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Mensajes del libro «Reino, El»
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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

LA TRANSFERENCIA DE LA REALIDAD DEL REINO A SU MANIFESTACIÓN

  Lectura bíblica: Mt. 24:30; 13:39b-43; Ap. 14:1-5, 14-16; 3:10; 12:5-6; Éx. 23:19a; Lv. 23:22

  Cuando el Señor Jesús regrese, pedirá cuentas a todos Sus esclavos. Los que hayan sido fieles serán elogiados y recompensados, pero los que no le fueron fieles sufrirán pérdida y serán castigados. Lo recibido de parte del Señor por los que le fueron infieles, les será quitado y dado a otros. Si no somos fieles al Señor hoy, cuando Él nos pida cuentas a Su regreso, perderemos el don que hayamos recibido de Él y no podremos participar de la fiesta de bodas ni del gozo de reinar con el Señor como co-reyes por mil años. Además, sufriremos cierta disciplina, cierto castigo. Todo esto es según la Palabra pura del Señor revelada en las Escrituras. Todos tenemos que recibir esta advertencia clara y seria a fin de ser fieles al Cristo que mora en nosotros. Si abusamos de Su gracia hoy en día, sufriremos a Su regreso.

  Ya dijimos que el reino tiene tres aspectos: la realidad, la apariencia y la manifestación. Ahora tenemos que ver que la manifestación del reino es simplemente la transferencia de la realidad del reino. En la próxima era, la realidad del reino se convertirá en la manifestación del reino.

  ¿Qué sucederá con la apariencia del reino? Cuando la realidad del reino sea transferida a la manifestación del reino, la apariencia del reino será quemada y eliminada. Durante la era presente, la realidad del reino y la apariencia del reino progresan simultáneamente. Pero cuando el Señor Jesús regrese, Sus ángeles atarán en manojos toda la cizaña y la echarán al fuego (Mt. 13:41-42). La cizaña habrá causado gran daño al reino del Señor, por lo que Él estará muy enojado e indignado con ellos. Por tanto, a Su regreso Él primero se encargará de la apariencia del reino atándola y poniéndola en el fuego. Luego Él hará la transferencia de la realidad del reino a la era siguiente a fin de que se convierta en la manifestación del reino.

  Ahora debemos ver cómo el Señor realizará tal transferencia. Si se fijan nuevamente en el diagrama de las páginas 360-361, donde se muestra la diferencia entre el reino de los cielos y el reino de Dios, podrán ver que el reino de Dios está compuesto de seis secciones. Aquí abordamos solamente la cuarta y la quinta secciones. En la sección más interna del cuarto círculo podemos ver la realidad del reino de los cielos. Este círculo está encerrado dentro de otro círculo de mayor dimensión, que representa la apariencia del reino de los cielos. Cuando el Señor Jesús regrese, Él atará la apariencia del reino de los cielos y la arrojará al fuego. Esto pondrá fin a la apariencia del reino. Mientras se le pone fin a la cuarta sección, que corresponde a la apariencia del reino de los cielos, la realidad del reino será transferida a la sección siguiente: el milenio. Después de haber sido transferida allí, la realidad del reino se convertirá en la manifestación del reino.

CRISTIANOS VERDADEROS Y CRISTIANOS FALSOS

  La transferencia de la realidad del reino a la manifestación del reino será lograda mediante el arrebatamiento de los santos. La mayoría de los cristianos sabe que al final de esta era el Señor Jesús regresará, y los creyentes serán arrebatados. Cuando se complete esta era, habrá dos clases de cristianos: los verdaderos, los que han sido regenerados, y los falsos, que son la cizaña. Los cristianos falsos son los cristianos nominales, aquellos que sólo son cristianos en nombre; y podrían ser llamados los “creyentes” incrédulos. Ellos no solamente han causado gran perjuicio al reino del Señor, sino que además se han convertido en un insulto y una blasfemia contra el propio Señor. Estos cristianos falsos conforman la apariencia del reino que será quemada por completo cuando el Señor regrese.

CRISTIANOS VENCEDORES Y CRISTIANOS DERROTADOS

  Entre los cristianos verdaderos y genuinos hay una clasificación adicional. Algunos de ellos serán los cristianos vencedores, mientras que otros serán los cristianos derrotados. Estos son cristianos verdaderos, pero han sido derrotados. Si bien son verdaderos cristianos, su vida cristiana es un fracaso. Sin embargo, esta clase de fracaso no implica que ellos no sean verdaderos cristianos, pues ciertamente lo son. Por tanto, cuando el Señor regrese, nosotros podemos ser o cristianos vencedores o cristianos derrotados.

  Todos los cristianos vencedores estánen la realidad del reino y son dicha realidad. Aunque los cristianos derrotados conforman la iglesia, ellos son los llamados, más no son los escogidos. Recuerden lo dicho por el Señor en Mateo 22:14: “Muchos son llamados, y pocos escogidos”. Todos los que conforman la iglesia han sido llamados, pero únicamente quienes viven en la realidad del reino serán los escogidos. Cuando el Señor Jesús regrese, habrá estas tres clases de cristianos: los cristianos falsos, los cristianos verdaderos que son vencedores y los cristianos verdaderos que han sido derrotados. Quiera el Señor tener misericordia de nosotros para que no seamos cristianos falsos ni tampoco cristianos derrotados, sino los cristianos vencedores.

  Cuando el Señor Jesús regrese, todos los cristianos verdaderos, tanto los vencedores como los derrotados, serán reunidos con el Señor. El Señor tiene la manera de reunirlos a todos ellos o, como se nos dice en la parábola, sabrá cómo cosechar Su mies. Cosechar o recoger el trigo implica arrancarlo del campo. El Señor Jesús nos arrancará del campo que es el mundo. Esto quiere decir que todos los que sean cristianos verdaderos serán arrancados o arrebatados de la tierra.

  Mateo 13:30 nos dice: “Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. En este versículo el Señor dice que Él llevará el trigo al granero. ¿Qué es el granero y dónde está? El Señor Jesús fue verdaderamente sabio al valerse de algo tan sencillo como la agricultura a manera de ilustración del misterio del reino. Todos sabemos que el agricultor no vive en el granero, sino en la casa. El granero no se encuentra en el campo ni en la casa del agricultor, sino a mitad del camino que va del campo a su casa. Puede ser que esté cerca de la casa, mas no es la casa. En esta parábola el mundo está representado por el campo, y el tercer cielo está representado por la casa del agricultor. La casa del Señor Jesús está en el tercer cielo. ¿Qué hay entonces entre los cielos y el mundo? El aire está en medio de ellos. En 1 Tesalonicenses 4:17 se nos dice que los que vivimos y hayamos quedado serán arrebatados en las nubes para ir al encuentro del Señor en el aire. No se nos dice que ellos se encontrarán con el Señor en la tierra ni tampoco en los cielos, sino en el aire. El aire aquí corresponde al granero mencionado en Mateo 13. Cuando abordamos estos asuntos, debemos ejercitar nuestro discernimiento y estar alertas. No debemos ser descuidados y pensar que ir al tercer cielo es lo mismo que ser llevado al aire. Hay una gran diferencia entre estos dos, tal como hay una gran diferencia entre el granero y la casa del agricultor. Es probable que el granero esté cerca de la casa, pero se encuentra en algún lugar a medio camino entre el campo y la casa del agricultor.

  Un día el Señor Jesús vendrá a los aires sentado sobre una nube. Ciertamente en el tercer cielo, donde Dios mora, no hay nubes; pero en el aire que rodea la tierra hay muchas nubes. “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete Tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura” (Ap. 14:14-15). ¿Quién está sentado en la nube? ¡Ciertamente es el propio Señor Jesús! ¿Y qué es la hoz? La hoz se refiere a los ángeles. El Señor Jesús enviará Sus ángeles a atar la cizaña y arrojarla al fuego, así como a reunir todo el trigo en el granero. Mateo 13 nos dice que el trigo será recolectado en el granero, y 1 Tesalonicenses 4:17 nos dice que todos nos encontraremos con el Señor en el aire.

LAS PRIMICIAS

  Antes que la cosecha sea recogida en Apocalipsis 14:14, ya habrá ocurrido una primera siega. Apocalipsis 14:1 dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de Él y el de Su Padre escrito en la frente”. Según Apocalipsis 14:4, éstos son primicias para Dios y para el Cordero. Las primicias no están en el aire, sino sobre el trono, en el monte de Sión. Esto se refiere al monte de Sión en los cielos donde Dios mora. Por tanto, las primicias no fueron llevadas al aire, que es el granero, sino directamente a la casa del Padre en el tercer cielo. La cosecha, sin embargo, será llevada al granero, al aire.

EL HIJO VARÓN

  Apocalipsis 12:5 dice: “Ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono”. El hijo varón, quien representa a los vencedores, no será arrebatado al aire, sino al trono de Dios que está en el tercer cielo. La cosecha será llevada al aire, que corresponde al granero, pero las primicias irán al monte de Sión, al trono de Dios, que corresponde a la casa del agricultor. El hijo varón también será arrebatado al trono.

EL TIPO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

  El Antiguo Testamento presenta un tipo muy claro de este principio en Éxodo 23:19. Allí se dice que las primicias de la tierra debían ser llevadas a la casa de Jehová nuestro Dios. Las primicias no van al granero, sino directamente a la casa de Dios. Esto da a entender que las primicias son para la satisfacción del Padre. Esto nos permite ver que el arrebatamiento de los cristianos no será un evento que ocurrirá únicamente una vez; primero ocurrirá el arrebatamiento de las primicias y después ocurrirá el arrebatamiento de la cosecha. Las primicias serán arrebatadas al tercer cielo, pero la cosecha será arrebatada al aire.

EL TIEMPO DEL ARREBATAMIENTO DEL HIJO VARÓN

  Según Apocalipsis 12:5-6, después del arrebatamiento del hijo varón, esto es, después que los vencedores hayan sido llevados al tercer cielo, todavía transcurrirán mil doscientos sesenta días más, o sea, tres años y medio. La mayoría de estudiosos de la Biblia entienden que esos tres años y medio serán la segunda mitad de la última semana mencionada en Daniel 9. Al final de Daniel 9 hay setenta semanas. Primero hay siete semanas más sesenta y dos semanas, las cuales hacen un total de sesenta y nueve semanas. Finalmente hay una última semana. Aquí una semana denota siete años. Este periodo de siete años está dividido en dos partes. La primera parte consta de tres años y medio, y la segunda de otros tres años y medio. Éstos son los tres años y medio mencionados tanto en Daniel como en Apocalipsis. A veces es mencionado mediante la expresión: un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo (Dn. 12:7). Esto significa un año, dos años y medio año, o sea, un total de tres años y medio. Otras veces es designado en forma de cuarenta y dos meses o mil doscientos sesenta días (Ap. 11:2-3; 12:6; 13:5). Los tres años y medio, los cuarenta y dos meses o los mil doscientos sesenta días se refieren todos al mismo periodo de tiempo.

  El hijo varón será arrebatado en la mitad de la última semana, lo cual significa que después de su arrebatamiento transcurrirán otros tres años y medio. Esto indica que habrá más de un arrebatamiento de los santos del mismo modo que hay más de una siega en la cosecha. Primero ocurrirá la siega de las primicias, y después la siega de la cosecha en general. Ciertamente la siega de las primicias ocurrirá más temprano, y la siega de la cosecha en general ocurrirá después.

  De acuerdo con Levítico 23:22, hay incluso una cosecha adicional. Después de haber segado las primicias y haber recogido la cosecha en general, algunos granos todavía no estarán maduros. Estos granos que están en las esquinas del campo requieren de más tiempo para madurar bajo el sol abrasador. En Levítico 23 a estos granos que maduran tarde se les llama el sobrante o la rebusca.

  En principio, la cosecha que Dios efectuará también tendrá tres etapas. Algunos serán cosechados en calidad de primicias, la mayoría será recogida como la cosecha general y unos cuantos serán dejados en el mundo como la rebusca que quedó en las esquinas del campo, los cuales serán cosechados al final de la tribulación. Este es un asunto muy serio. En el campo de trigo, los granos que maduran primero son aquellos que están cerca del centro del campo, mientras que los granos que se hallan en los bordes madurarán al final. Ellos tienen que ser dejados por un tiempo más prolongado en el campo para ser depurados y abrasados por el sol resplandeciente. Entonces ellos también madurarán y estarán listos para la siega. Si deseamos madurar temprano, tenemos que estar en el centro de la vida de iglesia. No se queden en la periferia de la vida de iglesia; pues si lo hacen, es probable que sean dejados en el campo para que puedan madurar.

LA NECESIDAD DE MADURAR

  Nosotros somos la labranza de Dios (1 Co. 3:9), y como tal, nuestra cosecha constará al menos de tres etapas diferentes. Aquellos que maduren temprano serán cosechados primero por el Señor y serán los vencedores, quienes constituyen las primicias. Éstos serán llevados por el Señor directamente al trono de Dios en el tercer cielo para satisfacer a Dios mismo. La mayoría será dejada en el campo por otro periodo de tiempo a fin de madurar antes de ser cosechados. Unos cuantos, los cuales están en los bordes de la vida de iglesia, en los rincones del campo, serán dejados hasta el final. El tipo correspondiente a esta clase de cosecha está en Éxodo 23 y Levítico 23; su cumplimiento parcial se halla relatado en Mateo 13, y su cumplimiento en plenitud se relata en Apocalipsis 14. Allí vemos tanto las primicias como la cosecha. Según la descripción hecha en Apocalipsis 14, las primicias son los santos que están saturados del Señor Jesús. Ellos son aquellos cuyo ser ha sido completamente ocupado por Cristo y quienes han sido plenamente conquistados por Cristo hasta llegar a la madurez. El corazón me duele al ver a muchos de los hijos del Señor que parecen ser en cierta manera ignorantes, descuidados y parecen estar embotados con respecto a la necesidad de madurar. ¡Cuánta seriedad reviste el hecho de que somos la labranza de Dios! ¡Somos el cultivo de Dios! Sin duda alguna, somos el trigo, pero ¿cuán maduros estamos? ¿Seremos las primicias, la cosecha o la rebusca? Les ruego que tomen muy en serio estas palabras y traigan este asunto delante del Señor. Por medio de la siega del cultivo de Dios, también llamada el arrebatamiento, el Señor Jesús efectuará la transferencia de la realidad del reino a la manifestación del reino. Mateo 13:43 nos dice: “Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”. Aquí, los justos son los vencedores. Los que viven en la realidad del reino de los cielos hoy, serán arrebatados y transferidos al reino del Padre para llegar a ser aquellos que resplandezcan allí.

LOS PRINCIPIOS NOS SIRVEN DE ADVERTENCIA

  No vayan a caer en la tentación de ser curiosos con respecto a los muchos detalles que rodean estos asuntos. Lo que el Señor nos revela es un principio, y este principio nos dice que es necesario que la labranza del Señor, Su trigo, madure. Aquellos que maduren serán llevados primero. Después de las primicias vendrá la cosecha. No es necesario averiguar el tiempo en que las primicias serán arrebatadas, ni el tiempo en que la mies será recogida. No traten de entender la Biblia de este modo. El Señor no nos revela los detalles, sino los principios. Los detalles requerirían decenas de miles de páginas para ser descritos, pero no tenemos necesidad de ellos. Sin embargo, sí debemos asimilar la ayuda que nos proveen estos principios. Así que, desechen su curiosidad natural y asimilen los principios a manera de advertencia. Todos tenemos que recibir esta advertencia y ver nuestra necesidad de madurar. Todos tenemos que orar: “Señor, ten misericordia de mí, que pueda formar parte de las primicias y llegue a ser un vencedor”.

  Oren pidiendo ser las vírgenes prudentes. Oren pidiendo que el Señor los salve de ser vírgenes insensatas. No traten de captar los detalles, sino más bien capten algunas palabras del Señor que sean vivificantes, reveladoras, motivadoras y alentadoras. De otro modo, tal vez logren entender claramente algunos detalles, pero perderán la oportunidad de participar en el arrebatamiento. Es posible que pierdan la oportunidad de llegar a ser vencedores aun cuando estén claros con respecto a algunos hechos o eventos. Entiendan el principio a fin de recibir la advertencia. No caigan en la trampa que representa el deseo de adquirir conocimiento con respecto a los detalles. Necesitamos ver cuál es el propósito y la intención de Dios, y necesitamos ver en qué consiste nuestra responsabilidad para cooperar con Él. Es necesario que disfrutemos de Cristo, participemos de Él y le tomemos hasta que maduremos. A la postre, Él será expresado como nuestro vestido de bodas, y seremos aptos para reinar como reyes juntamente con Él. No tomen estos puntos con el fin de sistematizar la Biblia. Quiera el Señor preservarnos a tal grado que lo único que nos importe sea simplemente la revelación pura y verdadera de los principios que nos sirven de advertencia.

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