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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Marcos»
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Mensaje 58

UNA VIDA QUE CONCUERDA CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS Y QUE LA CUMPLE

(7)

  Lectura bíblica: Mr. 1:1, 14-15; 4:1-20, 26-29

  En el Evangelio de Marcos vemos que una persona maravillosa, el Señor Jesús, lleva una vida en total conformidad con la economía neotestamentaria de Dios. Esta es la revelación de dicho evangelio.

ELEMENTOS QUE OCUPAN NUESTRA ATENCION

  Enumeremos algunos elementos que han ocupado la atención de las personas a través de la historia: la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter, la filosofía, la ortodoxia, la espiritualidad, la santidad y la victoria. Estos diez elementos han absorbido los pensamientos, las ideas y los conceptos de los gentiles, los judíos y los cristianos. En todas partes el hombre se ha dedicado a desarrollar la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter y la filosofía. A los cristianos, por su parte, les ha interesado la ortodoxia, la espiritualidad, la santidad y la victoria. Los maestros cristianos han escrito muchos libros que tratan de esto.

  Según el Evangelio de Marcos, el Señor Jesús no enseñó cultura, ni religión, ni ética, ni moralidad, ni carácter ni filosofía. Tampoco ayudaba a la gente a ser ortodoxa, espiritual, santa ni victoriosa. Como dijimos anteriormente, El no vivió en la esfera de la ley ni de la ética, sino en un reino totalmente diferente: el reino de Dios.

EL SEMBRADOR SE SIEMBRA COMO SEMILLA DE VIDA

  El Señor Jesús vivió en el reino de Dios. ¿Cómo fue Su vida? ¿Qué hizo? En Marcos 4 vemos que El era el Sembrador que se sembró en las personas, particularmente en Pedro y los otros discípulos.

  No fue fácil que el Señor Jesús se sembrara en las personas. La siembra de un grano en la tierra es sencilla, pero que el Señor sembrara algo vivo en las personas, no lo fue. Por ejemplo, cuando un niño está enfermo y sus padres tratan de suministrarle algún medicamento, a veces experimentan mucha dificultad. Si el niño se resiste, los padres tal vez se vean obligados a sujetarle y abrirle la boca para poder impartirle la medicina. De la misma manera, cuando el Señor Jesús se sembró en nosotros, es muy posible que haya tenido que usar la ayuda de los ángeles. Tal vez le fue necesario ponernos en una situación difícil para hacer que abriéramos nuestro ser y lo recibiéramos como semilla divina. ¡Alabado sea el Señor que a pesar de la dificultad que le presentamos, El se sembró en nosotros!

  El Evangelio de Marcos muestra que el objetivo del Señor Jesús en Su vida y Su obra fue sembrarse en las personas. Marcos no es un libro que trata de cultura, religión, ética, moralidad, carácter y filosofía. Tampoco nos enseña a ser ortodoxos, espirituales, santos ni victoriosos. Más bien, presenta al Señor como Sembrador, quien como la semilla de una vida que concuerda con la economía neotestamentaria de Dios se siembra en nosotros.

  No se descarta la posibilidad de que el afán de ser ortodoxos, espirituales, santos y victoriosos ocupe las mentes aun de los santos que están en el recobro del Señor. ¿No desea usted ser santo? ¿No desea ser espiritual y victorioso? Este ha sido el énfasis de muchos libros que se han escrito, en los cuales sus escritores citan versículos de la Biblia para apoyar estas enseñanzas. Sin embargo, el Evangelio de Marcos no toca este campo en absoluto; no nos enseña a ser santos, espirituales ni victoriosos. Más bien, habla de que el Señor se siembra en los discípulos.

  Los fieles seguidores del Señor pasaron tres años y medio con El, durante los cuales El debe haberles enseñado muchas cosas. Lo sorprendente es que en este evangelio no hay ningún indicio de ello. Lo que vemos es que el Señor Jesús se sembraba continuamente en Pedro y en los otros discípulos. En el capítulo uno, el Señor vio a Pedro y a su hermano Andrés, los cuales pescaban. El los llamó, y ellos, atraídos por El, dejaron todo y le siguieron (vs. 16-18). Tal vez fue ahí que el Señor comenzó a sembrar la semilla en Pedro.

