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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Jueces»
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Mensaje 1

Palabras de introducción

  Lectura bíblica: Jue. 1:1-2; 2:11-23; 3:1-11; 21:25; Hch. 13:19-20

  Al dar comienzo al estudio-vida de Jueces, tengo la carga de hablarles sobre el significado intrínseco de este libro.

  A fin de entender la historia relatada en el Antiguo Testamento, debemos tener en cuenta el panorama completo de las Escrituras. Si leemos el Antiguo Testamento teniendo en cuenta este panorama completo, comprenderemos que Dios se casó con Israel en el monte Sinaí. Dios, en conformidad con Su concepto y deseo, quería relacionarse con Israel como un esposo lo haría con su esposa, y Él esperaba que Israel se comportara como Su esposa. Debemos tener esto en cuenta al leer el libro de Jueces.

  Al redactar los libros de historia, Samuel puso Jueces después de Josué para mostrarnos la vida que llevó Israel con respecto a su Marido. Por alguna razón, ella —en su corazón— no deseaba ser la esposa de Jehová. En su condición de esposa, ella olvidó a su Marido, abandonó a su Marido y actuó conforme a sus propios deseos. Al final, Israel se convirtió en una ramera. En tiempos de Oseas, Israel era una ramera a los ojos de Dios (Os. 1:2; 2:2). Habiendo caído en el pecado de adulterio, ella no tenía un esposo definido. Además de Jehová, su Marido, ella tenía muchos otros hombres. Ésta era la situación en que se encontraba Israel en el libro de Jueces. En Jueces vemos un horrible cuadro en el que una esposa abandona a su Marido al punto de no querer reconocer que Él existe. Éste es el cuadro espantoso de una ramera, una esposa que abandonó a su Marido y fue en pos de los ídolos.

  Al comienzo, Israel tenía un amor nupcial hacia Dios, pero después de su matrimonio perdió su posición como esposa casta de su marido. Israel abandonó a Dios y fue en pos de los ídolos. Cada uno de estos ídolos era otro “hombre”, e Israel llegó a estar lleno de ídolos. Jeremías 11:13 dice que según el número de las calles de Jerusalén, el pueblo había erigido altares para quemar incienso a sus ídolos. Ezequiel 16:24 dice que Israel se hizo “un lugar elevado en todas las plazas”. Esto quiere decir que había ídolos en cada una de sus calles. Esto corresponde con el Nuevo Testamento, que nos muestra otra gran ramera en Apocalipsis 17: la Iglesia Católica Romana, que es la madre de muchas rameras. Puesto que la madre de las rameras es la Iglesia Romana apóstata, las rameras, las hijas de la iglesia apóstata, deberán ser todas las sectas y grupos en el cristianismo que, en cierto grado, adoptan las enseñanzas, prácticas y tradiciones de la Iglesia Romana apóstata.

  En el libro de Jueces, hay una expresión en particular que se repite varias veces: “En aquellos días no había rey en Israel; cada cual hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos” (Jue. 17:6; 18:1; 19:1; 21:25). ¡Pero Dios era el Rey! Según el principio rector en la Biblia, el marido es la cabeza del matrimonio y la cabeza de la familia. En la creación, Dios dispuso que el hombre tuviese tal autoridad; por tanto, el reinado también le pertenece a él. En cuanto a la tipología y figuras, Dios es el único hombre. Todos somos mujeres porque nosotros, la iglesia, somos la esposa corporativa de Cristo. Puesto que Dios es nuestro Creador y nuestro Señor, Él deberá ser también nuestro Rey.

  Cuando Israel afirmaba no tener rey, esto significaba que ellos no tenían en cuenta a Dios ni Su posición como Rey de ellos. En el libro de 1 Samuel, los hijos de Israel le pidieron a Dios que les diera un rey (8:5). Esto ofendió sobremanera a Dios (v. 7). Aun cuando Dios consideraba a Israel su esposa, ella llegó a ser una ramera. No reconoció a Dios como su Rey, ni tampoco lo reconoció como su Marido. Por tanto, entre los hijos de Israel cada cual hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos y, como resultado, cayeron en podredumbre y corrupción.

  Esto es lo que vemos en el libro de Jueces. Por tanto, la historia en este libro es una historia de podredumbre. Después del relato sobre Judá y Caleb en 1:1-20, en la historia de Israel presentada en Jueces se manifiestan abundantemente la podredumbre y corrupción propias de una ramera. Éste es el significado intrínseco del libro de Jueces.

  Ahora quisiera hacer una breve introducción a nuestro estudio de Jueces.

I. JOSUÉ ES EL LIBRO DE LA HISTORIA DE ISRAEL DONDE ABUNDAN LAS MARAVILLOSAS VICTORIAS, Y JUECES ES EL LIBRO DE LA HISTORIA DE ISRAEL DONDE ABUNDAN LAS VERGONZOSAS DERROTAS

  Debemos ver el contraste que existe entre el libro de Josué y el de Jueces. Josué es el libro de la historia de Israel donde abundan las maravillosas victorias obtenidas por Israel sobre los pobladores de Canaán en presencia de Jehová. Jueces, por el contrario, es el libro de la historia de Israel donde abundan las vergonzosas derrotas sufridas por Israel a manos de sus enemigos por haber abandonado a Jehová.

II. EL ESCRITOR

  El escritor del libro de Jueces probablemente fue Samuel. Muchos expositores de las Escrituras son del mismo parecer.

III. EL PERÍODO ABARCADO

  El periodo abarcado en Jueces es alrededor de 305 años de historia, aproximadamente del año 1425 a. C. (después de la muerte de Josué, 1:1) al año 1120 a. C. (la muerte de Sansón, 16:30-31; cfr. Hch. 13:19-20). A continuación se presenta una secuencia cronológica según la historia:

    1. Jue. 2:6-9 aproximadamente 1426 a. C.

    2. Jue. 1:1-36 aproximadamente 1425 a. C.

    3. Jue. 2:1-5 aproximadamente 1425 a. C.

    4. Jue. 2:10-13

    5. Jueces caps. 17—21 aproximadamente 1406 a. C.

    (Rut aproximadamente 1322-1312 a. C.)

    6. Jueces 2:14—16:31 aproximadamente ¿?-1120 a. C.

IV. EL LUGAR

  El lugar de los hechos relatados en Jueces es Canaán.

V. EL CONTENIDO

  El contenido del libro de Jueces consiste en que los hijos de Israel ponen su confianza en Dios, abandonan a Dios, son derrotados por sus enemigos, son liberados mediante los jueces y, después, se corrompen (1:1-2; 2:11—3:11). Cuando los hijos de Israel, que habían puesto su confianza en Dios, abandonaban a Dios, eran derrotados por sus enemigos. Al hallarse en un estado deplorable, ellos se arrepentían, y el Señor misericordiosamente hacía surgir jueces que los liberasen. Sin embargo, después que los hijos de Israel eran liberados, caían en corrupción. Esto llegó a ser un ciclo que se repitió una y otra vez en el libro de Jueces.

VI. EL PENSAMIENTO CENTRAL

  El pensamiento central del libro de Jueces es que Israel abandonó a Dios, sufrió derrota a manos de sus enemigos y cayó en podredumbre; y puesto que no había rey entre ellos, cada cual hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos (17:6; 18:1; 19:1; 21:25).

VII. LAS SECCIONES

  El libro de Jueces tiene tres secciones: Israel pone su confianza en Dios (1:1—2:5); Israel abandona a Dios (incluye las derrotas que sufrieron, su arrepentimiento y su liberación efectuada por Dios (2:6—16:31); e Israel se corrompe (17:1—21:25).

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