Mensaje 35
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Lectura bíblica: Jer. 48; Jer. 49
En este mensaje continuaremos considerando el juicio de Dios sobre las naciones involucradas con Israel, el pueblo elegido de Dios.
En el capítulo 48 vemos el castigo de Jehová y Su juicio sobre Moab.
Moab como nación tipifica al mundo en lo referido a la concupiscencia carnal que corrompe al pueblo escogido de Dios y le impide, mediante las personas religiosas y avariciosas, seguir a Dios y andar con Él en Su camino santo (Nm. 25:1-5; Dt. 23:3-4; Ap. 2:14). Fue Moab quien contrató a Balaam, el profeta gentil, para hacer tropezar a los hijos de Israel.
Moab, el primer antepasado de los moabitas, nació de Lot cuando éste cometió incesto con su hija (Gn. 19:30-38). A los ojos de Dios, la fuente de Moab era extremadamente maligna.
A los moabitas no les estaba permitido entrar en la congregación de Jehová aun hasta la décima generación (Dt. 23:3). Sin embargo, Rut, una moabita, llegó a ser la madre de uno de los antepasados prominentes de Cristo (Mt. 1:5b) debido a su lealtad para con Israel en pro de los intereses de Dios (Rt. 1:14-18). Esto indica que aunque los moabitas fueron condenados, llegado cierto tiempo, Dios tuvo compasión de ellos.
Moab sería destruida y quitada de entre las naciones. Debido a que puso su confianza en sus obras y en sus tesoros, sería tomada. Su dios Quemos saldría al destierro junto con sus sacerdotes y príncipes (Jer. 48:1-10).
Moab se engrandeció contra Jehová. Israel fue motivo de escarnio para ellos. Moab era extremadamente soberbio: su altivez, su soberbia, su arrogancia y la altanería de su corazón se hizo muy conocida entre la gente. Por tanto, Jehová exterminaría de Moab a quien ofreciera sacrificios sobre los lugares altos y quemara incienso a sus dioses. Moab se convertiría en objeto de burla y de terror para todos los que estén en sus alrededores (vs. 26-44; cfr. Is. 16:6-14).
Jehová haría volver de la cautividad a Moab en los postreros días (Jer. 48:47).
Este pasaje nos permite ver que Dios no es solamente el Dios de Israel, sino también el Dios de los gentiles. Un pueblo como el de los moabitas, cuyo origen fue el incesto y que fue condenado por Dios, todavía pudo recibir la compasión de Dios de modo que produjo a Rut para que Cristo fuese introducido en el linaje humano y tendrá un remanente que estará entre las naciones restauradas, quienes serán los espectadores en el cielo nuevo y la tierra nueva.
Jeremías 49:1-6 trata acerca del castigo de Jehová y Su juicio sobre los hijos de Amón.
Amón también nació del incesto de Lot con su hija, al igual que Moab. La nación de Amón tipifica al mundo en lo referido a la concupiscencia carnal que combate contra el pueblo escogido de Dios y lo engaña conduciéndolo a la idolatría (Jue. 11:12; 1 S. 12:12a; 2 Cr. 20:10-11; Sal. 83:4-8; 1 R. 11:5, 7).
Tanto Moab como Amón representan al mundo de la concupiscencia. Uno representa al mundo carnal que junto con la religión enreda al pueblo de Dios, y el otro representa al mundo carnal que combate contra el pueblo de Dios.
Los amonitas tomaron la tierra de Gad y la poseyeron junto con su dios Malcam (Jer. 49:1).
Jeremías 49:2a y 3 nos dice que Jehová suscitaría guerra contra los amonitas. Su nación se convertiría en montón de desolación y sus aldeas serían quemadas por el fuego. Su dios Malcam iría al destierro juntamente con sus sacerdotes y príncipes.
En cuanto a los amonitas, se nos dice que Israel desposeerá a los que lo desposeyeron (v. 2b; cfr. Sof. 2:8-9; Am. 1:13-15).
Jeremías 49:6 profetiza que después Jehová hará volver nuevamente de la cautividad a los hijos de Amón.
Lo dicho en 49:7-22 trata acerca del castigo de Jehová y Su juicio sobre Edom.
Edom era una nación formada por los descendientes de Esaú, el hermano mellizo de Jacob. Esaú era aborrecido por Dios y fue destinado por Dios a servir a su hermano menor; además, Esaú luchaba en la carne contra su hermano (Gn. 36:9; 25:21-26a; Mal. 1:3a; Ro. 9:13b; 1 R. 11:14-16; 2 R. 8:20, 22; Sal. 83:4-6; 137:7; Nm. 20:21). Por ser tal nación, Edom tipifica al mundo en lo referido al hombre viejo y carnal que lucha contra el pueblo espiritual escogido de Dios.
Jehová traerá la calamidad de Esaú sobre Edom cuando lo castigue. Él destruirá al pueblo de Edom, pero a sus huérfanos conservará con vida y permitirá que sus viudas confíen en Él (Jer. 49:8-11). Incluso con tal clase de pueblo, Dios manifiesta gran preocupación por las viudas y los huérfanos y desea que ellos, y todos los seres humanos, confíen en Él.
