Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de 3 Juan»
1 2
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 1

LA HOSPITALIDAD OFRECIDA A LOS OBREROS QUE VIAJAN

  Lectura bíblica: 3 Jn. 1:1-8

  El tema de la Epístola de 3 Juan es: Aliento a los que son colaboradores en la verdad. En este mensaje examinaremos 3 Juan 1-8. Los versículos del 1 al 4 constituyen la introducción, y los versículos del 5 al 8 hablan de la hospitalidad ofrecida a los obreros que viajan.

INTRODUCCIÓN

Amar con veracidad

  El comienzo de 3 Juan es similar al de 2 Juan. En el versículo 1 el apóstol Juan dice: “El anciano a Gayo, el amado, a quien amo con veracidad”. Al igual que Pedro, Juan era un anciano de la iglesia en Jerusalén antes de que la ciudad fuera destruida en el año 70 d. de C.. Según la historia, Juan, después de regresar de su exilio, permaneció en Éfeso para cuidar de las iglesias de Asia. Así que probablemente él también era un anciano de la iglesia en Éfeso, donde escribió esta epístola.

  La Epístola de 3 Juan está dirigida a “Gayo, el amado”. Éste no es el Gayo de Macedonia (Hch. 19:29), ni el Gayo de Derbe (20:4), ni tampoco el Gayo de Corinto (1 Co. 1:14; Ro. 16:23), sino otro personaje del mismo nombre (este nombre era muy común en aquellos tiempos). Según el contenido de la epístola, Gayo debe de haber sido un hermano sobresaliente en la iglesia.

  En el versículo 1 Juan dice que él ama a Gayo con veracidad. Aquí la palabra “veracidad” denota la realidad divina revelada —el Dios Triuno impartido al hombre en el Hijo, Jesucristo— que llega a ser la autenticidad y sinceridad del hombre, para que éste pueda llevar una vida que corresponda a la luz divina (Jn. 3:19-21) y adorar a Dios, como Él lo desea, conforme a lo que Él es (4:23-24). Ésta es la virtud de Dios (Ro. 3:7; 15:8) que llega a ser nuestra virtud, con la cual amamos a los creyentes. Con tal veracidad, el apóstol Juan, quien vivía en la realidad divina de la Trinidad, amaba a Gayo, el amado.

Prosperar en todas las cosas y en salud

  En el versículo 2 Juan dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Según el contexto de este versículo, “todas las cosas” se refieren a las cosas visibles y materiales. Probablemente la palabra deseo se usa como oración. Literalmente, la palabra griega traducida “prosperado” significa “irle bien, como en un viaje”, es decir, “lograr el fin deseado”; por tanto, “prosperar”. La palabra salud se refiere aquí a la salud física, al igual que en Lucas 5:31; 7:10; y 15:27.

  En el versículo 2 Juan habla de la prosperidad del alma. El hombre consta de tres partes: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23). El alma es el órgano que sirve de intermediario entre el cuerpo y el espíritu; el alma tiene conciencia de sí misma, lo cual hace posible que el hombre tenga personalidad; está contenida en el cuerpo y es el vaso que contiene al espíritu. En cuanto al creyente, Dios como Espíritu mora en su espíritu regenerado (Ro. 8:9, 16), y se extiende desde su espíritu y satura su alma, a fin de transformarla para que lo exprese a Él (12:2; 2 Co. 3:18). En esto consiste la prosperidad del alma del creyente. Cuando nuestra alma es ocupada y dirigida por el Espíritu de Dios mediante nuestro espíritu, de tal modo que dirige y pone nuestro cuerpo a disposición de Dios, nuestra alma prospera. El apóstol deseaba que el destinatario de su epístola, un amado hermano que sobresalía en la prosperidad de su alma, también prosperase en todas las cosas y en su salud física, así como su alma prosperaba en la vida divina.

  Es posible que nuestro cuerpo prospere en salud y que nuestro vivir prospere en muchas cosas materiales. Pero, además de ello, es necesario que nuestra alma prospere en la vida divina. ¿En qué consiste la prosperidad de nuestra alma? La prosperidad de nuestra alma consiste en que la vida divina se propague en ella. Mediante la regeneración, la vida divina fue impartida a nuestro espíritu. Ahora, es necesario que esta vida se extienda de nuestro espíritu a nuestra alma. Si esto sucede, nuestra alma prosperará, a medida que se propague en ella la vida divina. Espero que todos busquemos esto para que podamos experimentar adecuadamente la prosperidad de nuestra alma, a medida que se propague en ella la vida divina.

  Puesto que el amado hermano Gayo prosperaba en su alma, el apóstol Juan deseaba que además de prosperar en su alma, también prosperara en las cosas materiales y que tuviera salud. Este saludo es muy particular; de hecho, es único en toda la Biblia.

  El Nuevo Testamento es un libro que trata de la prosperidad espiritual, y no de la prosperidad en términos de las cosas materiales o de la salud física. Sin embargo, Juan, quien escribía acerca de asuntos divinos, deseaba que el destinatario de su carta prosperara en su salud física e incluso en las cosas materiales.

Andar en la verdad

  En el versículo 3 Juan dice además: “Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu firmeza en la verdad, de cómo andas en la verdad”. La verdad tocante a la persona de Cristo es el elemento básico y central del ministerio restaurador de Juan. Cuando él se enteró de que sus hijos andaban en la verdad (v. 4), se regocijó en gran manera. Andar en la verdad significa que el Dios Triuno llega a ser nuestro disfrute en realidad. Por lo tanto, nuestro andar diario consiste en andar en la verdad, la cual es la realidad del Dios Triuno que disfrutamos.

  La frase tu firmeza en la verdad [lit. tu verdad], que aparece en el versículo 3, se refiere a la verdad acerca de Cristo, especialmente acerca de Su deidad. La revelación de esta verdad determinaba la manera de vivir del destinatario, quien mantenía esta verdad como su creencia fundamental. El pensamiento que Juan nos comunica aquí es muy profundo, pues indica que la verdad objetiva llega a ser nuestra. Por consiguiente, la verdad llega a ser subjetiva para nosotros en nuestro andar diario. Esta verdad es la realidad de la deidad de Cristo. La revelación de esta verdad es la que determina y moldea nuestra vida. Esto significa que nosotros vivimos, andamos y nos conducimos en la realidad divina del Dios Triuno, quien es nuestro disfrute. Este disfrute es lo que determina nuestro andar, la manera en que vivimos. Esto indica que lo que creemos en cuanto a la persona de Cristo, y lo que hemos visto y disfrutado de esta realidad, es lo que determina, moldea y forja nuestra conducta. Esta verdad es de hecho el Dios Triuno que llega a ser nuestro disfrute.

  Nosotros creemos que el Dios Triuno se hizo hombre y que vivió en la tierra y murió en la cruz para efectuar nuestra redención, y que, en la resurrección, se hizo el Espíritu vivificante. Ahora este Espíritu vivificante es la consumación del Dios Triuno. Este Espíritu es la consumación de todo lo que el Padre es y de todo lo que el Hijo es como una persona que posee divinidad y humanidad. Cristo el Hijo es el propio Dios y también un hombre auténtico, quien efectuó la redención y ahora es Aquel que da vida, el Espíritu que imparte vida. Nosotros creemos esto, y ello es ahora lo que determina, moldea y forja nuestra conducta. Esto es lo que significa andar en la verdad.

  La filosofía que una persona tenga determinará su conducta. Lo que una persona cree, siempre determinará la manera en que ella vive. Nosotros, los cristianos, andamos en la verdad divina. Esto significa que la realidad divina —el Dios Triuno mismo— a quien disfrutamos, es la que determina, moldea y forja nuestra conducta.

  En el versículo 3 Juan dice a Gayo: “De cómo andas en la verdad”. La persona a quien fueron dirigidas estas palabras no solamente se aferraba a la verdad, sino que también andaba y vivía en la verdad. La verdad acerca de la persona de Cristo no debe ser solamente lo que creemos, sino también nuestro vivir, un vivir que da testimonio de lo que creemos. Por consiguiente, la verdad en la cual andamos llega a ser nuestra verdad en nuestra vida diaria.

  En el versículo 4, Juan prosigue, diciendo: “No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad”. Al igual que en 2 Juan 4, aquí verdad se refiere a la realidad divina, especialmente con respecto a la persona de Cristo como lo revela Juan en su Evangelio y en la primera epístola que escribió, a saber: Cristo es tanto Dios como hombre; por ende, tiene tanto deidad como humanidad, es decir, posee la naturaleza divina y la naturaleza humana. Como tal, expresa a Dios en la vida humana y en virtud del poder divino efectuó la redención en la carne humana a favor de los seres humanos caídos, a fin de impartirles la vida divina y llevarlos a una unión orgánica con Dios. La segunda y la tercera epístolas escritas por Juan recalcan esta verdad. La segunda les advierte a los creyentes fieles que no reciban a los que no permanecen en esta verdad, y la tercera exhorta a los creyentes a recibir y ayudar a los que trabajan en favor de esta verdad.

LA PREOCUPACIÓN DE JUAN EN SUS EPÍSTOLAS

  Tanto 2 Juan como 3 Juan se basan en 1 Juan. Tanto 2 como 3 Juan indican que debemos vivir en la verdad y andar en la verdad. La diferencia es que en 2 Juan se prohíbe a los creyentes participar en herejías, es decir, en toda enseñanza que sea contraria a la verdad. Debemos mantenernos alejados de cualquier persona o enseñanza que se oponga a la realidad del Dios Triuno. En cambio, en 3 Juan se alienta a los creyentes a ayudar a los que son colaboradores en la verdad. Debemos unirnos a todo aquel que trabaje en favor de la realidad divina, que es el Dios Triuno que disfrutamos, y debemos hacer lo posible por fomentar esta obra. Por tanto, en 2 Juan se nos dice que debemos tener una actitud negativa con relación a las herejías, mientras que en 3 Juan se nos dice que debemos tener una actitud positiva con respecto a la obra que se realiza en pro de la verdad. La actitud positiva o negativa que tengamos ante cierta situación, depende de si ésta fomenta la realidad divina o si está en contra de ella.

  El interés del apóstol Juan al escribir las tres epístolas era que nosotros disfrutáramos al Dios Triuno. Ésta es también nuestra preocupación hoy en día. Entre los creyentes hay una gran carencia de la realidad divina y casi nadie disfruta al Dios Triuno. En lugar de disfrutar al Dios Triuno, los cristianos tienen una religión que consiste en doctrinas, credos, ritos y prácticas. Usando una frase del libro El progreso del peregrino, escrito por Juan Bunyan, podríamos decir que, en términos generales, la religión de hoy es una “feria de vanidades”. Juan Bunyan usó esta expresión para describir al mundo, pero nosotros la usamos para describir la religión. En la religión, en lugar de realidad y del disfrute del Dios Triuno, lo que encontramos es toda índole de vanidad. Nosotros, por otra parte, debemos mirar que no solamente hablemos acerca de la verdad, de la realidad, sin haber tenido una experiencia verdadera de la realidad divina.

  ¿Cuál es la verdad, la realidad divina, de la cual habla Juan en sus epístolas? Esta realidad es el Padre en el Hijo, y el Hijo como Espíritu, quien se imparte en los que Dios ha escogido, redimido y regenerado, para que le disfruten como su vida, suministro de vida y como su todo en la vida de la nueva creación. De hecho, esta verdad, esta realidad, es el disfrute que tenemos del Dios Triuno. El Padre en el Hijo se hizo hombre, un hombre que murió en la cruz para efectuar la redención y que al resucitar llegó a ser el Espíritu vivificante. Ahora Él puede impartirse en Sus escogidos a fin de que ellos le posean como su disfrute y también como su vida, su suministro de vida y como todo lo que necesiten para la vida de la nueva creación. Ésta es la realidad divina revelada en las Epístolas de Juan.

  Muchos cristianos hoy en día no prestan atención a esta realidad divina. Para ellos, todo lo que tiene que ver con Dios y la salvación es objetivo. Ellos tienen únicamente a un Dios objetivo, a un Salvador objetivo, una redención objetiva, una salvación objetiva, una justificación objetiva y una reconciliación objetiva. Tal vez crean en muchas doctrinas fundamentales, pero todas ellas son simplemente doctrinas objetivas que sólo sirven para formar una religión. En el léxico espiritual de estos cristianos no existe la palabra disfrute.

  La Biblia revela que Dios es nuestro disfrute y nuestro alimento. Conforme a la Palabra pura, Dios es comestible (Jn. 6:57). Después de la creación del hombre, lo siguiente que encontramos es el árbol de la vida. Luego, en la redención y salvación de Dios, según es tipificada por la historia de Israel, vemos que los israelitas comieron el cordero pascual y el pan sin levadura. Después que los israelitas entraron en el desierto, ellos comieron diariamente el maná, el cual era un tipo de Cristo. Aunque algunos cristianos saben que el maná es un tipo de Cristo, no se percatan de que el Señor Jesús es comestible. En el capítulo 6 del Evangelio de Juan, el Señor Jesús revela que Él es el pan de vida y que necesitamos comerle. Además, nosotros le recordamos en Su mesa comiéndole y bebiéndole.

  Cuando el Señor Jesús estableció la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo dio a Sus discípulos y les dijo que lo comieran. Les mandó hacer esto en memoria de Él. Esto indica que la manera que el Señor establece para que le recordemos no consiste en arrodillarnos o postrarnos; antes bien, lo que le honra a Él es que le recordemos comiéndole. El mismo principio se aplica con respecto al beber de la copa.

  Es vital que todos veamos lo que es la realidad divina. La Trinidad Divina debe llegar a ser nuestro disfrute subjetivo. Ésta es la realidad divina, y esto es lo que los cristianos han pasado por alto hoy en día. Por lo tanto, en el recobro del Señor, el Señor nos ha encargado que prestemos toda nuestra atención a este asunto.

  En el recobro las palabras realidad y verdad no deben ser meros términos. Si lo único que tenemos son términos, entonces permaneceremos aún en la esfera de la doctrina, aunque se trate de un nivel más alto de doctrina y de una verdad más completa. Es preciso que todos veamos que la verdad, la realidad, es la persona divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu— quien llega a ser nuestro disfrute e incluso nuestro elemento constitutivo.

  En 1 y 2 Juan el apóstol Juan habla de amar con veracidad. En 2 Juan 1:1 él dice además que los que conocen la verdad también aman al destinatario de la Epístola con veracidad, a causa de la verdad que permanece en nosotros y estará con nosotros para siempre (2 Jn. 1:2). Además, en 2 Juan 1:4 y en 3 Juan 1:3-4 vemos que Juan se regocija al ver que sus hijos andan en la verdad, esto es, que andan en el disfrute del Dios Triuno. La razón por la cual amamos a los demás es que disfrutamos al Dios Triuno y que el Dios Triuno a quien disfrutamos es amor. Debido a que disfrutamos al Dios Triuno, el amor fluye de nosotros hacia otros. Puesto que ingerimos al Dios que es amor, es decir, puesto que “comemos” a Dios como amor, llegamos a ser amor. Con respecto a este asunto, cabe mencionar el dicho que dice: “Somos lo que comemos”. El resultado de comer a Dios es que amamos a otros con veracidad.

  A partir del primer siglo, empezaron a infiltrarse distracciones y sustitutos de la realidad divina. Hoy en día, entre los cristianos hay muchísimas cosas que reemplazan a Cristo, muchos substitutos de Él. Son muchos los que tienen a Cristo sólo de nombre.

  Si queremos experimentar y disfrutar al Dios Triuno de una manera práctica, debemos ver que Él es el Espíritu que mora en nuestro espíritu regenerado. Este Espíritu es el Espíritu vivificante, compuesto y todo-inclusivo, quien es la consumación del Dios Triuno procesado. Podríamos considerar que este Espíritu es el “extracto” del Dios Triuno. Así como los extractos de ciertas sustancias que se usan como medicina o para cocinar son bastante concentrados, también el Espíritu como extracto del Dios Triuno es muy concentrado. Ahora nuestro Dios es el Espíritu que mora en nuestro espíritu. Si nos volvemos a nuestro espíritu, permanecemos en él y lo ejercitamos al invocar el nombre del Señor y al orar-leer la Palabra, disfrutaremos al Dios Triuno. Entonces este disfrute producirá un cambio en nosotros, nos transformará y afectará nuestro modo de vivir.

