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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Job»
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Mensaje 9

LA SEGUNDA DE TRES RONDAS EN LOS DEBATES SOSTENIDOS ENTRE JOB Y SUS TRES AMIGOS

Capítulos 12—20

(1)

EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD DE JOB, SUS ACUSACIONES Y ARGUMENTOS, Y LA REPRENSIÓN Y ADVERTENCIA QUE LE HIZO ELIFAZ

(1)

  Lectura bíblica: Job 12; Job 13

  En este mensaje comenzaremos a considerar el complejo de superioridad de Job, las acusaciones en contra de sus amigos y sus argumentos ante Dios. Después hablaremos sobre la reprensión y advertencia hechas por Elifaz.

I. EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD DE JOB, SUS ACUSACIONES Y ARGUMENTOS

A. El complejo de superioridad de Job en cuanto a conocer a Dios

  En 12:1—13:2 vemos el complejo de superioridad de Job en cuanto a conocer a Dios.

1. Aduce no ser inferior a sus amigos

  Considerándose un hombre recto, un hombre perfecto, que invocaba a Dios, Job adujo no ser inferior a sus amigos, para quienes él era motivo de risa. Ellos vivían tranquilos y despreciaban toda calamidad, sin tomar en cuenta que las tiendas de los ladrones prosperan y que quienes provocan a Dios y llevan su dios con su fuerza viven seguros (12:1-6). Estas palabras están relacionadas con la prosperidad que supuestamente acompaña a quienes hacen el bien y el sufrimiento que supuestamente sobreviene a quienes hacen el mal.

2. Desdeña a sus amigos y les pide que aprendan de las bestias, de las aves, de la tierra misma y de los peces

  Job desdeñó a sus amigos y les pidió que aprendieran de las bestias, de las aves de los cielos, de la tierra misma y de los peces del mar, pues todos ellos saben que Jehová los hizo y que en Su mano está la vida de todo ser viviente así como el aliento de toda carne de hombre. Pero sus amigos eran inferiores al oído que prueba las palabras y al paladar que saborea la comida (vs. 7-11).

3. Se jacta de que su conocimiento de Dios es superior y más amplio

  Finalmente, Job se jactó de que su conocimiento de Dios era superior y más amplio (12:12—13:2). Job declaró que con Dios están la sabiduría y el poder, que Dios controla todo cuanto sucede sobre la tierra y que Dios rige a las naciones, pues Él las engrandece o las destruye. Lo dicho por Job en 12:12-25 indica que él poseía un conocimiento bastante extenso. Luego, a manera de conclusión, le dice a sus amigos: “He aquí, todo esto han visto mis ojos; / lo han oído y entendido mis oídos. / Lo que vosotros sabéis, yo también lo sé. / No soy inferior a vosotros” (13:1-2). Esto ciertamente es indicio del complejo de superioridad de Job.

B. Job acusa a sus amigos de ser falsos

  En 13:4-19, Job acusó a sus amigos de ser falsos. Él los llamó fraguadores de mentiras y médicos nulos, y les instó a guardar silencio (vs. 4-5).

C. Los argumentos que Job presenta ante Dios

  En 13:3, 20—14:22 constan los argumentos que Job presentó ante Dios. En 13:3, él declaró: “Yo hablaría al Todopoderoso, / y deseo argumentar con Dios”.

1. Job contiende con Dios defendiendo su caso

  En 13:20-28 Job contendió con Dios defendiendo su caso. En el versículo 28, refiriéndose a sí mismo, Job dijo: “Así el hombre se deshace como cosa podrida, / como un vestido que roe la polilla”. Por un lado, Job reconoció que él estaba podrido, que se desharía; por otro, Job insistió en que no había errado en nada. Puesto que se daba cuenta de que Dios había marcado todas sus sendas y había trazado límites para las plantas de sus pies (v. 27), Job quería que Dios le explicara la situación en la que se encontraba. Como hemos señalado, Job no sabía cuál era el propósito de Dios con respecto a él, aunque creía que el corazón de Dios escondía un propósito determinado para él.

  La Biblia, que consta de sesenta y seis libros, comienza hablándonos de Dios y Su creación en Génesis y alcanza su consumación con la Nueva Jerusalén en Apocalipsis. Entre estos dos extremos de la Biblia encontramos historia, enseñanzas, profecías y tipos. Pero si entendemos la Biblia únicamente conforme a estos elementos, todavía no conocemos la Biblia debidamente. Es imprescindible que veamos la economía eterna de Dios, que es la intención eterna de Dios junto con el deseo de Su corazón de impartirse —en Su Trinidad Divina como el Padre en el Hijo por el Espíritu— en Su pueblo escogido a fin de ser su vida y naturaleza para que ellos sean igual a Él con miras a la plenitud de Dios, Su expresión.

