Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Nuevo Testamento
AT
-
Rápida transición a las notas a los libros del Antiguo Testamento
Cap.
-
Capítulos de libros «El Evangelio de Lucas»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24
Чтения
Marcadores
Mis lecturas
  • Indica continuación. En el capítulo anterior el Señor habló tres parábolas con respecto a la salvación de un pecador. En este capítulo añade otra parábola; ésta tiene que ver con el servicio del creyente. Después que el pecador se convierte en creyente, debe servir al Señor como un mayordomo prudente.

  • Muestra cómo los creyentes, salvos por el amor y la gracia del Dios Triuno, son los mayordomos del Señor (Lc. 12:42; 1 Co. 4:1-2; 1 P. 4:10), a quienes Él ha encomendado Sus posesiones.

  • Como un agricultor que cava en el campo.

  • Como un mendigo, que implora ayuda.

  • Significa ser recibidos en los tabernáculos eternos (v. 9).

  • Entre los hebreos una medida de líquidos que equivale a unos 35 litros.

  • Una medida de áridos de unos 10 ó 12 almudes.

  • No se elogia el acto injusto del mayordomo, sino su prudencia.

  • Los inconversos, los mundanos.

  • Los salvos, los creyentes (Jn. 12:36; 1 Ts. 5:5; Ef. 5:8).

  • Usar el dinero para ayudar a otros conforme a la dirección de Dios.

  • Lit., mammon; es decir, el dinero —el cual pertenece al mundo satánico— es injusto en posición y existencia. El mayordomo de la parábola fue prudente en su acto injusto. El Señor nos enseña a nosotros Sus creyentes a ser prudentes en el uso de las riquezas injustas.

  • Cuando el mundo satánico haya llegado a su fin, el dinero no tendrá utilidad alguna en el reino de Dios.

  • Es decir, las moradas eternas. Los creyentes prudentes serán recibidos en las moradas eternas por aquellos que participaron del beneficio de su prudencia. Esto se cumplirá en la era del reino venidero (cfr. Lc. 14:13-14; Mt. 10:42).

  • Lo muy poco se refiere a las riquezas, las posesiones de esta era; lo más se refiere a las posesiones ricas de la era venidera (cfr. Mt. 25:21, 23).

  • Se refiere a las verdaderas posesiones de la era del reino venidero (cfr. Mt. 24:47).

  • Dios en Su economía neotestamentaria no desea que los creyentes del Nuevo Testamento se preocupen por los bienes materiales. Aunque las cosas materiales de este mundo fueron creadas por Dios y le pertenecen (1 Cr. 29:14, 16), se corrompieron por la caída del hombre (Ro. 8:20-21) y fueron usurpadas por Satanás, el maligno (1 Jn. 5:19); por esto, pertenecen al hombre caído y son injustas (v. 9). Aunque Dios provee a los creyentes diariamente de lo necesario dándoles las cosas materiales de esta era (Mt. 6:31-33), y les encomienda como a mayordomos Suyos una porción de bienes materiales para el ejercicio y aprendizaje de ellos a fin de ponerlos a prueba en esta era, ninguno de estos bienes debe ser considerado de ellos hasta la restitución de todas las cosas en la era venidera (Hch. 3:21). Sólo entonces los creyentes heredarán el mundo (Ro. 4:13) y tendrán una posesión perdurable (He. 10:34) para sí. En esta era ellos deben ejercitarse en ser fieles con los bienes materiales temporales que Dios les ha dado, para que aprendan a ser fieles con su posesión eterna en la era venidera.

  • Algunos mss. dicen: nuestro.

  • Lit., servir como esclavo.

  • En el griego apegarse a uno significa unirse a uno estando en contra del otro. Esto indica que servir al Señor requiere que le amemos, dándole nuestro corazón, y que nos aferremos a Él, dándole todo nuestro ser. De este modo somos liberados de la ocupación y de la usurpación de las riquezas para que sirvamos al Señor completa y cabalmente. Aquí el Señor recalca que para servirle tenemos que vencer las riquezas de injusticia que nos seducen y engañan.

  • Véase la nota Mt. 6:243b.

  • Lit., hacían narices; una mueca de desprecio con la nariz.

  • La autojustificación de los fariseos era una orgullosa exaltación del yo; por esto, era una abominación ante Dios.

  • La frase la ley y los profetas se refiere al Antiguo Testamento.

  • Indica el cambio de dispensación, de la ley al evangelio. Véase la nota Mt. 11:131.

  • Véase la nota Lc. 4:432.

  • El Salvador predicó como evangelio el reino de Dios a los fariseos, los amadores del dinero (v. 14). El dinero y la lujuria sexual, incitada por el dinero, les impedían entrar en el reino de Dios. Por esto, la predicación del Salvador abordó deliberadamente y con firmeza estas dos cosas en los vs. 18-31.

  • Para forzar su entrada al reino de Dios, los fariseos necesitaban humillarse (cfr. v. 15) y divorciarse de su dinero (cfr. v. 14), y no de sus esposas (cfr. v. 18), es decir, debían vencer el dinero y la lujuria instigada por el dinero.

  • O, caiga.

  • La diminuta proyección semejante a un cuerno que distingue a varias letras hebreas.

  • Lit., despide.

  • Lo relatado aquí no es una parábola, porque se mencionan nombres propios tales como Abraham, Lázaro y el Hades, sino que es una historia que el Salvador usa para responder a los fariseos que amaban el dinero y que se justificaban a sí mismos (vs. 14-15); es una advertencia, pues revela que su futuro será miserable como el del hombre rico, como resultado de haber rechazado el evangelio del Salvador debido a su amor al dinero.

  • Una frase rabínica que equivale a estar con Abraham en el Paraíso. Véase la nota 2 Co. 12:41.

  • Véase la nota Mt. 11:231d.

  • Un abismo que divide al Hades en dos secciones: la sección agradable, donde están Abraham, Lázaro y todos los santos salvos (v. 22), y la sección del tormento, donde están el hombre rico y todos los pecadores que perecieron (vs. 23, 28). Las dos secciones están separadas y no tienen ningún puente que las comunique. Pero quienes están en una de las secciones pueden verse y aun conversar con los de la otra (vs. 23-25).

  • Se refiere a la ley de Moisés y a los libros de los profetas (cfr. v. 16), que son la palabra de Dios (Mt. 4:4). El oír la palabra de Dios determina la salvación o la perdición de uno. El pobre fue salvo no por ser pobre, sino por oír la palabra de Dios (Jn. 5:24; Ef. 1:13). El rico pereció no por ser rico, sino por rechazar la palabra de Dios (Hch. 13:46).

  • Si las personas no prestan atención a la palabra de Dios, no serán persuadidas ni siquiera por uno que resucite milagrosamente de entre los muertos. Aquí la palabra del Salvador implica que si los judíos, representados por los fariseos, no oían la palabra de Dios dada por Moisés y los profetas en el Antiguo Testamento, no serían persuadidos ni aunque Él se levantara de entre los muertos. Esta tragedia ocurrió después de la resurrección del Salvador (Mt. 28:11-15; Hch. 13:30-40, 44-45).

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración