Mensaje 13
Lectura bíblica: Col. 1:25; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 13:14 Ef. 3:14-19
En 1:25 Pablo dice: “De la cual fui hecho ministro, según la mayordomía de Dios que me fue dada para con vosotros, para completar la palabra de Dios”. En este mensaje, hablaremos del asunto de completar la palabra de Dios.
En tiempos de Pablo, la palabra de Dios incluía el Antiguo Testamento y la palabra que predicaban los primeros discípulos. En Hechos 4:29 vemos que los discípulos oraban para poder predicar la palabra de Dios con denuedo. Según Hechos 4:31, “todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. En Hechos 6:4 vemos que los apóstoles perseveraban en la oración y en el ministerio de la palabra, y en Hechos 6:7 leemos que “crecía la palabra de Dios”. Los que fueron esparcidos por la persecución que se levantó contra la iglesia después de la muerte de Esteban “iban por todas partes anunciando la palabra de Dios como evangelio” (Hch. 8:4). Además, Hechos 12:24 dice que “la palabra de Dios crecía y se multiplicaba”.
La palabra de Dios predicada por los primeros discípulos crecía y se multiplicaba; sin embargo, ésta aún no había sido completada conforme a la economía de Dios. Para completarla, se necesitaba la revelación que Dios le dio a Pablo. Debido a que los judíos tienen solamente el Antiguo Testamento, ellos no tienen el oráculo completo de Dios. Además, a pesar de que los cristianos tienen tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, en realidad muchos de ellos no tienen la revelación completa de Dios. Tal vez en su experiencia y en su comprensión, tengan solamente los Evangelios, el libro de Hechos y parte del libro de Romanos. Pese a que muchos han estudiado la Biblia, todavía no tienen un entendimiento adecuado de la revelación divina.
Conforme a la mayordomía de Dios, Pablo fue hecho ministro de la iglesia para completar la palabra de Dios. Piense por un momento lo que nos faltaría si no tuviéramos las epístolas de Pablo. Sin ellas, la palabra de Dios estaría incompleta. La mayordomía de Pablo consistía en completar la palabra de Dios a fin de impartir a Cristo con todas Sus riquezas en las iglesias. La revelación que Pablo recibió tenía como fin completar la palabra de Dios. Por consiguiente, es crucial que todos conozcamos la revelación que le fue dada a Pablo.
Pablo recibió la revelación de que Cristo es el misterio de Dios. En 2:2 él habla del “pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo”. Esta expresión, “el misterio de Dios”, no se halla en el Antiguo Testamento. Los Evangelios tampoco dejan constancia de que el Señor Jesús la hubiera usado. Fue Pablo quien la usó por primera vez en sus epístolas. El misterio de Dios es Cristo como corporificación de Dios. Colosenses 2:9 dice: “Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
Como misterio de Dios, Cristo debe ser la corporificación de Dios así como el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Todos los maestros cristianos fundamentalistas creen que Cristo es la corporificación de Dios, pero muy pocos de ellos ven que Él también es el Espíritu vivificante. Si hemos de conocer a Cristo en realidad como la corporificación de Dios, es necesario que lo experimentemos como el Espíritu vivificante. Debido a que el enemigo sabe cuán importante es esta verdad, él la ataca con vehemencia. Si no vemos que Cristo es el Espíritu vivificante, el hecho de que Cristo es la corporificación de Dios será solamente una doctrina o una teoría; será una simple enseñanza objetiva, completamente ajena a nuestra experiencia cristiana. Si éste es el caso, la teoría no puede convertirse en realidad. La realidad de Cristo como corporificación de Dios se halla en Cristo como Espíritu vivificante.
En Juan 14:16-18 el Señor Jesús dijo: “Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros”. El Espíritu de realidad mencionado en el versículo 17 es en realidad el mismo Señor que dice en el versículo 18: “Vendré a vosotros”. Esto indica que después de la resurrección, el Señor llegó a ser el Espíritu de realidad. En 1 Corintios 15:45, que trata de la resurrección, se confirma este hecho diciendo que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante. Pablo fue valiente y no dejó ninguna ambigüedad al declarar que Cristo es el Espíritu. Para la mente natural, no es lógico que el postrer Adán, un hombre en la carne, pudiera llegar a ser Espíritu vivificante. Sin embargo, Pablo declaró este hecho sin transigencia alguna. Además, en 2 Corintios 3:17, él dijo: “Y el Señor es el Espíritu”. Al tomar en cuenta el contexto del capítulo entero vemos que el Espíritu del versículo 17 es el mismo Espíritu que da vida, el cual se menciona en el versículo 6. Además, en 2 Timoteo 4:22 Pablo dijo claramente: “El Señor esté con tu espíritu”. ¡Cuán claras son las palabras de Pablo!
En 1964 un amigo íntimo mío me advirtió que no enseñara que Cristo es el Espíritu. Aunque él reconocía que la Biblia sí enseña que Cristo es el Espíritu, no tenía el valor de declararlo debido a que la tradición religiosa hace que otros no estén dispuestos a aceptarlo. Así que le contesté: “Si no enseño que Cristo es el Espíritu vivificante, no tengo más que ministrar. Vine a este país principalmente con la carga de ministrar acerca de este tema”. Más adelante, en ese mismo año, presenté una serie de mensajes sobre el hecho de que Cristo es el Espíritu. Dichos mensajes fueron impresos en un libro titulado La economía de Dios.
Muchos de nosotros podemos testificar de la gran ayuda que recibimos en nuestra experiencia de vida al descubrir que nuestro Señor es hoy el Espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu. Si Cristo no fuera el Espíritu que mora en nuestro espíritu, ¿cómo podríamos experimentarlo como nuestra vida? No tendríamos ninguna experiencia de Cristo como vida; en lugar de ello, tendríamos simplemente otra forma de práctica religiosa. No obstante, puesto que tenemos al Cristo que es Espíritu vivificante, no tenemos una religión; más bien, tenemos al Cristo viviente en nuestra experiencia. Por una parte, Él es la corporificación de la plenitud de Dios y, por otra, es el Espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu. Esta revelación acerca de Cristo forma parte de la revelación que le fue dada a Pablo, a fin de que se completara la palabra de Dios.
Pablo recibió también la revelación acerca de la dispensación de Dios (2 Co. 13:14; Ef. 3:14-19). El uso incorrecto de la palabra dispensación ha afectado mucho la manera en que la gente concibe este término. Muchos cristianos simplemente la usan para referirse a las distintas maneras en que Dios trata con Su pueblo, a las que ellos llaman dispensaciones. No obstante, cuando nosotros usamos la palabra dispensación, le damos el sentido de dispensar o impartir. Dios, en Su economía, se imparte en nosotros. Pablo fue el primero en hablar de la dispensación o impartición de Dios, y sus escritos revelan que ahora Dios se imparte en nuestro ser. Por ejemplo, 2 Corintios 13:14 dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. Esto es la dispensación o impartición del Dios Triuno en nuestro ser. ¿En qué otra parte de la Biblia puede usted encontrar una referencia tan clara en cuanto a la manera en que el Dios Triuno se imparte en los creyentes? En este versículo, vemos al Padre como la fuente, al Hijo como el caudal, y al Espíritu como la corriente. ¡Qué impartición!
Pablo habla también de la dispensación o impartición de Dios en Efesios 3:14-19. Él pide al Padre que seamos fortalecidos con poder en nuestro hombre interior por Su Espíritu para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones. Esto da por resultado que seamos arraigados y cimentados en amor, y seamos fortalecidos para comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura, y la profundidad, y conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, a fin de que seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. En estos versículos, Pablo menciona al Dios Triuno: al Padre, al Espíritu y a Cristo (el Hijo). Al impartirse el Dios Triuno en nuestro ser, nosotros nos convertimos en la plenitud de Dios, Su expresión.
En Efesios 3:4 Pablo habla del misterio de Cristo. En Colosenses 2:2 vemos que el misterio de Dios es Cristo, mientras que en Efesios 3:4 vemos que el misterio de Cristo es la iglesia. Pablo dice en Efesios 1:22-23 que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, Su plenitud. Pablo fue el primero en usar este término para describir a la iglesia. En ninguna parte de los escritos de Pedro o Juan se menciona que la iglesia es el Cuerpo de Cristo. A pesar de que Pablo surge después de los primeros apóstoles, él tuvo el denuedo de proclamar la revelación divina y se atrevió a usar términos nunca antes usados. Pedro reconoció esto y recomendó a Pablo en su segunda epístola, diciendo: “Como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito; como asimismo lo hace en todas sus cartas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender” (2 P. 3:15-16). Pedro pudo escribir estas palabras aun después de haber sido reprendido por Pablo (Gá. 2:11). Debido a que Pablo no tenía miedo de declarar la revelación que Dios le había dado acerca de la iglesia, él era la clase de persona que el Señor podía usar para completar Su palabra.
Pablo usó otro término para describir la iglesia, el cual produjo un cambio radical: el nuevo hombre (Col. 3:10). Pablo recibió la revelación de que la iglesia es el nuevo hombre que tiene a Cristo como su constituyente. Sólo Pablo tuvo el denuedo como para usar esta palabra.
Hoy persiste la urgente necesidad de completar la palabra de Dios. Hace siglos Pablo fue usado para completar la revelación divina, pero todavía hoy se necesita completarla de una manera práctica entre los cristianos. En la mayoría de los grupos cristianos se ministra muy poco a Cristo como vida. Además, no muchos se atreven a encarar el tema de la iglesia. Satanás, el enemigo de Dios, busca anular el completamiento de la palabra de Dios de una manera sutil. Él permite que los cristianos prediquen lo que está revelado en el Antiguo Testamento, en los Evangelios y en Hechos, pero no tolera que se enseñe que Cristo es el Espíritu vivificante y que la iglesia es el misterio de Cristo. Todo aquel que ministre en esta línea será atacado por el enemigo.
Debido a que he tomado una postura firme con relación a la iglesia, me he convertido en el blanco de muchos rumores malignos. He sido acusado de tergiversar las enseñanzas del hermano Nee acerca de la vida de iglesia. Algunos afirman que el hermano Nee, después de la segunda guerra mundial, cambió su concepto respecto al terreno de la iglesia. Según este rumor, debido a que no cambié mi actitud acerca del terreno de la iglesia, llegué a diferir del hermano Nee al respecto. Así que, para demostrar que esta acusación era falsa, imprimimos el libro Pláticas adicionales sobre la vida de la iglesia, el cual contiene muchos mensajes acerca de la iglesia que fueron dados por el hermano Nee después de la segunda guerra mundial. En cada uno de estos mensajes se especifica la fecha y el lugar donde los mensajes fueron dados. Después que publicamos este libro, los opositores cambiaron su estrategia y empezaron a decir que este libro no era una traducción correcta, sino mi propia interpretación. No obstante, los que conocen el inglés así como el chino pueden testificar que la traducción es muy precisa y muy fiel al original. Estos rumores muestran que Satanás ataca a los que hoy defienden la revelación que Dios le dio a Pablo, y más específicamente, la revelación acerca de que Cristo es el misterio de Dios y que la iglesia es el misterio de Cristo.
Muchos se oponen a nosotros porque se encuentran embotados por la tradición religiosa. Bajo la influencia de esta tradición, ellos tienen por herética la enseñanza que corresponde a la revelación con la cual el apóstol Pablo completó la palabra de Dios. Entre nosotros, muchos podemos testificar que en el cristianismo no recibimos la revelación completa, la palabra de Dios en su totalidad. La sutileza del enemigo consiste en cubrir con un velo la palabra revelada a Pablo. Es por eso que tenemos una gran carga respecto al completamiento de la palabra de Dios.
En 1:29 Pablo dijo que él trabajaba, “luchando según la operación de El, la cual actúa en mí con poder”. Pablo trabajaba y luchaba para completar la palabra de Dios. La palabra griega indica que él luchaba y combatía por este propósito. Podemos testificar que también nosotros luchamos por el completamiento de la revelación que le fue dada a Pablo. En el ministerio del Señor, aparentemente estamos haciendo un trabajo, pero en realidad, estamos luchando contra la religión y su tradición. Sin embargo, debemos tener en claro que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra las huestes de maldad en las regiones celestes, contra las puertas del Hades que buscan destruir a la iglesia. Mientras luchamos y combatimos, nuestra carga, nuestra mayordomía, consiste en completar la palabra de Dios. Lo que estamos ministrando hoy en día es la revelación divina dada a Pablo con la cual se completó la palabra de Dios.
Debemos declarar repetidas veces que esta revelación es acerca de Cristo como corporificación de Dios y de la iglesia como expresión de Cristo. Aunque en este país los cristianos realizan un sinnúmero de actividades, prácticamente nadie está llevando a cabo la labor de completar la palabra de Dios. ¿Quién ha tomado la carga de declarar que Cristo el Salvador es el Espíritu vivificante que imparte la vida divina en nosotros? ¿Quién está liberando la carga de decirle al pueblo de Dios que deben ser el Cuerpo viviente que exprese a Cristo sobre el terreno apropiado de la iglesia en cada localidad? Los que estamos en el recobro del Señor debemos asumir esta responsabilidad. La meta del recobro del Señor es completar la palabra de Dios. Yo espero que muchos hermanos tomen la resolución de cumplir este ministerio.
Hoy en día abunda la predicación del evangelio, la enseñanza bíblica, y la obra cristiana, pero ¿dónde se recibe la palabra de Dios completada por Pablo? Existen miles de “iglesias”, pero no se ve la palabra de Dios según fue completada por Pablo. Si no se completa la palabra de Dios, el propósito de Dios no puede cumplirse y Cristo no puede obtener Su novia ni traer Su reino. Debemos experimentar a Cristo como el Espíritu vivificante y todo-inclusivo y estar firmes con relación al terreno apropiado de la iglesia. No importa cuánta oposición y ataques recibamos, debemos estar a favor de la iglesia y experimentar a Cristo en nuestra vida diaria.
La palabra de Dios se completó con la revelación del gran misterio de Cristo y la iglesia (Ef. 5:32), con la revelación completa de Cristo, la Cabeza (Col. 1:26-27; 2:19; 3:11), y de la iglesia, el Cuerpo (Ef. 3:3-6). Estos asuntos no solamente deben causar una profunda impresión en nosotros, sino que también deben infundirse en nuestro ser. Que el Señor nos traiga claridad a todos en cuanto a Su recobro y a la necesidad de luchar para completar la palabra de Dios. Si hemos de ser de aquéllos que completan la palabra de Dios, Cristo como Espíritu vivificante debe ser el contenido de lo que ministramos, y nosotros debemos estar firmes con la iglesia, la cual es la expresión viviente de Cristo edificada, sobre el terreno apropiado de unidad, la localidad. Ésta es nuestra carga, nuestro ministerio y nuestra lucha.