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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Isaías»
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Mensaje 28

CRISTO COMO EL SIERVO DE JEHOVÁ

(7)

ES UN PACTO ETERNO PARA ISRAEL, INCLUSO LAS MISERICORDIAS FIRMES MOSTRADAS A DAVID, EN RELACIÓN CON LA PROSPERIDAD DE ISRAEL

  Lectura bíblica: Is. 55; Is. 56; 42:6; 49:8; 54:10; Hch. 13:34

  En Isaías 55 la palabra más notable es aguas (v. 1). El agua también es mencionada en la primera sección de este libro (12:3). Esto indica que en el libro de Isaías, Dios siempre considera que Él mismo es nuestra salvación como aguas vivas. Al efectuar Su salvación, Dios mismo se da a nosotros como nuestra porción para nuestro disfrute.

  Vivimos por causa de tres cosas: el aire, el agua y los alimentos. El aire es para que lo respiremos, el agua es para que la bebamos y los alimentos son para que nos alimentemos de ellos. En términos espirituales, de estas tres cosas, el agua es lo más crucial. De hecho, el aire contiene agua, y el agua nos provee nutrimento espiritual. Según Apocalipsis 22:1-2, el árbol de la vida (el alimento) crece en el río de agua de vida. Por tanto, el agua y el alimento van juntos. Nuestro beber siempre debe corresponder con nuestro comer.

  Isaías 55 indica que debemos disfrutar a nuestro Dios como agua viva, incluso como las aguas. Aquí la palabra aguas (en plural) revela que Dios puede ser disfrutado no sólo en un aspecto, sino en muchos aspectos. El pensamiento aquí es similar al de Juan 7:38. En ese versículo el Señor Jesús dice: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Estos ríos son las muchas corrientes de los diferentes aspectos de la vida divina, tales como el amor, la luz, la gracia, el poder, la fuerza, la santidad y la justicia.

  El libro de Isaías nos muestra que al beber nosotros continuamente de Dios, Él puede llegar a ser nuestro disfrute. Sin embargo, somos pecadores, y para beber a Dios, necesitamos experimentar una redención apropiada, adecuada y completa. Ésta es la redención hallada en el capítulo 53, un capítulo en el que se nos revela la redención dinámica efectuada por Cristo más que en cualquier otro capítulo de la Biblia. La redención dinámica efectuada por Cristo no sólo es la seguridad de Israel, sino también de la descendencia (53:10), que es la iglesia como Cuerpo corporativo del Cristo resucitado.

  El relato en el capítulo 53 con respecto a la redención lograda, es seguido en el capítulo 55 por la invitación a venir a las aguas y beber de ellas. El llamado hecho aquí es similar al que se hace al final de la Biblia: “Y el Espíritu y la novia dicen: Ven [...] el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap. 22:17). En estos dos pasajes de la Palabra, las aguas son el propio Dios redentor, quien efectuó la redención en beneficio nuestro por medio de Su encarnación, vivir humano, crucifixión y resurrección. Como veremos, estas aguas son tanto el pacto eterno como las misericordias firmes mostradas a David (Is. 55:3). Los caminos de Dios y los pensamientos de Dios (v. 8) son que nosotros viniéramos a beber gratuitamente de Él.

  Procedamos ahora a ver en los capítulos 55 y 56 que Cristo, el Siervo de Jehová, es un pacto eterno para Israel, incluso las misericordias firmes mostradas a David, en relación con la prosperidad de Israel.

I. CRISTO, UN PACTO ETERNO PARA ISRAEL, INCLUSO LAS MISERICORDIAS FIRMES MOSTRADAS A DAVID, ES EL CENTRO DE LAS PROVISIONES DIVINAS PARA ISRAEL

  Cristo no sólo es el pacto eterno para Israel, sino incluso las misericordias firmes mostradas a David; como tal, Él es el centro de las provisiones divinas para Israel (55:1-5).

A. El llamado a los sedientos para que vengan a las aguas

  “¡Ea! Todos los sedientos, venid a las aguas, / y los que no tenéis dinero, / venid, comprad y comed; / sí, venid, comprad vino y leche / sin dinero y sin precio” (v. 1). Aquellos que no tienen dinero pueden, pese a ello, venir y comprar, pero ellos compran sin pagar nada. A la postre, ellos reciben una bebida gratuita. Aquí vemos que el pensamiento de Dios es que nosotros acudamos a Él y bebamos de Él gratuitamente. A continuación, los versículos 2 y 3a dicen: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, / y el fruto de vuestro trabajo en lo que no sacia? / Oídme atentamente: comed del bien / y deléitese vuestra alma con grosura. / Inclinad vuestro oído y venid a Mí; / oíd, para que viva vuestra alma; / y Yo haré con vosotros pacto eterno, / aun las misericordias firmes mostradas a David”.

