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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Hechos»
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Mensaje 64

LA PROPAGACION EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(30)

  Lectura bíblica: Hch. 24:22-27; Gá. 1:17; Col. 1:25; 1 Ti. 1:3-4; 2 Ti. 1:14; 2:2, 22

  En Hch. 24:1-9 el abogado de los judíos acusa a Pablo, y en Hch. 24:10-21, Pablo se defiende ante Félix, el gobernador romano de Judea. Luego, en 24:22-27, vemos que el apóstol permaneció bajo la custodia del político romano injusto y corrupto. Leamos Hechos 24:27: “Pero al cabo de dos años, recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo”. Lucas no revela lo que Pablo hizo durante esos dos años. Por tanto, en este mensaje hablaremos de lo que él probablemente hizo en ese lapso de tiempo.

PABLO RECIBIO REVELACION POR MEDIO DEL CONOCIMIENTO QUE TENIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

  Lucas no comenta nada acerca de los dos años que Pablo permaneció bajo custodia en Cesarea, así como tampoco menciona lo que él hizo cuando estuvo en Arabia, después de su conversión. Respecto a su estadía en Arabia, Pablo solamente dijo: “Ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco” (Gá. 1:17). Es difícil determinar a qué lugar de Arabia fue, y cuánto tiempo permaneció allí después de su conversión. De cualquier forma, debe de haber sido un lugar apartado de los cristianos, y el tiempo de su estancia probablemente fue largo. El se refirió a esto para indicar que no había recibido el evangelio de parte de los hombres (Gá. 1:12). Esto indica que durante su estadía en Arabia, Pablo seguramente recibió directamente del Señor alguna revelación acerca del evangelio.

  Indudablemente el conocimiento que Pablo poseía del Antiguo Testamento le permitió recibir la revelación divina de parte del Señor mientras estuvo en Arabia. El apóstol era un asiduo estudiante del Antiguo Testamento. Este hecho lo demuestra la forma en que explicó el Antiguo Testamento en las Epístolas a los Romanos, Gálatas y Hebreos. Al leer estas epístolas, vemos que él tenía un conocimiento completo del Antiguo Testamento y, por otra parte, que poseía el debido discernimiento de las Escrituras. Un ejemplo de esto es la alegoría que Pablo presenta acerca de Sara, la esposa de Abraham, y de Agar, la concubina de éste, en donde declara que estas mujeres representan dos pactos (Gá. 4:22-26). De no ser por la alegoría que Pablo presenta en Gálatas 4, podríamos leer Génesis una y otra vez sin ver que Sara y Agar representan dos pactos. Pero el apóstol, quien conocía muy bien la verdad contenida en el Antiguo Testamento, pudo ver esto. Por medio de dicho conocimiento, la luz divina entró en él. Sus escritos demuestran que entendía perfectamente los tipos que se presentan en el Antiguo Testamento acerca de la persona y obra de Cristo. El conocimiento que tenía de las Escrituras fue una de las razones por las que fue capaz de recibir tanta revelación divina.

PABLO RECIBIO REVELACION DIRECTAMENTE DEL SEÑOR

  Aunque el apóstol Pablo recibió muchas revelaciones del Señor con base en su conocimiento del Antiguo Testamento, vemos que hay ciertos aspectos de la revelación que no se basan en el Antiguo Testamento. Un ejemplo de esto es lo que declara en los capítulos siete y ocho de Romanos, donde afirma que existen diferentes clases de ley. En Romanos 8:2, él dijo: “Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”. En este versículo Pablo habla de dos leyes: la ley del pecado y de la muerte, y la ley del Espíritu de vida. En Romanos 7, además de mencionar la ley de Dios (v. 22), él habla de: “la ley de mi mente” (v. 23), que consiste en hacer el bien, y en Romanos 7:23, menciona: “la ley del pecado que está en mis miembros”. Por tanto, en estos dos capítulos, Pablo habla de cuatro leyes: la ley escrita de Dios, la ley del bien, la ley del pecado y de la muerte, y la ley del Espíritu de vida. A diferencia de la ley de Dios, las demás leyes, la ley del bien, la ley del pecado y de la muerte, y la ley del Espíritu de vida, no son leyes escritas, sino principios inmutables de vida.

  Cada clase de vida tiene su propia ley. La ley del bien es la ley de la vida humana; la ley del pecado y de la muerte es la ley de la vida pecaminosa y satánica, y la ley del Espíritu de vida es la ley de la vida divina. Estas tres leyes se basan en los principios que rigen cada clase de vida. La vida humana tiene su propia ley, la vida satánica tiene su ley pecaminosa, y la vida divina, que es la vida más elevada, indudablemente tiene una ley divina.

