
Dios es el tema principal revelado en la Biblia porque El es el principio de todas las cosas. Todo lo que se encuentra en el universo se originó de El y empezó con El. Dios es también el contenido principal de la Biblia desde el primer libro hasta el último. El nos creó y nos regeneró y tiene que ver con toda nuestra vida y nuestro ser. Así que debemos conocerle a El primero.
1) “Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Tampoco hay aliento en sus bocas” (Sal. 115:4-7; 135:15-17).
Según estos versículos, todos los ídolos son falsos y no son el Dios verdadero.
2) “Sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses ... (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios” (1 Co. 8:4-6).
Estos versículos demuestran claramente que como Dios es el Dios verdadero, el único y sólo Dios, todos los ídolos no son nada y los llamados dioses no son Dios.
3) “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad ... de los que me aborrecen” (Ex. 20:5).
Este versículo nos dice también que el único y soló Dios verdadero es un Dios celoso que aborrece todos los ídolos y castigará la maldad de idolatría.
1) “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí” (Is. 45:5).
2) “Por tanto, al Rey de los siglos, incorruptible, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos” (1 Ti. 1:17).
3) “Como os volvisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Ts. 1:9).
Estos tres versículos clara y enfáticamente nos revelan que Dios es Jehová, el único, y que El es incorruptible, invisible, y que existe hasta la eternidad. Aparte de El, no hay otro Dios verdadero.
1) “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1).
Aquí en el hebreo, la palabra Dios es Elohim. Este es el primer título divino usado en la Biblia para revelar a Dios, y significa el Fiel Poderoso. Esto muestra que el Dios verdadero, a quien adoramos conforme a la Biblia, no solamente es poderoso sino también fiel. El es el Poderoso; así que El pudo crear los cielos, la tierra, todas las cosas, y el género humano, llamando a existir aquello que no existía. El es fiel; por lo tanto, El es confiable, inmutable e inmovible. Sus obras conforme a Su fidelidad son tan perdurables como el sol y tan estables como la luna (Sal. 89:33-37).
1) “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY [EL AUTOEXISTENTE Y SIEMPRE EXISTENTE] ... Jehová, el Dios ... este es mi nombre para siempre; este es mi memorial por todos los siglos” (Ex. 3:14-15).
Aquí Dios le dijo a Moisés en palabras claras que Su nombre era Jehová. El nombre Jehová es el segundo título principal y divino usado por la Biblia para revelar a Dios. Este nombre significa el auto-existente y siempre existente Yo Soy, el Yo Soy que era, que es, y que ha de venir. Esto indica que El es el Yo Soy, y aparte de El nada es. Sólo El es, y El es el auto-existente y siempre existente Yo Soy, el que era, que es, y que ha de venir. Así que todo el universo es vano y no es; sólo El es, sólo El existe para siempre, y sólo El es realidad. El es todo para la gente que El creó y que le pertenecen a El. Cualquier cosa que ellos necesitan, El es.
1) “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gn. 1:26).
La palabra Dios aquí es todavía Elohim. Está en el plural, denotando que este Dios, Elohim, es el mismo Dios Triuno revelado más adelante en la Biblia. Por lo tanto, en este versículo en Génesis 1, Dios se refirió a Sí mismo como “Nosotros”. Varias veces más adelante en la Biblia Dios también se refirió a Sí mismo como “Nosotros” (Gn. 3:22; 11:7; Is. 6:8; Jn. 17:21-22). Estos versículos indican que aunque Dios es solamente uno, El también tiene el aspecto de tres. El es el Dios Triuno.
2) “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).
Después que Cristo resucitó y pasó por todos los procesos necesarios, se muestra con palabras claras aquí en este versículo de la Biblia que el único y verdadero Dios es triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres y distintos, ellos son un solo Dios. Si bien el nombre en este versículo es de los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, el nombre está en el singular, lo cual indica que los tres aún son el único y solo Dios a pesar de la distinción entre ellos.
3) “Sino Aquel [el Hijo] que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Jn. 6:46). “Yo ... [el Hijo] de El [el Padre] procedo” (Jn. 7:29).
En estos dos versículos, Cristo el Hijo de Dios dice que El es del Padre. Esto comprueba que el Padre es la fuente.
4) “Yo ... [el Hijo] de El [el Padre] procedo” (Jn. 7:29).
En el texto griego, la palabra “de” tiene el significado de “de con”. Esto nos revela que el Hijo no es solamente del Padre, sino de con el Padre. Cuando El vino a la tierra, trajo al Padre y el Padre vino con El.
5) “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).
Este versículo claramente afirma que el Hijo quien trajo al Padre es la manifestación del Padre. El Padre es la fuente, y el Hijo es la manifestación. Por lo tanto, “Yo (el Hijo) y el Padre uno somos” (Jn. 10:30).
6) “Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad ... con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros ... y Yo en vosotros” (Jn. 14:16-20).
Esta sección nos muestra que el Espíritu es la transfiguración del Hijo para ser la realidad del Hijo, viniendo a morar con los discípulos y a estar en ellos. Su estar en los discípulos es el Hijo en ellos. Por lo tanto, el Espíritu es el venir y el entrar del Hijo en ellos. Esto indica que el Hijo y el Espíritu también son uno. El Padre es la fuente, el Hijo es la manifestación del Padre, y el Espíritu es el venir y el entrar del Hijo con el Padre. Los tres son un solo Dios, quien fue manifestado desde la fuente para venir entre los hombres, y quien vino a los discípulos para entrar en ellos. Esto indica que Dios es triuno con el propósito de forjarse a Sí mismo dentro de los que creen en el Hijo para ser su vida y su todo y para llegar a ser su disfrute divino.
7) “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Co. 13:14).
Esta es la bendición del apóstol Pablo a los creyentes para que ellos disfruten del cuidar triuno del Dios Triuno en amor, gracia y comunión. El amor de Dios el Padre vino a ser la gracia de Cristo, Dios el Hijo, en la comunión de Dios el Espíritu, para ser la bendición y el disfrute diarios de los creyentes.
8) “Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de realidad, el cual procede del Padre” (Jn. 15:26).
La palabra “de”, como hemos mencionado anteriormente, significa “de con”. El Espíritu de realidad enviado por el Hijo del Padre es realmente de con el Padre. Esto comprueba que el Espíritu no sólo es uno con el Padre, sino también uno con el Hijo quien es uno con el Padre. Este versículo también demuestra que todos los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, coexisten de eternidad a eternidad sin sucesión.
9) “Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí” (Jn. 14:10).
Esta palabra nos enseña cómo el Padre, el Hijo y el Espíritu no sólo coexisten, sino que también moran el uno en el otro. La coexistencia indica distinción mientras que el hecho de que moran el uno en el otro significa que se mezclan como uno. Esto confirma que a pesar de la distinción entre los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, con todo Ellos son un Dios; Ellos son tres pero uno, y los tres son uno. Esto es comprobado fuertemente por los siguientes versículos:
1. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado ... y se llamará su nombre ... Dios fuerte, Padre eterno” (Is. 9:6).
Esta palabra claramente dice que el Hijo es llamado el Padre, demostrando así que el Hijo y el Padre son uno.
2. “Y el Señor [Jesucristo] es el Espíritu” (2 Co. 3:17).
Esta palabra también claramente muestra que Cristo el Hijo es el Espíritu, comprobando así que el Hijo y el Espíritu son uno.
Por lo tanto, la Biblia revela que aunque el Dios verdadero es únicamente uno, El es tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu; y mientras que el Padre, el Hijo y el Espíritu son distintos, Ellos son, sin embargo, un solo Dios.