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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Los Salmos»
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Mensaje 38

LA MAS ELEVADA REVELACION DE CRISTO

  Lectura bíblica: Sal. 107; Sal. 108; Sal. 109; Sal. 110

  Los Salmos es un libro bastante difícil de leer porque al hacerlo podemos fácilmente ser incitados a ocuparnos en cosas tales como la piedad y el consuelo. Los cristianos leen los Salmos principalmente con el fin de llegar a ser piadosos y recibir consuelo. Ellos valoran este libro porque tienen la idea de que les enseña a ser piadosos y les ofrece consuelo para los sufrimientos de la vida humana. Todos necesitamos consuelo, y en los Salmos hay muchos versículos que traen palabras de consuelo divino. Esta puede ser la razón por la que las sociedades bíblicas con frecuencia publican el Nuevo Testamento junto con los Salmos. Al leer los Salmos nos es difícil evitar la piedad y el consuelo que vemos allí. Esta era mi situación cuando yo era joven. Deseaba ser piadoso, pero no sabía cómo lograrlo. Deseaba recibir consuelo, pero no sabía dónde encontrarlo. Por consiguiente, pasé por la experiencia de leer los Salmos como un libro relacionado con la piedad y el consuelo.

  Si leemos los Salmos buscando piedad y consuelo, dicha lectura no hará brotar aleluyas de nosotros. ¿Puede usted decirme si conoce a alguien que lea los Salmos buscando la piedad y tratando de hallar consuelo, cuya lectura produzca en él exclamaciones de aleluya? Dudo que haya alguien así. Los Salmos culminan en aleluyas porque es un libro que tiene la más elevada revelación acerca de Cristo. En Lucas 24:44 el Señor Jesús dijo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

  No debemos pensar que los Salmos es un libro de piedad o de consuelo. Por supuesto, hay muchos versículos en los Salmos en cuanto a la piedad, y hay muchos versículos en los que podemos recibir consuelo. Pero no debemos buscar ni la piedad ni procurarnos consuelo aparte de Cristo. Sin El no podemos ser verdaderamente piadosos, y sin Cristo no hay verdadero consuelo. Si sólo nos interesan la piedad y el consuelo pero no Cristo, no obtendremos nada. Pero si tenemos a Cristo, aunque ni siquiera pensemos en la piedad y el consuelo, podremos ser piadosos y recibiremos mucho consuelo. Puedo atestiguar que cuando me preocupo por Cristo, soy lleno de piedad, santidad, consuelo y alegría.

  Hay dos maneras de estudiar la Biblia: la manera natural o humana, y la divina o espiritual. Si se estudia los Salmos según la manera natural, se obtiene piedad y se recibe consuelo. Si se estudia los Salmos según la manera espiritual, se obtiene a Cristo y la casa, es decir, la iglesia, y la ciudad, o sea el reino, con el fin de traer restauración a toda la tierra.

  La Biblia no tiene como fin primario hacernos piadosos ni consolarnos. La Biblia nos enseña que Cristo es la centralidad de la economía eterna de Dios, la cual produce la iglesia, primero como casa de Dios y luego como reino de Dios, y esto da como resultado el reino milenario, el cual trae la plena restauración de toda la creación, lo cual tendrá su consumación en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. Los Salmos no trata primordialmente de la piedad y del consuelo, sino de Cristo con la casa de Dios y la ciudad de Dios, lo cual conduce a la restauración del universo durante el milenio y nos introduce en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. ¿Había usted considerado esto? Cuando leamos los Salmos, nuestro interés en la piedad y en el consuelo debe ser reemplazado por Cristo.

  Los salmos fueron escritos no solamente por David sino por diferentes escritores, incluyendo a Moisés y a algunos de los hijos de Coré. Finalmente, los ciento cincuenta salmos fueron organizados en el orden en que aparecen actualmente. Creo que este orden fue establecido después de Malaquías, cerca del año 400 a. de C. La secuencia en que están es muy significativa. Por ejemplo, indudablemente es significativo que inmediatamente después del salmo 1, que trata de la ley, tengamos el salmo 2, el cual trata de Cristo, el Hijo de Dios, y el Ungido de Dios.

