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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Tito»
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Mensaje 2

CONFRONTAR LA INFLUENCIA DEL JUDAÍSMO Y DEL GNOSTICISMO

  Lectura bíblica: Tit. 1:10-16

  Según Tito 1:10-16, durante la época en que Tito estuvo en Creta, predominaban dos “ismos”: el judaísmo y el gnosticismo. En este mensaje veremos, basados en estos versículos, cómo se le instruyó a Tito que confrontara la influencia del judaísmo y del gnosticismo.

I. LA INFLUENCIA DEL JUDAÍSMO

A. Hombres indomables, habladores de vanidades y engañadores

  En los versículos 10 y 11 Pablo dice: “Porque hay muchos hombres indomables, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por vil ganancia lo que no deben”. Lo que dice Pablo acerca de “los de la circuncisión” en el versículo 10 y la referencia que hace a “mitos judaicos” en el versículo 14, hace alusión a la influencia del judaísmo. Los de la circuncisión eran creyentes judíos que seducían a otros dentro de la iglesia. Pablo dice que a los tales era preciso tapar la boca. Y la manera de hacerlo consistía en reprenderlos duramente (v. 13) con la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles (v. 9). Estos habladores de vanidades y engañadores trastornaron casas enteras, “enseñando por vil ganancia lo que no debían”. Lo que ellos hacían era semejante a lo que hizo el réprobo profeta Balaam (2 P. 2:15-16; Jud. 1:11).

  Quisiera resaltar la palabra “porque”, al comienzo del versículo 10, la cual establece una relación entre este versículo y el versículo anterior. En el versículo 9 Pablo dice que uno que vigila debe ser “retenedor de la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que se oponen”. Luego, Pablo explica que hay muchos hombres indomables, especialmente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca. Estos versículos nos muestran que Pablo le encargó a Tito que estableciera ancianos debido a los desórdenes provocados por la influencia del judaísmo. Era urgente el establecimiento de los ancianos para poder confrontar a los que enseñaban cosas diferentes. Ciertos creyentes judíos introdujeron su judaísmo a la vida de iglesia, y éste, con sus diversas enseñanzas, trajo desorden. Esto nos muestra un principio básico relacionado con los ancianos: cada uno de los ancianos debe ser un atalaya que esté alerta para que no se infiltre en la iglesia ninguna enseñanza que difiera del ministerio de los apóstoles.

B. El testimonio verdadero de un profeta cretense

  En los versículos 12 y 13 Pablo declara: “Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. Este testimonio es verdadero”. La frase “uno de ellos” se refiere a uno de los cretenses. Todos aquellos que se describen en los versículos 9b y 10 eran cretenses. El profeta del que se habla probablemente era Epiménides, un profeta pagano y nativo de Creta quien, según una leyenda, vivió alrededor del año 600 a. de C.

C. El encargo del apóstol

  En el versículo 13 Pablo encarga a Tito, diciendo: “Repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe”. La palabra griega traducida “repréndelos” en este versículo es la misma palabra que se traduce “convencer” en el versículo 9. Significa poner de manifiesto el verdadero carácter de algo de modo que alguien sea convencido y, por ende, reprendido al quedar al descubierto su falta. La palabra griega traducida “duramente” también podría traducirse severamente. El propósito de esa dura reprensión era que los que la recibieran pudieran ser sanos en la fe. Los que se oponen (v. 9) y los habladores de vanidades (v. 10) se contagiaron de enfermedades doctrinales y dejaron de ser sanos en la fe. De manera que necesitaban recibir la vacuna de la sana enseñanza y de las sanas palabras (1 Ti. 1:10; 6:3), las cuales los ancianos debían administrar para que fueran sanados.

  Al igual que en 1 Timoteo 1:19 y 3:9, la fe aquí es objetiva. Se refiere a las cosas en las cuales creemos. Esto no debe confundirse con el significado subjetivo de la fe, que se refiere a la acción de creer.

II. LA INFLUENCIA DEL GNOSTICISMO

A. Mitos judaicos: la semilla de las mitologías gnósticas

  El versículo 14 dice: “No atendiendo a mitos judaicos”. La palabra griega traducida “mitos” en este versículo, en 1 Timoteo 1:4, en 1 Timoteo 4:7 y en 2 Timoteo 4:4, también podría traducirse “cuentos” o “fábulas”. Se refiere a palabras, discursos y conversaciones con respecto a tales cosas como rumores, informes, historias, e imaginaciones. También puede incluir historias judaicas de milagros e invenciones rabínicas. Éstas eran mitos profanos y de viejas. Los mitos judaicos mencionados aquí tal vez fueron la semilla de las mitologías gnósticas.

B. Mandamientos de hombres que se apartan de la verdad

  En el versículo 14 Pablo también habla de “mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”. Según el versículo siguiente, los mandamientos de los herejes deben de haber sido preceptos acerca de abstenerse de alimentos y otras cosas que Dios había provisto para el uso del hombre (cfr. 1 Ti. 4:3; Col. 2:20-22). Éstos fueron los mandamientos de los gnósticos primitivos, y no de los ascetas. Los gnósticos habían adoptado su teosofía de fuentes judaicas, y algo de ello probablemente se derivó de la ley mosaica.

  Los hombres a los que Pablo se refiere en este versículo eran probablemente los de la circuncisión (v. 10). Tales hombres se habían apartado de la verdad. La mención de “la verdad” en este versículo y de “la fe” en el versículo anterior, demuestra que aquí no se está hablando de los incrédulos. Había algunos en la iglesia que se habían apartado de la verdad respecto a la economía de Dios. Probablemente ellos en su mayoría eran cristianos judíos quienes, por estar aún aferrados a los mitos y tradiciones judíos, trajeron desorden a la iglesia. A éstos se les debía tapar la boca con la palabra de la verdad conforme a la fe, a fin de que se pudiera mantener el orden de la iglesia bajo el cuerpo de ancianos establecido.

  En el versículo 15 Pablo añade: “Todas las cosas son puras para los puros; mas para los contaminados e incrédulos nada es puro; pues su mente y su conciencia están contaminadas”. La afirmación “todas las cosas son puras para los puros” debe de haber sido una máxima entre los cristianos. El apóstol citó esto para refutar los mandamientos de hombres (v. 14), es decir, los preceptos relacionados con la abstinencia, los cuales prohibían realizar ciertas acciones y comer ciertos alimentos (1 Ti. 4:3-5; Ro. 14:20).

  Pablo dice que para los contaminados, o corrompidos, e incrédulos nada es puro, pues su mente y su conciencia están contaminadas. La mente es la parte principal de nuestra alma, y la conciencia es la parte principal de nuestro espíritu. Si nuestra mente está corrompida, nuestra alma se corrompe espontáneamente; y si nuestra conciencia está contaminada, inevitablemente nuestro espíritu se contamina. Todo esto se debe a la incredulidad. Lo que nos purifica es nuestra fe (Hch. 15:9).

  En el versículo 16 Pablo dice además: “Profesan conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan, siendo abominables y desobedientes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. La palabra griega traducida “reprobados” también puede traducirse réprobos, inútiles, descalificados, y significa “incapaz de pasar la prueba”.

C. El encargo del apóstol

  El encargo de Pablo a Tito consiste simplemente en no prestar atención a mitos judaicos ni a mandamientos de hombres (v. 14).

  Así como los ancianos de la iglesia en Creta debían cuidarse de la influencia del judaísmo y del gnosticismo y no permitir que se infiltrasen en la vida de iglesia enseñanzas diferentes, nosotros también debemos cuidarnos de los “ismos” de hoy, tales como el catolicismo y el denominacionalismo. Debemos cuidarnos también de la hipocresía y de los mitos superficiales y supersticiosos que circulan entre muchos cristianos. Si se introducen estas cosas en el recobro del Señor, causarán muchos problemas. La vida de iglesia pura se edifica solamente sobre la sana enseñanza de los apóstoles. Es por eso que Pablo dice que los ancianos deben ser retenedores de la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles, para que puedan exhortar con sana enseñanza. La enseñanza mencionada en el versículo 9 se refiere a la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42), que con el tiempo llegó a ser el Nuevo Testamento. La enseñanza de los apóstoles era la sana enseñanza. Las iglesias fueron establecidas conforme a la enseñanza de los apóstoles y siguieron dicha enseñanza. Aun más, el orden de la iglesia fue mantenido gracias a la palabra fiel, la cual fue dada conforme a la enseñanza de los apóstoles. En los comienzos de la vida de iglesia, cada vez que los creyentes hablaban de la enseñanza, todos entendían que se refería a la enseñanza de los apóstoles. En Jerusalén, aquellos que habían recibido al Señor Jesús y se habían añadido a la iglesia, perseveraban en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles.

  En 1:9 Pablo no habla de exhortar con “buena enseñanza” ni con “pura enseñanza”, sino con “sana enseñanza”. Ciertas enseñanzas pueden ser buenas o puras, y no necesariamente ser sanas. La sana enseñanza siempre está relacionada con la vida, y es útil para nutrirnos o para sanarnos. Sólo podemos considerar sano a algo que tenga vida. Por ejemplo, uno no diría que una mesa o una silla es sana. Las enseñanzas de los apóstoles no sólo eran buenas y puras, sino también sanas, llenas de vida.

  La idea crucial en torno a la cual gira la sana enseñanza del ministerio apostólico consiste en que el Dios Triuno pasó por un proceso para impartirse como Espíritu todo-inclusivo en Sus escogidos a fin de que ellos fuesen unidos orgánicamente a Él para poder recibir la infusión divina y así llegar a ser hijos de Dios y miembros de Cristo. Como resultado, ellos pueden ser el Cuerpo que expresa a Cristo, Aquel en quien mora la plenitud de Dios. Casi todo esto lo pasan por alto los cristianos de hoy en día. Incluso las enseñanzas que son verdaderamente ortodoxas son en su mayoría superficiales.

  Cuando mucho, a algunos creyentes se les dice que si reciben al Señor, serán salvos por gracia. Ni siquiera se les explica de forma adecuada de qué los salva esta gracia. Efesios 2:8, un versículo que se cita a menudo para mostrar que la salvación es por gracia, nos muestra que ser salvos no significa ser librados del infierno. Según el contexto, ser salvos significa ser librados de la muerte, o de una condición de muerte, a fin de que Dios pueda, de una manera viviente, resucitarnos y hacernos sentar en los cielos. Además, contrario al entendimiento común y superficial, la gracia mencionada en Efesios 2:8 no es simplemente un favor inmerecido, sino el propio Dios Triuno, quien lo es todo para nosotros a fin de que lo disfrutemos. Los cristianos que promueven la predicación del evangelio, a menudo citan Efesios 2:8. Sin embargo, debido a que ellos entienden este versículo muy superficialmente, raras veces reciben la realidad que hay en él.

  En el mensaje anterior señalamos que Pablo fue constituido apóstol según el mandato de Dios, la promesa de la vida eterna, la fe de los escogidos de Dios y el pleno conocimiento de la verdad. ¿Podría la mayoría de los maestros cristianos afirmar con toda sinceridad que poseen el pleno conocimiento de la verdad? Por supuesto que no. Tal vez ellos tengan conocimiento de ciertas doctrinas y piensen que dicho conocimiento es el pleno conocimiento de la verdad. Quizás otros sepan todo lo relacionado con las siete dispensaciones y, a pesar de ello, no posean el pleno conocimiento de la verdad. El Señor Jesús en cierta ocasión declaró: “Yo soy ... la verdad” (Jn. 14:6). Si nuestra interpretación es que la verdad significa doctrina, como suelen pensar muchos cristianos, entonces el Señor Jesús estaría diciendo: “Yo soy la doctrina”. ¡Cuán absurdo es esto! Muchos cristianos, incluso muchos maestros de la Biblia, no saben lo que significa la palabra “verdad” en el Nuevo Testamento. Esta superficialidad puede finalmente conducir a las personas a la hipocresía, y la hipocresía, a la superstición.

  Hay una doctrina que se ha generalizado mucho entre los cristianos, según la cual una persona, después de creer en el Señor Jesús, es salva y no tendrá más problemas cuando el Señor regrese. Según este concepto, cuando los creyentes sean arrebatados, no tendrán ninguna clase de problema con el Señor, y todos reinarán con Él en el reino. Incluso hay una calcomanía que se exhibe en algunos automóviles, la cual, en un tono de broma, se refiere al arrebatamiento, diciendo: “¡Cuidado! En caso de que ocurra el arrebatamiento, este auto quedará sin conductor”. Muchos cristianos creen equivocadamente que por el simple hecho de ser salvos, ya tienen el “boleto” que les dará entrada al reino de los cielos. Pero como dijo D. M. Panton, muchos se llevarán una sorpresa cuando descubran que ese boleto es falso y que no les dará entrada al reino celestial. Es posible que un gran número de cristianos se lleve una terrible sorpresa al enterarse de que el boleto que los ministros les dijeron les garantizaría la entrada al reino, no será aceptado cuando el Señor venga. Debido a que estas enseñanzas superficiales e incluso supersticiosas son tan prevalecientes hoy en día, debemos combatir contra ellas, tal como Pablo combatió en contra de las hipocresías del judaísmo y del gnosticismo.

  Otra enseñanza a la cual debemos oponernos es aquella que dice que mientras que dos o tres se reúnan en el nombre del Señor, ellos son la iglesia. Según esta enseñanza errónea, puede haber diversas iglesias en una localidad. ¡Qué mentira tan grande! Por supuesto, dos o tres creyentes pueden reunirse en el nombre del Señor, pero eso no necesariamente significa que sean la iglesia en esa localidad.

  Si bien debemos combatir en contra de las enseñanzas superficiales y supersticiosas, de ningún modo estamos diciendo que ahora debamos ir a causar problemas a nuestra familia, parientes, amigos o vecinos. Es cierto que tenemos que pelear por la verdad de Dios y que tenemos que ser la luz del mundo y la sal de la tierra. No obstante, es crucial que mantengamos una buena relación con los demás. Los jóvenes deben honrar a sus padres, y todos debemos guardar una buena relación con nuestra familia, con nuestros parientes y con nuestros vecinos. Nosotros los que estamos en el recobro del Señor, debemos ser los mejores vecinos y la gente más pacífica. Es un rumor y una calumnia diabólica el que digan que no somos humanos. Nosotros aspiramos a ser personas muy humanas, tan humanas como lo fue Jesús, es decir, divinamente humanas. Así que, al relacionarnos con los demás, debemos mostrar la humanidad más alta y la mejor conducta y comportamiento. En realidad, no combatimos contra las personas, sino en contra de los ”ismos”.

  Nuestra carga no consiste simplemente en oponernos a la superficialidad, a la hipocresía y a la superstición, sino en ministrar a Cristo y la iglesia para el cumplimiento de la economía de Dios. Dios nuestro Padre ciertamente tiene un propósito eterno que cumplir. Pero Satanás ha venido a estorbarnos con muchas distracciones y falsedades. Nuestra carga no debe ser otra que ministrar al Cristo todo-inclusivo y la iglesia como Cuerpo de Cristo a aquellos que aman a Dios y buscan a Cristo. Debemos ayudar a todos los que buscan al Señor a que vengan al pleno conocimiento de la verdad. Debemos tocar la trompeta para reunir a aquellos que buscan al Señor Jesús, a fin de que sean el Cuerpo vivo de Cristo que ha de cumplir el propósito de Dios y apresurar la venida del Señor. Al respecto, todos debemos dedicarnos con todo nuestro ser a orar con gran urgencia. Por una parte, preferimos estar en paz con los demás; por otra, por amor al propósito de Dios, debemos mantenernos firmes en pro del pleno conocimiento de la verdad de Dios y pelear la buena batalla contra las potestades malignas de las tinieblas.

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