
Después que hemos creído en el Señor y somos salvos, y debido a la exigencia de la vida divina que hemos recibido y a la intensidad de nuestro amor para con el Señor, deseamos proseguir una vida que espera la venida del Señor. En tal vida, amando y aguardando al Señor, también esperamos, conforme a lo que está revelado y profetizado en la Biblia, ser arrebatados por el Señor para reunirnos alegremente con El.
Conforme a la Biblia, el arrebatamiento de los creyentes se divide en dos categorías según la diferencia que hay en su vivir y obrar individuales ante el Señor después de su salvación. La primera categoría es el arrebatamiento de los creyentes vencedores y la segunda es el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes.
1) “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt. 24:21).
El Señor Jesús profetizó aquí, que al fin del siglo, sobre la gente en el mundo vendrá gran tribulación, la cual no tendrá igual ni antes ni después de su tiempo.
2) “...y venga de repente sobre vosotros aquel día como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra” (Lc. 21:34-35).
La expresión aquel día se refiere al día antes mencionado, el día de la venida de la gran tribulación, la cual no tendrá igual ni antes ni después de su tiempo. Al fin de este siglo, el día de la gran tribulación vendrá de repente como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
3) “La hora de la prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).
Este versículo nos dice que la gran tribulación, la cual ha de venir, es para probar a los que moran sobre toda la tierra.
4) “Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Ts. 5:3).
La venida de la gran tribulación mencionada anteriormente vendrá de repente sobre los hombres cuando digan, “paz y seguridad”, es decir, cuando busquen paz y seguridad. Vendrá sobre ellos como los dolores a la mujer encinta, y de ningún modo escaparán.
Según lo revelado en las Escrituras anteriores, los creyentes que viven en este siglo corrupto y obscuro, el cual será acosado con calamidades, claramente necesitan ser arrebatados para que sean librados de este mundo malvado y estén con el Señor, a quien ellos anhelan.
1) “Velad, pues, en todo tiempo rogando para que logréis [o, seáis tenidos por dignos de] escapar de todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:36).
La expresión estar de pie en este versículo está en la voz pasiva; por lo tanto, tiene el sentido de que alguien sea puesto en cierto lugar, refiriéndose al ser arrebatados a la presencia de Cristo. En esta palabra el Señor prometió que si somos vigilantes y oramos para que logremos [o, seamos tenidos por dignos de] escapar de todas las tribulaciones venideras, seremos puestos en Su presencia, es decir, arrebatados a Su presencia.
2) “Por cuanto has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).
En esta palabra el Señor nos prometió que si guardamos la palabra de Su perseverancia, El nos guardará de la hora en la cual toda la tierra habitada será probada, es decir, El nos sacará de la hora en la cual toda la tierra habitada sufrirá la gran tribulación.
1) “Así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; la una será tomada, y la otra será dejada” (Mt. 24:39-41).
Esta es la profecía del Señor, que en Su venida, algunos creyentes serán arrebatados y otros serán dejados. Indudablemente, los arrebatados son los creyentes mencionados anteriormente, los que vencen, o sea, los que son tenidos por dignos de escapar; los dejados son los creyentes que son derrotados y que quedan.
2) “Y ella [la mujer] dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono” (Ap. 12:5).
La mujer se refiere a la totalidad del pueblo escogido por Dios por todas las generaciones. El hijo varón se refiere a los vencedores entre el pueblo escogido por Dios, el cual regirá a todas las naciones. Antes del fin de este siglo, los vencedores entre el pueblo escogido por Dios serán arrebatados para Dios y para Su trono en los cielos.
3) “...el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion [en los cielos], y con El ciento cuarenta y cuatro mil ... Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero” (Ap. 14:1-4).
Esta palabra de profecía nos revela que antes del fin de este siglo, un grupo de vencedores, simbolizados por los ciento cuarenta y cuatro mil, será arrebatado para estar en pie con el Cordero-Cristo sobre el monte de Sion en los cielos. Ellos son los redimidos de entre los hombres, los que siguen absolutamente al Cordero y los que han llegado a ser primicias para Dios y para el Cordero.