  No es cosa sencilla ver cómo se pueden agrupar los salmos. En los mensajes anteriores consideramos el grupo compuesto de los salmos del 102 al 106. Vimos que el salmo 102 revela a Cristo como la llave que vuelve la tierra al Señor, y que los salmos del 103 al 106 son una narración de la historia de Dios en cuanto al perdón de nuestros pecados, en cuanto a Su grandeza al crear el universo y su plenitud, en cuanto a la forma en que trató a Abraham y a los descendientes de éste según Su pacto, y en cuanto a Su trato con Israel en el desierto y en la tierra prometida. En este mensaje consideraremos otro grupo de salmos: los salmos del 107 al 110. En el salmo 107 hay un cambio de matiz, y en el salmo 110 tenemos la más elevada revelación acerca de Cristo. Allí la revelación de Cristo llega a la cumbre. Creo que fue Martín Lutero quien dijo que el salmo 110 es el salmo más elevado de todos.

  En los salmos anteriores Cristo es revelado en muchos aspectos diferentes. En los mensajes que vendrán veremos que en el salmo 118 tenemos una revelación adicional de Cristo, una revelación de Cristo como la piedra angular (v. 22) para el edificio de Dios. Cristo como piedra angular une dos muros, uno es los creyentes judíos, y el otro los creyentes gentiles. Por lo tanto, Cristo es el que une a los judíos y a los gentiles para edificar la casa de Dios. Cristo es la piedra angular para el edificio de Dios, y dicho edificio es la iglesia hoy como casa de Dios y reino de Dios, y por último el edificio de Dios es una ciudad nueva, la Nueva Jerusalén.

  Como veremos, Cristo también es revelado en el salmo 119. Podríamos pensar que este salmo es un salmo que trata de la ley, pero en realidad trata del testimonio de Dios y la palabra de Dios. Según la Biblia en su totalidad, el testimonio de Dios es Cristo, y la palabra de Dios también es Cristo. Que Cristo sea el testimonio de Dios depende de que primero sea la piedra angular. Si El no fuera la piedra del ángulo, no sería el testimonio adecuado ni válido de Dios. Si consideramos los salmos 118 y 119 juntos, veremos que Cristo es tanto la piedra angular como el testimonio de Dios.

  Al llegar a los salmos del 107 al 110, debemos ver que el último salmo de este grupo, el salmo 110, trata de Cristo de la manera más elevada. Sin embargo, para poder tener la más elevada revelación de Cristo en el salmo 110, necesitamos los tres salmos inmediatamente anteriores. Pasemos ahora a considerar los salmos del 107 al 110 uno por uno.

I. DIOS CUIDA Y LIBERA A SUS REDIMIDOS EN CRISTO

  El salmo 107 habla de cómo Dios cuida y libera a Sus redimidos en Cristo. Sin lugar a dudas, Dios nos cuida todos los días, y siempre nos libera, nos rescata y nos salva. Cuando algunos oyen esto, parece que les es un consuelo. Claro que sí lo es, pero es el consuelo divino que se halla en Cristo. Cuando hablamos de consuelo en este salmo, tenemos que decir que dicho consuelo es el que está en Cristo. Entonces diremos: “¡Aleluya!” No obstante, si hablamos del consuelo divino sin ver que este consuelo está en Cristo, no diremos: “¡Aleluya!” Cristo es quien hace que profiramos aleluyas y que alabemos al Señor no por el consuelo, el cuidado o la liberación, sino por Cristo, en quien estamos.

A. Las gracias que dan los redimidos de Dios,congregados del oriente,del occidente, del norte y del sur

  “Dad gracias a Jehová, porque El es bueno; porque para siempre es Su benignidad. Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido de la mano del adversario, y los que ha congregado de las tierras, del oriente, del occidente, del norte y del sur” (vs. 1-3). La palabra “redimidos” del versículo 2 evoca a Cristo, pues El es nuestro Redentor y también es nuestra redención. Esto nos da la base para decir que el consuelo hallado en este salmo está en Cristo. En Cristo disfrutamos el cuidado y la liberación que Dios trae, lo cual implica que El nos salva y nos rescata todos los días.

  Además, el ser congregados de todas las tierras, del oriente, del occidente, del norte y del sur, lo cual se menciona en el versículo 2, corresponde a Apocalipsis 5:9, que habla de aquellos que por la sangre de Cristo fueron adquiridos para Dios “de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. En este asunto usamos una vez más el Nuevo Testamento para interpretar el Antiguo.