  ¿De dónde obtuvo Pablo la revelación acerca de estas tres leyes? He hecho lo posible por descubrir esto, pero no he podido. Lo más probable es que Pablo recibiera esta revelación directamente del Señor. Además, su conocimiento de estas leyes se basaba en su experiencia. Pablo había experimentado la ley de la mente, la ley del bien. También experimentó la ley del pecado y de la muerte. Al respecto, él declaró: “Pero veo otra ley en mis miembros, que está en guerra contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Ro. 7:23). Antes de esto, en el mismo capítulo, Pablo había declarado: “Pues yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso practico. Mas si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que yo, queriendo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está conmigo” (vs. 18-21). Por tanto, basado en su propia experiencia, Pablo descubrió que existe una ley llamada la ley del pecado y de la muerte. Además, a partir de su experiencia cristiana, Pablo descubrió que existe una ley más elevada dentro de él: la ley de la vida divina. Sin duda alguna él recibió la revelación acerca de la ley del bien, de la ley del pecado y de la de la muerte, y de la ley del Espíritu de vida.

  Gracias a la revelación que el Señor le dio, él pudo ministrar a los demás las riquezas de estas revelaciones cada vez que predicaba. Dicha revelación lo capacitó para escribir cartas como 1 y 2 Tesalonisenses, Romanos, Gálatas y 1 y 2 Corintios. Todos los escritos de Pablo están llenos de la revelación divina. Lo que queremos subrayar es que Pablo debió haber recibido mucha revelación de parte del Señor durante su estancia en Arabia.

PABLO EN CESAREA

  Según Hechos 24:27, el Señor dispuso un período de dos años en el cual Pablo fue guardado bajo custodia en Cesarea. Durante ese tiempo, Pablo probablemente estuvo meditando sobre lo acontecido en Hechos 15 y 21.

  En Hechos 21, vimos la debilidad de Pablo al enfrentar la mezcla religiosa en Jerusalén. Aunque Pedro y Juan habían estado con el Señor en el monte de la transfiguración, en Hechos 21 guardaron silencio en cuanto a la economía neotestamentaria de Dios. Como hemos visto, Jacobo habló positivamente acerca de los creyentes judíos que eran celosos por la ley (21:20). ¿Acaso Jacobo no tenía ninguna luz acerca de la economía neotestamentaria de Dios? Tal parece que él no entendía con claridad este asunto. Pedro y Juan, por su parte, aunque habían recibido luz al respecto, no hicieron nada para eliminar la situación de mezcla que prevalecía en Jerusalén, que era la mezcla de la ley del Antiguo Testamento y la gracia neotestamentaria. Tal parece que Pablo era el único que sentía carga por esta situación.

  Al estudiar la escena descrita en estos capítulos de Hechos, vemos que en realidad la figura central era el Señor mismo. El desempeñó el papel principal en estos capítulos como Aquel que ejerce Su providencia sobre todo. El Señor finalmente rescató a Pablo de la difícil situación en la que se encontraba en Jerusalén, preservando su vida de la turba de los judíos, y poniéndolo bajo la custodia del gobierno romano de Cesarea. Pero aunque se encontraba en custodia, en realidad no estaba en una cárcel, pues Félix “mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él” (24:23). Como lo indica 24:26, la razón por la que Félix permitió que los amigos de Pablo lo visitaran, era porque procuraba obtener dinero de parte de ellos. Pero aunque esta era la intención de Félix, el Señor tenía Su propósito al mantener a Pablo bajo custodia en Cesarea. Allí en Cesarea, Pablo no tenía nada que hacer, y estaba protegido de todo peligro.

SE PREPARA PARA ESCRIBIR VARIAS EPISTOLAS

  ¿Qué imaginan que hizo Pablo durante los dos años que estuvo custodiado en Cesarea? ¿Creen que después de pasar por tantos problemas, él podía simplemente dedicarse a leer las Escrituras? Sin duda alguna Pablo reconsideró las experiencias que tuvo de los capítulos quince y veintiuno. El ciertamente pasó tiempo meditando en todo lo que le había sucedido, y debe haber comparado su experiencia con la revelación que había recibido en el pasado, y en especial, con la que recibió mientras estuvo en Arabia. No me cabe duda de que Pablo estuvo repasando cada una de las experiencias que tuvo a partir de Hechos 15 a la luz de la revelación que había recibido, y que, al hacerlo, el panorama se hizo cada vez más claro. Por supuesto, podemos deducir esto basándonos en el estudio del Nuevo Testamento.

