo: “Varones israelitas, y los que teméis a Dios” (v. 16). La frase “los que teméis a Dios” se refiere a los gentiles que buscaban a Dios.

  El hecho de que Pablo fuera a las sinagogas corresponde también con el principio básico según el cual el evangelio de Dios debe ir primeramente a los judíos, y luego a los gentiles (Ro. 1:16).

  En Juan 10, el Señor Jesús indicó que tanto judíos como gentiles son las ovejas que componen el único rebaño. En Juan 10:16, el Señor dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; es preciso que las guíe también, y oirán Mi voz; y habrá un solo rebaño, y un solo Pastor”. Las “otras ovejas” se refiere a los creyentes gentiles (Hch. 11:18), y “un solo rebaño” significa una sola iglesia, el Cuerpo de Cristo (Ef. 2:14-16; 3:6), producido por la vida eterna y divina del Señor, la cual El impartió en Sus miembros por medio de Su muerte (Jn 10:10-18). En Juan 10:16, el redil representa al judaísmo y el rebaño es la iglesia. Fuera del redil del judaísmo se mencionan otras ovejas, los creyentes gentiles, quienes habrían de reunirse con los creyentes judíos para formar un solo rebaño. Como ya indicamos, este rebaño es la iglesia.

  Sé de algunos himnos que equiparan a la iglesia con el redil; sin embargo, este concepto es erróneo. La iglesia no es el redil en donde se resguardan las ovejas, sino un rebaño, es decir, las ovejas mismas en el sentido colectivo. El redil y el rebaño son dos cosas distintas, en tanto que la iglesia y el rebaño son lo mismo. El judaísmo fue un redil usado por Dios para resguardar a Sus ovejas provisionalmente. Un redil sirve para resguardar a las ovejas durante el invierno, el mal tiempo o la noche. La época del Antiguo Testamento fue un periodo nocturno. Las ovejas del Señor debían permanecer en ese redil hasta que apareciera el Señor Jesús (Lc. 1:78-79). Como Pastor, el Señor Jesús llamó a las ovejas a salir del redil, es decir, a salir de la religión judía.

  Los cristianos hoy piensan que las denominaciones son iglesias. Pero en realidad, las denominaciones son rediles que guardan a los creyentes, quienes son los miembros de la iglesia. Cada denominación es un redil, pero la iglesia es el rebaño.

  En la época del Nuevo Testamento, las sinagogas del judaísmo eran los rediles, en los cuales muchas ovejas de Dios eran resguardadas. Cuando el Señor Jesús vino, El llamó al pueblo escogido de Dios a salir del redil del judaísmo. Pablo, por su parte, hizo lo mismo. Cada vez que iba a una ciudad, iba al redil, a la sinagoga, porque sabía que en ese lugar se resguardaban muchas ovejas de Dios. Esa era la razón por la cual mucha gente creía cuando Pablo predicaba en las sinagogas; entre ellos, incluso se encontraban algunos griegos. El ministerio del apóstol Pablo no consistía solamente en llamar al pueblo elegido de Dios a salir de la religión judía, sino también en ganar a los creyentes gentiles. De este modo, tanto creyentes judíos como gentiles se unieron para formar la iglesia, el único rebaño. Hoy en día en el recobro del Señor no edificamos un redil, sino cuidamos del rebaño de Dios.

  El hecho de que Pablo fuera a las sinagogas constituye otro aspecto del modelo de Hechos 13. Debemos aprender de Pablo, y visitar los lugares donde se reúne el pueblo escogido de Dios.

PREDICABA Y ENSEÑABA LA PALABRA BASADO EN LAS SANTAS ESCRITURAS

  Las sinagogas eran el lugar donde el pueblo que buscaba a Dios estudiaba las Santas Escrituras. Cada vez que Pablo iba a una sinagoga, predicaba y enseñaba basado en la Biblia, la cual, en aquel tiempo, sólo constaba del Antiguo Testamento. Pablo y Bernabé no predicaban ni enseñaban conocimiento humano, ni nada que se originara en ellos. Por el contrario, ellos únicamente predicaban y enseñaban la Palabra basándose en las Santas Escrituras. Cada vez que iban a una sinagoga, ellos predicaban basados en la Biblia.

