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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Lucas»
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Mensaje 50

EL SALVADOR-HOMBRE SE ENTREGA A LA MUERTE PARA EFECTUAR LA REDENCION

(7)

  Lectura bíblica: Lc. 22:7-46

  En el mensaje anterior indicamos que en la sección 22:7-20 tenemos la Pascua y la cena del Señor. En los versículos del 7 al 18 se habla con respecto a comer la pascua, y en los versículos 19 y 20, se narra que el Señor instituye Su cena, a fin deque Sus discípulos puedan participar en Su muerte. En la Pascua el cordero era lo principal que el pueblo de Dios disfrutaba. La carne del cordero se comía. Pero en la mesa del Señor lo más importante para los creyentes neotestamentarios es el pan, no el cordero. Esto es muy significativo, y en este mensaje estudiaremos más detalladamente lo que discutimos previamente.

  Cuando el Señor Jesús se ofreció a Dios para nuestra redención, no se ofreció como pan sino como Cordero. Sin embargo, el resultado no es un cordero sino el pan. El Cordero era una entidad individual, pero el pan es algo corporativo. No es posible con un grano de trigo hacer un pan. El pan es una entidad corporativa, compuesto y constituido de muchos granos. Con respecto a la fiesta de la Pascua no existe el concepto de que se festeje con algo que sea corporativo en naturaleza. Pero con respecto a la mesa del Señor, los símbolos, especialmente el pan, llevan una característica muy significativa, y dicha característica es la de ser una entidad corporativa. Es muy importante que entendamos esto.

  En la mesa del Señor el pan indica algo que viene después de la muerte de Cristo; representa algo que procede del Señor en Su resurrección. Este pan no representa lo que ha sucedido antes de la muerte del Señor, sino después de Su muerte y Su resurrección. Antes de Su muerte, el Señor Jesús era el Cordero único e individual. Pero Su muerte y Su resurrección produjo una entidad corporativa. Dicha entidad es el pan, el cual representa una entidad colectiva.

  En el Evangelio de Lucas no vemos una explicación detallada en cuanto al pan de la mesa del Señor. Sin embargo, debemos recordar que la impresión que Lucas tiene al respecto procede de la revelación que Pablo recibió. Con respecto al pan, tenemos que ir de Lucas 22 a lo que Pablo dice en 1 Corintios 10:17: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. Aquí vemos que el pan no solamente representa el cuerpo físico del Salvador, sino también Su Cuerpo místico, que es la iglesia. Esto no es un asunto relacionado con un solo individuo, sino con un Cuerpo colectivo.

  Todos constituimos un solo pan, un solo Cuerpo, porque todos participamos de un solo pan. Nuestra participación mutua de este pan testifica que somos una sola unidad. Esto indica que nuestra participación en Cristo hace que seamos Su Cuerpo único. El propio Cristo de quien todos participamos nos constituye Su Cuerpo.

  En el Evangelio de Lucas no se usa la palabra iglesia. Sin embargo, existen ciertos indicios en cuanto a ella. Por ejemplo, en el capítulo diez el mesón se refiere a la iglesia. Del mismo modo, la casa del padre en el capítulo quince representa la iglesia. Además, hay una alusión a la iglesia en la parábola de la viña en el capítulo veinte. Los líderes judíos son comparados con los labradores. Según 20:16, los labradores son destruidos, y se les da la viña a otros. Estos “otros” son los creyentes neotestamentarios, quienes son los componentes de la iglesia. En 20:17 y 18 el Señor se refirió a Sí mismo como la piedra del ángulo: “¿Qué, pues, es lo que está escrito: ‘La piedra que rechazaron los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo’?” Esta piedra es, sin duda, parte de la edificación de la iglesia. Esta es otra evidencia de que hay una referencia de la iglesia en este evangelio. En el capítulo veintidós, el pan tiene que ver con la iglesia. Conforme al resto del Nuevo Testamento, el pan representa el Cuerpo de Cristo, la iglesia. Por lo tanto, el pan en 22:19 indica la iglesia.

  Antes de la muerte del Salvador-Hombre, El era un Cordero. Pero después de Su muerte y Su resurrección, llegó a ser un pan. El cordero de la pascua se disfrutaba en el Antiguo Testamento, pero en la fiesta del Nuevo Testamento se disfruta el pan. El Cordero llegó a ser un pan por medio del proceso de la muerte y la resurrección.