B. Dios cuida y libera a los que vagan

  En Salmos 107:4-9 se habla de que Dios cuida y libera a los que vagan. Ellos “vagaron por el desierto, en el sequedal, sin hallar ciudad habitable. Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos” (vs. 4-5). Esta era nuestra situación antes de ser salvos. No teníamos hogar y estábamos hambrientos; carecíamos de albergue y comida. Entonces Dios se encargó de nosotros y nos liberó, dándonos alimento y albergue. ¡Aleluya, en la iglesia estamos en casa y somos alimentados diariamente! Nuestro testimonio es que El “sacia al alma sedienta, y llena de bien al alma hambrienta” (v. 9).

C. Dios cuida y libera a los presosque están en tinieblas y en sombra de muerte

  Los versículos del 10 al 16 nos dicen que Dios cuida y libera a los presos que están en tinieblas y en sombra de muerte. Antes de que fuéramos salvos no sólo andábamos errantes, sino que también estábamos presos. Según Hechos 26:18, el Señor Jesús envió a Pablo a los gentiles para que éstos se convirtieran “de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios”. Esto es sacar a las personas de la cárcel en que están. Debido al cuidado que Dios tiene de nosotros en Cristo, hemos sido liberados de nuestra cárcel. Ahora somos libres.

D. Dios cuida y libera a los que enfermarona causa del camino de su transgresión

  En Salmos 107:17-22 vemos que Dios cuida y libera a los que se han enfermado a causa del camino de su transgresión. El versículo 17 dice: “Algunos eran insensatos, a causa del camino de su transgresión y a causa de sus maldades fueron afligidos”. Pero Jehová “envió Su palabra, y los sanó” (v. 20a). Esto nos recuerda del caso del centurión que le dijo al Señor: “Solamente di la palabra, y mi criado sanará” (Mt. 8:8). El siervo del centurión fue sano cuando el Señor habló.

E. Dios cuida y libera a los marineros

  En Salmos 107:23-32 se habla del asunto de que Dios cuida y libera a los marineros. Todos somos marineros que navegamos por el mar de la vida humana, lleno de olas y tempestades, pero también aquí experimentamos el cuidado y la liberación que Dios nos da.

F. Dios prepara las circunstanciaspara tratar con los impíos y los altivos,y para cuidar de los pobres

  La última sección de este salmo, los versículos del 33 al 43, tiene que ver con el hecho de que Dios prepara las circunstancias para tratar con los impíos y los altivos, y para cuidar de los pobres. Los versículos del 33 al 34 nos dicen que Dios convierte los ríos en desierto, los manantiales de las aguas en tierra sedienta, y la tierra fructífera en salinas. Es así como Dios trata con los impíos. No obstante, en los versículos 35 y 36 dice: “Vuelve el desierto en lagunas, y la tierra seca en manantiales. Allí hace morar a los hambrientos, para que establezcan una ciudad en donde vivir”. Esta es la manera en que Dios cuida a los pobres.

  El salmo 107 nos muestra que nosotros los redimidos de Cristo estamos bajo el cuidado y la liberación de Dios. Ahora necesitamos ver que este cuidado y esta liberación requieren que Cristo esté sentado en Su ascensión, a la diestra de Dios, según se revela en el salmo 110. Hoy podemos disfrutar el cuidado de Dios, y podemos ser liberados por El de muchas cosas porque Cristo está sentado a la diestra de Dios. De hecho, puesto que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote en los cielos y ora por nosotros, este cuidado es el cuidado que El tiene por nosotros, y esta liberación es la liberación que El nos da. Que ore por nosotros significa que El nos cuida, nos libera y nos rescata.

  Si no tuviéramos el salmo 110, el salmo 107 sería vacío. ¿Desea usted el cuidado y la liberación descritos en el salmo 107? Usted puede obtenerlo solamente en Cristo, por Cristo y con Cristo. ¿Dónde está Cristo hoy? Cristo ya no está en el pesebre ni en la cruz; El está a la diestra de Dios en el cielo. Como Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, El intercede allí por nosotros. Tenemos una palabra en cuanto a este salmo en Hebreos del 5 al 7. Por consiguiente, tenemos el salmo 107 por el salmo 110.

II. LA VICTORIA DE DIOS EN CRISTOSOBRE LOS ENEMIGOS

  En el salmo 108 vemos la victoria de Dios en Cristo sobre los enemigos.

A. La benignidad de Dios y Su verdad

  Los versículos del 1 al 5 son una cita de 57:7-11. El versículo 4 revela la benignidad y la verdad de Dios: “Por encima de los cielos es Tu benignidad, y hasta los cielos Tu verdad”.

B. La victoria de Dios en Cristosobre los enemigos

  Los versículos del 6 al 13, una cita de Salmos 60:5-12, describen la victoria de Dios en Cristo sobre los enemigos. Al describir dicha victoria, estos versículos dicen que Dios repartirá a Siquem y medirá el valle de Sucot, que Galaad y Manasés son Suyas, Efraín es el yelmo de Su cabeza, Judá Su cetro y Moab Su vasija para lavar, que sobre Edom echará Su calzado y sobre Filistea gritará. Todo esto nos muestra la victoria de Dios en Cristo.

III. ORACION DE DAVID,QUIEN TIPIFICA A CRISTO, EN SU AFLICCION

  El salmo 109 es un salmo maravilloso. Puesto que es un salmo acerca de Cristo, los que leen los Salmos con un entendimiento natural, lo hallarán difícil de entender. El salmo 109, escrito con la intención de describir los sufrimientos de David, es una oración ofrecida por David en el cual describe sus sufrimientos. Aquí David tipifica a Cristo, y los sufrimientos de David tipifican los de Cristo.

A. Con relación a Judas, quien traicionó a Cristo

  El versículo 8 dice: “Sean sus días pocos; tome otro su oficio”. En Hechos 1:20 este versículo es citado y aplicado a Judas, quien traicionó a Cristo. La cita del versículo 8 indica que el salmo 109 trata de Cristo, y que los sufrimientos descritos en este salmo representan los sufrimientos de Cristo en la carne.

B. Es respondida en el siguiente salmo,el salmo 110

  La oración de David con respecto a sus sufrimientos tipifica la oración de Cristo. La oración del salmo 109 es respondida en el siguiente salmo, el salmo 110. Ya que el salmo 110 es la respuesta a la oración de David, quien tipifica a Cristo en el salmo 109, el salmo 110 debe considerarse como respuesta a la oración de Cristo. Hebreos 5:7 dice que Cristo, en los días de Su carne, ofreció “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte”. Dios contestó esta oración no solamente mediante la resurrección sino también en la ascensión. El salmo 110 revela a Cristo en Su ascensión. Por lo tanto, los salmos del 107 al 109 nos traen al salmo 110.

IV. LA MAS ELEVADA REVELACION ACERCA DE CRISTO

  Aunque el salmo 110 es uno de los salmos más breves, nos da la más elevada revelación acerca de Cristo.

A. Dios sienta a Cristo a Su diestra

1. En Su ascensión

  “Jehová ha dicho a Mi Señor: Siéntate a Mi diestra” (v. 1a). Esta palabra, que trata de Cristo en Su ascensión (He. 1:3b), ha sido citada directamente más de veinte veces en el Nuevo Testamento y ha sido citada indirectamente otras veinte veces. Una y otra vez el Nuevo Testamento se refiere a esta palabra acerca de Cristo en Su ascensión.

  El lugar más elevado del universo es la diestra de Dios. Usemos por ejemplo el deseo de un niño de estar en brazos de su madre, contra su pecho. Pudiera ofrecerle el mejor asiento de un palacio, pero no le interesaría si no estuviera allí su madre. Tal vez diga el niño: “No quiero estar en ese lugar; yo quiero estar en los brazos de mi mamá”. Para un niño, el mejor lugar, el lugar más elevado, se encuentra en los brazos de su madre, contra su pecho. Asimismo, la ascensión de Cristo no tiene que ver meramente con que El esté en un lugar, sino con que esté en una persona, en el Padre. En Su ascensión Cristo entró en el ser del Padre y allí se sentó.

  Esta palabra acerca de que Cristo esté sentado a la diestra de Dios implica el reinado de Cristo. En el Nuevo Testamento se nos dice que en la ascensión de Cristo Dios le hizo Señor, Cristo, Líder de todo el universo y Salvador (Hch. 2:36; 5:31; 10:36). Esto tiene que ver con el reinado de Cristo.

2. Hasta que Dios ponga a Sus enemigospor estrado de Sus pies

  Según Salmos 110:1, Cristo está sentado a la diestra de Dios hasta que Dios ponga a Sus enemigos por estrado de Sus pies. Quizá en su casa usted tenga un asiento muy excelente, pero que no tenga estrado. Asimismo, Cristo está en el trono, pero todavía le falta un estrado. Así que, Dios está haciendo los esfuerzos necesarios para sojuzgar a todos los enemigos de Cristo y hacer de ellos Su estrado. Nuestra pelea hoy tiene como fin que los enemigos de Cristo sean sometidos.

3. Dios envía desde Sionel cetro del poder de Cristopara regir a todas las naciones

  “Jehová enviará desde Sion el cetro de Tu poder; reina en medio de Tus enemigos” (v. 2). Aquí Sion no es el Sion que está sobre la tierra, sino el que está en los cielos, según lo mencionado en Hebreos 12 y en Apocalipsis 14. Hebreos 12:22 dice que nos hemos “acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial”. Apocalipsis 14:1-5 nos muestra que los que vivan y hayan vencido serán arrebatados a Sion, en los cielos. Desde esta Sion celestial Dios enviará el cetro del poder de Cristo para regir todas las naciones. La palabra “enemigos” que vemos en Salmos 110:2 se refiere a las naciones. Hoy las naciones son Sus enemigos. Por ejemplo, las naciones árabes son los enemigos de Cristo por su manera de tratar con Israel.

4. El pueblo de Cristo se ofrece voluntariamenteen los días de Su fuerza (Su ejército)en el esplendor de su consagración

  “Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de Tu fuerza, en el esplendor de su consagración” (v. 3a). Literalmente, las palabras hebreas traducidas “se te ofrecerá voluntariamente” significan “serán ofrendas de voluntad”. En vez de la palabra “fuerza” algunos la traducen “ejército” o “guerra”. Estas diferentes traducciones indican que se puede ver aquí cierta clase de pelea. Los tiempos actuales siguen siendo tiempos de lucha porque Cristo todavía no tiene estrado para Sus pies. Por esto, este ministerio está envuelto en una lucha. Resistimos y anulamos cualquier tipo de base impropia en cuanto a la iglesia, ya sea católica o protestante, y esto provoca oposición y lucha.

  En el versículo 3 se nos dice que en el día de Su ejército, el pueblo de Cristo se ofrecerá voluntariamente “en el esplendor de su consagración”. ¿Se da cuenta usted de que a los ojos del Señor nuestra consagración voluntaria, el hecho de que nos ofrecemos a El, es cierta clase de esplendor? Aunque la iglesia se ha degradado, a lo largo de los siglos ha habido una sucesión de los que se han ofrecido voluntariamente al Señor en el esplendor, en la belleza, de su consagración. Miles de personas se han ofrecido gratuitamente a Cristo, dejando todo lo que hay en la tierra, y con esta ofrenda se tuvo el esplendor de la consagración. John Nelson Darby era una persona así. Darby alcanzó a vivir ochenta y cuatro años y debido a su amor por Cristo, nunca se casó. Un día, ya de edad, estaba solo en un hotel y dijo: “Señor Jesús, te sigo amando”. Sin duda, Darby era una ofrenda voluntaria al Señor en el esplendor de la consagración.

  Algunas versiones usan la palabra “adorno” en vez de la palabra “esplendor”. El esplendor de la consagración es un adorno. Necesitamos ser adornados ofreciéndonos voluntariamente al Señor. Si hacemos esto, seremos embellecidos con un esplendor divino y celestial.

5. Los jóvenes de Cristo son para Elcomo rocío desde el seno de la aurora

  “Tus jóvenes serán para Ti como rocío desde el seno de la aurora” (v. 3b). Esto indica que, por un lado, a Cristo le gusta ver el esplendor de nuestra consagración; pero por otro lado, desea el rocío que viene desde el seno de la aurora. Cristo disfruta viendo el esplendor de los que se le ofrecen a El como ofrendas voluntarias, pero es aún más importante que de todos modos necesita el rocío para que le riegue. Aun Cristo necesita el agua. Necesita que seamos el rocío que le riega.

  Según el estilo poético aquí, este rocío viene desde “el seno de la aurora”. Debemos entrar en este seno para ser concebidos como el rocío que riega a Cristo. Yo pienso que esto requiere el avivamiento matutino. Si no nos levantamos temprano por la mañana, perderemos la oportunidad de entrar en el seno de la aurora para ser hechos el rocío que riega a Cristo. En vez de El ser regado, estará seco, y nosotros también estaremos secos. Espero que todos, especialmente los jóvenes, veamos que aquí Cristo se compara con una planta que necesita el rocío suave y gentil. ¡Ah! Quisiera que respondiéramos a El diciendo: “Señor Jesús, quiero ser el rocío concebido y producido por el seno de la aurora para que Tú seas regado”.

B. Dios juró y no se retractaráde ordenar a Cristocomo Sacerdote para siempresegún el orden de Melquisedec

  “Juró Jehová, y no se retractará: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (v. 4; He. 5:6, 10). La palabra hebrea traducida “se retractará” también puede traducirse “se arrepiente”. Cristo no sólo es el Rey que tiene poder y autoridad, como lo indica el versículo 2; también es el Sumo Sacerdote, como lo revela el versículo 4. Hoy día necesitamos que Cristo no sólo sea nuestro Rey sino que también sea nuestro Sacerdote, el que ora por nosotros y el que se encarga de nuestro caso delante de Dios.

  El ministerio de Cristo tiene dos aspectos. El primer aspecto era Su ministerio en la tierra, y el segundo es Su ministerio en los cielos. En Su ministerio terrenal El hizo muchas cosas. Ahora que Cristo ha acabado la primera parte de Su ministerio, en Su ascensión está llevando a cabo la segunda parte de Su ministerio, la celestial. Esto incluye tanto Su reinado como Su sacerdocio. Como Rey El tiene el cetro, el cual representa poder y autoridad para regir sobre la tierra y para encargarse de nuestros asuntos, y como el Sumo Sacerdote El ora por nosotros y cuida nuestro caso.

Adonai

  “El Señor está a Tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de Su ira. Administrará justicia entre las naciones, llenará sus regiones de cadáveres; quebrantará las cabezas sobre la ancha tierra” (Sal. 110:5-6). La frase “ancha tierra” se refiere a toda la tierra, al globo terrestre. Aquí vemos que Cristo, quien es el Señor, el Amo (Adonai), y quien está a la diestra de Dios, quebrantará a los reyes en el día de Su ira cuando regrese, y administrará justicia entre las naciones (2:9, 12; Dn. 2:44; Ap. 2:26-27). Esto indica que Cristo será el más grande Vencedor, que vence a todas las naciones, quebranta a los reyes y la cabeza de los enemigos, y administra justicia sobre todos los que le oponen. Además de ser Rey y Sacerdote, Cristo es el Guerrero que será el más grande Vencedor. Según Apocalipsis 19, cuando El regrese vendrá a combatir. Sin embargo, no combatirá solo contra el anticristo y sus ejércitos sacados de entre las naciones. Más bien, vendrá con Su esposa, una composición de todos los vencedores, como Su ejército, y con ella peleará contra el anticristo y sus ejércitos.

D. Cristo bebe del arroyo junto al caminoy levanta Su cabeza triunfalmente

  “Del arroyo beberá en el camino, por lo cual levantará la cabeza” (Sal. 110:7). Mientras Cristo pelea, tendrá sed. Necesitando agua para beber, beberá del “arroyo en el camino”. Este arroyo está constituido de los vencedores. Los que se ofrecen en el esplendor de la consagración son el rocío de la aurora que riega a Cristo, y los vencedores son el arroyo que apaga la sed de El. Al tomar Cristo la iniciativa para pelear hasta el final, tendrá necesidad de agua para beber, y los vencedores serán esta agua. Creo que esta interpretación es correcta porque cabe dentro de la enseñanza del Nuevo Testamento.

  Cuando Cristo tome del arroyo, “levantará la cabeza”. Esto quiere decir que será victorioso. Bajar la cabeza es señal de derrota, pero levantar la cabeza es señal de victoria, de triunfo. Los que levantan la cabeza son los que vencen a todos los enemigos.

  Para los enemigos Cristo es el Vencedor, pero para nosotros El es el Aquel que bebe. Podemos decirle: “¡Aleluya! Señor Jesús, Tú eres el Vencedor”. Pero tal vez El nos diga: “Sí, soy el Vencedor, pero para usted quiero ser Aquel que bebe”. En este salmo podemos ver a Cristo como el Rey, el Sacerdote, el Guerrero, el Vencedor y el que bebe. Cristo vence a los enemigos, y bebe de los vencedores, desde el arroyo en el camino.

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