Aquí las copas indican que aunque las siete plagas postreras, las plagas de las siete copas, son la ira final de Dios, Su ira es limitada; de otro modo, toda la tierra y sus habitantes serían destruidos. Para el cumplimiento de Su propósito eterno, Dios en Su juicio sobre la tierra todavía le pone un límite a Su ira final.