  En la mesa del Señor exhibimos la muerte del Señor, pero la exhibimos en Su resurrección. Siempre que nos acercamos a la mesa del Señor, debemos tener en mente que no estamos en Su muerte sino en Su resurrección. Puesto que ahora participamos del pan, en la resurrección del Señor exhibimos Su muerte. Este pan no sólo incluye al Señor, sino también a nosotros. Por lo tanto, el pan ya no es solamente el Cristo individual, sino que ahora es el Cristo corporativo (1 Co. 12:12) que incluye al Señor y a los creyentes.

  En la mesa del Señor el pan es el elemento principal. En la cruz vemos al Cordero, pero en la mesa vemos el pan. Cuando estamos en la mesa del Señor, tenemos que darnos cuenta de que el pan incluye la Cabeza y el Cuerpo, o sea que incluye a Cristo y a los creyentes. Por lo tanto, es un pan completo, una entidad corporativa. ¡Alabado sea el Señor porque el Cordero llegó a ser el pan! Por medio de Su muerte y Su resurrección, el Cordero llegó a ser un pan. Según Juan 12:24, el Señor cayó en la tierra y murió como grano de trigo y luego en resurrección llegó a ser un pan compuesto de muchos granos. ¡Este pan es inagotable!

  Después de examinar reiteradas veces la mesa del Señor, puedo testificar que el significado del pan y la copa es inagotables. Antes de que el Señor fuera a la cruz, El era el Cordero individual, pero después de pasar por la muerte y entrar en la resurrección, llegó a ser un pan, que lo incluye a El y a nosotros. Además, la sangre que derramó en la cruz llegó a ser un pacto, el cual, a su vez, éste llegó a ser una copa, una porción que es Dios mismo como bendición para nuestro disfrute. En esta copa Dios nos es asignado como nuestra porción a fin de que le disfrutemos. En esto vemos el significado de la cena del Señor instituida en el capítulo veintidós. Damos gracias al Señor por darnos este entendimiento con respecto a Su cena.

LA FALTA DE ENTENDIMIENTO POR PARTE DE LOS DISCIPULOS

  Es probable que Pedro, Jacobo, Juan y los demás discípulos no entendieran el significado de la cena del Señor cuando fue instituida. Pedro pudo haber dicho para sí: “¿El Señor habla de un pan y luego, de Su Cuerpo? ¿Qué significa esto? ¿Cómo puede un pan llegar a ser un cuerpo? El pan proviene de la vida vegetal, y el cuerpo, de la vida animal. ¿Cómo puede la vida vegetal llegar a ser vida animal? No entiendo esto”. Además, puede que a Jacobo y a Juan no les haya importado el pan, sino sólo sentarse uno a la derecha del Señor y otro, a la izquierda. Jacobo pudo haber dicho para sí: “Este pan no me interesa. Sólo me interesa el trono y si me siento a la derecha o a la izquierda del Señor”. Los discípulos no estaban interesados en a lo que el Señor dijo del pan y de la copa.

  Debemos aprender de los discípulos para no ser como ellos. No debemos estar interesados en el trono ni en si nos sentamos a la derecha o a la izquierda del Señor. Nuestro interés debe ser el pan, el Cuerpo, la vida de iglesia y también la copa, que es el Dios Triuno como la porción que disfrutamos por la eternidad.

LA MUERTE Y LA RESURRECCION

  El Salvador-Hombre, tanto en Galilea como en camino a Jerusalén, recalcaba en Su ministerio Su muerte y Su resurrección. Reveló tres veces Su muerte y Su resurrección a Sus discípulos (9:21-22, 44-45, 18:31-34). Ahora al instituir Su cena, lo más importante que El recalcó fue otra vez Su muerte y Su resurrección. Por medio de Su muerte y Su resurrección dio fin a Sus discípulos, al sepultarles, redimirles y hacerles germinar. Al hacerles germinar, les hizo uno con El para ser un pan. Además, mediante Su muerte y Su resurrección nos introdujo a todos en el Dios Triuno como nuestra porción. Por lo tanto, el Salvador-Hombre nos introdujo, por medio de Su muerte y Su resurrección, en unidad con El como Su Cuerpo y también, en el disfrute del Dios Triuno y en todo lo que El hizo por nosotros.