  Las palabras de Pablo en 13:17-22 se apoyan enteramente en las Escrituras. El declaró en el versículo 17: “El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, durante la estancia de ellos en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella”. Luego, en los versículos 18 y 19 agrega: “Y por un tiempo como de cuarenta años los llevó en brazos como nodriza en el desierto; y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia la tierra de ellas”. Los cuatrocientos cincuenta años abarcan desde el éxodo del pueblo (v. 17), hasta los tiempos de Samuel el profeta (v. 20), cuando David reinaba sobre toda la nación de Israel (2 S. 5:3-5; cfr. Jue. 11:26; 1 R. 6:1).

  En 13:20-22 Pablo añade: “Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Después de quitar a éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a Mi corazón, quien hará Mi voluntad”. David era un hombre conforme al corazón de Dios, es decir, conforme al deseo que Dios tiene en Su corazón, y no solamente conforme a las palabras de Dios. Esta clase de hombre hace toda la voluntad de Dios.

PREDICO A CRISTO

Se centró en Cristo

  Hemos visto que Pablo, al predicar y enseñar, se basó en el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento contiene diversos aspectos: la historia, la ley, los tipos y las profecías. Los judíos estudiaban el Antiguo Testamento semana tras semana, pero no prestaban atención a Cristo. Pensaban en el Mesías, pero no entendían a Cristo. En cambio a Pablo, cuando iba a las sinagogas para predicar y enseñar, no le importaba otra cosa que presentar a Cristo.

  Cuando decimos que Pablo predicaba exclusivamente a Cristo, tal vez algunos digan: “¿Acaso Pablo no empezó su predicación con un relato histórico del Antiguo Testamento? ¿No habló él de cuando Dios sacó a Su pueblo de Egipto, y también mencionó a Saúl y David?” Efectivamente, Pablo habló de estas cosas, no obstante, él lo hizo para establecer una base para predicar a Cristo. En el versículo 22, Pablo dice de David, que él era un hombre conforme al corazón de Dios. Luego, en el versículo 23, añade: “Del linaje de éste, y conforme a la promesa, Dios trajo a Jesús por Salvador a Israel”. Después de haber dado una pequeña introducción, Pablo llegó al punto central de su mensaje, el cual estaba totalmente enfocado en Cristo. Así que luego de presentar un trasfondo histórico que abarcaba hasta la época de David, Pablo indicó que de la simiente de David, Dios levantó a un Salvador, a Jesucristo, y que en El está la salvación.

  En 13:24 y 25, Pablo menciona a Juan el Bautista: “Antes de Su manifestación, proclamó Juan el bautismo del arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo el Cristo; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies”. Las palabras griegas traducidas “antes de Su manifestación” significan literalmente “delante del rostro de Su entrada”, lo cual es un modismo hebreo. Pablo indica que antes de la venida de Cristo, Juan proclamaba el bautismo del arrepentimiento. El arrepentimiento es un cambio en la manera de pensar, y el bautismo sepulta a las personas arrepentidas; en el bautismo son terminadas para que el Salvador los haga germinar por medio de la regeneración (Jn. 3:3, 5-6).

  Cuando Pablo habló de “la palabra de esta salvación”, él dio énfasis a la crucifixión de Cristo, y señaló que el pueblo de Israel lo había matado. En el versículo 27, él declaró: “Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no reconociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de sábado, las cumplieron al condenarle”. Ellos juzgaron al Señor Jesús y lo condenaron a muerte (Lc. 24:20). “Y habiendo cumplido todas las cosas que de El estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro” (v. 29).

Dios le levantó de los muertos

  A partir del versículo 30, Pablo prosiguió hablando acerca de la resurrección de Cristo, diciendo: “Mas Dios le levantó de los muertos”. Hemos dicho que el libro de Hechos declara que Dios levantó a Jesús (2:24-32), y que Dios le resucitó de los muertos (10:40-41). Con respecto al Señor como hombre, el Nuevo Testamento señala que Dios le levantó de los muertos (Ro. 8:11), pero considerándolo como Dios, afirma que El mismo resucitó de los muertos (1 Ts. 4:14).

El Hijo primogénito de Dios en resurrección

  Pablo indicó que el Cristo resucitado “se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con El de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son Sus testigos ante el pueblo” (v. 31), y después de eso añadió: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de la promesa hecha a los patriarcas, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: ‘Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy’”. La resurrección fue el nacimiento del Hombre Jesús. El fue engendrado por Dios en Su resurrección, a fin de ser el Hijo primogénito de Dios entre muchos hermanos (Ro. 8:29). El era el Hijo unigénito de Dios desde la eternidad (Jn. 1:18; 3:16). Pero después de la encarnación, y por medio de la resurrección, fue engendrado por Dios en Su humanidad para venir a ser el Hijo primogénito de Dios.

