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Capítulos de libros «Apocalipsis»
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  • Una caña, como se menciona en Ap. 21:15 y Ez. 40:3; 42:16-19, se usa para medir y tiene como fin tomar posesión, mientras que una vara implica castigo (Pr. 10:13; Is. 10:5; 11:4). Por consiguiente, la expresión una caña semejante a una vara denota la idea de medir con castigo a fin de tomar posesión.

  • Es decir, santifica, resguarda y posee (Nm. 35:2, 5; Ez. 45:1-3; 42:15, 20; 48:8, 12, 15). Medir el templo de Dios y el altar del incienso en los cielos indica que durante la gran tribulación los cielos serán resguardados de sufrir daño, porque en esos tres años y medio Satanás será arrojado del cielo a la tierra.

  • La palabra griega se refiere al templo interior.

  • Aquí el altar es el altar de oro del incienso, pues está en el templo; no se refiere al altar de bronce de los sacrificios, ubicado en el atrio que está fuera del templo (v. 2).

  • El atrio está en la tierra. El templo terrenal y la Jerusalén terrenal serán entregados al anticristo y a los gentiles para que los pisoteen.

  • Véase la nota 1.

  • La ciudad santa aquí mencionada es la Jerusalén terrenal (Is. 52:1; Mt. 27:53).

  • Al final de esta era el anticristo hará un pacto firme con los judíos por una semana (siete años), la cual será la última semana de las setenta que Dios asignó a la nación judía en Dn. 9:24-27. A la mitad de la última semana (es decir, después de la primera mitad de los siete años) el anticristo quebrantará el pacto y pondrá fin a la adoración a Dios (Dn. 9:27), después de lo cual blasfemará contra Dios y perseguirá al pueblo de Dios por tres años y medio (Ap. 13:5-7; Dn. 7:25; 12:7), los cuales constituyen los cuarenta y dos meses mencionados aquí y la segunda mitad de la última semana mencionada en Dn. 9:27, durante la cual el anticristo también destruirá la ciudad santa, Jerusalén. Según Mt. 24:15, 21, estos últimos tres años y medio deben de ser el período de la gran tribulación, la cual viene como prueba sobre los moradores de la tierra (Ap. 3:10).

  • O, causaré.

  • El testimonio de dos testigos es válido (Dt. 17:6; 19:15; Mt. 18:16). Aquí los dos testigos son Moisés y Elías. Lo que ellos hacen en los vs. 5-6 es lo mismo que hicieron Moisés y Elías (Éx. 7:17, 19; 9:14; 11:1; 2 R. 1:10-12; 1 R. 17:1). Moisés y Elías se aparecieron ante el Señor en el monte de la Transfiguración (Mt. 17:1-3), Moisés, representando a la ley, y Elías, representando a los profetas (Lc. 16:16), testificaron por Dios. La misión de Elías fue predicha (Mal. 4:5; Mt. 17:11). Ellos son los dos olivos, los dos hijos de aceite, mencionados en Zac. 4:3, 11-14 (véase la nota Mt. 25:92a).

  • Éstos son los cuarenta y dos meses mencionados en el v. 2, el período en el cual el anticristo blasfemará contra Dios (Ap. 13:5-6) y perseguirá a Su pueblo (Ap. 12:6, 14). Bajo el poder maligno y la persecución del anticristo, los dos testigos profetizarán, hablarán por Dios, y darán testimonio en contra de las maldades del anticristo.

  • El cilicio es un símbolo de luto (2 S. 3:31). Los dos testigos usarán vestidos de luto como advertencia para los moradores de la tierra, exhortándoles a no adorar al anticristo para que sean librados del juicio de Dios.

  • Los olivos producen aceite para las lámparas. El aceite simboliza al Espíritu Santo. En Zac. 4:14 estos dos testigos son llamados “los dos hijos de aceite”, lo cual indica que están llenos del Espíritu Santo.

  • Los candeleros producen luz en virtud del aceite de los olivos. En la era de la iglesia, las iglesias son los candeleros que irradian el testimonio de Dios (1:20), mientras que en los últimos tres años y medio de esta era los dos testigos serán los candeleros que difundirán el testimonio de Dios.

  • Durante la gran tribulación los dos testigos darán un adecuado testimonio a favor de Dios (v. 4) y en contra del anticristo.

  • Aquí la bestia es el anticristo, quien subirá del abismo (Ap. 17:8) y del mar (Ap. 13:1) y quien hará guerra contra los dos testigos y contra los santos (Ap. 13:7).

  • La gran ciudad es la ciudad santa mencionada en el v. 2, la Jerusalén terrenal.

  • Después de la restauración de la nación de Israel en 1948, los judíos que regresaron a la tierra de sus padres seguían siendo incrédulos. Israel será tan pecaminoso como Sodoma (cfr. Is. 1:9-10; 3:9; Jer. 23:14) y tan mundano como Egipto (cfr. Ez. 23:3, 8, 19, 27) hasta el regreso de Cristo, su Mesías, cuando todo Israel será salvo (Ro. 11:26).

  • Los tres días y medio deben de estar incluidos en los mil doscientos sesenta días en los cuales los dos testigos profetizarán y darán testimonio por el Señor; de otro modo, esos días se extenderían más allá de la gran tribulación.

  • O, Espíritu de vida.

  • Esto indica que resucitaron. Su resurrección es distinta de la predicha en 1 Ts. 4:16.

  • Esto indica que ellos fueron arrebatados. Su muerte, su resurrección y su arrebatamiento forman parte de su testimonio, y todo eso debe de haber ocurrido en los mil doscientos sesenta días de su ministerio. Así que, han de haber sido arrebatados en el último día de su ministerio, el cual también es el último día de la gran tribulación. Sucederá el mismo día del arrebatamiento predicho en 1 Ts. 4:17, y quizá ocurra al mismo tiempo o después.

  • Esta ciudad es la gran ciudad mencionada en el v. 8, Jerusalén. Una décima parte de la ciudad de Jerusalén se derrumbó debido al terremoto mencionado en este versículo. En el último terremoto, la ciudad quedará dividida en tres partes, como lo menciona Ap. 16:19.

  • Lit., nombres de hombres; denota personas de renombre.

  • El tercer ay forma parte del contenido negativo de la séptima trompeta (véase la nota Ap. 11:151a), la cual consta de las siete copas de la ira de Dios (cap. 16). Puesto que la séptima trompeta es tocada después de la visión acerca de la destrucción de Jerusalén durante los últimos tres años y medio (v. 2), y puesto que las siete copas son las últimas plagas de la consumación de la ira de Dios (Ap. 15:1; 16:1), el ay de la séptima trompeta debe de marcar el final de la gran tribulación (Mt. 24:21). Véase la nota Ap. 9:121a y la nota Ap. 11:24d.

  • La séptima y última trompeta (1 Co. 15:52), tiene dos aspectos, uno negativo y otro positivo.

    El aspecto negativo incluye
    1) las últimas plagas, las plagas de las siete copas en las cuales se consuma la ira de Dios (Ap. 15:1; 16:1-21) como el último ay para los moradores de la tierra (Ap. 8:13; 9:12; 11:14), véase el v. 18
    2) la destrucción de los que destruyen la tierra, inmediatamente después del regreso del Señor a la tierra (Ap. 17:14; 18:1-2; 19:19-21; 20:1-3), véase el v. 18.

    El aspecto positivo incluye
    1) la venida del reino eterno de Cristo, el cual es el reino en su manifestación, véanse los vs. 15, 17
    2) el juicio de los muertos (véase la nota Ap. 11:182c) antes de la resurrección de los santos, véase el v. 18
    3) la entrega del galardón, en el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10), a los profetas y a los santos después de la resurrección y el arrebatamiento de los santos (1 Co. 15:23, 52; 1 Ts. 4:16-17), y la entrega del galardón, en el trono de la gloria de Dios (Mt. 25:31-34), a los que temen el nombre de Dios (Ap. 14:6-7), véase el v. 18.

    Por lo tanto, la séptima trompeta comprende todo lo acontecido desde el final de la gran tribulación hasta la eternidad futura, a saber: las plagas finales, es decir, las siete copas (cap. 16); la resurrección y el arrebatamiento de los santos (incluyendo los dos testigos); la recompensa de los santos; las bodas del Cordero (Ap. 19:7-9); el regreso de Cristo a la tierra; la destrucción del anticristo, del falso profeta, de sus seguidores, de la Babilonia material y de Satanás (Ap. 18:1-24; 19:1-4, 19:11-21; 20:1-3); el reinado en el milenio (Ap. 20:4-6); el juicio final sobre la tierra y sobre Satanás (Ap. 20:7-10); el juicio final de los muertos (Ap. 20:11-15); y la máxima consumación en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén por la eternidad (Ap. 21:1-27; 22:1-5).

  • Al sonar la séptima trompeta, no solamente se terminará la gran tribulación, sino que también concluirá esta era, el misterio de Dios será consumado (Ap. 10:7) y comenzará otra era, la del reino, el milenio.

  • El reino del mundo llega a ser el reino de Cristo cuando Él regrese después de ejecutar Su juicio sobre las naciones (Dn. 7:13-14; 2:44-45).

  • Aquí el reinado del Señor por los siglos de los siglos es Su reinado en el milenio, en el cielo nuevo y en la tierra nueva por la eternidad (Ap. 22:5). Esto indica que la séptima trompeta abarca el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén.

  • Esta ira se refiere a la ira contenida en las siete copas del cap. 16, las cuales forman parte del contenido negativo de la séptima trompeta.

  • Puesto que el tiempo de juzgar a los muertos se menciona antes de dar el galardón a Tus esclavos… lo primero no debe de referirse al juicio de los muertos ante el gran trono blanco que ocurrirá después del milenio (Ap. 20:11-15). Más bien, se refiere al hecho de que al final de esta era, antes del milenio, según Jn. 5:27-29, los muertos serán juzgados para determinar quiénes tendrán parte en la resurrección para vida, antes del milenio (1 Co. 15:23; Ap. 20:4-6), y quiénes resucitarán para condenación, después del milenio (20:11-12).

  • El galardón será dado por el Señor a Sus fieles cuando Él regrese (Ap. 22:12; Mt. 16:27). Después de la resurrección y el arrebatamiento de los santos (1 Co. 15:23, 52; 1 Ts. 4:16-17), Cristo en Su tribunal juzgará a los profetas y a los santos (2 Co. 5:10) para determinar quiénes de entre los salvos son dignos de recibir un galardón y quiénes necesitan recibir más disciplina.

  • Los que temen el nombre de Dios son las “ovejas” mencionadas en Mt. 25:33-40. Ellos serán los que presten atención al evangelio eterno, temiendo a Dios y adorándole, sin adorar al anticristo ni a su imagen (Ap. 14:6-7). Durante la gran tribulación ellos cuidarán al pueblo del Señor, Sus hermanos pequeños (los creyentes que sufren persecución y los judíos que temen a Dios, quienes estarán en gran necesidad). Por consiguiente, serán trasladados al reino milenario y allí serán las naciones que poblarán la tierra (Ap. 2:26; 12:5).

  • Los que destruyen la tierra son Babilonia la Grande (Ap. 18:2-3), el anticristo (Ap. 13:3), el falso profeta (Ap. 13:14), Satanás (Ap. 20:7-10) y los que los siguen (Ap. 17:12-14; 19:19; 20:8-9). Todos ellos serán destruidos en el período de la séptima trompeta.

  • La palabra griega se refiere al templo interior. Este versículo es seguido por 15:5. Por un lado, el trono con el arco iris (Ap. 4:2-3) es el centro de todos los juicios ejecutados sobre la tierra en los caps. 6—11, mientras que, por otro, el templo con el Arca es el centro de todos los logros de Dios en el universo alcanzados en los caps. 12—22.

  • En este libro se predicen cuatro terremotos. El primero, en Ap. 6:12, ocurre en el tiempo del sexto sello; el segundo, en Ap. 8:5, antes de las siete trompetas; el tercero, en Ap. 11:13, al momento del arrebatamiento de los dos testigos, lo cual debe de acontecer en el día que se toque la séptima trompeta, antes que sea derramado el contenido de las siete copas; y el cuarto, en este versículo, todavía en el período de la séptima trompeta, es decir, en Ap. 16:17-20, en el tiempo de la séptima copa, la cual constituye la calamidad más severa del contenido negativo de la séptima trompeta.

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