UNA SEÑAL DEL JUBILEO

  Ser uno con el Señor en el Cuerpo es un asunto de vida, y disfrutar del Dios Triuno es un asunto de bendición. En la mesa del Señor tenemos el pan que representa el Cuerpo en vida, y la copa que representa la bendición del Dios Triuno. En la mesa tenemos vida y bendición. Aquí somos librados del cautiverio y disfrutamos al Dios Triuno. Este es el significado de la mesa del Señor como señal del jubileo.

JUDAS ES EXPUESTO EN EVIDENCIA

  En 22:21-23 el Señor indicó que uno de los discípulos le traicionaría: “Mas he aquí, la mano del que me traiciona está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es traicionado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto”. El que estaba a punto de traicionar al Señor Jesús era, por supuesto, Judas. Después de ser identificado, se fue (Jn. 13:21-30) antes de la cena del Salvador-Hombre (Mt. 26:20-26). No participó de Su cuerpo y sangre, porque no era un verdadero creyente, sino un hijo de perdición (Jn. 17:12), a quien el Salvador-Hombre consideraba un diablo (Jn. 6:70-71).

  Lucas 22:21-23 parece indicar que Judas se fue después de la cena del Señor, según 22:19 y 20. Sin embargo, el relato de Marcos y el de Mateo, muestra que el Señor Jesús antes de instituir Su cena en el versículo 22-24 y en Marcos 14:18-21, declaró que Judas era el traidor. El relato de Marcos sigue el orden cronológico, mientras que el orden de Lucas corresponde a la moralidad.

  ¿Sabe usted por qué el Señor Jesús sacó a Judas a la luz? El hecho de que el Señor le expone apresuró la hora en la cual sería entregado. El Señor sabiendo que se acercaba la hora en que El iba a ser crucificado, provocó a Judas para que éste se apresurara y le traicionara.

LES ENSEÑA A LOS DISCIPULOS EN CUANTO A LA HUMILDAD Y PREDICE LO QUE LES VA A PASAR

  En Lucas 22:24-38 el Salvador-Hombre enseña a los discípulos en cuanto a la humildad y predice que tropezarían. El versículo 24 dice: “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor”. La palabra griega traducida disputa significa “afición a la rivalidad, ansia por contender”. Este versículo indica que los discípulos no se interesaban ni tenían el oído en lo que el Señor decía. Mientras les hablaba de Su cuerpo y sangre, ellos pensaban quién de ellos sería el mayor. Al respecto, tuvieron una disputa.

  En los versículos del 25 al 27 el Señor dijo: “Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los que sobre ellos tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se reclina a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se reclina a la mesa? Mas Yo estoy entre vosotros como el que sirve”. Lo que el Señor dijo en cuanto a servir es diametralmente opuesto a la mente natural, la cual se centra en sus propios intereses.

  En el versículo 28 el Señor añadió: “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en Mis pruebas”. Aquí parece que el Señor estaba diciendo: “No penséis en el trono; pensad en Mis pruebas. Estoy a punto de ser crucificado. Olvidaos de las grandezas y recordad que ahora estáis conmigo en Mis pruebas y en Mis sufrimientos”.

  En los versículos del 29 al 30 el Señor dice: “Yo, pues, os asigno un reino, como Mi Padre me lo asignó a Mí, para que comáis y bebáis a Mi mesa en Mi reino; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel”. La mesa se refiere a la fiesta de la parábola mencionada en Mateo 22:1-4, y a la fiesta de bodas de Apocalipsis 19:9 para los santos que venzan. El Señor no quería que los discípulos estuvieran interesados en el trono ni se preocuparan por quien sería el mayor, sino que se interesaran en el reino, en el jubileo. Comer y beber a Su mesa en Su reino ocurrirá en la era venidera. Ese será el momento para que los discípulos piensen en el trono.

  En 22:31-34 el Señor le dijo a Pedro que éste le negaría. Los versículos 31 y 32 dicen: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero Yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. El pronombre os en el versículo 31 es plural, pero en el versículo 32, se usa el singular. Según el versículo 33, Pedro dijo: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. El Señor le contestó: “Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces” (v. 34).

  En los versículos del 35 al 37 el Señor habló a los discípulos de comprar una espada: “Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin sandalias, ¿acaso os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. Y les dijo: Mas ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. Porque os digo que es necesario que se cumpla en Mí aquello que está escrito: ‘Y fue contado con los inicuos’; porque, de hecho, lo que se refiere a Mí, tiene cumplimiento”. En aquel tiempo cuando la gente viajaba, llevaba además de su bolsa y su alforja, una espada. Lo que el Señor dijo no quieren decir que El deseaba que los discípulos se armaran con el fin de resistir el arresto que estaba por ocurrir (véase vs. 49-51; Mt. 26:51-54); más bien indica el cambio de actitud de la gente para con El.

  Los discípulos no entendieron lo que el Señor dijo en cuanto a la compra de una espada. Pensaron que iban a combatir con armas. Esta fue la razón por la cual le dijeron: “Señor, mira, aquí hay dos espadas” (v. 38a). Cuando oyó esto, El les dijo: “Basta” (v. 38b). Esto no indica que bastaba con dos espadas, sino que ya bastaba de hablar (véase 1 R. 19:4).

  Algunos lectores del Nuevo Testamento tienen dificultad entender Lucas 22:38. Es posible que por no prestar atención, piensen que el Señor dice que bastaba con dos espadas, cuando en realidad estaba diciendo que ya bastaba de palabras. Aquí el Señor parece decir: “No sigáis hablando de esto. Ya no quiero hablaros más, puesto que no habéis entendido. Cuando os hablé de Mi mesa, no me entendisteis nada. Cuando os hablé que me negaríais y que tendríais que humillaros, no pudisteis entender. Ahora me decís que hay dos espadas aquí. Ya basta de esta conversación. Vayamos a un lugar donde podamos orar”.

ORA EN CUANTO A LOS SUFRIMIENTOS DE SU MUERTE Y EXHORTA A LOS DISCIPULOS A ORAR

  En 22:39-46 el Salvador-Hombre ora en cuanto a los sufrimientos de Su muerte y exhorta a los discípulos a orar. Los versículos 39 y 40 dicen: “Y saliendo, se fue, según Su costumbre, al monte de los Olivos; y los discípulos también le siguieron. Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación”. El lugar que se menciona en el versículo 40 es Getsemaní (Mt. 26:36). El Salvador-Hombre exhortó a los discípulos a que oraran con el fin de que estuvieran preparados para recibir Su muerte.

  Según el versículo 42 el Señor Jesús oró: “Padre, si quieres, pasa de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya”. La copa se refiere a la muerte del Salvador en la cruz.

  En el versículo 42 el Salvador-Hombre oró para que se hiciera la voluntad del Padre. En el plan divino que el Dios Triuno diseñó en la eternidad pasada, El decidió que el segundo de la Trinidad divina se encarnara y muriera en la cruz para realizar la redención eterna a fin de cumplir Su propósito eterno (Ef. 1:7-9). Así que, antes de la fundación del mundo, es decir, en la eternidad pasada (1 P. 1:19-20), se había determinado que el segundo de la Trinidad fuese el Cordero de Dios (Jn. 1:29); y a los ojos de Dios fue inmolado como tal desde la fundación del mundo, es decir, desde que Dios creó el universo, el cual cayó (Ap. 13:8). A partir de la caída del hombre, los corderos, las ovejas, los becerros y los toros, se sacrificaban como tipos por los escogidos de Dios (Gn. 3:21; 4:4; 8:20; 22:13 Ex. 12:3-8; Lv. 1:2) señalando al que iba a venir como el Cordero verdadero ordenado de antemano por Dios. En la plenitud de los tiempos, el Dios Triuno envió al segundo de la Trinidad divina, el Hijo de Dios, para que se encarnara tomando con un cuerpo humano (He. 10:5) a fin de ofrecerse en la cruz (He. 9:14; 10:12) para hacer la voluntad del Dios Triuno (He. 10:7), esto es, para reemplazar los sacrificios y ofrendas, los cuales eran tipos, como único sacrificio y ofrenda por la santificación de los escogidos de Dios (He. 10:9-10). En la oración que hace aquí, inmediatamente antes de Su crucifixión, El se preparó para tomar la copa de la cruz (Mt. 26:39, 42), estando dispuesto a hacer la voluntad del Padre para la realización del plan eterno del Dios Triuno.

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