Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Romanos»
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 25

LA TRANSFORMACIÓN REALIZADA AL PONER EN PRÁCTICA LA VIDA DEL CUERPO

(1)

  Lectura bíblica: Ro. 12:1-2

  En este mensaje llegamos a la sección más práctica del libro de Romanos, a saber: la sección sobre la transformación (12:1—15:13). La transformación tiene como finalidad la práctica concerniente a la vida. Ya vimos que la santificación tiene como finalidad el proceso concerniente a la vida. Desde el momento en que fuimos justificados hemos participado del proceso concerniente a la vida, el cual nos santificará y finalmente nos glorificará. La práctica concerniente a la vida es de alguna forma diferente del proceso concerniente a la vida. Para que se manifieste la práctica concerniente a la vida, se necesita la transformación, pues en la vida natural nunca se tendría la práctica apropiada de vida. Nada natural es útil cuando intentamos poner en práctica la vida. El elemento natural debe ser transformado en un elemento espiritual y santo. Por lo tanto, por causa de la práctica concerniente a la vida, es imprescindible que seamos completamente transformados. Además, la santa Palabra revela que dicha práctica se manifiesta principalmente en la iglesia, en la vida del Cuerpo. La vida de la iglesia local es, en término concretos, el reino de Dios sobre la tierra hoy en día.

  Muchos llamados cristianos espirituales verdaderamente aman al Señor y procuran crecer en vida en conformidad con Romanos 6 y 8. Sin embargo, después de Romanos 8 y aun después de Romanos 11 encontramos otra sección, lo cual indica que aunque lleguemos a la norma revelada en Romanos 8, todavía estaremos escasos porque nos falta la vida de iglesia. Las experiencias espirituales de santificación, glorificación y conformación no se dan para sí mismas. Experimentamos la santificación no simplemente para ser personas santificadas, y tampoco experimentamos la conformación por la única razón de que seamos conformados; al contrario, ambas experiencias tienen como finalidad la vida de iglesia. Como veremos, después de los capítulos 8 y 11 Pablo nos ruega que presentemos nuestro cuerpo en sacrificio vivo. Pero tampoco presentamos nuestros cuerpos para que seamos más espirituales, sino para que practiquemos la vida del Cuerpo.

  A muchos cristianos que buscan más del Señor no les gusta hablar de la vida de iglesia. Ellos parecen decir: “Con tal que seamos espirituales y santificados, y crezcamos en vida, todo estará bien. El Señor un día nos edificará juntos espontáneamente”. Yo les diría enfáticamente que su libro de Romanos únicamente tiene ocho capítulos, o sea, sólo la mitad del libro. Es como si no se dieran cuenta de que Romanos tiene dieciséis capítulos. Sin embargo, en el libro de Romanos tenemos cinco capítulos completos que se ocupan de la cuestión de la iglesia. La vida divina no se nos da simplemente para que tengamos vida; más bien, hace posible el Cuerpo. La vida es para la iglesia. Debemos estar alertas porque aun las mejores cosas pueden ser un velo para nuestra visión. Alabado sea el Señor porque en el libro de Romanos tenemos cinco capítulos que tratan de la vida de iglesia. Los pasajes que abarcan los temas de la justificación, la santificación y la glorificación constan de cinco capítulos y medio, pero el tema de la vida de iglesia ocupa cinco capítulos enteros.

  Deseo subrayar que la iglesia es la palabra final que Pablo presenta en el libro de Romanos. Cuando escuchamos a alguien, siempre esperamos su palabra final; en el libro de Romanos esa palabra tiene que ver con la iglesia. Por lo tanto, si nos detenemos en el capítulo 8, perderemos mucho y pasaremos por alto la palabra final del discurso de Pablo. Debemos proseguir a través del libro hasta llegar a su conclusión.

  ¿Por qué escribió Pablo el libro de Romanos? No lo escribió solamente para hablar acerca de la justificación ni de la santificación ni siquiera de la glorificación, sino con el propósito final y máximo de presentar la vida de iglesia. La consumación del libro de Romanos es la iglesia. Alabado sea el Señor porque Pablo tenía un concepto tan claro y rico con respecto a la iglesia que tomó cinco capítulos de este libro para subrayarla. Usó cinco capítulos para presentar la vida de iglesia de una forma maravillosa. En Romanos Pablo no presenta la vida de iglesia de una forma doctrinal, sino de una manera muy práctica y según la experiencia. Cuando lleguemos a Romanos 15 y 16, veremos que Pablo describe y presenta las iglesias desde el punto de vista de la experiencia y de la práctica, y no de la doctrina.

  Si uno nunca penetra las profundidades de los capítulos del 12 al 16 de Romanos, considerará que estos cinco capítulos simplemente consisten de exhortaciones y enseñanzas acerca de la conducta cristiana. Alguien que piensa de esta manera demuestra que aún tiene un concepto natural con respecto a este pasaje de la Biblia. No debemos entender la santa Palabra conforme a nuestro concepto natural. La mayoría de los maestros cristianos afirman que los capítulos del 12 al 16 describen la conducta del creyente. Ellos dicen que después de ser salvos debemos comportarnos con una buena conducta cristiana. Debo admitir que hace más de veinte años, cuando dirigí un estudio minucioso del libro de Romanos delante de casi mil personas, aún sostenía este concepto natural. En dicho estudio yo también dije que los capítulos del 12 al 16 describían el comportamiento de los creyentes. No fue sino hasta años recientes y después de estudiar Romanos una y otra vez, que me dije: “Hombre, cuán natural has sido para entender la revelación santa y divina”.

  Aparentemente los últimos cinco capítulos de Romanos describen la conducta de los cristianos. Sin embargo, ¿cuál es el aspecto principal de la conducta de un creyente? Es la vida de iglesia. La vida de iglesia, la vida del Cuerpo, es la estructura principal de la conducta del cristiano. Después de que un creyente es salvo, su conducta se relaciona principalmente con la vida de iglesia. ¿Se da cuenta de que nuestra vida de iglesia comprende el noventa por ciento de nuestra vida? Hemos acuñado una nueva palabra iglesiando. Día tras día estamos “iglesiando”; siempre nos ocupamos de la vida de iglesia. Puedo testificar que día y noche estoy “iglesiando”. Invertimos una gran cantidad de tiempo, dinero y energía para poder seguir “iglesiando”. No nos importa el tiempo, el costo ni la energía, sólo nos importa la iglesia; estamos “iglesiando” todo el tiempo. El apóstol Pablo tenía en mente este concepto cuando escribía el libro de Romanos. Él no se interesó solamente por la llamada conducta cristiana; su principal interés fue la vida de iglesia. En ella necesitamos poner en práctica la vida procesada, la cual se revela en la sección sobre la santificación, en los capítulos del 5 al 8. Ésta es la razón por la cual necesitamos ser transformados. Así que, la transformación en vida tiene como fin que pongamos en práctica la vida, y esta práctica se lleva a cabo principalmente en la vida de iglesia.

  Consideremos el contenido de los capítulos del 12 al 16 de Romanos. Indudablemente el enfoque de Romanos 12 es la vida que es propia del Cuerpo. Desde el principio del capítulo 14 hasta la primera parte del capítulo 15 tenemos un largo pasaje que trata sobre la manera de recibir a los santos. La práctica de recibir a los santos tiene como finalidad la vida de iglesia. Además, los capítulos 15 y 16 constan de una crónica práctica de la vida de iglesia; no tratan sobre la iglesia en los cielos, sino sobre las iglesias locales que se hallan en la tierra. Entre estos dos pasajes tenemos el capítulo 13. Siempre me ha perturbado el capítulo 13, pues encuentro difícil determinar si este capítulo pertenece a la práctica de la vida del Cuerpo presentada en el capítulo 12, o si debe considerarse como una sección independiente con tres temas: la sumisión, el amor y la guerra espiritual. Incluso hasta este momento no estoy bien convencido acerca de la posición que ocupa este capítulo. Puede considerarse como una parte de la sección subordinada que trata sobre llevar una vida normal. Si éste es el caso, entonces Romanos, del capítulo 12 al 16, comprendería tres asuntos relacionados con la transformación, los cuales pertenecen a la vida de iglesia: en primera lugar, la práctica de la vida del Cuerpo, en segundo lugar, el recibir a los santos, y en tercer lugar, la máxima consumación del evangelio, esto es, las iglesias locales. Así que, cada aspecto de la sección sobre la transformación está relacionado con la vida del Cuerpo. ¿En qué consiste nuestra vida diaria? Hablando con propiedad, nuestra vida diaria forma parte de nuestra vida de iglesia. Si no tuviéramos una vida diaria, no podríamos tener la vida auténtica de iglesia. Nuestra vida diaria tiene como fin la vida de iglesia. Por tanto, basándome en este entendimiento, yo prefiero decir que el capítulo 13 es una continuación del capítulo 12 y que forma parte de una sección subordinada que abarca la vida normal de los cristianos, la cual tiene como fin la vida de iglesia.

I. LA TRANSFORMACIÓN ES NECESARIA PARA LA VIDA DEL CUERPO

A. La transformación

  Antes de considerar 12:1-2, quisiera dar una definición de la transformación. Transformación es una buena palabra. En el griego esta palabra incluye el sentido de cambio, o sea, de experimentar cierto cambio. Así que, la versión King James en inglés, al traducir esta misma palabra en 2 Corintios 3:18, usa la palabra cambiados en vez de transformados, aunque en Romanos 12:2 sí usó la palabra transformados. Es inadecuado traducir esta palabra griega como “cambiados”. La transformación no denota simplemente un cambio, pues significa que una sustancia sufre un cambio tanto de naturaleza como de forma. Éste es un cambio metabólico. No es solamente un cambio externo, sino un cambio en la constitución interna. Tal cambio ocurre por el proceso del metabolismo. En este proceso un elemento orgánico que contiene ciertas vitaminas entra en nuestro ser y produce un cambio químico en nuestra vida orgánica. Esta reacción química cambia la constitución de nuestro ser de una forma a otra. En esto consiste la transformación.

  Supongamos que una persona tiene un cutis muy pálido y que otra persona desea cambiar el color de la tez aplicándole algo de rubor. Esto, sin duda, producirá un cambio externo, pero no un cambio orgánico, es decir, un cambio de vida. Entonces ¿cómo puede una persona verdaderamente tener un rostro sonrosado? Esto se realiza cuando dicha persona ingiere diariamente el alimento saludable con los elementos orgánicos necesarios para su cuerpo. Debido a que su cuerpo es un organismo viviente, cuando una sustancia orgánica entra en él, la convierte en un compuesto químico formado orgánicamente por el proceso del metabolismo. Gradualmente por este proceso interno el tono del cutis cambiará. Este cambio no es externo; es un cambio interno que se produce mediante el proceso del metabolismo.

  Según la Biblia, este cambio metabólico es llamado transformación. En el proceso de la transformación, la vida de Cristo es añadida a nuestro ser. Cuando Su vida, la cual es orgánica y rica en vitaminas, impregna nuestro ser, se forma un compuesto químico espiritual. Esto cambia nuestra constitución tanto en naturaleza como en forma, lo cual es la transformación. No es una corrección o calibración externa, sino un cambio metabólico interno que se realiza en nuestro elemento orgánico, un cambio en vida y con ella, y tal cambio es llevado a cabo por el Señor Espíritu (2 Co. 3:18). En el proceso de transformación el elemento divino es forjado en nuestro ser. Si tenemos un entendimiento apropiado acerca de la transformación cuando estudiemos los capítulos del 12 al 16 de Romanos, comprenderemos que este pasaje de la Palabra es totalmente diferente a nuestro concepto natural.

  Al final de Romanos 8 el proceso de vida ya se ha completado. En el capítulo 1 éramos pecadores viles que estábamos llenos de maldad. Sin embargo, después de pasar por varios capítulos y de llegar al final del capítulo 8, hemos sido santificados y conformados como hijos de Dios. ¡Cuán diferente es esto! Ya para el final del capítulo 8 hemos llegado a ser conformados como hijos de Dios, hijos amados por Él para siempre. Así que, los primeros ocho capítulos de Romanos revelan el proceso de vida que nos conduce por todo el camino, desde que éramos pecadores hasta que lleguemos a ser hijos de Dios. Luego, de Romanos 9 al 11 Pablo nos proporciona una revelación acerca de la elección de Dios, Su economía y nuestro destino. En este pasaje Pablo nos ayuda a entender cómo Dios nos eligió, cómo nos hizo Sus vasos para que le contuviéramos, cómo quiere llenarnos de todas las riquezas de Cristo, y cómo estableció una economía con respecto al orden en que los hombres serían salvos. Después de presentar todas estas cosas, Pablo está en posición de hablarnos acerca de la práctica de vida. Al principio de Romanos 12, Pablo está preparado para mostrarnos la forma de poner en práctica la vida en la que hemos sido procesados y en la que seguimos siendo procesados. La práctica concerniente a esta vida procesada es la vida de iglesia.

B. La vida del Cuerpo

1. Lo práctico de la vida de iglesia

  Ya hicimos notar que el enfoque de Romanos 12 es la vida del Cuerpo, es decir, la vida corporativa. La vida del Cuerpo es lo práctico de la vida de iglesia. Sin la vida del Cuerpo, la vida de iglesia es sólo un término. La vida de iglesia se realiza, llega a ser real, mediante la práctica de la vida del Cuerpo. Los cristianos de hoy tienen el término iglesia, pero carecen de la vida del Cuerpo. En efecto, existe una profunda carencia en la experiencia de muchos cristianos al respecto. Así que, es necesario que sea recobrada la vida del Cuerpo de Cristo, para que el Señor obtenga la edificación práctica de Su iglesia en la tierra hoy. Ésta es la razón por la cual anhelamos tanto la vida del Cuerpo.

2. La vida corporativa

  La vida del Cuerpo es una vida corporativa. Podemos entender esto al considerar nuestro cuerpo físico, el cual es una entidad corporativa formada por muchos miembros. Todos los miembros tienen su vida y su función en el cuerpo. Si algún miembro llega a separarse o desprenderse del cuerpo, pierde su vida y su función. Ningún miembro puede ser independiente del cuerpo ni llegar a ser individualista. Debemos entender que ninguno de nosotros, los miembros del Cuerpo de Cristo, es una entidad completa. Cada uno de nosotros es simplemente un miembro del Cuerpo. Necesitamos permanecer en el Cuerpo para tener vida y para ejercitar nuestra función. Muchos cristianos carecen de las riquezas de la vida y no pueden ejercer su función en absoluto, simplemente porque se hallan separados del Cuerpo. Romanos 12 revela la importancia de la práctica de la vida del Cuerpo. Nos muestra que nosotros somos miembros los unos de los otros en un solo Cuerpo. Nosotros, siendo muchos, somos un solo Cuerpo, una entidad. En el Cuerpo podemos ejercer nuestra función y expresar a Cristo de una forma corporativa.

  Es algo muy lamentable que hoy en día muy pocos cristianos hayan visto la vida corporativa o están dispuestos a prestar atención a la misma. La mayoría de los cristianos que buscan más del Señor prestan toda su atención a Romanos 8, procurando experimentar al Espíritu de vida; pero no se dan cuenta de que las experiencias de Romanos 8 tienen como finalidad la vida corporativa de Romanos 12. La meta de Dios es que llevemos la vida del Cuerpo, la cual es una vida corporativa. Tal es la meta de Su obra de redención, justificación y santificación. Si no prestamos atención a la vida del Cuerpo, sin lugar a dudas erraremos el blanco con respecto a la meta de Dios. Somos redimidos, justificados, santificados y conformados a Cristo solamente para que podamos tener la vida corporativa apropiada. No debemos detenernos en las experiencias de santificación y de conformación que hallamos en Romanos 8. Debemos ver que dichas experiencias efectuadas en el Espíritu han de llevarnos adelante hacia Romanos 12, para que podamos poner en práctica la vida corporativa. Simplemente ser santificados individualmente o tener una espiritualidad individualista no concuerda con lo que Dios desea con respecto a la santificación y la espiritualidad. La santificación y la espiritualidad genuinas son para el beneficio de la vida del Cuerpo. Creemos que en estos últimos días, el Señor, en Su recobro, ha avanzado del capítulo 8 al capítulo 12 de Romanos. En la actualidad el recobro del Señor se centra en lo corporativo, o sea, en la vida del Cuerpo, en la vida de iglesia, y no en la santificación o espiritualidad individualistas. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que veamos esto y lo pongamos en práctica mediante las experiencias de santificación en el Espíritu de vida.

II. LA TRANSFORMACIÓN REALIZADA AL PRESENTAR NUESTROS CUERPOS

A. El ruego del apóstol

  Romanos 12:1 dice: “Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional”. Pablo aquí nos habla en un tono de ruego, revelando la importancia del asunto que está por encargarnos, el cual pone de manifiesto el deseo y el propósito de Dios. Por siglos Dios ha tenido un deseo en particular, a saber: obtener un Cuerpo para Cristo. Por lo tanto, el apóstol dice: “Así que, hermanos, os ruego por las compasiones de Dios”. Note que no es “compasión” en singular, sino “compasiones” en plural. En 9:15 vimos que la compasión es más rica y más profunda que la misericordia. Dios no tiene una sola clase de compasión, sino muchas clases de compasiones para con nosotros. Él tuvo compasión de nosotros al escogernos. Luego tuvo compasión de nosotros al llamarnos, al salvarnos y al introducirnos en Su vida. Según se muestra en los capítulos anteriores, muchas veces en el pasado Él ha tenido compasión de nosotros. Y por esas compasiones el apóstol Pablo nos rogó que presentáramos nuestros cuerpos a Dios. Si comprendemos lo que representan las compasiones de Dios, y nos conmueven, haremos lo que el apóstol nos rogó que hiciéramos.

B. Presentar nuestros cuerpos en sacrificio

1. Muchos cuerpos, pero un solo sacrificio

  En 2:1 Pablo nos ruega que presentemos nuestros cuerpos “en sacrificio vivo”. En Romanos 6:13 y 19 nos alienta a presentar los miembros de nuestros cuerpos como armas para pelear la batalla y como esclavos para servir, porque Romanos 6 trata sobre la guerra y el servicio. Sin embargo, la vida de iglesia es una cuestión de sacrificio, de ofrecernos a Dios para Su satisfacción. La vida de iglesia en general es una ofrenda para la satisfacción de Dios. Aunque son muchos los cuerpos presentados, el sacrificio es uno solo, y ¿por qué? Porque los muchos miembros constituyen un solo Cuerpo, y los muchos creyentes son una sola iglesia.

  ¿Por qué Pablo usa el término sacrificio vivo? Porque él compara este sacrificio con los sacrificios del Antiguo Testamento. Dichos sacrificios eran inmolados, pero la iglesia no es una ofrenda inmolada, sino una ofrenda viviente llena de Cristo como vida. En el capítulo 8 vemos que los creyentes son llenos de Cristo, quien es el Espíritu vivificante. Cuando en el capítulo 12 se ofrecen en sacrificio a Dios, lo hacen como una ofrenda viva, llena del Espíritu de vida.

  Además, el sacrificio es santo, lo cual quiere decir que está separado de las cosas mundanas y que posee la naturaleza de Dios. Nuestro Dios es santo; es absolutamente diferente y está separado por completo de cualquier otra cosa. Esta santa naturaleza Suya ha sido forjada en los miembros del Cuerpo de Cristo, de manera que este Cuerpo es santo y único. Es muy diferente de un club, del YMCA [la asociación de jóvenes cristianos], y de cualquier otro tipo de organización social. El Cuerpo de Cristo es santo, y nada común puede ser introducido en él. Así que, esta ofrenda es lo único que agrada plenamente a Dios y que beneficia el Cuerpo de Cristo. Esta ofrenda es necesaria para poner en práctica la vida del Cuerpo. Tenemos que ofrecer nuestros cuerpos por causa del Cuerpo de Cristo.

2. Nuestro servicio sacerdotal más racional

  El servicio más racional consiste en ofrecernos a Dios en sacrificio vivo. Las palabras presentar y sacrificio mencionadas en 12:1 indican que el “servicio racional” es un servicio sacerdotal. Si tenemos una mente sobria y si nos proponemos ser racionales, justos y lógicos, entonces ciertamente debemos estar en la vida de iglesia. Las personas que no quieren participar en la vida de iglesia, son las más necias. Hacer cualquier otra cosa es necedad, pero renunciar a todo por causa de la iglesia es lo más lógico y racional. Nada es más racional que esto. Gastar dos dólares en un artículo mundano o en alguna diversión es necedad, pero invertir dos millones de dólares en la vida de iglesia es racional. Si yo tuviera cien vidas, las entregaría todas para la vida de iglesia. Sin embargo, no daría ni la más pequeña fracción de mi vida a las cosas mundanas, porque hacer eso sería insensato. ¡Qué servicio tan racional es darnos completamente a la vida de iglesia! Puedo testificar que he estado en la obra del Señor por más de cuarenta años y no me arrepiento de ello en lo más mínimo. Siempre que pienso en la vida de iglesia me emociono. Cada vez que pienso acerca de la vida de iglesia y acerca del ministerio que llevo a cabo por causa de la vida de iglesia, me siento en los cielos. ¡Qué servicio más racional!

  Cuando Pablo empezó a hablar acerca de la vida de iglesia, imploró a los creyentes a presentar sus cuerpos, porque como seres humanos no hay nada más real y práctico que nuestros cuerpos. Si el cuerpo de usted no está en la vida de iglesia, por favor ni hable de cuánto usted se ha dedicado a la vida de iglesia. Durante los años pasados son muchos los que me han dicho: “Hermano, yo estoy con usted. La carga de mis negocios es muy pesada y me impide estar en la vida de iglesia; de todos modos soy uno con lo que usted está haciendo”. Otros han dicho: “Estoy muy cansado para asistir a la reunión. Usted vaya a la reunión y yo me quedaré en casa y oraré por usted. No puedo estar en la reunión físicamente porque estoy tan cansado, pero mi corazón y mi espíritu estarán ahí con usted”. Estas palabras parecen muy agradables, pero son engañosas. Debemos entender que nosotros vivimos en nuestros cuerpos; donde estén nuestros cuerpos, allí estaremos nosotros. Supongamos que todos los santos dijeran que están muy cansados para asistir a la reunión. ¿Qué pasaría con la reunión? Por esta razón Pablo les rogó a los hermanos que presentaran sus cuerpos. Si usted está resuelto a darse por el propósito del Señor, debe presentar su cuerpo.

  Es bueno asistir a la reunión aun si uno duerme durante la mayor parte de ella. Es mejor asistir a la reunión y dormir, que no asistir en absoluto. Quizá uno asista a la reunión y duerma casi todo el tiempo, excepto los últimos minutos. Es posible que durante los últimos cinco minutos sea inspirado y reciba una gran ayuda. Conozco muchos casos en que esto ha sucedido.

  Quisiera relatar un caso que sucedió en mi provincia natal, Shantung. Yo visitaba cierta iglesia con un joven aprendiz, un hermano que estaba bajo mi cuidado aprendiendo cómo servir al Señor. Su nombre era Chao. La esposa del hermano responsable de esa pequeña localidad amaba mucho al Señor y nos preparaba la comida tres veces al día. Como resultado de tanto trabajo, ella estaba muy cansada. Sin embargo, no faltaba a las reuniones. Un día en particular ella fue a la reunión y se sentó en la primera fila. Al hermano Chao se le pidió que tomara la palabra esa noche. Mientras él hablaba, la hermana se quedó dormida. Durante todo el mensaje el hermano joven fue muy paciente. No obstante, cerca del final del mensaje, incapaz de resistirlo más, él se volteó y dijo a la hermana: “¡Si usted sigue durmiendo, le echaré a puntapiés!”. Cuando él hizo esto yo me preocupé mucho. Después de la reunión le dije que nunca debía hacer esto otra vez. Me sentí muy avergonzado cuando volvíamos a la casa de la hermana donde nos hospedábamos. Sin embargo, la hermana nos saludó alegremente. Esa hermana asistió a la reunión y durmió casi todo el mensaje, pero durante los últimos minutos recibió mucha ayuda. Necesitamos asistir a la reunión corporalmente. No digamos que estamos en la iglesia espiritualmente aunque nuestro cuerpo no esté presente. Necesitamos presentar nuestro cuerpo.

III. LA TRANSFORMACIÓN SE EFECTÚA POR MEDIO DE LA RENOVACIÓN DE NUESTRA MENTE

A. No debemos amoldarnos a este siglo

  Romanos 12:2 dice: “No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto”. Pablo nos dice que no debemos amoldarnos “a este siglo”. No debemos amoldarnos a este siglo o era. ¿Qué es esta era? La era o siglo es la vida mundana práctica y presente, la cual está en oposición a la vida de iglesia y la reemplaza. El mundo entero es un sistema satánico, una entidad formada por Satanás. La palabra griega cósmos traducida “mundo” denota una organización o sistema. Satanás reclutó a toda persona, asunto y cosa de la vida humana en su sistema. Este sistema mundial se compone de muchas eras. Tal como la iglesia universal se compone de muchas iglesias locales, así el mundo se compone de muchas eras. Cada iglesia local forma parte de la iglesia universal, y cada era forma parte del mundo. Cada era tiene su propia moda y estilo. La palabra moderno es un equivalente de la palabra griega que se puede traducir “siglo” o “era”. Las palabras griegas traducidas “no os amoldéis a este siglo”, pueden ser traducidas “no seáis modernizados”. Por lo tanto, ser modernizado significa ser moldeado y conformado en concordancia con la era actual. Ya que una era es la vida del mundo actual y práctica, una parte del sistema del mundo, no podemos estar en el mundo sin pertenecer a una de sus eras. Al tener contacto con el mundo, tenemos contacto con alguna de sus eras. Por lo tanto, para renunciar al mundo, debemos renunciar también a la era en que nos hallamos.

  Los cambios de era en el sistema del mundo pueden ser ejemplificados por los cambios de los peinados de las damas. Hace sesenta años especialmente en el mundo occidental, era común que las mujeres arreglaran su cabello como una torre alta, cuanto más alta, mejor. Yo llegué a familiarizarme con esto porque las damas occidentales compraban redecillas para el cabello importadas del norte de China, donde yo viví cuando era niño. Repentinamente los pedidos describían redecillas más pequeñas. Yo me preguntaba cuál era la razón de este cambio. Con el tiempo me enteré de que la era había cambiado y que la moda y el estilo moderno había experimentado cambios. Cada época tiene su moda y estilo propio. Hace sesenta años las damas occidentales acostumbraban usar su cabello en forma de torres muy altas. Más tarde el cabello corto se hizo muy común, el así llamado “copete corto” se hizo muy popular. En años recientes los jóvenes adoptaron el peinado “estilo hippie” de acuerdo con la era. Si un joven se deja crecer el cabello largo, es una prueba de que se ha modernizado.

  El mundo está en oposición a la iglesia, y las épocas o eras se oponen a las iglesias. Si estamos decididos a poner en práctica la vida de iglesia, debemos renunciar a la época. Ya que la presente era se opone a la vida de iglesia, no podemos seguir la era y ser moldeados conforme a ella y al mismo tiempo experimentar verdaderamente la vida del Cuerpo. Una persona que ha sido afectada por la era moderna tal vez pueda asistir a las reuniones los domingos, pero no podrá practicar la vida de iglesia. Si queremos la vida del Cuerpo, la práctica de la vida de iglesia, debemos renunciar a esta era y no amoldarnos a ella. Ésta es la razón por la cual Pablo nos dice que no debemos amoldarnos a este siglo.

B. Debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestra mente

  No debemos amoldarnos a esta era, sino ser transformados por la renovación de nuestra mente (Ef. 4:23; Tit. 3:5). Amoldarnos a esta era quiere decir que adoptamos las modas externas modernas; ser transformados significa que un elemento orgánico se ha forjado en nuestro ser produciendo así un cambio metabólico interno. Necesitamos ser transformados por la renovación de nuestra mente. La mente mencionada en Romanos 12 es diferente de la que se menciona en Romanos 7 y en Romanos 8. En Romanos 7 la mente estaba sola, actuando independientemente. En Romanos 8 la mente era dependiente y estaba puesta en el espíritu. Sin embargo, dudo que la mente de Romanos 8 haya sido transformada o renovada. Simplemente poner la mente en el espíritu es inadecuado. La mente no sólo debe ser dependiente, sino también renovada. Romanos 12:2 nos dice que necesitamos una mente renovada. La mente es renovada no solamente por las enseñanzas externas, sino por el elemento de Cristo añadido a ella. Cuando el Señor Jesús se extienda desde nuestro espíritu a nuestra mente, ésta será renovada. Por medio de la renovación de nuestra mente, nuestra alma es metabólicamente cambiada. De esta forma experimentamos la transformación de nuestra alma, lo cual es muy necesario para la vida de iglesia. Si queremos poner en práctica la vida de iglesia, nuestra alma tiene que ser transformada por medio de la renovación de nuestra mente.

C. Para comprobar la voluntad de Dios

  Necesitamos la renovación de nuestra mente y la transformación de nuestra alma para poder comprobar “cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto”. ¿Cuál es la voluntad de Dios? La voluntad de Dios es la vida del Cuerpo, la vida de iglesia. No apliquemos la mención de la voluntad de Dios en Romanos 12:2 a nuestra situación personal humana, a los asuntos de nuestro matrimonio, empleo o vivienda. Algunas personas oran: “Oh, Señor, voy a comprar una casa nueva. ¿Cuál es Tu voluntad al respecto? ¿Cuántas recámaras y baños debe tener? ¿Cuánto debo pagar por ella? Señor, quiero saber Tu voluntad al respecto”. Olvídese de orar de esta manera, porque cuanto más ore y busque la voluntad del Señor de esta manera, más se encontrará en tinieblas y fuera de Su voluntad. La voluntad mencionada en 12:2 consiste en que pongamos en práctica la vida de iglesia. La casa que usted compre, el trabajo que usted tenga, la persona con la que usted se case, todo debe depender de la vida de iglesia. Incluso la ropa que usted lleva debe depender de la vida de iglesia. Si usted está en lo recto en cuanto a la vida de la iglesia, usted sabrá lo que debe hacer. Todo debe hacerse para el beneficio de la vida de iglesia, porque ésta es la única voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto, y esto es para la vida del Cuerpo. La presentación de nuestros cuerpos, la transformación de nuestras almas, y la renovación de nuestras mentes son llevadas a cabo para el beneficio de la vida que es propia del Cuerpo.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración