Mensaje 51
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En este mensaje llegamos al capítulo Ap. 17, donde vemos una mujer sentada sobre una bestia escarlata (v. 3). Es importante que todos tengamos un entendimiento claro de lo que se revela aquí.
Uno de los siete ángeles que tenía las siete copas habló al apóstol Juan diciendo: “Ven acá, y te mostraré el juicio contra la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas” (17:1). En el versículo 3 el apóstol Juan dice: “Y me llevó en espíritu a un desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos”. El versículo 1 habla de la gran ramera, y el versículo 3 habla de una mujer. Esta mujer, la ramera sentada sobre la bestia escarlata, tiene poder y autoridad. La bestia, la misma que se describe en el capítulo trece, tiene siete cabezas y diez cuernos. Todos los que estudian la Biblia están de acuerdo en que esta bestia se refiere al Imperio Romano y al anticristo, el último César del Imperio Romano restaurado. Sin embargo, ha habido debates sobre la identidad de la mujer, la ramera.
¿Quién es la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas? Antes de contestar esta pregunta, debemos hablar de la mujer. Según el versículo 18, la mujer es la gran ciudad, la ciudad de Roma, la cual estaba establecida sobre siete montes, representados por las siete cabezas de la bestia (v. 9). Ya que la mujer es Roma, la ramera no puede ser también Roma, debido a que la bestia al final odiará a la ramera, la dejará desolada y desnuda, y la quemará con fuego (v. 16). Obviamente el anticristo, el último césar del imperio Romano, no quemará su propia ciudad capital. Por consiguiente, lo que la bestia quema no debe de ser la ciudad de Roma sino algo diferente. Ahora debemos preguntarnos: según la Biblia y la historia del mundo, ¿quién es la ramera que está sentada sobre el Imperio Romano? ¿Quién es la que está íntimamente relacionada con Roma? La ramera está tan relacionada con la ciudad de Roma que las dos son casi idénticas. En el versículo 1 el ángel la llama la ramera, y en el versículo 18 la llamó una mujer. La ramera es la apóstata Iglesia Católica Romana. La historia revela que solamente una figura, un personaje, corresponde a la descripción de la mujer de este capítulo, y esa figura es la Iglesia Católica Romana. Una ramera no tiene esposo. Esto indica que Dios nunca ha admitido tener ninguna clase de relación con la apóstata Iglesia Romana.
En el mensaje trece de este estudio-vida hablé severamente acerca de la Iglesia Católica Romana, basándome en este capítulo. De acuerdo con las Escrituras, la gran ramera de este capítulo es la Iglesia Católica Romana. Si la mujer de Apocalipsis 17 no es la Iglesia Católica Romana, entonces ¿quién es? Indudablemente según la historia, solamente la Iglesia Católica Romana se ajusta a la descripción de la mujer que se menciona aquí.
Hace dieciocho años estuve en Roma unos días, con el propósito especifico de visitar el Vaticano. Para tener un panorama completo de la apostasía participé en ocho excursiones a dicho sitio. Cuanto más veía, más convencido estaba de que la Iglesia Católica Romana es la gran ramera a la que alude Apocalipsis 17, sobre la cual había estudiado por años. Apocalipsis 17:4 dice: “La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata”. El color rojo abunda en el catolicismo. Por ejemplo, los cardenales llevan túnicas rojas. Cuando muchos católicos oigan que la Iglesia Católica Romana es la gran ramera, se ofenderán y no lo aceptarán. Algunos dirán: “¿Cómo puede usted decir que la Iglesia Católica es la gran ramera? ¿No adoramos nosotros a Dios y creemos en Jesús? ¿No tenemos nosotros las Escrituras?” La respuesta está en el versículo 4 de este capítulo.
El versículo 4 dice: “Y la mujer estaba cubierta de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación”. En tipología el oro representa la naturaleza divina. Aunque a esta mujer se le llama la gran ramera, tiene un cáliz de oro, que representa la naturaleza de Dios. Sin embargo, este oro es simplemente la apariencia externa, no el contenido. Por fuera parece ser divina, pero por dentro está llena de abominaciones e inmundicias. Aunque la apóstata Iglesia Católica Romana tiene ciertas cosas santas, las mezcla con inmundicias. Considere por ejemplo la adoración a María. La María de la Iglesia Católica Romana, en realidad es la diosa Venus. El catolicismo adoptó del paganismo el mito demoníaco de Venus. G. H. Pember en su libro Las grandes profecías muestra que aun Buda, bajo el nombre de San Josafat, ha penetrado en el catolicismo. En el calendario católico hay un santo llamado Josafat, cuya historia es en realidad la de Buda. El babilonialismo entró en el budismo, y éste, el cual es una ampliación del babilonialismo, fue asimilado por el catolicismo. Leamos ahora un párrafo muy significativo del libro Las grandes profecías de Pember:
Menos de un siglo después de la muerte de Belsasar, una nueva ... fe se estaba expandiendo en India, la religión budista, que es una leve modificación del babilonialismo ... El mismo Buda es un santo que figura en el calendario católico romano bajo el nombre de San Josafat, porque la historia de Josafat y Barlaam, la cual aparece en las obras de Juan de Damasco, un teólogo de la primera parte del siglo octavo, que era bastante conocida en la Edad Media, ahora ha sido identificada como la historia de Buda.
Así, la historia de Buda fue acogida por el catolicismo. Este es un ejemplo de la asimilación del paganismo en la Iglesia Católica Romana.
Otro ejemplo es la navidad. La navidad es una blasfemia a Cristo, y ningún cristiano que tenga una conciencia pura debe tener nada que ver con ella. El libro Las dos Babilonias demuestra que la navidad se originó en el paganismo europeo. Siglos antes de la era cristiana, los europeos paganos celebraban el 25 de diciembre el nacimiento del sol. Cuando Constantino abrazó el cristianismo, instó a los ciudadanos romanos a hacerse cristianos, y hasta recompensó a millares de ellos por bautizarse. Millares de personas que no sabían nada de Cristo fueron bautizadas y se adhirieron al cristianismo, trayendo consigo sus costumbres paganas. Más tarde, el nombre de Jesús fue ligado al nacimiento del dios del sol, celebrado el 25 de diciembre. En principio, la celebración de la semana santa es igual. Aunque algunos cristianos del condado de Orange nos condenan como herejes, ellos continúan practicando el festival pagano de la navidad. Sin duda, durante los tres años y medio de la gran tribulación todos los cristianos abandonarán cosas tales como la navidad, la semana santa, la adoración a María y todo lo pagano.
En el mensaje cuarenta y ocho les compartí mi creencia de que Estados Unidos es la nación del águila y que en los próximos años las iglesias locales ejercerán una influencia positiva entre los cristianos. Además creo que el recobro del Señor se extenderá a todas las principales ciudades del mundo. Actualmente hay algunas iglesias en Europa y por lo menos diecisiete iglesias en Brasil. Además, hay iglesias en Ghana, Nigeria, Australia, Nueva Zelandia y en todos los países del Lejano oriente, entre los cuales están Taiwán, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia, Corea, Japón y las Filipinas. El recobro del Señor se está extendiendo. En muchas ciudades importantes la iglesia local es un testimonio para creyentes e incrédulos. Debemos tocar nuestra trompeta y dar testimonio de Cristo y Su Cuerpo. Con el tiempo, todos los cristianos del mundo serán afectados. Por ahora, algunos discuten, pelean y se oponen a nosotros. Pero viene el día cuando toda boca será silenciada, porque todo lo que hemos ministrado se cumplirá. Los vencedores serán arrebatados y el anticristo se manifestará. Además, la Iglesia Católica Romana será quemada y destruida por completo. ¿Cree usted que cuando el anticristo y los diez cuernos destruyan el Vaticano la gente de los Estados Unidos continuará asistiendo a la Iglesia Católica Romana? ¡Claro que no! Para entonces muchos cristianos genuinos que están en el catolicismo seguirán el camino del recobro del Señor.
Creo firmemente que el Señor está usando Su recobro para producir las primicias vivas. Esta es la función primordial del recobro del Señor. Después del arrebatamiento de las primicias, el Señor usará las iglesias locales para ayudar a los cristianos que se queden. Esta será la segunda función del recobro. Durante la gran tribulación, los cristianos tendrán el lugar apropiado adonde podrán ir. La navidad, la semana santa y todas las tradiciones del cristianismo serán desechadas. No habrá más argumentos, todos los nombres facciosos de las hijas de la gran ramera serán abandonados, y el Señor confirmará el camino de la iglesia.
Nadie puede negar que hay algo de verdad en la Iglesia Católica Romana. Ella tiene un cáliz de oro en su mano, y está adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas (v. 4), los mismos materiales con los que la Nueva Jerusalén es edificada. La gran ramera y la Nueva Jerusalén se parecen externamente. Pero hay una enorme diferencia interna: la ramera está llena de abominaciones, inmundicia y fornicación espiritual. Esta es en realidad su condición, y nosotros necesitamos discernimiento para percibirla. No es nada insignificante afirmar estas cosas. ¡Oh, cuánto necesitamos tener una visión clara!
Cuanto más he indagado del Señor con respecto a este asunto, más carga he recibido de tocar la trompeta para que el recobro del Señor con la vida apropiada de iglesia, se extienda por el mundo. En todas las ciudades importantes debe haber un candelero que brille en la noche oscura. Si no es hoy, por lo menos durante los años de la gran tribulación, los que amen al Señor con un corazón puro y le busquen sinceramente verán esta luz. En ese entonces, en cada ciudad importante brillará un candelero resplandeciente. El arrebatamiento de las primicias hará que las iglesias locales brillen mucho más que hoy. Supongamos que cincuenta y cinco hermanos y hermanas de la iglesia en Anaheim son arrebatados primero. Ciertamente el resto recibirá un gran estímulo a buscar del Señor desesperadamente. Esto va a suceder por todo el mundo. Cuando los cristianos comiencen a ver las profecías cumplidas ante sus ojos, no se ocuparán más de las divisiones que confunden ni de las tradiciones religiosas ni de las cosas pecaminosas del mundo, sino que huirán a la vida apropiada y pura de iglesia. Estoy convencido de que esto acontecerá.
No nos referimos a algo insignificante, sino a un asunto crucial relacionado con la era venidera. No nos interesan los argumentos ni nos preocupa la oposición de los hombres. Cuanto más discutan y se opongan, más confirmado será nuestro ministerio. Muchas veces después de decir algo no muy cortés acerca del cristianismo en un mensaje, me pregunto por qué fui tan firme, y resuelvo ser un poco menos severo la próxima vez. Sin embargo, lo que digo al ministrar no es decisión mía. No depende de mí, sino de lo que dice el Espíritu. Si en mi ministerio no hablo con libertad acerca del cristianismo, pierdo la paz y la unción. Si no hago esto, mi ministerio se debilita. Cuando hablo con firmeza, la oposición se levanta. Sin embargo, soy confirmado por la misma oposición. Los hechos y las reacciones de los opositores los deja completamente expuestos. Tengo la carga de que seamos iluminados, de que veamos más allá de los velos, de entrar en las cámaras más íntimas para percibir la realidad de la condición reinante hoy en el cristianismo.
No nos referimos a la doctrina de la Trinidad ni a la enseñanza sobre la iglesia local, sino a Babilonia. Llamar a un pastor “reverendo” es un acto babilónico. Poner un árbol de navidad y honrar a Santa Claus también es babilónico. Llevar el nombre de una denominación, como por ejemplo luterano, metodista o episcopal, también es babilónico. Todos los nombres o denominaciones son factores babilónicos de división y confusión. Cuando los cristianos vean la destrucción de la gran ramera a manos del anticristo, quedarán convencidos de lo que es la iglesia y donde está. Entenderán que la iglesia no tiene nada que ver con nada babilónico. Ningún grupo que continúe practicando cosas babilónicas o las retenga es la iglesia pura.
Uno debe tener cuidado con las sectas, porque la división es otra expresión babilónica. Fue en Babel, que significa confusión, donde se confundió el lenguaje de la humanidad. Babel es el término hebreo que significa Babilonia. Cualquier cosa que cause confusión es parte de Babilonia. Actualmente hay centenares de grupos libres; los hay en todas partes. Lo que ellos practican es confusión y división; por consiguiente, son parte de Babilonia.
En 1957 un querido hermano, quien era considerado espiritual y quien tenía un gran ministerio, fue invitado a Taiwán. Como resultado de su visita, algunos jóvenes que habían estado bajo mi entrenamiento, fueron inducidos a ocuparse solamente de lo que ellos llamaron espiritualidad, y no del aspecto práctico de la vida de iglesia. Con el tiempo, se dividieron entre sí varias veces. El resultado fue confusión babilónica.
En los Estados Unidos algunos han estado en el recobro del Señor y han aprendido la practica de la vida de iglesia. Luego se han ido por su cuenta a establecer una obra independiente. Esto también causa división y trae como resultado confusión babilónica. Hoy algunos leen los libros del hermano Nee y aprenden lo que ellos piensan que es la manera de practicar la vida de iglesia local. Si ellos buscaran seriamente al Señor con miras al recobro de la unidad genuina, ciertamente tendrían comunión con nosotros. Pero se rehúsan a tener comunión con los que ya están en las iglesias locales. Esto también produce confusión babilónica.
Cuando la obra del recobro del Señor empezó en los Estados Unidos en 1962, hablé con firmeza en cuanto a la iglesia local. Algunos me advirtieron que no hablara de la iglesia local, y me dijeron que si lo hacía, la gente se ofendería. Enfáticamente rechacé la advertencia, diciendo que estamos aquí por causa del recobro de las iglesias locales. Menos de diez años más tarde, el término “iglesia local” se había difundido en el ambiente cristiano. Algunos predicadores han utilizado esta expresión en estaciones de radio cristianas. Parece que muchos, incluyendo pastores de las denominaciones, quieren decir que ellos son la iglesia local. Esta confusión también es parte del babilonialismo.
Cuando examino una situación específica, tal vez no diga nada a nadie, pero sí me digo a mí mismo: “Esto es falso; no es genuino”. Ni la Iglesia Católica Romana ni las denominaciones ni los grupos libres facciosos y confusos pueden preparar a la novia. Para que la novia se prepare, el Señor tiene que recobrar la vida genuina de iglesia, sin división, confusión ni ningún otro elemento babilónico.
En el versículo 5 vemos el nombre de la gran ramera: “Misterio, Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. El título “Misterio” aquí indica que esta Babilonia no es la Babilonia material descrita en el capítulo dieciocho, sino la religiosa. La Babilonia religiosa, la iglesia apóstata, es verdaderamente misteriosa en lo que es, en lo que practica y en lo que enseña.
Las rameras son las denominaciones y los grupos cristianos que tienen las doctrinas, prácticas y tradiciones malignas de la Iglesia Católica Romana. La “madre de las rameras” es la iglesia apóstata, y las rameras, sus hijas, deben de ser las diferentes divisiones y grupos cristianos, que tienen hasta cierto punto las enseñanzas, prácticas y tradiciones de la apóstata Iglesia Romana. La vida pura de iglesia no tiene nada maligno recibido de la iglesia apóstata. Como todos sabemos, el llamado movimiento carismático ha entrado en la Iglesia Romana. Este movimiento se ha confundido con la adoración a María y con el sacrificio de la misa. Aunque el cáliz es de oro, la gente bebe abominaciones. No es el cáliz, sino el contenido del cáliz lo que entra en ellos. Si no fuese por esta mezcla maligna, el Papa, en su sutileza, nunca habría permitido que el movimiento carismático penetrara en su iglesia.
Todas las denominaciones deben ser examinadas para ver si tienen algo de la gran ramera. Tener en casa un árbol decorado para celebrar la navidad en el hogar, es practicar algo de la gran ramera. No es muy probable que se pueda encontrar un grupo cristiano que no haya sido afectado por la ramera. Es posible que solamente en las iglesias locales no se encuentre nada de la ramera. Ya vimos que las hijas de la gran ramera son los grupos cristianos que tienen las doctrinas, prácticas y tradiciones de la Iglesia Católica Romana. Si un grupo tiene una de estas cosas, es una de las hijas de la Iglesia Romana.
Es posible que algunos crean que es demasiado severo decir que las denominaciones y los grupos libres son las hijas de la gran ramera. Uno podría decir: “¿Acaso los que están en las denominaciones y grupos libres no creen en Jesús y lo aman? ¿No son acaso regenerados? ¿Acaso no tienen la vida divina? ¿Cómo puede uno decir que las denominaciones y los grupos libres son las hijas de la ramera?” La señora Guyón, una hermana que conocía profundamente la vida interior, continuaba adorando la imagen de María. Aun ella fue embotada por la Iglesia Católica Romana. Hace cuarenta años tradujimos la mayoría de los escritos destacados de la señora Guyón. Cuando descubrí que ella adoraba la imagen de María, les dije a los hermanos que teníamos que incluir esto en la traducción de sus escritos. De no ser así, los hermanos y las hermanas pensarían que ella no tenía falta alguna. Aun ella fue confundida por la apóstata Iglesia Romana.
Podemos usar el olor del ajo como ejemplo. Si comemos ajo continuamente, nuestro sentido del olfato será insensibilizado al ajo. Si alguien viene a un grupo de personas que come ajo, inmediatamente notará el olor del ajo y no podrá tolerarlo. Sin embargo, los que comen ajo ni siquiera advierten dicho olor. La señora Guyón adoraba la imagen de María porque desde que nació había estado en el cuarto de “ajo” de la Iglesia Católica Romana.
Una de las razones por las cuales digo que las denominaciones y la mayoría de los grupos libres son las hijas de la ramera es la presencia de ídolos entre ellos. Algunos alegarán que la Iglesia Luterana no tiene ídolos. Pero el mismo título de esa denominación es un ídolo. ¿A quién pertenece usted, a Cristo o a Lutero? ¿No es acaso suficiente llamarse cristiano? ¿Por qué entonces se llama a sí mismo luterano? Estos nombres idólatras son abominaciones.
Dios tiene el principio de que hay una sola iglesia para un solo Cristo, así como hay una sola esposa para un solo esposo. Por causa de las divisiones, la mayoría de los cristianos de hoy ha violado este principio rector. En vez de cumplirlo, practican la fornicación, lo cual produce confusión. Quienquiera que viole dicho principio comete fornicación. Dondequiera que estemos debemos conservar el principio de una sola esposa para un solo esposo, es decir, una sola iglesia para un solo Cristo.
Toda división es una violación del principio establecido por Dios. Causar división entre los cristianos es cometer fornicación. Cualquiera que haga esto desecha el principio establecido por Dios. A los facciosos no les interesa el un solo Cuerpo, la una sola iglesia. No prestan atención al hecho de que debe haber una sola iglesia local en cada ciudad. Son como la mujer que se rehúsa a tener un solo esposo. Después que se cansa de vivir con un hombre, se vuelve a otro.
Tenemos que ver la diferencia entre el adulterio y la fornicación. Si una esposa que tiene su esposo legítimo viola el principio del matrimonio, comete adulterio. Pero una mujer que no tiene un esposo legítimo y viola este principio comete fornicación. La gran ramera es una fornicadora, pues no tiene esposo. En la actualidad el cristianismo está lleno de fornicación. Muchos parecen decir: “Si no me gusta esta clase de reunión iré a otra, y si ésta tampoco me gusta formaré una por mi cuenta. Si más adelante tampoco estoy satisfecho con la reunión que yo establecí, comenzaré otra”. Esto es fornicación espiritual.
Si usted ha recibido la visión, no se atreverá a tener ningún nombre particular, ningún otro nombre que no sea Cristo. Tampoco se atreverá a formar ninguna división debido a que nuestro Esposo es uno solo, y nosotros, Su novia, también somos una sola entidad. En cada ciudad debe haber solamente una iglesia. Dondequiera que uno vaya, hallará una sola iglesia. Si practicamos algo diferente, cometemos fornicación. La gran ramera de Apocalipsis 17 es la madre de todas las fornicaciones, la confusión y las abominaciones.
Si usted todavía se pregunta cómo es posible que algunos cristianos que verdaderamente aman al Señor pueden cometer fornicación, le recordaré una vez más el caso de la señora Guyón, quien conocía la vida interior con profundidad, y sin embargo estaba embotada con el “ajo” del catolicismo romano. Sea equilibrado, conserve su distancia del cuarto de “ajo” y manténgase al aire libre las veinticuatro horas del día. Si hace eso, tendrá un olfato agudo. Yo me he mantenido alejado de los cuartos de “ajo” por más de cincuenta años. Por esta razón, mi olfato espiritual es muy agudo. Sencillamente no puedo tolerar ninguna división; puedo detectar el olor a fornicación inmediatamente.
Cuando algunos son confrontados por la limitación de una sola iglesia en cada ciudad, tal vez digan: “No tenemos la libertad espiritual para desenvolvernos en sus reuniones. Queremos tener reuniones en nuestros hogares donde podamos sentirnos libres”. Esto no es más que una excusa sutil de un espíritu de división. Tal espíritu es el origen de la fornicación y la división. Entre nosotros los cristianos no debe haber divisiones, debido a que somos la esposa de un solo Esposo, somos una sola iglesia en cada localidad, lo cual mantiene el principio que Dios estableció. Cuando algunos nos oyen decir que nosotros somos la iglesia, no les agrada y dicen: “¿Por qué dicen ustedes que son la iglesia y que nosotros no lo somos?” Ellos no son la iglesia porque son una ramera, una mujer que tiene relaciones con muchos hombres en vez de relacionarse con su esposo legítimo. ¿Quién es su esposo? Si Cristo es su esposo, ¿por qué se autodenomina luterano? Si su nombre es en realidad la señora Smith, ¿por qué se llama a usted misma la señora Jones un día y la señora Harris otro día?
La Iglesia Romana apóstata es una ramera, y todas sus hijas también lo son. Una ramera es una mujer que fornica por dinero. Muchos de los grupos cristianos de hoy han sido formados por el interés de lucro de algún hombre, o por el deseo de poder o posición o fama. Esto es prostitución.
Examine la situación general del cristianismo hoy en la tierra. Indudablemente el Señor necesita recobrar mucho. El recobro producirá las primicias vivas para El y durante los tres años y medio de la gran tribulación esto ayudará a todos los cristianos que queden en la tierra. Creo que todas las iglesias del recobro del Señor cumplirán estos dos propósitos. Viene el día cuando los vencedores serán arrebatados, y entonces el anticristo abolirá el judaísmo y destruirá el catolicismo. Sin duda todos los cristianos que hayan quedado en la tierra serán avivados. No irán a misa en la Iglesia Católica, y tampoco continuarán en las denominaciones ni en los grupos libres. Al contrario, ellos dirán: “Hace muchos años oí acerca de la iglesia. Ahora tengo que ir a la verdadera iglesia”. Aunque el Señor Jesús tiene un corazón amoroso, como veremos en el siguiente mensaje, usará al anticristo para destruir a la gran ramera, la Iglesia Católica Romana.
La iglesia apóstata también es la madre de las abominaciones de la tierra. Esas abominaciones son ídolos (Dt. 7:25-26), de los cuales está llena la Iglesia Romana. Estos ídolos han sido mezclados con el llamado servicio a Dios. Cuando la gente va a adorar a una catedral Católica ¿a quién adora? Algunos compran velas y se detienen frente a su ídolo preferido. En el catolicismo hay un mercado de ídolos, y la gente puede orar a cualquiera que escoja. Aunque muchos oran a María, realmente no lo hacen a María sino a Venus. Las catedrales de la Iglesia Católica no son diferentes a los templos de idolatría. Ni aun en China en los templos de ídolos vi tantos como en las catedrales católicas. Ciertamente la iglesia apóstata es la madre de las abominaciones.
Cuando el apóstol Juan vio la gran ramera, un ángel lo llevó en el espíritu a un desierto (17:3), una tierra desolada. Esto indica que la iglesia apóstata está en el desierto, donde no hay manantiales de agua preparados por Dios. Sin duda, la iglesia apóstata no puede recibir de Dios el suministro de agua. El ángel llevó al apóstol Juan al desierto para mostrarle que la iglesia apóstata está en un lugar desolado.
El versículo 1 dice que la gran ramera está sentada sobre muchas aguas, y el versículo 15 indica que las aguas “donde la ramera se sienta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas”. Estas palabras se cumplen en el hecho que la iglesia apóstata rige pueblos y naciones por todo el mundo. La Iglesia Católica actualmente abarca la tercera parte de la población de la tierra.
Los reyes de la tierra han cometido fornicación con la gran ramera. Esto significa que ella tiene una relación religiosa y pecaminosa con los gobernantes de la tierra. La iglesia apóstata no comete adulterio, que es el pecado de una esposa infiel, sino fornicación, o sea, el pecado de una ramera. Esto es más pecaminoso que el adulterio. La fornicación de la iglesia apóstata consiste en que tiene relaciones pecaminosas con los gobernantes de la tierra por ganancia, como una prostituta que peca por la paga. La fornicación cometida por la iglesia apóstata es fornicación espiritual. La Iglesia Católica esta estrechamente ligada a la política del mundo, y los reyes de la tierra cometen fornicación directamente con ella. A los ojos de Dios, esto es fornicación espiritual.
La gran ramera ha embriagado a los moradores de la tierra con el vino de su fornicación (v. 2). Este vino se refiere a las doctrinas heréticas que se presentan en las relaciones pecaminosas de la iglesia apóstata. Confunde igual que lo hace el vino a todos los que son envueltos en su religión. Este es el vino de su fornicación. De una manera indirecta los moradores de toda la tierra se emborrachan con este vino.
Las doctrinas heréticas de la iglesia apóstata son como una droga que embota al pueblo, lo aturde y hace que pierda el sentido. He hablado con muchos católicos, y los he encontrado completamente embotados. Cuanto más les habla uno, menos entienden. Esto indica que están ebrios del vino de la gran ramera.
Según el versículo 4, esta mujer está “vestida de púrpura y escarlata”. El color púrpura denota dignidad y autoridad (Jn. 19:2-3). Este color es una mezcla de azul y rojo, e indica la mezcla de las cosas celestiales con las terrenales. Esta es la apariencia de la iglesia apóstata. La mujer también está vestida de escarlata, que caracteriza a la apóstata Iglesia Romana. Ya dijimos que el color escarlata se ve por todo el Vaticano. El uso más notorio de este color está en las vestiduras de los cardenales, cuyos gorros y mantos son rojos.
La mujer está “adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas” (v. 4). El oro, las piedras preciosas y las perlas son los materiales con los cuales es edificada la Nueva Jerusalén (21:18-19, 21). Pero la mujer, la iglesia apóstata, no está edificada sólidamente con estos artículos preciosos; estos tesoros los usa ella como adorno para exhibirlos. Este es el engaño que atrae a la gente. Esta es la falsa apariencia de la ramera.
La ramera tiene en la mano “un cáliz de oro lleno de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación” (v. 4). El oro representa la naturaleza divina de Dios. Por consiguiente, el cáliz de oro indica que la iglesia apóstata sí tiene algo de Dios en su apariencia. Pero por dentro su “cáliz de oro” está lleno de las abominaciones y de la inmundicia de su fornicación, lleno de idolatría, prácticas paganas y de cosas sucias, en una relación religiosa que es pecaminosa y herética.
El versículo 6 dice: “Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús”. Esto indica que la Iglesia Romana ha dado muerte a los santos y a los testigos de Jesús, pues inmoló más santos que el Imperio Romano. La Iglesia Romana no mata los santos directamente, sino que lo hace indirectamente por medio del Imperio Romano. Por consiguiente, está ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús.
Los santos son los que han sido separados, santificados, para Dios y viven una vida santa para El, incluso hasta la muerte. Los testigos son un testimonio viviente del Señor Jesús y son fieles hasta la muerte. Los testigos de Jesús también son los santos; sin embargo, es posible que los santos simplemente lleven una vida separada y santa, sin conformarse a la iglesia apóstata, y tal vez no se atrevan a testificar en contra de la apostasía de la Iglesia Romana de la manera que lo hicieron testigos como Antipas (2:13). La mujer está ebria de la sangre de los santos y de los testigos.
El ángel le dijo al apóstol Juan: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (v. 18). Mientras que la ramera representa la Babilonia religiosa, que es símbolo de la Iglesia Romana, la mujer de este versículo denota la Babilonia material, que es símbolo de la ciudad de Roma. Esta es llamada la gran ciudad, la cual reina sobre los reyes de la tierra. Cuando Juan escribió este libro, Roma era la ciudad que reinaba sobre los reyes de la tierra. El anticristo y su diez reyes odiarán a la ramera, la Iglesia Romana, no a la mujer, la ciudad de Roma, la cual es la sede de su administración.