Jeremías 49:13 revela que Bosra, la capital de Edom, se convertirá en desolación, oprobio, ruina y maldición. Todas sus ciudades se convertirán en desolaciones eternas.
Jehová hará que Edom sea pequeño entre las naciones, despreciado entre los hombres, debido a la soberbia de su corazón. Edom se convertirá en asombro, y la gente siseará a causa de sus heridas. Nadie habitará allí, ni en ella peregrinará hijo de hombre, como cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas (vs. 15-18).
El determinado consejo de Jehová y Sus planes eran todos en contra de Edom (v. 20; cfr. Mal. 1:3-4; Lm. 4:21-22; Is. 34:5-15; Ez. 25:12-14; 32:29).
En la batalla de Armagedón, Cristo vendrá a juzgar a las naciones desde Bosra de Edom (Jer. 49:22; Ap. 16:12-16; 19:11-15, 19-21; Is. 63:1-6). El Señor Jesús regresará primero a Bosra y pisará el gran lagar desde Bosra hasta Armagedón, con lo cual destruirá al anticristo y a todos los ejércitos malignos del mundo reunidos allí.
En Jeremías 49:23-27 vemos el castigo de Jehová y Su juicio sobre Damasco.
Damasco formaba parte de Siria (2 S. 8:5). Estaba cerca de Israel y tuvo tratos con Israel así como guerras con Israel (1 R. 15:18-21; 19:15-16; 2 R. 16:7-16; 1 R. 11:23-25; 1 Cr. 18:5-6; 2 Cr. 24:23). Damasco tipifica al mundo que es cercano al reino de Dios y está involucrado con el mismo. La Biblia nos muestra que a veces Damasco era uno con Israel, pero que otras veces le causó problemas. En la actualidad existe alrededor de la iglesia tal aspecto del mundo. A veces es bueno para la iglesia y a veces le causa problemas.
Jeremías 49:23 y 24 nos dicen que sus ciudades fueron avergonzadas debido a las malas noticias que oyeron. El pánico se apoderó de ella, y fue asida por el dolor y la angustia, como a mujer que está de parto.
El versículo 25 indica que la ciudad de alabanza, la aldea del gozo de Jehová, sería abandonada.
El versículo 26 nos dice que sus jóvenes varones caerían en las plazas y que todos sus hombres de guerra serían silenciados en aquel día.
El versículo 27 afirma que Jehová le prenderá fuego al muro de Damasco y consumirá los palacios de Ben-adad (cfr. Is. 17:1-3; Am. 1:3-5; Zac. 9:1).
Jeremías 49:28-33 nos habla del castigo y juicio de Jehová sobre Cedar y los reinos de Hazor.
Cedar y los reinos de Hazor son Arabia (Ez. 27:21). El pueblo de Cedar estaba conformado por los descendientes de Ismael (Gn. 25:13) y era un pueblo nómada (Sal. 120:5; Cnt. 1:5; Is. 60:7). Hazor estuvo muy involucrado con Israel (Jos. 11:10-13; Jue. 4:2-3; 1 S. 12:9). Arabia tipifica al mundo que se mezcla con el pueblo de Dios.
Jeremías 49:28-32 revela que Jehová envió a los caldeos para que derribasen a Cedar y a los reinos de Hazor, y para que destruyesen a los hijos de oriente. Los caldeos habrían de tomar sus tiendas, sus rebaños, sus cortinas, todos sus utensilios y sus camellos. El terror los acosaría por todos lados. Nabucodonosor había tomado consejo contra ellos y había maquinado un plan contra ellos.
El versículo 33 declara que Hazor, que alguna vez fue lugar propicio para muchos rebaños, se convertiría en morada de chacales, una desolación eterna. Nadie morará allí, ni peregrinará en ella hijo de hombre (cfr. Is. 21:13-17).
Finalmente, en Jeremías 49:34-39 vemos el castigo de Jehová y Su juicio sobre Elam.
El antepasado de los elamitas era hijo de Sem (Gn. 10:22). La nación de Elam fue alguna vez una provincia de Media, que tenía la ciudad de Susán como su capital (Dn. 8:2; Est. 1:2). Los elamitas eran enemigos de Israel (Esd. 4:9) y, en tiempos antiguos, el rey de Elam fue derrotado por Abraham (Gn. 14:1, 17). Por tanto, Elam tipifica al mundo que es enemigo del pueblo escogido de Dios.
Jehová se dispuso a quebrar el arco de Elam, la parte principal de su poder (Jer. 49:35). Él dispersaría a los elamitas entre las naciones. Él haría que Elam se turbase delante de sus enemigos y traería el mal sobre ellos, incluso el ardor de Su ira. Él habría de enviar tras ellos la espada hasta acabar con ellos (vs. 36-37; Ez. 32:24).
Jeremías 49:39 profetiza que en los postreros días Jehová hará volver nuevamente de la cautividad a Elam. Esto nos asegura que Elam formará parte de las naciones restauradas que estarán alrededor de la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva. Estas naciones restauradas serán los espectadores, los observadores, que admirarán la obra maestra de Dios: la Nueva Jerusalén.