  La palabra economía procede de la palabra griega oikonomía, la cual significa: “ley doméstica, manejo doméstico o administración” y, por derivación, “una dispensación administrativa (una disposición), un plan, una economía”. Esta palabra griega implica la idea de dispensar. Dispensar no es lo mismo que dispensación. La palabra dispensar denota impartir algo, mientras que la palabra dispensación, tal como se usa en medios cristianos, se refiere a la manera en que Dios trata con las personas durante una era específica. Hoy en día, muchos hablan sobre las dispensaciones dispuestas por Dios, pero no ven el asunto crucial de la impartición de Dios.

  Una economía es una disposición administrativa para llevar a cabo un plan a fin de que se realice cierta impartición. La economía de Dios es el plan de Dios, lo dispuesto por Él, a fin de impartirse Él mismo —en Su elemento, Su vida, Su naturaleza, Sus atributos y todo cuanto Él ha conseguido y logrado— en Su pueblo escogido, a fin de que éste pueda ser reedificado al forjarse en ellos la esencia divina en el elemento divino que procede de la fuente divina y, así, este pueblo llegue a ser una entidad divina. Antes de recibir la impartición de Dios, éramos apenas humanos. Pero después que Dios nos reedifique forjando en nuestro ser la constitución divina, nosotros, al igual que el Señor Jesús, llegamos a ser divinamente humanos y humanamente divinos. Antes de la encarnación, Cristo era sólo divino, pero después de Su encarnación Él se convirtió en un Dios-hombre, un hombre con la naturaleza divina. Ahora Él es divinamente humano, y Él también es humanamente divino. Puesto que fuimos regenerados por Cristo, formamos parte de Él, y ahora somos iguales a Él, esto es: divinamente humanos y humanamente divinos.

  Las personas que, por haber sido regeneradas, son divinamente humanas y humanamente divinas, espontáneamente constituyen un organismo, el Cuerpo de Cristo, el cual es la iglesia de Dios como nuevo hombre en la nueva creación de Dios con la finalidad de que Dios lleve a cabo Su nueva “carrera”, a saber, edificar el Cuerpo de Cristo con miras a producir la plenitud, la expresión, del Dios Triuno. Esta plenitud, como organismo del Dios Triuno, alcanzará su consumación en la Nueva Jerusalén. La Biblia comienza con Dios en Su creación como el inicio, y concluye con la Nueva Jerusalén, la cual es la mezcla del Dios Triuno con Su pueblo tripartito que ha sido escogido, redimido, regenerado, transformado, conformado y glorificado. Así pues, la Nueva Jerusalén es una constitución compuesta de Dios con el hombre a fin de que Dios sea expresado por la eternidad.

  Si vemos esto, poseeremos una visión panorámica de toda la Biblia. Al leer la Biblia, debemos concentrarnos en la economía eterna de Dios, cuya finalidad es la impartición divina. Si no conocemos la economía de Dios, no entenderemos la Biblia.

  Cristo no solamente es el centro de toda la Biblia, sino también la centralidad y universalidad de la economía de Dios. Al realizarse esta economía, Cristo se encarnó, fue a la cruz para pasar por la crucifixión, surgió de la muerte y entró en resurrección; luego, en resurrección, fue engendrado de Dios para ser el Hijo primogénito de Dios y, como postrer Adán, llegó a ser el Espíritu vivificante para regenerar a todos Sus creyentes y hacerlos igual a Él en vida y naturaleza a fin de que llegasen a ser Sus hermanos e hijos de Dios. Estos hijos conjuntamente con el Hijo primogénito de Dios llegan a ser el nuevo hombre, en el cual Cristo es la Cabeza y la iglesia es Su Cuerpo, a fin de llevar a cabo el propósito eterno de Dios que halla su consumación en la Nueva Jerusalén.

  Si vemos esta revelación respecto a la economía de Dios, podremos entender el libro de Job. Job padeció al ser despojado y consumido por Dios, pero no llegó a entender qué estaba sucediendo con él. Job pudo decir: “Estas cosas has tenido ocultas en Tu corazón; / yo sé que esto está dentro de Ti” (10:13). Él sabía que Dios tenía un propósito en todo esto, pero no sabía en qué consistía dicho propósito.

  Job y sus tres amigos, Elifaz, Bildad y Zofar, estaban en la esfera correspondiente al árbol del conocimiento del bien y del mal. Aunque Job se encontraba en un nivel un poco más elevado que el de sus amigos, todos ellos estaban en la misma esfera. Dios estaba procurando rescatarlos de dicha esfera y llevarlos a la esfera correspondiente al árbol de la vida. Lo primero que Dios tenía que hacer era despojar a Job, consumirlo y demolerlo hasta que él fuese reducido a nada por dicho sufrimiento. Éstos serían los cimientos sobre los cuales Dios reedificaría a Job con la Trinidad Divina para hacer de él un nuevo hombre, que formase parte de la nueva creación de Dios, para el cumplimiento de la economía eterna de Dios con miras a la expresión de Dios.

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