  Si no fuese por Pablo, no creo que podríamos ver que el salmo 2 habla de la resurrección de Cristo. Pablo vio la resurrección del Señor en las palabras: “Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy”, y en su mensaje aplicó la palabra “hoy” al día de la resurrección del Señor. Esto indica que la resurrección de Cristo fue Su nacimiento como Hijo primogénito de Dios. Jesús, el Hijo del Hombre, nació como Hijo de Dios al levantarse de los muertos. Así que el hecho de que Dios levantara a Jesús de entre los muertos significa que lo engendró, a fin de hacerlo Su Hijo primogénito. Debemos darnos cuenta de que la resurrección del Señor era en realidad Su nacimiento. Este es un asunto muy crucial.

Los dos nacimientos del Señor

  El Señor Jesús en realidad tuvo dos nacimientos. En el primero de ellos, El nació de María y vino a ser el Hijo del Hombre. Luego, treinta y tres años y medio después, El fue crucificado, sepultado y levantado de entre los muertos. Mediante la resurrección, el Señor experimentó Su segundo nacimiento, pues como hombre que era, El nació para convertirse en el Hijo de Dios. Por tanto, el Señor en Su primer nacimiento nació de María y así llegó a ser el Hijo del Hombre, pero en Su segundo nacimiento, El nació en resurrección para venir a ser el Hijo de Dios.

El Hijo unigénito y el Hijo primogénito

  Cuando decimos que Cristo llegó a ser el Hijo de Dios mediante la resurrección, tal vez algunos objeten y digan: “¿Acaso nuestro Señor no era el Hijo de Dios desde la eternidad?” Efectivamente, desde la eternidad El era el Hijo de Dios. Antes de Su primer nacimiento, es decir, antes de nacer de María y llegar a ser el Hijo del Hombre, El ya era Hijo de Dios. El evangelio de Juan subraya el hecho de que Jesucristo es el Hijo de Dios; El es y siempre será el Hijo de Dios. Ahora bien, si ya era el Hijo de Dios antes de Su encarnación, ¿Por qué le era necesario nacer nuevamente como Hijo de Dios en Su resurrección? Para contestar esta pregunta, debemos estudiar cuidadosamente la Biblia.

  En Romanos 8:29 y Hebreos 1:6 se afirma que Cristo es el Hijo primogénito. Así que, en Su segundo nacimiento, el Señor Jesús nació como Hijo primogénito de Dios. Por consiguiente, el Nuevo Testamento revela que El es el Hijo de Dios en dos aspectos. En el primer aspecto, El era el Hijo unigénito de Dios, pero en el segundo, El es ahora el Hijo primogénito de Dios. La palabra “unigénito” indica que Dios tiene un solo Hijo. Juan 1:18 y 3:16 hablan del Hijo unigénito de Dios. Desde una perspectiva eterna, Cristo era el Hijo unigénito de Dios; ésta era Su condición eterna. Sin embargo, mediante la resurrección, El nació como hombre y llegó a ser el Hijo primogénito de Dios. La palabra “primogénito” indica que Dios tiene ahora muchos hijos (He. 2:10). Nosotros, quienes creímos en Cristo, somos los muchos hijos de Dios y los muchos hermanos del Señor, hermanos del Hijo primogénito de Dios (Ro. 8:29).

La corporificación de la vida y la propagación de la vida

  El Señor Jesucristo, como Hijo unigénito de Dios, es la corporificación de la vida divina. El evangelio de Juan recalca el hecho de que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que como tal, corporifica la vida divina (Jn. 1:4). Por otra parte, vemos que, mediante la resurrección, Cristo llegó a ser el Hijo primogénito de Dios con el fin de dispensar la vida y propagarla. Inicialmente, El era el Hijo unigénito, la corporificación misma de la vida; pero ahora, El es el Hijo primogénito a fin de propagar la vida. El hecho de que el Señor llegara a ser el Hijo primogénito de Dios en resurrección dio como resultado que la vida divina se dispensara en todos Sus creyentes, y de ese modo, la vida que estaba corporificada en El, se propagara. Es esencial que veamos esto.

  Pablo en el capítulo trece de Hechos no presentó a Cristo como el Hijo unigénito de Dios —como lo hace el evangelio de Juan— sino que proclamó que Cristo llegó a ser el Hijo primogénito de Dios, a fin de propagarse. Es por eso que Pablo se refirió a la resurrección del Señor Jesús como Su segundo nacimiento. Mediante este nacimiento, Cristo llegó a ser el Hijo primogénito de Dios, con miras a propagar la vida divina.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración