Mensaje 53
En este mensaje examinaremos la Babilonia material (Ap. 18:1-24). La Biblia revela tres aspectos de Babilonia: la antigua Babilonia literal, la Babilonia religiosa y la Babilonia material. La antigua Babilonia estaba en lo que hoy es Irak. Visité esa región hace dieciocho años y me pareció muy polvorienta y caliente como un horno. No pude soportar el clima. Antes de visitar esa área, estudié las maldiciones que contiene la Biblia sobre Babilonia. El Antiguo Testamento, especialmente el libro de Jeremías, contiene muchas maldiciones y sentencias pronunciadas por Dios contra Babilonia. Durante mi visita, pude ver que en todos los aspectos lo dicho por la Biblia en cuanto a Babilonia se ha cumplido.
La antigua ciudad de Babilonia es también la antigua Babel. Génesis 11 habla de la torre y la ciudad de Babel. Tanto Babel, el nombre hebreo, como Babilonia, el nombre griego, significan confusión. Babel fue fundada por Cus, el padre de Nimrod. De acuerdo con la historia, Nimrod inventó el sistema de adoración pagana de idolatría. Muchos siglos después, Babel fue ensanchada por Nabucodonosor y vino a ser la Babilonia conocida en el Antiguo Testamento. Babilonia se volvió maligna y diabólica porque bajo Nabucodonosor los babilonios destruyeron el templo y robaron los utensilios sagrados que se usaban en el servicio del templo de Dios (Dn. 1:1-2; 2 R. 25:8-9, 14-15). Además, Nabucodonosor llevó esos utensilios a Babilonia y los puso en el templo de sus ídolos (Dn. 1:1-2). Esto fue un insulto a Dios. En el tiempo de la restauración, en el Antiguo Testamento, Esdras trajo esos utensilios de vuelta a Jerusalén, y los puso en el templo que había sido reconstruido (Esd. 1:7-11; 5:14; 6:5). Por consiguiente, Babilonia se hizo maligna no solamente por su idolatría, sino también por destruir el templo de Dios y llevarse cautivo el pueblo de Dios y los utensilios sagrados.
En la Biblia tenemos dos líneas importantes: la línea de Babel y la de Jerusalén. La línea de Babel es una falsificación de la línea de Jerusalén. Antes de que Dios comenzara la línea de Jerusalén, Satanás había comenzado su falsificación. Por consiguiente, las dos ciudades, Babilonia y Jerusalén, se oponen entre sí. Estas dos líneas han continuado hasta el presente. La iglesia es la Jerusalén de hoy, y la Iglesia Católica Romana es la Babel actual, Babilonia. Además, las hijas de la gran ramera, las denominaciones y grupos que continúan practicando algunas de las tradiciones babilónicas, también pertenecen a la categoría de Babilonia. Solamente las iglesias locales puras y genuinas están en la línea de Jerusalén en la actualidad. Esta es la consumación de la Biblia, el producto final de la línea de Babel y de Jerusalén.
Los capítulos del diecisiete al veintidós son la conclusión máxima de toda la Biblia. En estos capítulos también vemos dos ciudades: Babilonia y Jerusalén. Babilonia será totalmente destruida, y Jerusalén será completamente edificada. Esta es la consumación de la Biblia, el resultado máximo de la línea de Babel y la linea de Jerusalén.
Los escritos de G. H. Pember y el libro de Alexander Hislop titulado Las dos Babilonias, dicen que sin excepción, toda las religiones paganas tuvieron su origen en Babilonia. La religión inventada por Nimrod se ha propagado a todo el mundo, hasta India, China y Japón. Por ejemplo, Nimrod dio origen al cuadro de la madona y su niño. La historia que yace detrás de ese cuadro es una historia maligna de incesto. Sin embargo, ese cuadro ha sido tomado por el catolicismo y presentado como María y Jesús. Cuando yo era niño, vi ese cuadro de la mujer y el niño en los templos de idolatría en China. Más tarde, me sorprendió ver el mismo cuadro en una catedral católica. Finalmente, al estudiar me enteré de que ambos tenían el mismo origen. Los primeros misioneros católicos que llegaron a China encontraron la imagen de la madona y el niño en los templos budistas. También se encuentra en Japón y en India. Aunque el mismo cuadro con diferentes títulos se halla en todas partes, el origen se remonta a Nimrod en Babel. Este ejemplo muestra que todas las religiones son extensiones de Babilonia. Todas las religiones proceden de un solo origen diabólico, la antigua ciudad de Babilonia.
El segundo aspecto de Babilonia es la Babilonia religiosa. A los ojos de Dios la Iglesia Católica Romana es Babilonia, pues conserva muchos aspectos del judaísmo y ha asimilado mucho del paganismo.
El tercer aspecto de Babilonia, es la Babilonia material, la cual es la ciudad de Roma.
Es difícil algunas veces distinguir entre estos tres aspectos de Babilonia debido a que la Biblia no los separa. Por ejemplo, la Babilonia de Apocalipsis 18 es la Babilonia material. Cuando yo era joven, algunos maestros cristianos me decían que ésta era la Babilonia literal. Sin embargo, este capítulo no se refiere a la Babilonia literal, sino a la ciudad de Roma, la cual a los ojos de Dios es Babilonia.
En Apocalipsis 17 y 18 se habla de dos aspectos de Babilonia, el religioso y el material, y ambos están mezclados. Por un lado, la mujer del capítulo diecisiete es una “ramera” y representa la iglesia apóstata; pero por otro, es una “mujer” y denota la ciudad de Roma. El versículo 1 habla de la ramera, y el versículo 18 de la mujer. Por consiguiente, la mujer de este capítulo representa el aspecto de la ramera, la iglesia apóstata, y también el aspecto de la mujer, la ciudad física de Roma.
No es fácil entender la Biblia. Necesitamos examinar detenidamente y con oración ciertos pasajes varias veces. No se por qué el Señor en algunos versículos usa indiscriminadamente los diversos aspectos de Babilonia; lo único que sé, es que lo hace. Conocer los aspectos de Babilonia equivale a conocer las profecías relacionadas con las dos venidas de Cristo. En varios pasajes del Antiguo Testamento se mencionan juntas las dos venidas de Cristo. Son como dos cordilleras que parecen una sola cuando se miran desde lejos. Pero cuando uno se acerca se da cuenta de que hay una gran separación entre las dos. Cuando leemos las profecías sobre la venida de Cristo, tenemos que saber cuál se refiere a Su primera venida, y cuál a la segunda. Así sucede con los versículos que se refieren a Babilonia. Debemos discernir cuáles hablan de la antigua Babilonia, cuáles de la Babilonia religiosa y cuales de la Babilonia material. Si entendemos esto con claridad, podremos entender los capítulos diecisiete y dieciocho de Apocalipsis. Hace años yo sencillamente no entendía estos capítulos debido a que no conocía los diversos aspectos de Babilonia. Si los entendemos, tendremos un cimiento sólido para comprender estos dos capítulos, y podremos discernir cuáles versículos se refieren al aspecto religioso y cuáles al material.
Cristo aparecerá en el tiempo de la destrucción de la Babilonia material. Apocalipsis 18:1 dice: “Después de esto vi a otro Angel descender del cielo con gran autoridad; y la tierra fue iluminada con Su gloria”. Este ángel es Cristo, quien desciende del cielo e ilumina la tierra con Su gloria. En Su manifestación Cristo viene como un ángel enviado por Dios. En el Antiguo Testamento varias veces Cristo era el ángel enviado por Dios. En Génesis 22:11-12, Exodo 3:2-6, Jueces 6:11-24 y Zacarías 1:11-12, 2:3, 8-11 y 3:1-7, leemos sobre el ángel de Jehová. Al estudiar el contexto de todas estas referencias sobre el ángel de Jehová, se ve que en realidad es el Señor mismo. En el libro de Apocalipsis Cristo es revelado por lo menos tres o cuatro veces como un ángel enviado por Dios para cumplir Su comisión (7:2; 8:3; 10:1; 18:1). Aquí Cristo aparece de esta manera.
En 10:1 Cristo sigue envuelto en una nube, y en 14:14 El está sentado sobre la nube, mientras que Su gloria aquí en 18:1 resplandece sobre la tierra, lo cual indica que Su venida a la tierra está más cerca que cuando se menciona en 10:1 y 14:14. El descenderá del cielo primeramente envuelto en la nube de modo secreto, y luego vendrá en la nube visiblemente, y por último resplandecerá sobre la tierra y con gran autoridad destruirá a Babilonia la Grande, la ciudad de Roma. En ese entonces tomará posesión de toda la tierra, y ésta será Su reino. Por lo tanto, la caída de la Babilonia material sucederá cuando Cristo se manifieste.
En 18:3 se mencionan los aspectos material y religioso de Babilonia. Allí dice: “Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de su lujo”. “Las naciones han bebido del vino ... y los reyes de la tierra han fornicado con ella...” Esto se refiere al aspecto religioso, mientras que “los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de su lujo” se refiere al aspecto material. Es la religión romana, no el Imperio Romano, la que ha embriagado a todas las naciones con su vino religioso y diabólico. Del mismo modo, es la ciudad de Roma, no la Iglesia Romana, la que ha enriquecido a los mercaderes de la tierra de la potencia de su lujo. Por consiguiente, en un solo versículo se incluyen el aspecto religioso y el material.
El versículo 4 dice: “Salid de ella, pueblo Mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis sus plagas”. Puesto que Babilonia la Grande tiene dos aspectos, salir de ella significa salir de la Babilonia material y de la religiosa. Esto lo demuestra el uso del pronombre “ella” en este versículo. El antecedente de este pronombre es la Babilonia de dos aspectos revelada en los versículos 2 y 3.
Los versículos del 6 al 8 presentan el orgullo de Babilonia y su destrucción. Ella se jacta de ser una reina, no una viuda. Como tal, piensa que nunca sufrirá. Pero cuando llegue el juicio, el Señor la destruirá, y sufrirá mucho tormento y dolor. En un día vendrán las plagas, y será consumida por completo con fuego.
En el versículo 2 vemos la caída de la Babilonia material. Este versículo dice: “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia la Grande, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”. En 14:8 un ángel decía: “Ha caído, ha caído Babilonia la Grande”, y en este versículo Cristo pronuncia las mismas palabras. Esto indica que Babilonia tendrá dos caídas, la de la Babilonia religiosa y la de la Babilonia material. La caída de la Babilonia religiosa se producirá al comienzo de la gran tribulación, y la de la Babilonia material se producirá al final de la gran tribulación. El capítulo dieciocho relata la caída de la Babilonia material, no de la Babilonia religiosa.
El versículo 2 dice que Babilonia se ha vuelto “habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”. Este versículo contiene referencias y citas de los profetas Isaías y Jeremías. Al condenar la Babilonia literal, Jeremías usa expresiones como éstas. Finalmente, la ciudad de Roma será condenada y maldita como lo fue la antigua Babilonia. Por esta razón, la ciudad de Roma ya no será un lugar donde puedan morar seres humanos. Roma es una ciudad bastante interesante, y a los turistas les encanta ir allá. Sin embargo, viene el día cuando nadie la visitará debido a que estará llena de demonios, espíritus inmundos y aves aborrecibles e inmundas. Esta es la señal de que será abominable a los ojos de Dios. La Babilonia material, la ciudad de Roma, será aborrecida por Dios por haber sido el origen de la política y la religión, las cuales son diabólicas. En el Imperio Romano vemos la política diabólica, y en la Iglesia Católica Romana, se ve la religión diabólica. Estas cosas diabólicas han estado en el poder por lo menos dos mil años y han hecho daño a la humanidad y la han envenenado. Por consiguiente, Dios intervendrá y juzgará la ciudad de Roma, haciendo de ella un lugar inhabitable. Como resultado de la condenación y la maldición pronunciada contra la antigua Babilonia, se hizo inhabitable para los humanos. Lo mismo sucederá con la Babilonia material.
En los versículos del 9 al 19 tenemos el llanto sobre Babilonia. El versículo 9 dice: “Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en lujos, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio”; y leemos en el versículo 11: “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más su cargamentos”. Los comerciantes internacionales que han obtenido grandes ganancias de esta ciudad rica llorarán cuando la vean bajo el juicio de Dios.
Los versículos 12 y 13 son una lista de la mercancía vendida por los comerciantes de la tierra. Ya que la mercancía mencionada en estos versículos consiste en varios artículos materiales, queda demostrado que Babilonia la Grande es la ciudad material. La mercancía es de siete clases: desde oro hasta perlas son ornamentos; desde lino fino hasta escarlata son atuendos; desde cedro hasta mármol son muebles y decoración; desde canela hasta incienso son especias; desde vino hasta ovejas son alimento; caballos y carros son transporte; los esclavos y las almas de hombres son trabajadores. De toda la mercancía con que trafica Babilonia lo primero es el oro y lo último es almas de hombres. Las almas de los hombres son hombres que se venden por trabajo. Esto no sólo describe la Babilonia venidera, sino también el mundo de hoy. Las personas se venden por completo a sus empleadores o patrones. Muchos venden sus almas, sus vidas, y todo su ser a su ocupación, y descuidan a Dios y su destino eterno.
Esta lista de artículos muestra que la ciudad de Roma será una ciudad capitalista, no comunista. El capitalismo prevalecerá en Roma hasta que la Babilonia material sea destruida.
El versículo 20 dice: “Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios ha pronunciado juicio a vuestro favor contra ella”. Mientras que muchos llorarán y lamentarán por la destrucción de Babilonia, otros se regocijarán. Los que están en la tierra se lamentarán, pero los que están en el cielo se regocijarán. Nosotros ciertamente estaremos en el cielo entre los que se regocijarán. Además creo que seremos testigos de la destrucción de Babilonia. Cuando veamos su humo subir, nos alegraremos.
En los versículos del 21 al 24 encontramos la declaración de la destrucción total de Babilonia. El versículo 21 dice: “Y un ángel fuerte tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada”. Es posible que la destrucción de Babilonia sea ejecutada por un gran terremoto que hundirá la ciudad entera en el mar. Puesto que éste es el destino de Babilonia, aconseje a sus amigos que salgan de ella.
En Apocalipsis 19:1-4 tenemos la alabanza en el cielo por el juicio ejecutado sobre la gran ramera. En los versículos del 1 al 3 tenemos la voz de una gran multitud en el cielo, que alaba a Dios diciendo: “¡Aleluya!” Aunque el capítulo dieciocho se refiere al juicio sobre la Babilonia material, las alabanzas mencionadas en estos versículos del capítulo diecinueve no están principalmente relacionados con la Babilonia material, sino con la Babilonia religiosa. Esto se debe a que a lo largo de los siglos ambos aspectos han sido mezclados. Hasta el año 476 d. de C. Roma era el centro de la política. Desde esa fecha ha sido el centro de la religión. La Iglesia Católica Romana surgió como potencia en el siglo sexto, y para el fin de ese siglo el sistema papal se había establecido completamente. De estos diecinueve siglos, vimos en los primeros cinco el predominio del Imperio Romano, y en los últimos catorce el de la Iglesia Católica Romana. Cuando llegue el momento de la caída de Babilonia, el aspecto religioso será destruido primero, y el material después. La alabanza ofrecida en el cielo no se relaciona principalmente con la destrucción de la Babilonia material, sino de la Babilonia religiosa, porque ante Dios el aspecto religioso es más detestable que el material. Hoy no nos interesa la Roma material, pero si nos preocupa la Roma religiosa. ¡Cuán felices estaremos cuando veamos la caída de la Babilonia religiosa!
En Apocalipsis 19:4 dice: “Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!” Después de que la voz de una gran multitud en los cielos dice: “¡Aleluya!”, los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes dicen: “¡Amén! ¡Aleluya!” El “Amén” viene primero porque algunos aleluyas ya se han pronunciado. Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes dicen “Amén” a estos aleluyas y añaden más aleluyas. En 1967 el Señor nos mostró cómo podemos invocar Su nombre. Al mismo tiempo comenzamos a ver que debemos alabarle continuamente. Las reuniones que teníamos en 1967 y 1968 estaban llenas de amenes y de aleluyas. Los religiosos nos censuraban por ello, y una pequeña parte de la Babilonia religiosa se levantó contra nosotros. No tengo idea cuál haya sido la razón por la cual hicieron esto. Se opusieron a que alabáramos al Señor con amenes y aleluyas. Pero el libro de Apocalipsis indica que alabar al Señor de esta manera será la práctica del futuro. Lo que se practicará en el cielo en el futuro lo podemos practicar nosotros hoy en la tierra.
Si creemos en la Biblia, debemos aceptar el libro de Apocalipsis. Sin este libro, la Biblia carecería de conclusión. El credo de Nicea, formulado en el año 325 d. de C. en un concilio convocado bajo la autoridad del emperador Constantino, es ampliamente aceptado tanto en el catolicismo como en el protestantismo. Cuando se celebró dicho concilio había siete libros del Nuevo Testamento que no se habían aceptado completamente: Hebreos, Jacobo, la segunda epístola de Pedro, la segunda y la tercera epístolas de Juan, Judas y Apocalipsis. Estos fueron oficialmente reconocidos en el año 393 d. de C., en el concilio de Cartago. Por consiguiente, el credo de Nicea fue formulado probablemente sin el libro de Apocalipsis.
Para muchos cristianos el libro de Apocalipsis es un libro desconocido. Para muchos de ellos es como si el libro de Apocalipsis no estuviera en la Biblia. Aunque lo leen no lo entienden. Esto se debe a la astucia del enemigo. Ningún otro libro de la Biblia ha sido tan sacudido por la opinión cristiana como el libro de Apocalipsis. Por esta razón, en 22:18-19 el Señor Jesús dice: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade algo, Dios le añadirá a él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida, y de la santa ciudad, de los cuales se ha escrito en este libro”. Debemos tener cuidado y no agregar ni quitar nada de las palabras de la profecía de este libro. Aún así, a lo largo de los siglos la mayoría de los cristianos ha hecho a un lado partes de este libro. Aunque el libro de Apocalipsis consta en la Biblia, en la experiencia de muchos, este libro en realidad ha sido eliminado. Esta es la razón por la cual muchos cristianos han perdido las bendiciones de Dios. Desde que el Señor abrió este libro a nosotros, hemos recibido muchas bendiciones. Creo que estos mensajes harán que muchos se tornen y avancen otro paso en todas las iglesias. Las iglesias recibirán mucha bendición.
Existen varias exposiciones del libro de Apocalipsis. Debido a que la mayoría de estos escritos no sigue un principio sano al interpretar dicho libro, mucho de lo que dicen no es exacto. Para poder interpretar correctamente el libro de Apocalipsis tenemos que estar familiarizados con toda la Biblia. Como ya dijimos, casi todos los símbolos de este libro hacen referencia a un símbolo del Antiguo Testamento. Por consiguiente, tenemos que conocer el origen del símbolo que aparece en el Antiguo Testamento y luego seguir el desarrollo del mismo en el Nuevo Testamento. Como ejemplo tenemos el candelero de Apocalipsis 1. Se menciona por primera vez en Exodo 25 y luego en Zacarías 4. Para conocer el significado del candelero de Apocalipsis, tenemos que consultar Exodo 25 y Zacarías 4. Además, necesitamos entender el desarrollo de este asunto del candelero en el libro de Apocalipsis. Esta es la manera en que se debe entender la Biblia.
Otro ejemplo de la comprensión apropiada del Apocalipsis es el asunto de la bestia que consta en el capítulo trece. Para saber lo que la bestia es, tenemos que ir a Daniel 7, puesto que la bestia de Apocalipsis 13 es tanto una alusión a la bestia revelada en Daniel 7 como al desarrollo de la misma.
Si estudiamos la primera vez que algún símbolo se menciona y seguimos su desarrollo, tendremos la interpretación correcta. Debemos seguir este principio básico al estudiar el libro de Apocalipsis. Sin embargo, muchos expositores de este libro no siguen estos principios. Alabado sea el Señor porque nos ha mostrado los principios básicos. Todas las interpretaciones que el Señor nos ha dado concuerdan con estos principios y están respaldados por la historia. Por consiguiente, nosotros hemos sido esclarecidos sobre lo que son el Imperio Romano, la Iglesia Romana y el anticristo. Ya vimos que el anticristo tendrá una personalidad doble; será tanto el séptimo césar como el octavo. Como el octavo césar tendrá el cuerpo del séptimo y el espíritu del quinto. Por consiguiente, él será una figura extraordinaria. Si entendemos esto claramente, sabremos en dónde nos encontramos y que pasará en el futuro cercano.