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Mensajes del libro «Espíritu con nuestro espíritu, El»
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CAPITULO SEIS

LA DEFINICION DE NUESTRO ESPIRITU

  Lectura bíblica: 1 Ts. 5:23; He. 4:12b; Gn. 2:7; Zac. 12:1b; Is. 42:5; Lc. 9:23-25; Job 32:8; Pr. 20:27; Jn. 4:24; 2 Ti. 4:22a; Gn. 2:9b; 1:27; 1 Co. 6:17; Ro. 9:1; 8:16; 1:9; Lc. 1:47; 1 Co. 2:11; Mr. 2:8

BOSQUEJO

  1. Fuimos creados por Dios como seres tripartitos—1 Ts. 5:23; He. 4:12b:
    1. Con un cuerpo formado del polvo, que es nuestra estructura externa—Gn. 2:7a.
    2. Con un espíritu producido por el soplo de Dios, que es nuestro órgano intrínseco, considerado en la misma categoría que los cielos y la tierra—v. 7b; Zac. 12:1b; Is. 42:5.
    3. Con un alma, que es el producto de que nuestro espíritu fuera añadido a nuestro cuerpo, que es nuestro ser y se encuentra en medio de nuestro cuerpo y nuestro espíritu—Gn. 2:7c; Lc. 9:23-25.
  2. Nuestro espíritu fue creado por Dios específicamente como un órgano especial—Gn. 2:7b:
    1. Con el soplo de Dios—Job 32:8.
    2. Como lámpara de Jehová—Pr. 20:27.
    3. Para que adoráramos a Dios, para que tuviéramos contacto con El y le contuviéramos—Jn. 4:24; 2 Ti. 4:22a.
    4. Para que recibiéramos a Dios como vida y le expresáramos—Gn. 2:9b; 1:27.
    5. Para que nos uniéramos a Dios como un solo espíritu—1 Co. 6:17.
  3. La composición de nuestro espíritu:
    1. La conciencia—Ro. 9:1 cfr. 8:16.
    2. La comunión—Jn. 4:24; Ro. 1:9; Lc. 1:47.
    3. La intuición—1 Co. 2:11; Mr. 2:8.

  En los mensajes anteriores vimos la definición del Espíritu. Para poder ver la verdad acerca del Espíritu de una manera completa, les pido que lean y estudien un folleto que hemos publicado, titulado El Espíritu del Jesús glorificado. Ese folleto es una reimpresión del capítulo 5 del libro de Andrew Murray El Espíritu de Cristo. Andrew Murray señala que hoy día el Espíritu no sólo contiene el elemento divino, sino también el elemento humano. Esta revelación es extraordinaria. El Espíritu también contiene los elementos de la muerte y la resurrección de Cristo.

  Hoy día el Espíritu no sólo es el Espíritu de la divinidad sino también el Espíritu de la humanidad de Cristo. En 1971 dimos varios mensajes con respecto al significado de la ofrenda de harina según el libro de Levítico. En esos mensajes recalcamos que la ofrenda de harina se refiere a la humanidad de Cristo (véase el libro titulado [Cristo es la realidad] Christ as the Reality). En esos mensajes inventamos un término nuevo, diciendo que deberíamos ser “Jesúsmente humanos”.

  Cristo, quien en Su divinidad era el Unigénito de Dios, en Su humanidad nació de Dios en la resurrección para ser el Primogénito de Dios (Hch. 13:33; Ro. 8:29; 1:4). Su humanidad fue “hijificada”, hecha divina. Esta “hijificación” conseguida en la resurrección santificó, elevó y transformó la humanidad de Cristo, de la cual El se había vestido en la encarnación. Hoy día esta humanidad elevada se encuentra en el Espíritu y puede ser nuestro disfrute en el Espíritu.