B. Jehová hace con Israel un pacto eterno, aun las misericordias firmes mostradas a David

  “Y Yo haré con vosotros pacto eterno, / aun las misericordias firmes mostradas a David” (v. 3b). Cristo, como corporificación del Dios Triuno, es las aguas, y este Cristo, quien es el Siervo de Dios, también es un pacto eterno para Israel (42:6; 49:8; 54:10), aun las misericordias firmes mostradas a David. Según lo que Pablo entendía en Hechos 13:34-35 (véase la nota 1 del versículo 34), las misericordias firmes mostradas a David son Cristo mismo en resurrección. Mientras que Isaías habla de “las misericordias firmes”, Hechos 13:34 habla de “las cosas santas y fieles”. La palabra hebrea que se tradujo misericordias (chesed) implica la noción de santidad. Por tanto, en Hechos 13:34 Pablo interpreta las misericordias firmes como “las cosas santas y fieles”, y después procede a indicar que estas cosas son el propio Cristo resucitado.

  En el Cristo que es las misericordias firmes, Dios llega hasta nosotros en Su gracia para ser nuestro disfrute. El Nuevo Testamento revela que el Dios encarnado nos trae gracia (Jn. 1:1, 14, 16-17). La gracia es, de hecho, Dios mismo para nuestro disfrute. A fin de recibir esta gracia, debemos estar en la posición correcta. Sin embargo, debido a que éramos pecadores cargados de iniquidades, no estábamos en tal posición. Por tanto, teníamos necesidad de recibir misericordia, la cual va más allá que la gracia y nos pone en posición de recibir gracia. Debido a que nos encontrábamos en una situación miserable y no podíamos corresponder a la gracia de Dios, Cristo no solamente dio el paso de la encarnación para traernos a Dios mismo como gracia, sino que además dio los pasos adicionales de Su muerte y resurrección a fin de llegar a ser para nosotros las misericordias firmes en resurrección. Mediante Su muerte y resurrección, Cristo —la corporificación de la gracia de Dios— se convirtió en las misericordias firmes y, ahora, mediante estas misericordias nosotros estamos en la posición apropiada para corresponder a Dios y recibirle como gracia. Esto es lo que Isaías profetizó en el capítulo 55, y éste es el significado de lo que Pablo dijo en Hechos 13.

  Isaías 55:4 dice: “He aquí, Yo lo di por Testigo a los pueblos, / por Líder y por Comandante a los pueblos”. Esto indica que Cristo no solamente es las misericordias firmes mostradas a David, sino también que Él es el verdadero Testigo, Líder y Comandante. Él es el Comandante en jefe universal.

C. Jehová glorifica a Israel

  El versículo 5 dice: “He aquí, llamarás a nación que no conociste, / y nación que no te conoció correrá a ti, / por causa de Jehová tu Dios, el Santo de Israel, / porque Él te ha glorificado”. Ser glorificado significa que somos introducidos en Dios y que Dios llega a ser nuestra expresión.

II. BUSCAR A JEHOVÁ Y RETORNAR A ÉL Y A SU PALABRA

  Los versículos del 6 al 13 hablan sobre buscar a Jehová y retornar a Él y a Su palabra.

A. Buscar a Jehová mientras puede ser hallado e invocarle en tanto que está cercano

  “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado” (v. 6a). Esto es venir al Señor a fin de beber de Él. “Invocadle en tanto que está cercano” (v. 6b). Es de este modo que podemos beber. Bebemos al Señor invocando: “¡Oh Señor Jesús!”.

  “Deje el malvado su camino / y el malhechor, sus pensamientos, / y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él compasión, / al Dios nuestro, pues Él perdonará abundantemente” (v. 7). El malvado es aquel que no viene a Él para beber de Él. A los ojos de Dios, la maldad consiste en no creer en el Señor Jesús. Todo aquel que no crea en Cristo es considerado por Dios como una persona pecadora. Jehová tendrá compasión de aquel que se vuelva a Él y le perdonará abundantemente. La expresión perdonará abundantemente significa que Dios nos perdona no solamente de un modo, sino de muchas maneras.

B. Los pensamientos de Jehová no son nuestros pensamientos, ni nuestros caminos Sus caminos

  “Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, / ni vuestros caminos Mis caminos, declara Jehová. / Porque como son más elevados los cielos que la tierra, / así son Mis caminos más elevados que vuestros caminos, / y Mis pensamientos más elevados que vuestros pensamientos” (vs. 8-9). Debemos renunciar a nuestros pensamientos y tomar el pensamiento de Dios. También debemos renunciar a nuestros caminos y tomar el camino de Dios. El camino de Dios es el camino de invocar, el camino de beber.

C. La palabra de Jehová no vuelve a Él en vano

  Los versículos 10 y 11 son una explicación adicional con respecto a los pensamientos y caminos de Dios. “Porque como desciende la lluvia / y la nieve de los cielos, / y no vuelve allá / sin haber regado la tierra / y haberla hecho germinar y producir / para que dé semilla al que siembra y pan al que come, / así será Mi palabra que sale de Mi boca; / no volverá a Mí en vano, / sino que realizará aquello en que me complazco / y será prosperada en aquello para que la envié”. Debemos comer la palabra y beber del agua en la palabra a fin de que seamos llenos, renovados, fortalecidos y transformados a Su imagen para la edificación del Cuerpo de Cristo. Dios envió Su palabra para que hiciera esto.

D. Israel sale con regocijo, y es conducido en paz

  “Porque con regocijo saldréis, / y en paz seréis conducidos; / los montes y los collados / prorrumpirán delante de vosotros con grito resonante, / y todos los árboles del campo batirán palmas. / En lugar de la zarza crecerá abeto; / en lugar del abrojo, brotará mirto; / y será a Jehová por nombre, / por señal eterna que nunca será borrada” (vs. 12-13). Lo que Dios está realizando en nosotros será a Dios por nombre y por señal eterna. Aquí nombre significa memorial, y señal indica prueba contundente. Lo que Dios está realizando en Su pueblo al enviar Su palabra será a Dios por nombre y por señal eterna que nunca será borrada. Dios nos envió Su palabra para que nos riegue, nos santifique, nos transforme y nos conforme a Su imagen a fin de que el Cuerpo de Cristo sea edificado. Para Dios, esto constituirá un memorial eterno y una señal eterna.

III. PRESERVAR EL DERECHO Y HACER JUSTICIA A FIN DE SER PROSPERADOS Y SER ACEPTADOS POR JEHOVÁ

  En 56:1-8 vemos el asunto de preservar el derecho y hacer justicia a fin de ser prosperados y ser aceptados por Jehová.

A. El derecho se refiere al veredicto fruto del juicio de Dios

  “Así dice Jehová: / Preservad el derecho y haced justicia, / porque cerca está de venir Mi salvación / y de ser revelada Mi justicia. / Bienaventurado el hombre que hace esto, / y el hijo de hombre que a ello se aferra, / que guarda el Sábado para no profanarlo / y que guarda su mano de hacer mal alguno” (vs. 1-2). Según es usada en el Antiguo Testamento, la palabra aquí traducida derecho se refiere al veredicto fruto del juicio de Dios. Este derecho lo capacita a uno para ser justo. Si Cristo no hubiera muerto en la cruz por nosotros, habríamos sido condenados en el tribunal celestial. Pero debido a que Cristo murió una muerte vicaria por nosotros, Dios reconoce que nosotros también morimos; por tanto, Él emite el veredicto de que, en lugar de ser condenados, somos librados. Esto es una cuestión de derecho, y mediante tal derecho somos justificados, es decir, somos hechos justos.

  El versículo 1a habla de preservar el derecho y hacer justicia. Esto nos muestra que primero se preserva el derecho y, después, se hace justicia. El versículo 1b procede a hablar sobre la salvación de Dios. El derecho sumado a la justicia equivale a la salvación. Como resultado de que Cristo muriera en la cruz por nosotros, el veredicto de Dios con respecto a nosotros representa el derecho por el cual somos justificados, somos hechos justos. En esto consiste la salvación de Dios que viene a nosotros.

B. El verdadero significado de guardar el Sábado

  En los versículos 2, 4 y 6, Isaías habla de guardar el Sábado. El verdadero significado de guardar el Sábado es que cesamos nuestras actividades, detenemos nuestras labores, nos “despedimos” a nosotros mismos, a fin de disfrutar de lo que Dios hizo. Creer en el Señor Jesús es guardar el Sábado. El día que fuimos salvos, fuimos despedidos y reemplazados con Cristo. Por tanto, ese día fue el verdadero Sábado, un día de reposo, para nosotros. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). Esto es guardar el Sábado. Toda nuestra vida cristiana debe ser esta clase de Sábado. Este extenso Sábado se convierte en una fiesta que guardamos, en la cual cesamos nuestras actividades y somos reemplazados con Cristo.

C. La declaración del Señor Jehová, el que reúne a los desterrados de Israel

  En Isaías 56:8 tenemos la declaración del Señor Jehová, el que reúne a los desterrados de Israel. Él declara: “Todavía reuniré a otros en torno a Él, / además de los ya reunidos”. Esto revela que Dios reunirá más gente en torno a Cristo. Primero, Dios reunió a los judíos y, después, comenzó a reunir a los gentiles procedentes de lugares tales como Asia Menor y Macedonia. En la actualidad, Él continúa reuniendo en torno a Cristo a personas procedentes de toda la tierra.

IV. LA REPRENSIÓN HECHA A LOS CENTINELAS CIEGOS Y A LOS PASTORES QUE BUSCAN SU PROPIO PROVECHO

  El capítulo 56 concluye con la reprensión hecha por Jehová a los centinelas ciegos y a los pastores que buscan su propio provecho (vs. 9-12).

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