  Mientras Pablo examinaba la situación ocurrida en Hechos 21, debe de haberse sentido muy descontento con Jacobo, con Pedro y con Juan. Es probable que haya lamentado lo sucedido y que viera la necesidad de escribir otras epístolas. El contenido de Hebreos, Efesios, Filipenses y Colosenses debe de haber estado presente en lo profundo de su ser durante esos años en Cesarea.

  He dedicado mucho tiempo a estudiar lo que Pablo hizo en esos dos años. Y creo que en ese tiempo él repasó minuciosamente las experiencias que tuvieron lugar en Hechos 15 y 21, y que las comparó con la revelación que había recibido del Señor y con lo que había observado en Jerusalén, especialmente en Jacobo, Pedro y Juan. Yo creo que cuanto más repasaba su experiencia, más sentía la carga de escribir otras epístolas. Probablemente se dio cuenta de que no lo liberarían pronto de la custodia del gobierno romano, y que estaría mucho tiempo en Cesarea. También creo que durante esos dos años, el Señor lo preparó para escribir las epístolas a los Hebreos, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón.

  Epístolas como Hebreos y Efesios no podían ser escritas de manera improvisada. Tales epístolas requerían de mucha preparación. Así que, antes de escribir Hebreos y Efesios, Pablo precisaba entrar en las profundidades de la revelación de Dios y pasar tiempos de mucha consideración. El Señor le concedió el tiempo suficiente durante los dos años en que estuvo bajo custodia en Cesarea, y más tarde, cuando fue trasladado de Cesarea a Roma, tuvo la oportunidad de escribir las Epístolas a los Hebreos, Efesios, Filipenses y Colosenses. Por supuesto, él también escribiría 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón. Sería muy útil repasar particularmente Hebreos, Efesios, Filipenses y Colosenses en contraste con el trasfondo que se presenta en Hechos 15—24. Si lo hacemos, veremos estas cuatro epístolas de una manera nueva y con más claridad.

SENTIA UNA GRAN CARGA POR LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS

  Pablo sentía una carga muy pesada por la economía neotestamentaria de Dios, y aunque aparentemente no estaba laborando a favor de ella, él tuvo la oportunidad de poner por escrito la revelación divina. Así, en Colosenses 1:25 él declara: “Fui hecho ministro, según la mayordomía de Dios, que me fue dada para con vosotros, para completar la palabra de Dios”. Este versículo revela que el propósito que tenía Pablo al escribir la epístola a los Colosenses, era completar la economía neotestamentaria de Dios. Sin las Epístolas de Colosenses, Filipenses, Efesios y Hebreos, no tendríamos un panorama claro de la economía neotestamentaria de Dios.

  De hecho, la palabra griega traducida “economía” (oikonomía), es un término usado por Pablo particularmente en su epístola a los Efesios. Aunque el mismo término también se encuentra en 1 Corintios 9:17, no es usado con el fin de revelar la economía neotestamentaria de Dios. En cambio, en Efesios Pablo sí usa la palabra oikonomía con este propósito. Desde luego, sabemos que Efesios es una epístola que aborda el tema de la iglesia; pero si nos limitamos a este entendimiento, nuestra comprensión de dicha epístola será muy superficial. Por tanto, debemos ver que Efesios es un libro que trata sobre la economía de Dios.

  Hemos dicho que a lo largo de Hechos se ve la providencia del Señor. Ni el judaísmo ni la política romana pudieron derrotar al Señor soberano. Por el contrario, todo contribuyó a cumplir Su propósito. Incluso la cobardía de Pedro (Gá. 2:12) y las asechanzas por parte de los judíos fueron útiles para el propósito del Señor. Aparentemente estorbaban Su mover; pero en realidad, contribuyeron a Su propósito, que consistía primeramente en revelar la economía neotestamentaria de Dios y en segundo lugar, en llevarla a cabo.

  Hoy sentimos la carga de llevar a cabo la economía neotestamentaria de Dios. Es por eso que he dicho con frecuencia que el recobro del Señor no consiste en realizar una obra cristiana común. Por la misericordia y gracia del Señor, declaramos que estamos aquí para llevar a cabo la economía neotestamentaria de Dios.

RECIBIR LA VISION DE LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS

  Después de estudiar todos los libros de la Biblia por muchos años, empezamos a ver un cuadro completo de la revelación que presentan las Escrituras acerca de la economía neotestamentaria de Dios. El Señor nos mostró en la Palabra que, según dicha economía, el Dios Triuno se hizo hombre en el Hijo, es decir, que la encarnación dio inicio al cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios. Luego, por medio del vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo, se llevó a cabo todo lo que se requería para cumplir la economía de Dios. Después de esto, el Señor infundió con Su soplo el Espíritu en los discípulos esencialmente (Jn. 20:22), y en Su ascensión, derramó el Espíritu sobre Su Cuerpo económicamente (Hch. 2:17), lo cual dio pleno cumplimiento a la economía neotestamentaria de Dios. Ahora el Dios Triuno es el Espíritu procesado que lo incluye todo, quien mora en Su pueblo escogido y lo reviste, para en coordinación llevar a cabo Su economía neotestamentaria. Hoy el Señor se propaga al impartirse a Sí mismo en Sus creyentes, con el propósito de hacer de ellos los miembros vivientes de Su Cuerpo universal, un vaso colectivo que lo exprese. Hoy en día este vaso colectivo podemos apreciarlo en la forma de muchas iglesias locales, que resplandecen como candeleros en esta era oscura. Finalmente, todas las iglesias locales tendrán su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual será la consumación final del mover de Dios en Su economía neotestamentaria.

  La economía neotestamentaria de Dios se enfoca en el Cristo todo-inclusivo, quien es nuestra vida, nuestra persona y nuestro todo. La economía divina no gira en torno a leyes, ordenanzas, enseñanzas, filosofías ni ninguna práctica, sino más bien, en torno a una persona que es única, todo-inclusiva y maravillosa. Tal persona es la corporificación misma del Dios Triuno procesado, quien se hace real a nosotros como Espíritu todo-inclusivo y vivificante, el cual está dentro de nosotros y sobre nosotros. Este Espíritu opera en nuestro ser a fin de que nos volvamos a Cristo y lo disfrutemos como nuestro todo. Espero que todos tengamos una visión clara al respecto.

  Si obtenemos la visión de la economía divina, alabaremos al Señor por los dos años que tuvo a Pablo en Cesarea. Este tiempo sirvió de preparación para que el apóstol Pablo, un vaso escogido, presentara por escrito la revelación que había recibido del Señor, la cual completaría la Palabra de Dios. Después de este tiempo en Cesarea, Pablo fue trasladado a Roma, donde escribió las excelentes Epístolas de Efesios, Filipenses, Colosenses y Hebreos, epístolas que completarían la Palabra. Si deseamos estar constituidos del ministerio de Pablo, debemos estudiar estos cuatro libros.

  Además de escribir estas cuatro epístolas, Pablo escribió también 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón. En 1 Timoteo 1:3 y 4, él dijo a Timoteo: “Como te exhorté, al irme a Macedonia, a que te quedases en Efeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes, ni presten atención a mitos y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la economía de Dios que se funda en la fe”. En este versículo el apóstol manda que no enseñemos cosas diferentes, sino únicamente la economía de Dios. En la primera epístola a Timoteo, vemos que la economía de Dios gira en torno al Dios que fue manifestado en la carne (1 Ti. 3:16). En 1 Timoteo 3:15, vemos que la iglesia del Dios viviente, la casa de Dios, es la columna y el fundamento de la verdad, y que esta verdad es la realidad de la economía neotestamentaria.

  En 2 de Timoteo 1:14 leemos el siguiente mandato: “Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. Luego en 2 Timoteo 2:2, Pablo agrega: “Lo que has oído de mí mediante muchos testigos, esto confía a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. En este versículo Pablo encarga a Timoteo que transmita a otros lo que él había recibido, para que éstos a su vez enseñen a otros.

  Además, Pablo le dice a Timoteo que siga “la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón puro invocan al Señor” (2 Ti. 2:22). Aquí vemos que invocar el nombre del Señor ocupa un lugar importante en el cumplimiento de la economía neotestamentaria de Dios. Por tanto, si queremos llevar a cabo la economía neotestamentaria de Dios, debemos invocar el nombre del Señor continuamente. Además, no sólo debemos invocar individualmente, sino también con todos los que de corazón puro invocan al Señor.

  Agradecemos al Señor por las últimas ocho epístolas de Pablo. Si no las tuviéramos, no sé dónde estaríamos hoy en cuanto a la economía neotestamentaria de Dios se refiere. También damos gracias al Señor por el panorama que nos presenta Hechos. Pienso que después de que estudiemos los capítulos que faltan, tendremos una visión mucho más clara en cuanto a la manera de llevar a cabo la economía neotestamentaria de Dios.

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