EL SEÑOR SE SIEMBRA EN PEDRO

  ¿Cuándo fue salvo Pedro? Es muy difícil contestar esta pregunta. ¿Será que ocurrió cuando fue llamado en Marcos 1? Si usted dice que no, yo preguntaría: “¿Será posible que él no fuera salvo después de haber sido llamado? La Biblia revela que una vez que se nos llama, somos salvos”. No obstante, si decimos que Pedro fue salvo cuando fue llamado en Marcos 1, tal vez nos preguntemos por qué no mostraba ningún indicio de ser salvo, sino que era una persona egoísta y natural que confiaba en sí misma.

  Tal vez Pedro ya era salvo cuando fue sanada su suegra, cuando declaró que Jesús es el Cristo y cuando vio que el Señor Jesús se transfiguró en el monte. No obstante, en ninguna de estas instancias da indicios de ello.

  Pedro dijo al Señor Jesús que aunque los demás lo negaran, él no lo negaría (14:29, 31). Esto pudiera ser un indicio de que para aquel entonces ya era salvo. No obstante, poco después negó al Señor tres veces. Luego, salió y comenzó a llorar (14:72). Tal vez fue salvo en ese momento. De cualquier modo, es difícil determinar el momento de su salvación.

  El período que abarca desde el capítulo uno de Marcos hasta que el Señor Jesús vino a Sus discípulos en resurrección, sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22), fue un extenso período de siembra. Yo creo que el Señor comenzó a sembrarse en Pedro a partir de Marcos 1, cuando lo llamó y éste le siguió, y continuó hasta que el Cristo resucitado se infundió en los discípulos que se habían reunido en el aposento alto a puerta cerrada. Yo diría que fue allí que el Señor terminó de sembrarse en él. Prueba de ello es que en Hechos 1, Pedro verdaderamente manifiesta las características de haber sido salvo por el Señor. Lo que quiero manifestar es que como Sembrador, el Señor Jesús pasó por un largo proceso a fin de sembrarse en Pedro y los otros discípulos.

  Si examina su experiencia, ¿acaso no le ha tomado tiempo al Señor para sembrarse en usted? Al hacer esta pregunta no me refiero a la salvación, la regeneración, la justificación ni la reconciliación de manera doctrinal. Hablo del disfrute que tenemos de la salvación en nuestra experiencia. Tal vez algunos piensen que el período de tres años y medio que le tomó al Señor para sembrarse en Pedro sea demasiado largo. No obstante, para el Señor no lo es, ya que para El mil años son como un día (2 P. 3:8).

  El Evangelio de Marcos, en lugar de destacar que el Señor enseñó y adiestró a los discípulos, presenta una visión clara de cómo El llevaba a cabo la obra de sembrarse en ellos. A partir del capítulo uno y continuando hasta el dieciséis, el Señor sembraba la semilla en la tierra, o sea, en los discípulos, e incluso llevaba consigo dicha tierra a dondequiera que iba y se sembraba en ella continuamente.

CRISTO EN NOSOTROS

  El objetivo de la economía neotestamentaria de Dios no es mejorar nuestra cultura, religión, ética, moralidad, carácter y filosofía. Tampoco es simplemente ayudarnos a ser más ortodoxos, más espirituales, más santos y más victoriosos. El punto crucial es que Dios desea sembrarse en nosotros para que llevemos una vida conforme a Su economía.

  En la economía de Dios, El siembra en nosotros a una persona maravillosa, Jesucristo el Hijo de Dios. ¿Será esto una simple doctrina? ¿Acaso no habita en usted el Señor Jesús como una persona viva y real? Hay cristianos que se oponen al hecho de que Jesucristo verdaderamente habita en los creyentes, y afirman que El está en el cielo y que el Espíritu Santo como representante Suyo es quien está en nosotros. Pero por la Palabra de Dios y nuestra experiencia sabemos que Jesucristo no sólo está en el cielo, sino también en nosotros. El llevó una vida en total conformidad con la economía neotestamentaria de Dios, y como tal, ahora reside en nosotros.

EL CRISTO MARAVILLOSO DEBE SER NUESTRO CENTRO

  Si tenemos esta visión, ella nos controlará y nos librará de la cultura, la religión, la ética y de todo lo que pueda distraernos de la economía neotestamentaria de Dios. En mi experiencia, el Señor empleó mucho tiempo para rescatarme de todo esto, en especial de mi afán por ser ortodoxo, espiritual, santo y victorioso. Creo que entre nosotros todavía hay muchos que aspiran estas cosas. Puede ser que hoy usted haya orado: “Oh Señor, ayúdame a vencer en este día. Señor, ayer no lo logré, pero te pido que hoy pueda vencer”. Si los que buscamos al Señor no somos rescatados de todos estos conceptos, seremos frustrados al experimentar la maravillosa persona de Cristo y disfrutar la vida que El llevó en total conformidad con la economía neotestamentaria de Dios.

  Durante la ceremonia de bodas es muy común que el ministro, tomando Efesios 5 como base, exhorte a la mujer a estar sujeta a su marido, y al marido, a amar a su mujer. No obstante, no conozco a nadie que haya tenido éxito al cumplir esta exhortación. ¿Cuál marido puede decir que por sí mismo puede amar a su mujer así como Cristo amó a la iglesia, y cuál mujer afirmar que está sujeta totalmente a su marido? La economía de Dios no consiste en que el marido intente amar a su mujer ni que la mujer intente estar sujeta a su marido. Deseamos recalcar que dicha economía consiste en sembrar a Jesucristo en nuestro ser. Cuando un hermano casado permite que Cristo lleve en él una vida que concuerde con la economía neotestamentaria de Dios, no será necesario que intente amar a su mujer, ya que esto se dará espontáneamente. De la misma manera, si la hermana permite que Cristo viva en ella, se sujetará a su marido automáticamente. Lo primordial es ser llenos de Cristo.

  Los diez elementos que tratamos anteriormente se pueden dividir en dos esferas: la primera comprende la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter y la filosofía. La segunda abarca la ortodoxia, la espiritualidad, la santidad y la victoria. La mayoría de los cristianos están en una de estas dos esferas. Así que, mi deseo es marcar el camino que nos ayude a salir de ambas y a entrar en una esfera diferente, a saber, el Hijo de Dios, Jesucristo, lo cual equivale a estar en el reino de Dios.

  Como ejemplo, permítanme contarles la historia de una hermana que hizo todo lo posible por estar sujeta a su marido. Al no poder lograrlo, se sintió molesta y vino a hablar conmigo. Le animé a que desistiera de tratar de sujetarse a su marido y que volviera su atención a Cristo. Hablamos de lo mismo en dos o tres ocasiones, pero seguía igual. La última vez que hablamos, le dije: “Hermana, es menester que abandone la idea de sujetarse a su marido, y que dé su atención a Cristo. Usted necesita alabar al Señor”. Ella entonces me preguntó que cómo podía alabar al Señor mientras era derrotada en su intento de sujetarse a su marido. Le dije que primero debíamos alabar y que la victoria seguiría. Pero su concepto era que la victoria venía primero y luego la alabanza. Le dije que Cristo era su Salvador en esa situación. Finalmente, la luz resplandeció sobre ella y fue ayudada a poner su mirada en Cristo y no en la sumisión.

VIVIR CONFORME A LA ECONOMIA DE DIOS

  A muchos santos todavía les interesa ser espirituales, ortodoxos, santos y victoriosos. Como vimos, esto no concuerda con la economía de Dios, la cual consiste en sembrar en nosotros a una persona real, viva y presente. Por esto el Nuevo Testamento nos dice que el Señor, mediante Su resurrección, se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). El Señor es el Sembrador y como Espíritu vivificante se siembra en nosotros. Este Espíritu que está en nosotros es la semilla que se sembró en nuestro ser.

  Hemos visto que el Evangelio de Marcos presenta una vida que concuerda con la economía neotestamentaria de Dios y que la cumple. Esta vida no tiene nada que ver con la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter ni la filosofía humana. Tampoco se trata de ser ortodoxo, espiritual, santo ni victorioso. Confío que los santos del recobro del Señor experimentarán esta vida y testificarán de ello en las reuniones.

  El hecho de que Dios en Su economía sólo se interese por Jesucristo debe dejar una profunda impresión en nosotros. La economía neotestamentaria de Dios consiste en sembrar a esta persona en nuestro ser a fin de que llevemos una vida que concuerde con dicha economía. ¡Alabado sea el Señor que la persona viviente de Cristo se sembró en nosotros! Ahora podemos vivir conforme a la economía neotestamentaria de Dios. Ojalá que todos pidamos al Señor que nos dé esta experiencia y que tengamos más comunión con relación a ella.

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