1) “Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).
La hora de la prueba para todos los que moran sobre la tierra es el tiempo de la gran tribulación. Aquí, el Señor promete a los santos vencedores que El los guardará de la hora de la prueba; es decir, El se los llevará de la tierra, la cual estará en prueba, a los cielos antes de la gran tribulación.
2) “...un hijo varón ... fue arrebatado a Dios y a Su trono. Y la mujer huyó al desierto ... para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”, es decir, “un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Ap. 12:5-6, 14).
Los mil doscientos sesenta días, o los tres años y medio, es el tiempo durante el cual la gente de la tierra será probada por la gran tribulación. Antes de los tres años y medio, el hijo varón, los santos vencedores, serán arrebatados para Dios y para Su trono en los cielos.
1) “Arrebatado a Dios y a Su trono” (Ap. 12:5); “Sobre el monte de Sion [en los cielos]” (14:1).
Estos dos versículos nos muestran que los santos vencedores que son arrebatados antes de la gran tribulación son llevados al monte de Sion en los cielos, donde está Dios y Su trono.
1) “Velad, pues, en todo tiempo rogando” (Lc. 21:36); “Velad ... estad preparados...” (Mt. 24:42-44); “...aguardan a ... su señor ... para que cuando llegue...” (Lc. 12:36).
Los puntos mencionados en estos versículos —velar, orar en todo tiempo, estar preparados y aguardar el regreso del Señor— son las condiciones para que seamos arrebatados como los vencedores de entre los creyentes.
2) “...los que aman Su manifestación [la del Señor]” (2 Ti. 4:8); “Has guardado la palabra de Mi perseverancia [la del Señor]” (Ap. 3:10); “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin [las obras que el Señor realizó y realizará]” (2:26).
Los puntos mencionados en estos versículos —amar la venida del Señor, guardar la palabra de Su perseverancia, así como vencer y guardar las obras que el Señor realizó y realizará, es decir, guardar todo lo que el Señor realizó por nosotros— son también condiciones para que seamos arrebatados como los vencedores de entre los creyentes.
1) El hecho: “Y el que estaba sentado [el Cristo venidero] sobre la nube metió Su hoz en la tierra [es decir, mandó Sus ángeles], y la tierra [los creyentes] fue segada [fueron arrebatados]” (Ap. 14:16)
Este versículo habla del arrebatamiento de la mayoría de los creyentes, el cual es aparte del arrebatamiento de los creyentes vencedores.
2) Las personas: los santos resucitados y los creyentes “los que vivimos, los que hayamos quedado” (1 Ts. 4:16-17).
Estos versículos indican que la mayoría de los creyentes que serán arrebatados son los santos muertos, quienes serán resucitados, y los creyentes que viven y hayan quedado después del arrebatamiento de los creyentes vencedores.
3) La hora: “...la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión [el ser arrebatados] con El ... el día ... no vendrá sin que ... se manifieste el hombre de iniquidad [anticristo]” (2 Ts. 2:1-3); ldquo;...a la final trompeta” (1 Co. 15:52).
Estos dos pasajes nos dicen que la hora del arrebatamiento de los creyentes será después de la revelación del anticristo, al fin de la gran tribulación, cuando el ángel toque la última trompeta y el Señor venga para recibir Su reino (Ap 11:15; 1 Ts. 4:16).
4) El lugar: “...en las nubes ... en el aire” (1 Ts. 4:17).
La mayoría de los creyentes serán arrebatados al aire, no como los creyentes vencedores que serán arrebatados al trono de Dios en los cielos.
5) La condición: “la mies [los creyentes] ... está madura” (Ap. 14:15)
La condición para el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes es la madurez en vida. Así como la mies inmadura no puede ser cosechada, un creyente inmaduro no puede ser arrebatado.