LA HOSPITALIDAD BRINDADA A LOS OBREROS QUE VIAJAN

Dada fielmente con amor y como es digno de Dios

  En los versículos 5 y 6 Juan dice: “Amado, fielmente te conduces en todo lo que haces por los hermanos, aunque sean forasteros, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de Dios”. Aquí Juan habla acerca de la hospitalidad brindada a los obreros que viajan. En el versículo 5 la palabra todo se refiere a proporcionar hospitalidad (como Pablo enseñó en R. 12:13 y He. 13:2), es decir, a recibir a los hermanos (3 Jn. 1:10) que viajaban para predicar el evangelio y ministrar la Palabra. La frase aunque sean hace alusión a la hospitalidad brindada a ciertos hermanos que salieron por causa de la verdad. Puesto que Gayo, el destinatario de esta epístola, no conocía muy bien a tales hermanos, éstos eran forasteros para él.

  En el versículo 6 Juan dice que estos hermanos viajeros, quienes mayormente eran forasteros para Gayo —dado que éste no los conocía muy bien—, testificaron de su amor ante la iglesia. Esto es algo que había sucedido en el pasado y en la iglesia donde estaba el apóstol. Luego, Juan dice que Gayo haría bien en encaminarlos como es digno de Dios. Esto hace referencia a algo que debía hacerse en el futuro. Así que, por un lado, el apóstol alabó a Gayo por lo que había hecho en el pasado al recibir a los hermanos que viajaban; y por otro, lo exhortó a encaminarlos en el futuro. En particular, Juan anima a Gayo a que los encamine como es digno de Dios, es decir, de una manera que sea digna de Dios.

  Las palabras como es digno modifican a “encaminarlos”. Los hermanos deben ser encaminados de una manera que corresponda a Dios, quien es generoso, lo cual indica que deben ser encaminados con generosidad.

Por los colaboradores en la verdad

  En los versículos 7 y 8 Juan nos da a entender que al dar hospitalidad a los hermanos viajeros, llegamos a ser colaboradores de aquellos que salen por causa de la verdad. El versículo 7 dice: “Porque ellos salieron por amor del Nombre, sin aceptar nada de los gentiles”. Aquí el Nombre es el nombre glorioso y exaltado del Cristo maravilloso (Fil. 2:9; Hch. 5:41; Jac. 2:7). Desde la ascensión del Señor, no ha habido en la tierra ningún otro nombre más alto que el de Jesús.

  En el versículo 7 Juan dice que los obreros que viajan por causa de la verdad no aceptan nada de los gentiles. Los gentiles, los paganos, no tienen nada que ver con el mover de Dios en la tierra, que consiste en llevar a cabo Su economía. Es una vergüenza y un insulto para Dios que alguien que trabaje en la economía neotestamentaria de Dios reciba ayuda de los incrédulos para la obra de Dios, especialmente apoyo financiero. En la época del apóstol, los hermanos que laboraban para Dios no aceptaban nada de los paganos. Por este motivo, el apóstol alentó a los creyentes a que sostuvieran esta obra por causa de la economía de Dios.

  En el versículo 8 Juan concluye, diciendo: “Nosotros, pues, debemos sostener a tales personas, para que seamos colaboradores en la verdad”. La palabra griega traducida “sostener” es upolambáno, que se compone de dos palabras: upo, debajo, y lambáno, tomar; por ende, significa “tomar (desde abajo)”, es decir, “hacerse cargo”, “sostener”, “apoyar”. Nosotros, los creyentes, incluyendo al apóstol, debemos encargarnos de proveer para las necesidades de los hermanos que laboran para Dios en Su verdad divina y que no aceptan nada de los gentiles. Si sostenemos a los obreros que viajan, participaremos en la obra y así seremos colaboradores en la verdad.

  En el versículo 8 la palabra verdad denota la realidad divina revelada, la cual es el contenido del Nuevo Testamento. Dicha realidad es conforme a la enseñanza de los apóstoles con respecto a la Trinidad Divina, y especialmente acerca de la persona del Señor Jesús, y tiene como objetivo la economía de Dios. Todos los apóstoles y los hermanos fieles trabajaban por esta causa.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración