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Mensajes del libro «Esfera divina y mistica, La»
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CAPITULO CINCO

“EL ESPIRITU MISMO JUNTO CON NUESTRO ESPIRITU” LA LLAVE QUE ABRE LAS OCHO SECCIONES DE LA SALVACION ORGANICA QUE DIOS EFECTUA

(2)

BOSQUEJO

  1. Abre la séptima sección, la conformación:
    1. La conformación es la consumación de la transformación. La transformación es una obra paulatina en la cual somos transformados en la gloriosa imagen de Cristo (2 Co. 3:18), la cual necesita una consumación, y ésta consiste en conformar a los creyentes transformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios, el primer Dios-hombre—Ro. 8:29.
    2. La conformación es el pleno crecimiento del Dios Triuno procesado —el Padre corporificado en el Hijo y el Hijo hecho real como Espíritu—, la vida divina que está en Cristo (Col. 1:28) que crece en los creyentes hasta llegar a la madurez.
    3. También es el hombre plenamente maduro, que ha llegado a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo—Ef. 4:13.
  2. Abre la octava sección, la glorificación:
    1. La glorificación es el paso final de la obra salvadora orgánica de Dios en Cristo, que introduce a los creyentes conformados en la gloria de Dios—Ro. 8:18, 21; He. 2:10; 1 P. 5:10.
    2. La glorificación consiste en que la gloria de Dios satura a los creyentes interiormente del mismo modo que se aplica la tinta del sello que los creyentes recibieron cuando fueron salvos—Ef. 1:13; 4:30.
    3. La glorificación consiste en transfigurar el cuerpo de nuestra humillación para conformarlo al cuerpo de Su gloria (Fil. 3:21). Por tanto, se llama la redención del cuerpo de los creyentes—Ef. 4:30; Ro. 8:23.
    4. La glorificación, la redención de nuestro cuerpo, consiste en que disfrutemos plenamente nuestra filiación—Ro. 8:23.
  3. Abre la sección adicional de la obra salvadora orgánica de Dios siete veces intensificada:

    Nota: Las tres secciones del ministerio de Cristo:

    1. La primera sección, o sea, Su ministerio terrenal, el cual El, como el Cristo que estaba en la carne desde Su encarnación hasta Su muerte en Su edad humana de treinta y tres años y medio, llevó a cabo judicialmente en la esfera física.
    2. La segunda sección, o sea, Su ministerio celestial, el cual El, como Cristo el Espíritu vivificante desde Su resurrección hasta el final del milenio en la era de la iglesia y en la del reino, llevó a cabo orgánicamente en la esfera mística.
    3. La tercera sección, o sea, Su ministerio celestial siete veces intensificado, el cual El, como Cristo el Espíritu vivificante siete veces intensificado desde la degradación de la iglesia hasta la venida del nuevo cielo y la nueva tierra, lleva a cabo de modo orgánico y siete veces intensificado en la esfera mística.
    1. Para:
      1. Salvar a los creyentes efesios de la vida de iglesia formal que ha perdido su primer amor hacia el Señor, el resplandor del candelero y el disfrute de Cristo como vida, a fin de que lleguen a ser vencedores y puedan recibir el galardón de comer el árbol de la vida en el Paraíso de Dios, la Nueva Jerusalén en la era del reino—Ap. 2:1-7.
      2. Fortalecer a los creyentes que sufren en la iglesia en Esmirna a fin de que venzan la persecución y el martirio y reciban el galardón de no sufrir la segunda muerte durante la era del reino—Ap. 2:8-11.
      3. Santificar a los creyentes que están en la iglesia en Pérgamo sacándolos de la unión con el mundo y de las enseñanzas de Balaam y de los nicolaítas, a fin de que sean vencedores y puedan recibir el galardón de comer el maná escondido y de recibir una piedra blanca sobre la cual estará escrito un nuevo nombre en la era del reino—Ap. 2:12-17.
      4. Rescatar a los creyentes que están en la iglesia en Tiatira de la adoración a los ídolos, la fornicación, las enseñanzas demoníacas y las profundidades de Satanás, a fin de que sean vencedores y puedan recibir el galardón de tener autoridad sobre las naciones en la era del reino—Ap. 2:18-29.
      5. Avivar a los creyentes que están en la iglesia en Sardis y sacarlos de su condición muerta y moribunda a fin de que sean vencedores y puedan recibir el galardón de andar con el Señor en vestiduras blancas y sus nombres no sean borrados del libro de la vida sino que sean confesados por el Señor ante el Padre y Sus ángeles en la era del reino—Ap. 3:1-6.
      6. Animar a los creyentes que están en la iglesia en Filadelfia a retener lo que tienen para que nadie tome su corona y sean vencedores a fin de que puedan recibir el galardón de ser columnas en el templo de Dios con el nombre de Dios, el de la Nueva Jerusalén y el nuevo nombre del Señor escritos sobre ellos en la era del reino—Ap. 3:7-13.
      7. Despertar a los creyentes que están en la iglesia en Laodicea de su condición tibia y carente de Cristo, exhortándoles a pagar el precio por el oro refinado, las vestiduras blancas y el colirio, y a abrir su puerta, a la cual el Señor toca, para que sean vencedores y puedan recibir el galardón de sentarse en el trono del Señor en la era del reino—Ap. 3:14-22.
    2. Al:
      1. Llegar a ser el hablar del Cristo pneumático e ilimitado que libera la vida y ha sido intensificado siete veces (el Cordero con los siete Espíritus como Sus ojos, Ap. 5:6) a las siete iglesias al comienzo de cada epístola respectivamente, lo que el Espíritu vivificante y todo-inclusivo que ha sido intensificado siete veces habla a las siete iglesias al final de cada epístola universalmente—Ap. 2:1, 7, 8, 11, 12, 17, 18, 29; 3:1, 6, 7, 13, 14, 22.
      2. Participar de esto los santos vencedores que viven en su espíritu—Ap. 1:10; 4:2; 17:3; 21:10.
    3. Con miras a:
      1. Preparar completamente la novia para Cristo el Novio a fin de que tenga Su boda triunfal en el milenio para Su satisfacción conforme a Su beneplácito—Ap. 19:7-9.
      2. Formar un ejército nupcial para que Cristo pueda derrotar y destruir a Sus peores enemigos en la humanidad, el anticristo y el falso profeta—Ap. 19:11-21; 17:14.
      3. Atar a Satanás y echarlo al abismo por mil años—Ap. 20:1-3.
      4. Traer el reino de Cristo y de Dios, el cual será el milenio—Ap. 20:4-6.
      5. Iniciar la consumación de la Nueva Jerusalén en el milenio (Ap. 2:7), y terminarla en el nuevo cielo y en la nueva tierra (Ap. 21:2).
    4. El producto final será: el Espíritu que habrá sido consumado, la consumación del Dios Triuno procesado, llega a ser el Novio, y el conjunto de los santos vencedores llega a ser la novia del romance universal entre el Dios redentor y Su hombre redimido como conclusión de las Escrituras—Ap. 22:17.

  Oración: Señor, te damos gracias por Tu intención divina. Quieres hacernos exactamente iguales a Ti en vida y en naturaleza pero no en deidad. Señor, añadiste Tu vida divina a nuestra humanidad creada, caída, redimida y resucitada. Señor, santificaste nuestro modo de ser torcido para hacernos semejantes a Ti en Tu naturaleza santa. Señor, seguirás trabajando hasta que seamos redimidos en nuestro cuerpo y seamos semejantes a Ti. Finalmente podremos decir: “Señor, lo que Tú eres, lo somos nosotros, y lo que nosotros somos, lo eres Tú. La única diferencia es que Tú tienes la deidad”. Te damos gracias y te adoramos porque nosotros no tenemos la deidad. Tú eres el único Dios. Tú eres el Dios Triuno procesado y consumado. Nosotros tenemos la humanidad y la divinidad, y Tú tienes la divinidad y la humanidad. ¡Qué maravilla que Dios tiene humanidad! El Dios Triuno procesado y consumado tiene humanidad. Señor, ábrenos los cielos. Queremos estar en los cielos para verlo todo como Tú lo ves. Danos las palabras. Esta es una cultura totalmente nueva en una esfera mística. Señor, necesitamos Tu idioma; necesitamos Tus palabras.

VII. ABRE LA SEPTIMA SECCION, LA CONFORMACION

A. La consumación de la transformación

  La conformación es la consumación de la transformación. La transformación es una obra paulatina en la cual somos transformados en la gloriosa imagen de Cristo (2 Co. 3:18), la cual necesita una consumación. Todavía estamos en el proceso de ser transformados, pero nuestra transformación todavía no ha llegado a su consumación. La consumación de nuestra transformación consiste en que nosotros los creyentes transformados seamos conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios, el primer Dios-hombre (Ro. 8:29).

  Necesitamos ver la diferencia entre Cristo como Hijo unigénito y como Hijo primogénito de Dios. Que Cristo sea el Primogénito indica que muchos hijos vienen después de El. En la resurrección de Cristo fueron producidas tres entidades grandes: el Hijo primogénito fue producido, el Espíritu vivificante quien es la transfiguración del postrer Adán fue producido (1 Co. 15:45), y todos los escogidos y predestinados fueron regenerados (1 P. 1:3). ¡Qué gran resultado es esto!

B. El pleno crecimiento del Dios Triuno procesado

  La conformación es el pleno crecimiento del Dios Triuno procesado —el Padre corporificado en el Hijo y el Hijo hecho real como Espíritu—, la vida divina que está en Cristo (Col. 1:28) que crece en los creyentes hasta llegar a la madurez.

C. El hombre plenamente maduro

  También es el hombre plenamente maduro, que ha llegado a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). La plenitud de Cristo es el Cuerpo de Cristo (1:23), el cual tiene una estatura y una medida. Cristo es todo-inclusivo y extenso, y es ilimitado; El lo llena todo en todo. El tiene un Cuerpo, y este Cuerpo es Su expresión. Este Cuerpo tiene una estatura, y ésta tiene una medida. ¿Quién puede medir la estatura del Cuerpo de Cristo, la plenitud del Cristo ilimitado? Pero nuestra conformación a la imagen del Hijo primogénito de Dios constará del hombre plenamente maduro que habrá llegado a la medida de la estatura adecuada de la expresión de Cristo. El Cuerpo es el conjunto de todos los creyentes que por medio de la transformación han sido conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios. Este es el hombre plenamente maduro que ha llegado a la estatura de la plenitud de Cristo. Aunque esta medida es inmensurable, podemos alcanzarla por medio de nuestra conformación.

VIII. ABRE LA OCTAVA SECCION, LA GLORIFICACION

A. El paso final de la obra salvadora orgánica de Dios

  La glorificación es el paso final de la obra salvadora orgánica de Dios en Cristo, que introduce a los creyentes conformados en la gloria de Dios (Ro. 8:18, 21; He. 2:10; 1 P. 5:10). Si queremos entrar en la gloria, tenemos que ser conformados a la imagen de Cristo. Tenemos que terminar nuestra “carrera”. Entonces “nos graduaremos”. La glorificación es la graduación de la carrera de la vida cristiana. No entraremos en la gloria de modo espontáneo, según piensan muchos cristianos. La glorificación es la consumación de una obra paulatina que empieza con la regeneración, pasando por la alimentación, la santificación en nuestra manera de ser, la renovación, la transformación, la edificación y la conformación. Después se nos dará un “diploma”, el cual será nuestra glorificación.

B. La gloria de Dios satura a los creyentes interiormente

  La glorificación consiste en que la gloria de Dios satura a los creyentes interiormente del mismo modo que se aplica la tinta del sello que los creyentes recibieron cuando fueron salvos (Ef. 1:13; 4:30). Cuando un sello que tiene mucha tinta se aplica a algunas hojas, las satura hasta la última hoja. Efesios 4:30 dice que somos sellados con el Espíritu para el día de la redención. Para significa “dando por resultado”. La aplicación de la tinta que hace el Espíritu sellador, con el tiempo, dará por resultado la redención de nuestro cuerpo cuando seamos glorificados.

  ¿Cuánta libertad le damos a la aplicación de la tinta en nuestra vida cristiana? Ser santificados sin obstáculo en nuestro modo de ser, renovados, transformados y conformados significa que permitimos que la tinta sea aplicada rápidamente en nosotros para nuestra glorificación. Estar en la gloria tiene dos aspectos. Por un lado, entraremos en la gloria. Por otro, esta gloria nos satura desde nuestro interior al aplicarnos la tinta el Espíritu sellador durante toda nuestra vida cristiana. Necesitamos estar bajo la aplicación de la tinta que el Espíritu efectúa día tras día. Entonces entraremos en la gloria por medio de esta aplicación interior, la cual consiste en que la gloria de Dios nos sature desde nuestro interior.

C. La redención del cuerpo de los creyentes

  La glorificación consiste en transfigurar el cuerpo de nuestra humillación para conformarlo al cuerpo de Su gloria (Fil. 3:21). Por tanto, se llama la redención del cuerpo de los creyentes (Ef. 4:30; Ro. 8:23). La palabra griega traducida transformación también se traduce transfiguración. Ser transfigurado es el último paso de la transformación. Es cambiar nuestra forma exterior, nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo actual es un cuerpo de humillación, pero será transfigurado en otro cuerpo, es decir, en el glorioso cuerpo de Cristo.

D. Disfrutar plenamente nuestra filiación

  La glorificación, la redención de nuestro cuerpo, consiste en que disfrutemos plenamente nuestra filiación (Ro. 8:23). Somos hijos de Dios, pero nuestro cuerpo todavía no es hecho hijo. Nuestro cuerpo será hijo cuando sea redimido. Ser transfigurado, ser redimido, es ser hecho hijo. Nacimos como hijos de Dios cuando fuimos regenerados, pero en ese entonces sólo nuestro espíritu fue hecho hijo. La regeneración es el primer paso de ser hecho hijo. La alimentación orgánica, la santificación, la renovación, la transformación, la edificación y la conformación son los pasos que le siguen. En el último paso nuestro cuerpo es hecho hijo.

  Dios nos regeneró con Su vida divina. Esto significa que añadió Su vida divina a nuestra vida humana. Nuestra vida humana fue creada por Dios, pero cayó. Por eso necesitamos la redención. La redención consiste en redimir judicialmente lo que se había perdido. Cuando el Señor murió en la cruz, El murió con nosotros, con nuestro hombre natural. Fuimos crucificados con El, sepultados con El y también resucitados con El (Gá. 2:20; Ro. 6:4; Ef. 2:6). Por tanto, fuimos creados, caímos, fuimos redimidos judicialmente, fuimos elevados y resucitamos. Nuestra vida humana y la vida de Dios fueron injertadas la una en la otra (Ro. 11:17). De otro modo, ¿cómo podríamos vivir con El? Vivimos con El porque tenemos nuestra propia vida junto con la Suya. La regeneración significa tener la vida divina y espiritual de Dios además de nuestra vida humana.

  Después de nuestra regeneración somos santificados en nuestro modo de ser con el elemento de la vida de resurrección de Cristo. Por medio de la santificación nuestra naturaleza natural, distorsionada, torcida y perversa es corregida y enderezada con Su naturaleza santa. El Espíritu Santo imparte la naturaleza santa de Dios en nuestro ser para enderezar nuestro modo de ser torcido. Puesto que participamos de la naturaleza divina, la cual es perfecta y recta, nuestra naturaleza es corregida.

  Luego nuestra mente es renovada, es cambiada. Filipenses 2 dice que debemos tener el mismo sentir de Cristo (v. 5). La obra renovadora de Dios ocurre al mezclarse Su Espíritu con el nuestro para saturar nuestra mente con todos los pensamientos y la lógica de Dios, a fin de cambiar nuestra mente. Basándose en la regeneración, la santificación y la renovación, el Señor Espíritu hoy transforma nuestro ser al añadir Su vida divina para causar un metabolismo divino dentro de nosotros. Esto transforma todo nuestro ser.

  Con el tiempo, esta transformación será completa y nos hará un hombre maduro que habrá llegado a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, conformado a la imagen del Hijo primogénito de Dios, quien es el conjunto del Dios Triuno. Finalmente, al saturarnos la gloria de Dios, la gloria brotará de nosotros. Entonces entraremos en la gloria y permaneceremos en ella. Cuando alcancemos esta gloria, diremos: “Señor Dios, qué misericordia y gracia que nosotros somos lo que Tú eres, y Tú eres lo que nosotros somos”. Esta es la consumación máxima de las ocho secciones de la salvación orgánica que Dios efectúa.

  La plena salvación de Dios no simplemente nos redime judicialmente para perdonarnos, lavarnos, justificarnos, reconciliarnos con El y santificarnos en cuanto a posición. Esto fue logrado por Cristo en la carne en Su ministerio terrenal. La redención judicial de Dios fue meramente el procedimiento según el cual El nos salvó orgánicamente como Espíritu vivificante, como Cristo pneumático, para que participáramos de la salvación orgánica que Dios efectúa como propósito de la salvación completa de Dios en el ministerio celestial de Cristo.

IX. ABRE LA SECCION ADICIONAL DE LA OBRA SALVADORA ORGANICA DE DIOS SIETE VECES INTENSIFICADA

  Según Isaías 30:26 la luz del sol será siete veces mayor en el milenio. Hoy tenemos el Espíritu siete veces intensificado.

NOTA: LAS TRES SECCIONES DEL MINISTERIO DE CRISTO

Su ministerio terrenal

  La primera sección, o sea, Su ministerio terrenal, la llevó a cabo judicialmente en la esfera física, como el Cristo que estaba en la carne desde Su encarnación hasta Su muerte en Su edad humana de treinta y tres años y medio.

Su ministerio celestial

  La segunda sección, o sea, Su ministerio celestial, la lleva a cabo orgánicamente en la esfera mística, como Cristo el Espíritu vivificante desde Su resurrección hasta el final del milenio en la era de la iglesia y en la del reino. La encarnación fue el primer comienzo, el comienzo de Su vida en la carne. Pero la resurrección es otro comienzo, el comienzo de ser el Espíritu, para llevar a cabo Su ministerio celestial.

Su ministerio celestial siete veces intensificado

  La tercera sección, o sea, Su ministerio celestial siete veces intensificado, es llevada a cabo de modo orgánico y siete veces intensificado en la esfera mística por El, como Cristo el Espíritu vivificante siete veces intensificado desde la degradación de la iglesia hasta la venida del nuevo cielo y la nueva tierra. La degradación de la iglesia empezó en el primer siglo. En 2 Timoteo Pablo nos dijo que todos los que estaban en Asia le habían vuelto la espalda, abandonando su ministerio (1:15). Otros, como Himeneo y Fileto, trataron de derribar la verdad en cuanto a la resurrección, diciendo que ya había ocurrido (2:17-18). Pablo mencionó que Demas lo había abandonado por amor al presente siglo (4:10). También habló de Alejandro el calderero que le hizo muchos males (4:14). Alejandro el calderero debió de haber conocido a Pablo muy bien. De otro modo, no habría sido su opositor. Todas estas descripciones nos muestran la degradación de la iglesia. Poco después de escribir 2 Timoteo, alrededor del año 67 d. de C., Pablo fue martirizado. Menos de treinta años después, Juan escribió el libro de Apocalipsis, el cual muestra la degradación de las iglesias. También escribió 2 Juan, una epístola que revela la prohibición contra la herejía, la cual ya se infiltraba en la iglesia.

  El libro de Apocalipsis empieza como sigue: “Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono; y de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, y el Soberano de los reyes de la tierra” (1:4-5). En estos versículos los siete Espíritus son enumerados como el segundo de la Trinidad Divina. Luego el libro de Apocalipsis nos da un relato completo del mover del Espíritu séptuple en el ministerio celestial de Cristo, el cual hace muchas cosas.

A. Para:

1. Salvar a los creyentes efesios

  El Espíritu siete veces intensificado obró para salvar a los creyentes efesios de la vida formal de iglesia que había perdido su primer amor hacia el Señor, el resplandor del candelero y el disfrute de Cristo como vida, a fin de que llegaran a ser vencedores y pudieran recibir el galardón de comer el árbol de la vida en el Paraíso de Dios, la Nueva Jerusalén en la era del reino (Ap. 2:1-7).

2. Fortalecer a los creyentes que sufren en la iglesia en Esmirna

  Cristo como Espíritu vivificante siete veces intensificado obró para fortalecer a los creyentes que sufren en la iglesia en Esmirna a fin de que venzan la persecución y el martirio y reciban el galardón de no sufrir la segunda muerte durante la era del reino (2:8-11). Esto muestra que los creyentes que no vencen experimentarán la segunda muerte.

3. Santificar a los creyentes que están en la iglesia en Pérgamo

  La iglesia en Pérgamo se había casado con el mundo, así que Cristo como Espíritu vivificante siete veces intensificado obró para santificar a los creyentes que estaban allí sacándolos de la unión con el mundo y de las enseñanzas de Balaam y de los nicolaítas, a fin de que fueran vencedores y pudieran recibir el galardón de comer el maná escondido y de recibir una piedra blanca sobre la cual estaría escrito un nuevo nombre en la era del reino (2:12-17).

4. Rescatar a los creyentes que están en la iglesia en Tiatira

  El Espíritu vivificante siete veces intensificado obra para rescatar a los creyentes que están en la iglesia en Tiatira de la adoración a los ídolos, la fornicación, las enseñanzas demoníacas y las profundidades de Satanás, a fin de que sean vencedores y puedan recibir el galardón de tener autoridad sobre las naciones en la era del reino (2:18-29).

5. Avivar a los creyentes que están en la iglesia en Sardis

  Cristo, en Su ministerio celestial siete veces intensificado, aviva a los creyentes que están en la iglesia en Sardis y los saca de su condición muerta y moribunda a fin de que sean vencedores y puedan recibir el galardón de andar con el Señor en vestiduras blancas y sus nombres no sean borrados del libro de la vida sino que sean confesados por el Señor ante el Padre y Sus ángeles en la era del reino (3:1-6).

6. Animar a los creyentes que están en la iglesia en Filadelfia

  Aunque Filadelfia es la mejor iglesia, los creyentes de allí necesitan retener lo que tienen para que nadie tome su corona y sean vencedores a fin de que puedan recibir el galardón de ser columnas en el templo de Dios con el nombre de Dios, el de la Nueva Jerusalén y el nuevo nombre del Señor escritos sobre ellos en la era del reino (3:7-13). El nombre escrito sobre ellos indica que esto es lo que son. Significa que son la Nueva Jerusalén y son Dios porque tienen el nombre de Dios escrito sobre ellos. También son el Señor Jesús porque tienen Su nuevo nombre escrito sobre ellos. Por supuesto, son Dios y el Señor Jesús en vida y en naturaleza, pero no en deidad.

7. Despertar a los creyentes que están en la iglesia en Laodicea

  Los creyentes que están en la iglesia en Laodicea necesitan ser despertados de su condición tibia y carente de Cristo. Por tanto, el Señor les exhorta a pagar el precio por el oro refinado, las vestiduras blancas y el colirio, y a abrir su puerta, a la cual el Señor toca, para que sean vencedores y puedan recibir el galardón de sentarse en el trono del Señor en la era del reino (3:14-22). No sólo son tibios, sino también carentes de Cristo, porque Cristo está afuera tocando a la puerta de la iglesia.

B. Al:

1. Hablar el Cristo pneumático siete veces intensificado

  Somos salvos de la degradación al hablar el Cristo pneumático e ilimitado que libera la vida y es siete veces intensificado (el Cordero con los siete Espíritus como Sus ojos, Ap. 5:6). Los siete Espíritus son los ojos de Cristo, quien es el Cordero. Nadie puede separar los ojos de uno de su persona. Que el Espíritu séptuple sea los ojos de Cristo indica que es uno con Cristo. El Cristo pneumático siete veces intensificado habla a las siete iglesias al comienzo de cada epístola respectivamente, y llega a ser lo que el Espíritu vivificante y todo-inclusivo que ha sido intensificado siete veces habla a las siete iglesias al final de cada epístola universalmente (Ap. 2:1, 7, 8, 11, 12, 17, 18, 29; 3:1, 6, 7, 13, 14, 22). Al principio de cada epístola Cristo habla, y al final es el Espíritu quien habla. Esto muestra que Cristo es el Espíritu.

2. Los santos vencedores viven en su espíritu

  La degradación es vencida al participar los santos vencedores que viven en su espíritu (Ap. 1:10; 4:2; 17:3; 21:10). Por una parte, vencemos cuando lo que Cristo habla llega a ser lo que el Espíritu habla. Por otra, ocurre al vivir nosotros en nuestro espíritu todo el tiempo. En Apocalipsis 1:10 Juan dijo que estaba en el espíritu en el día del Señor. Esto muestra que Juan el apóstol era un hombre que estaba en el espíritu, que siempre vivía en el espíritu.

C. Con miras a:

1. Preparar completamente la novia para Cristo

  El ministerio celestial siete veces intensificado de Cristo prepara completamente la novia para Cristo el Novio a fin de que tenga Su boda triunfal en el milenio para Su satisfacción conforme a Su beneplácito (Ap. 19:7-9).

2. Formar un ejército nupcial

  El ministerio celestial siete veces intensificado de Cristo también forma un ejército nupcial para que El pueda derrotar y destruir a Sus peores enemigos en la humanidad: el anticristo y el falso profeta (Ap. 19:11-21; 17:14). El anticristo venidero y su falso profeta serán los enemigos humanos de Cristo, pues lo atacarán a lo sumo. Pelearán cara a cara con un ejército contra Cristo. Pero Cristo y Su novia los destruirán y los echarán al lago de fuego.

3. Atar a Satanás

  El ministerio celestial siete veces intensificado de Cristo ata a Satanás y lo echa al abismo por mil años (Ap. 20:1-3).

4. El reino de Cristo y de Dios

  Su ministerio celestial siete veces intensificado también trae el reino de Cristo y de Dios, el cual será el milenio (Ap. 20:4-6).

5. La consumación de la Nueva Jerusalén

  Finalmente, el ministerio celestial siete veces intensificado inicia la consumación de la Nueva Jerusalén en el milenio (Ap. 2:7), y la termina en el nuevo cielo y en la nueva tierra (21:2). En otras palabras, la Nueva Jerusalén será consumada primero por los vencedores en la primera parte de los mil años en pequeña escala y lo harán completamente en la eternidad. Todos los creyentes, mediante la disciplina de mil años, llegarán a la madurez, y serán transformados y conformados, para participar de la Nueva Jerusalén en la eternidad.

D. El producto final

  El producto final será el Espíritu que habrá sido consumado, la consumación del Dios Triuno procesado, que llega a ser el Novio, y el conjunto de los santos vencedores que llega a ser la novia del romance universal entre el Dios redentor y Su hombre redimido como conclusión de las Escrituras (Ap. 22:17). La conclusión de la Biblia es una pareja, la cual es la consumación del romance universal del Dios redentor y Su hombre redimido. El Novio es Dios como Espíritu consumado, y la novia es el conjunto de todos los vencedores. Todo esto es logrado por la sección adicional de la salvación orgánica siete veces intensificada que Dios efectúa.

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