  Espero que podamos pasar algún tiempo estudiando los mensajes que hemos dado en el pasado acerca del Espíritu. Si lo que entendemos y comprendemos del Espíritu es limitado, no disfrutaremos debidamente al Espíritu. Si aprendemos y estudiamos la revelación divina podremos participar del todo-inclusivo Espíritu compuesto y lo disfrutaremos; en este Espíritu compuesto tenemos la divinidad, la humanidad, la muerte y la resurrección de Cristo. Andrew Murray dijo que la humanidad de Jesús está entretejida con Su divinidad. El usó la palabra entretejer, como si se tratara de una tela. Nosotros usamos la palabra mezclar, como se mezclan la harina y el aceite en la ofrenda de harina (Lv. 2:4).

  Lo que estudiamos del Espíritu de Dios en los bosquejos y mensajes anteriores fue simple, pero creo que fue todo-inclusivo. Esos bosquejos y mensajes son el producto, resumen y cristalización del entendimiento adecuado del Espíritu de Dios según la santa Palabra. Sin ese Espíritu, la humanidad de Cristo, elevada mediante la resurrección, no podría ser nuestra. Hoy en día el Espíritu es el instrumento que transmite a nuestro ser todos los elementos de la persona y la obra de Cristo. La divinidad y la humanidad de Cristo así como la efectividad de Su muerte y el poder de Su resurrección permanecen en nosotros. Sin embargo, por carecer del entendimiento adecuado, no sabemos cómo disfrutar estos elementos. Es como tener comestibles y no saber cocinarlos, de modo que no los podemos comer. Debemos ver que hoy en día todos los elementos de la persona y de la obra de Cristo pueden ser nuestro disfrute en el Espíritu.

  Ya que hemos visto la definición del Espíritu, queremos ver la definición del espíritu humano. Esta definición es muy simple, pero no debemos restarle valor. Es muy simple pero a la vez vital y crucial en la esfera divina y espiritual. Dios es Espíritu. La Biblia enseña esto firme y enfáticamente. La Biblia también da mucha importancia al espíritu humano y nos enseña acerca del mismo. Este es otro asunto que los cristianos de hoy desconocen. Ellos no conocen adecuadamente al Espíritu de Dios y menos aún conocen la existencia del espíritu humano.

  Cuando comencé a ministrar en los Estados Unidos en 1962, muchos me dijeron que nunca antes habían escuchado decir que el hombre tuviese espíritu. Muchos maestros y predicadores no saben o no creen la verdad acerca del espíritu humano. En 1954 me invitaron a dar una conferencia y un entrenamiento en Hong Kong. Un misionero del grupo de la Hermandad fue a Hong Kong para asistir a mi conferencia. Después de la conferencia me dijo que apreciaba lo que había escuchado en las reuniones pero que no estaba de acuerdo con la enseñanza acerca del espíritu humano. El decía que el espíritu y el alma son sinónimos y que se referían a lo mismo. Le hice ver 1 Tesalonicenses 5:23, donde Pablo habla de nuestro “espíritu y alma y cuerpo”. Pablo usó la conjunción y dos veces en esta frase. Esto muestra que el espíritu y el alma humanos son dos cosas distintas. Además, Hebreos 4:12 dice que la palabra viva de Dios puede partir el alma y el espíritu. Después de que le hice ver esto, aún decía que no podía creer que tuviésemos un espíritu humano. Hoy en día muchos queridos santos están en la misma situación. A algunos no les importa el espíritu ni el alma. Piensan que es un tema muy abstracto y no quieren hablar de ello. Por la misma razón, no pueden ser espirituales. En realidad, nadie puede ser espiritual si ignora que tiene un espíritu.

  Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu. Esto significa que la sustancia de Dios es Espíritu. Este versículo también dice que los que adoran a Dios, deben adorarlo en espíritu, el espíritu humano. Tanto el Espíritu divino como el espíritu humano se mencionan en 4:24. En otro versículo del Evangelio de Juan se mencionan también los dos espíritus. Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. En este versículo el primer Espíritu es el Espíritu engendrador y el segundo espíritu es el espíritu engendrado. Romanos 8:16 dice que el Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu. En este versículo se usa el pronombre nuestro, el cual se refiere a nuestro espíritu humano. Dios es Espíritu, pero si nosotros no tuviésemos espíritu, no sería posible que nos uniésemos a El para ser un solo espíritu. Esto se menciona con énfasis en 1 Corintios 6:17: “El que se une al Señor, un espíritu es con El”. Estos versículos del Nuevo Testamento nos transmiten claramente la revelación acerca de Dios el Espíritu y nuestro espíritu.

  Si Dios no fuese Espíritu ¿cómo podría ser nuestra vida? Si nosotros no tuviésemos un espíritu, ¿cómo podríamos tocar, recibir y contener a Dios? Sería imposible. Nuestro espíritu es el órgano con el cual podemos tener contacto con Dios el Espíritu. Para poder tocar a Dios debemos usar el órgano adecuado. Para ver, debemos usar nuestros ojos. Si no usamos el órgano correcto, los ojos, no podemos percibir los colores. Algunos dicen que no hay Dios porque no saben que existe un órgano especial con el cual pueden tener contacto con Dios. Ellos niegan la importancia de este órgano y no lo usan, así que no pueden conocer a Dios. Dios es Espíritu, y El creó en nosotros un espíritu con el cual podemos tocarlo a El.

I. FUIMOS CREADOS POR DIOS COMO SERES TRIPARTITOS

  Según se narra la creación en Génesis, Dios no proporciona muchos detalles acerca de los cielos porque los cielos no tienen mucha relación directa con nosotros. En cambio, con respecto a la tierra, Dios proporciona muchos detalles. Desde Génesis 1:2 hasta Génesis 2 vemos muchos detalles de la tierra. Primero, Dios hizo que la tierra seca apareciera el tercer día. Luego creó la vida vegetal y la vida animal. Por último, Dios nos dice que creó al hombre.

  En la creación, Dios hablaba y las cosas llegaban a existir, pero al crear al hombre, Dios usó dos sustancias. Génesis 2:7 dice que El usó el polvo para hacer el cuerpo del hombre, y que usó Su soplo de vida para formar el espíritu del hombre. El soplo de vida no es Dios mismo ni la vida de Dios ni el Espíritu de Dios, pero se parece mucho a Dios, a la vida de Dios y al Espíritu de Dios.

  Antes de que el soplo de vida entrara en el hombre, éste sólo tenía una estructura inerte. Pero cuando el soplo de vida entró en la estructura del hombre, éste llegó a ser un alma viviente. Dios no usó ninguna sustancia para crear el alma. El alma fue el resultado de que el soplo de vida entrase en el cuerpo del hombre. El alma es el ser del hombre, el hombre mismo. El libro de Exodo nos dice que setenta almas de la casa de Jacob fueron a Egipto (1:5). Esto se refiere a setenta personas. Una persona es un alma. Esto demuestra que el alma es nuestra propia persona, nuestro ser. El alma se encuentra entre la estructura externa, el cuerpo, y el órgano interno, el espíritu.

A. Con un cuerpo formado del polvo, que es nuestra estructura externa

  Al estudiar la definición de nuestro espíritu, debemos conocer bien la creación de Dios. Fuimos creados por Dios como hombres tripartitos. Como hemos visto, 1 Tesalonicenses 5:23 y Hebreos 4:12b son los versículos más básicos de la Biblia con respecto a las tres partes del hombre. El cuerpo del hombre, el cual fue formado del polvo, es la estructura externa (Gn. 2:7a). Los minerales encontrados en nuestro cuerpo son los minerales encontrados en el polvo.

B. Con un espíritu producido por el soplo de Dios, que es nuestro órgano intrínseco, considerado en la misma categoría que los cielos y la tierra

  También tenemos un espíritu que fue producido por el soplo de Dios, el cual es nuestro órgano intrínseco, considerado en la misma categoría que los cielos y la tierra (Gn. 2:7b; Zac. 12:1b; Is. 42:5). La palabra que uso aquí no es hecho ni creado, sino producido. El soplo de vida produjo el espíritu. En realidad, el soplo de vida llegó a ser el espíritu. En Génesis 2:7 la palabra hebrea traducida “soplo”, neshamah, es la misma palabra traducida “espíritu” en Proverbios 20:27, donde se habla del espíritu humano.

  Tenemos dos órganos principales. Uno es el cuerpo, nuestro órgano externo, el cual tiene muchas funciones. Pero también tenemos dentro de nosotros un órgano intrínseco: nuestro espíritu. Con nuestro espíritu podemos comprender todas las cosas de la esfera divina, espiritual y celestial. Si no usamos nuestro espíritu, llegamos a ser muy bajos, como las bestias. La diferencia entre los hombres y los demás seres vivos radica en que sólo el hombre tiene espíritu (Job 12:10). El espíritu nos hace diferentes de los animales, así que debemos estudiar nuestro espíritu y ejercitarlo. Si no le ponemos cuidado a nuestro espíritu, no podemos disfrutar a Dios, no podemos ser espirituales y no podemos crecer en la vida divina.

C. Con un alma, que es el producto de que nuestro espíritu fuera añadido a nuestro cuerpo

  El alma no es una sustancia sino el producto de que dos sustancias sean mezcladas. Cuando el soplo de Dios entró en el cuerpo hecho del polvo, algo se produjo. Este producto es nuestra alma, que es nuestro ser y se encuentra en medio de nuestro cuerpo y nuestro espíritu (Gn. 2:7c; Lc. 9:23-25).

  Cuanto más experimentamos la vida espiritual y disfrutamos a Dios, tanto más nos damos cuenta que nuestra alma está entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu. El hecho de que nos inclinemos por el cuerpo o por el espíritu depende de lo que le permitamos hacer a nuestra alma.

  Supongamos que tuviera usted que escoger entre dos cosas. Una de ellas le hará perder la paciencia y la otra le hará alabar a Dios. ¿Qué escogería? Eso depende de la decisión de nuestra alma. Es posible que una tarde tenga usted que escoger entre ir a la reunión de la iglesia o quedarse en casa y ver televisión. ¿Qué escogería? Aquí es muy claro que ir a la reunión es la intención del espíritu, mientras que quedarse en casa para ver televisión es un deseo carnal del cuerpo caído. Esto muestra que el alma se encuentra en medio del cuerpo y del espíritu.

  Todos los días nos enfrentamos a asuntos y situaciones en los cuales tenemos que decidir si hemos de seguir las intenciones de nuestro cuerpo caído o las de nuestro espíritu regenerado. A veces quizá tenemos que escoger entre hacer una llamada telefónica o hacer “una llamada a los cielos” para orar. Tal vez estemos muy habituados a chismear con algún amigo. Esta clase de hablar corresponde a nuestra alma con nuestro cuerpo. El deseo de hacer una llamada a los cielos para hablar con el Señor pertenece al Espíritu y está en nuestro espíritu. A menudo, sin embargo, preferimos hacer llamadas telefónicas en vez de llamar a los cielos. Si hacemos llamadas vanas, nuestro espíritu se apagará. Si hacemos eso, debemos confesar: “Señor, perdóname. Hoy te desobedecí al hacer muchas llamadas que Tú no querías que hiciera. Señor, comprendo que esas llamadas surgieron de la carne y mi alma quiso hacerlas”. Este ejemplo muestra que el alma está entre el espíritu y el cuerpo.

II. NUESTRO ESPIRITU FUE CREADO POR DIOS ESPECIFICAMENTE COMO UN ORGANO ESPECIAL

  Génesis 2:7, un breve versículo de la Biblia, nos da tres puntos. Primero, Dios hizo al hombre del polvo. Segundo, Dios sopló en las narices del hombre el soplo de vida. Tercero, el producto de esto fue un alma viviente, un ser humano. El hecho de que el cuerpo fuese creado y que el alma llegara a existir no es tan importante como el hecho de que el espíritu fuese producido. Lo más crucial fue la producción del espíritu. Si sólo tuviéramos el alma y el cuerpo, seríamos como las bestias.

  La mayoría de la gente vive según el alma con el cuerpo. Los periódicos siempre hablan de personas involucradas en asuntos malignos tales como hurtos, asaltos, fornicación, divorcio y asesinato. Estas personas viven según el alma con el cuerpo. Nosotros tenemos que ser diferentes. Debemos esforzarnos por vivir según nuestro espíritu con el Espíritu. Debemos negar nuestra fea y contaminada alma y rechazar nuestro sucio y caído cuerpo.

  La Biblia dice que debemos negar nuestra alma porque ha sido corrompida (Mt. 16:24-26; Lc. 9:23-25). Un día que Pedro hablaba con el Señor, Satanás se expresó en Pedro aún en su amor por el Señor (Mt. 16:22-23). El alma es fea y debemos aborrecerla. El cuerpo es sucio y debemos rechazarlo. Los cristianos que estamos bajo la enseñanza de Dios siempre debemos esforzarnos por vivir en nuestro espíritu con el Espíritu. En nuestro espíritu tenemos el verdadero reposo. Nosotros somos distintos de la mayoría de la gente. Mientras ellos viven por el alma con el cuerpo, nosotros vivimos por nuestro espíritu con el Espíritu.

A. Con el soplo de Dios

  Job 32:8 dice: “Pero hay un espíritu en el hombre, y el soplo del Todopoderoso le da entendimiento”. Según la estructura poética de este versículo, el espíritu y el soplo de Dios, el Omnipotente, están en aposición. Por tanto, el espíritu es el soplo de Dios. Job 32:8 demuestra que Dios hizo nuestro espíritu con el soplo de Dios.

B. Como lámpara de Jehová

  Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es lámpara de Jehová. Cuando Dios creó al hombre, puso una lámpara en él. Entre todos los seres creados, sólo el hombre tiene una lámpara interior. Dios creó un espíritu dentro del hombre para que fuese lámpara de Dios, pero esa lámpara no funciona. Por eso muchos seres humanos están en tinieblas, sin luz. Sin embargo, un día fuimos salvos al arrepentirnos y al creer en el Señor Jesús. Después de eso, sentimos que dentro de nosotros algo resplandecía y nos alumbraba. Eso era el espíritu funcionando como lámpara del Señor.

  En la antigüedad se quemaba aceite en lámparas para alumbrar. El aceite tipifica al Espíritu de Dios (Is. 61:1). Nuestro espíritu es una lámpara y siempre debemos tener contacto con Dios mediante esta lámpara. Así la lámpara siempre estará llena (Ef. 5:18). La luz que resplandece en la lámpara proviene del aceite, el Espíritu. Además, cuando el aceite es quemado en la lámpara para alumbrar, el aceite ya se ha mezclado con la lámpara. Cuando el aceite empapa la mecha, ambos vienen a ser una sola cosa y arden juntos. Por un lado, la mecha arde, y por otro, el aceite también arde. Sin la mecha, el aceite no podría arder, y sin el aceite, la mecha tampoco podría arder. Ambos deben mezclarse, lo cual ocurre cuando ambos se saturan. Esto muestra que podemos ser saturados por Dios y con Dios en nuestro espíritu, que es la lámpara de Dios.

C. Para que adoráramos a Dios

  Dios creó nuestro espíritu como un órgano especial para que le adoráramos, es decir, para que tocásemos y contuviésemos a Dios (Jn. 4:24; 2 Ti. 4:22a). No podemos adorar a Dios si no lo tocamos. En realidad, adorar a Dios equivale a tocar a Dios. Juan 4:24 dice que los que adoran a Dios deben hacerlo en espíritu. Además, 2 Timoteo 4:22a dice que el Señor Jesús está con nuestro espíritu. ¿Cómo puede alguien estar con nuestro espíritu? Yo puedo estar con ustedes, pero no puedo estar con ustedes en su espíritu. Sólo el Señor Jesús puede estar con nosotros en nuestro espíritu, porque El es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Nuestro espíritu es un vaso y un recipiente del Señor. Gracias al Señor que tenemos un espíritu. Primero Dios creó nuestro espíritu; luego regeneró nuestro espíritu; después fortalece nuestro espíritu; y por último, llena nuestro espíritu.

D. Para que recibiéramos a Dios como vida y le expresáramos

  Este espíritu es para que recibamos a Dios como vida y le expresemos (Gn. 2:9b; 1:27). El propósito de que vivamos en la tierra es que recibamos a Dios y le expresemos.

E. Para que nos uniéramos a Dios como un solo espíritu

  Con el tiempo, nos podemos unir a Dios como un solo espíritu (1 Co. 6:17). No hay nada más grandioso en todo el universo que el unirse a Dios como un solo espíritu. El Espíritu divino y el espíritu humano llegan ser un solo espíritu. Si todos los seres humanos se unieran a Dios para ser un solo espíritu, la tierra se convertiría en el cielo. La tierra está llena de malas noticias porque la gente vive por el alma con el cuerpo. Sin embargo, nosotros debemos vivir por nuestro espíritu con el Espíritu.

III. LA COMPOSICION DE NUESTRO ESPIRITU

  Nuestro espíritu se compone de la conciencia, la comunión y la intuición. Para una discusión más a fondo de las funciones de nuestro espíritu véanse las páginas 62-65 de La economía de Dios.

A. La conciencia

  En Romanos 9:1 Pablo dijo que su conciencia daba testimonio consigo en el Espíritu Santo. Romanos 8:16 dice que el Espíritu da testimonio con nuestro espíritu. Por un lado, el Espíritu Santo da testimonio con nuestro espíritu y por otro, nuestra conciencia da testimonio con el Espíritu Santo. Esto demuestra que la conciencia constituye una función de nuestro espíritu. Si no atendemos a nuestra conciencia, nuestro espíritu no puede funcionar adecuadamente para tener contacto con el Espíritu. Debemos aprender a cuidar de nuestra conciencia. La conciencia nos regula ya sea condenándonos o justificándonos. Que seamos justificados o condenados interiormente depende de la conciencia, la cual está en nuestro espíritu.

B. La comunión

  La comunión es otra función de nuestro espíritu. Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu y que los que le adoran deben adorarle en espíritu. Adorar a Dios significa tener comunión con El. Si deseamos tener comunión con Dios, debemos hacerlo en nuestro espíritu. Fuera del espíritu no es posible tener comunión con Dios. En Romanos 1:9 Pablo dijo que él servía a Dios en su espíritu. Servir a Dios consiste en tener comunión con Dios. Los siervos y el amo siempre están en contacto. Siempre tienen comunión. Servimos a Dios, nuestro amo, al tener contacto con El, al tener comunión con El, en nuestro espíritu. Lucas 1:47 dice: “Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. Regocijarse en Dios, gozarse en el Señor, también constituye una clase de comunión.

C. La intuición

  En 1 Corintios 2:11 se afirma que sólo el espíritu del hombre conoce las cosas del hombre. Esto se refiere a un conocimiento directo obtenido por intuición. Marcos 2:8 dice que hasta el Señor Jesús, mientras estaba en la tierra, conocía en Su espíritu. Aunque El tenía el Espíritu Santo, también era un hombre que tenía Su propio espíritu. El tenía la intuición interna en Su espíritu para percibir directamente.

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