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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
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Mensaje 54

EN CRISTO Y SEGÚN CRISTO

  Lectura bíblica: Col. 2:8-15; 2 Co. 3:17; 2 Ti. 4:22a; 1 Co. 6:17; Ro. 8:4

  En 2:8-15 Pablo recalca que los creyentes están en Cristo y que deberían asegurarse de que todo su ser sea conforme a Cristo. Es un hecho que estamos en Cristo. En el versículo 10 Pablo dice: “Y vosotros estáis llenos en El”. Además, en Cristo fuimos también circuncidados, resucitados y avivados (vs. 11-12). Lo que escribe Pablo está estructurado según el concepto básico de que todo está en Cristo. Si quitáramos la expresión “en El” de los versículos 2:8-15, la estructura de la composición de Pablo se derrumbaría por completo.

  En 2:8 Pablo dice: “Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofía y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Notemos la expresión “según Cristo”. El deseo de Pablo consistía en que todos viviésemos según Cristo y que todo nuestro ser fuese según Él. Extraviarse de Cristo es permitir que nuestro ser sea conforme a algo que no es Cristo, y en particular a las tradiciones de los hombres y los rudimentos del mundo. Estos dos asuntos abarcan todo lo que no es según Cristo. Hoy en día, tanto los creyentes como los incrédulos viven, andan y se comportan según las tradiciones de los hombres o según los rudimentos del mundo. Es muy difícil encontrar a alguien cuyo mismo ser sea conforme a Cristo. No obstante, el andar cristiano debería ser un andar que es según Cristo. Alabamos al Señor por todas las riquezas que tenemos en Cristo. Pero es preciso avanzar para poder vivir y conducirnos según Cristo.

LOS HECHOS Y LA EXPERIENCIA

  En 2:8-15 Pablo enumera varios hechos espirituales que son sumamente importantes. Uno de ellos es que toda la plenitud de la Deidad habita corporalmente en Cristo. Cristo es la Cabeza de todo principado y potestad. En Él fuimos circuncidados, sepultados, resucitados y vivificados. Todos éstos son hechos cumplidos. Otro hecho es que el código escrito que consistía en ordenanzas fue anulado y que las potestades de las tinieblas fueron despojadas. Todos estos hechos tienen que ver con el asunto de estar en Cristo. Sin embargo, si queremos que estos hechos lleguen a ser nuestra experiencia, no solamente debemos estar en Cristo, sino además vivir según Cristo. La expresión “en El” se refiere a los hechos, mientras que la expresión “según Cristo” se refiere a la experiencia. Todos los que son salvos están en Cristo; ésta es nuestra posición. Por ser salvos, todos los hechos que hemos mencionado son nuestros. Tenemos el derecho, el título de propiedad, para reclamar todos estos hechos. Sin embargo, un asunto completamente distinto es si a diario nos conducimos según Cristo o no. Tal vez tengamos la confianza para declarar que estamos en Cristo, pero es posible que no la tengamos para decir que nuestro diario andar es según Cristo. ¿Está usted seguro de que a diario vive según Cristo? ¿Puede testificar esto? Efectivamente estamos en Cristo, pero nuestro ser no es según Él. La mayoría del tiempo vivimos según las tradiciones de los hombres y los rudimentos del mundo. Pese a que tenemos los hechos, nos hace falta experimentarlos más.

APARTADOS DE CRISTO

  En Colosenses 2 Pablo dice que el Cristo que hemos recibido es el misterio de Dios, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Ahora, debemos andar en Él, habiendo sido arraigados en Él y siendo sobreedificados en Él. Después de esto, el apóstol nos advierte que debemos mirar que nadie nos lleve cautivos. Después de que vemos el hecho maravilloso de que hemos recibido a Cristo como el misterio de Dios y que hemos sido arraigados en Él, debemos mirar que nada nos aparte de este Cristo. Si usted no tiene la confianza de decir que anda según Cristo, eso indica que en la práctica, usted está apartado de Él. En efecto, usted recibió a Cristo y fue arraigado en Él, pero con respecto a su vida diaria, usted ha sido distraído y apartado de Él. Si día a día no vivimos según Cristo, eso significa que nos hemos desligado de Cristo. Si ésta es nuestra situación, no importa cuán lejos estemos apartados de Él, ya sea mucho o poco, el hecho no cambia: estamos desligados de Él.

  La mayor parte de nuestro diario andar es según las tradiciones de los hombres y los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Las tradiciones son el componente principal de la cultura. Sin las tradiciones, la cultura desaparecería. Heredamos la cultura de las prácticas tradicionales de nuestra familia, de nuestra sociedad y de nuestro país. Espontáneamente y sin percatarnos de ello, vivimos según las tradiciones culturales que hemos heredado. Asimismo, vivimos según los rudimentos del mundo, es decir, según los principios elementales de la cultura. Las tradiciones son las prácticas de la cultura, mientras que los rudimentos son los principios básicos de la cultura. Estas dos cosas nos dominan incluso a nosotros, que amamos a Cristo y le buscamos. Yo aborrezco todo aspecto de mi vida diaria que es según las tradiciones de los hombres o los rudimentos del mundo, y no según Cristo. No quiero vivir según las tradiciones chinas o las enseñanzas éticas de Confucio. Muchas veces he orado así: “Señor, perdóname por vivir según las tradiciones de los hombres en lugar de vivir según Cristo”. El deseo de Dios es que andemos según Cristo. Por ejemplo, puede ser que una hermana sea sumisa, obedeciendo a las enseñanzas de la Biblia o a una norma ética de su cultura. Sin embargo, esta sumisión quizás no sea según Cristo. Dios no quiere que nos comportemos de otro modo que no sea según Cristo.

  Muchos santos, después de algún tiempo en la iglesia, empiezan a andar según lo que bien podría llamarse el estilo de vida de la iglesia local. En cierto sentido, la vida de iglesia refina nuestra persona. La calidad humana de los santos que están en las iglesias locales es muy alta. Sin embargo, es posible que andemos según nuestra humanidad refinada, y no según Cristo. Tal vez, en lugar de vivir a Cristo, nos conformemos a ciertas normas o prácticas. Por ejemplo, suponga que una hermana que lleva algún tiempo en la vida de iglesia, decida dejar de maquillarse. Su decisión no necesariamente es conforme a Cristo, pues puede ser que ella simplemente se esté conformando al estilo de vida de la iglesia local, y no esté andando según Cristo. Otro ejemplo de esto es de un hermano que decide mantener su cabello corto en lugar de dejárselo largo. Si este hermano no estuviese en la vida de iglesia, preferiría dejarse el pelo largo. Pero por lo que está en la iglesia, prefiere mantener su pelo corto. Sin embargo, es probable que en este asunto, él se esté conformando a cierto estilo de vida, en lugar de vivir según Cristo. En la vida de iglesia, no deberíamos conformarnos a otras cosas sino vivir, andar y conducirnos según Cristo. Dios no desea obtener un grupo de personas muy nítidas, pulcras y refinadas; lo que Él desea es un grupo de gente que viva según Cristo. Estar en Cristo no es suficiente; debemos también andar según Él. Estar en Cristo tiene que ver con nuestra posición, pero andar según Cristo tiene que ver con nuestra experiencia. Deberíamos vestirnos y cortarnos el pelo según Cristo, y no según las tradiciones de los hombres o los rudimentos del mundo.

  Lo que Dios desea es que andemos cada día según Cristo. Si no vivimos según Cristo, nos encontramos apartados de Él. Así como una pequeña lámina de material aislante puede interrumpir la corriente eléctrica, también la más mínima separación de Cristo puede apartarnos de Él. No es solamente cuando uno se entrega a los apetitos mundanos que se aparta de Cristo. Si uno asiste a las reuniones de la iglesia sin conducirse según Cristo, estará apartado de Cristo en términos de su experiencia práctica. En este sentido, no es diferente de los cristianos que se entregan a los entretenimientos mundanos. Es cierto que ya hemos sido salvos, regenerados y arraigados en el Cristo todo-inclusivo y extenso. Sin embargo, nos es muy fácil apartarnos de Él. ¿Dónde hay cristianos que hoy en día anden verdaderamente según Cristo y no conforme a las tradiciones de los hombres? Hoy casi todos los creyentes se hallan apartados de Cristo, viviendo según alguna clase de tradiciones. ¿Dónde hay cristianos que simple, única y exclusivamente vivan según Cristo?

  Los creyentes de Colosas no se habían apartado de Cristo por causa de cosas pecaminosas. Ellos se apartaron al seguir las buenas tradiciones de la cultura y los rudimentos del mundo. Muchos cristianos son como los colosenses. A pesar de que viven según las normas éticas más elevadas y siguen las mejores prácticas, no viven a diario según Cristo.

ANDAR SEGÚN EL ESPÍRITU

  Romanos 8:4 es un versículo muy parecido a Colosenses 2:8, en el sentido de que nos exhorta a andar conforme al espíritu. Andar conforme al espíritu es lo mismo que andar según Cristo. Si usted anda cada día conforme al espíritu, automáticamente andará según Cristo. Si anda de esta manera, hará ciertas cosas o se abstendrá de hacerlas, no para conformarse a lo que se practica en la iglesia local, sino porque anda según Cristo.

  En el Nuevo Testamento hallamos algunos versículos muy cruciales en cuanto al Espíritu. En 2 Corintios 3:17 se nos dice que el Señor es el Espíritu; en 2 Timoteo 4:22 se afirma que el Señor está con nuestro espíritu; en 1 Corintios 6:17 se afirma que el que se une al Señor es un solo espíritu con Él, y Romanos 8:4 nos exhorta a andar conforme al espíritu. El Espíritu mencionado en 2 Corintios 3:17 (la palabra griega se traduce correctamente “el Espíritu” y no “ese Espíritu”) es el mismo Espíritu mencionado en Juan 7:39, el Espíritu que aún no había hasta que Jesús fuera glorificado. Después de Su resurrección, el Señor se hizo el Espíritu que da vida a todos los que creen en Él. Hoy en día el Señor es el Espíritu, y este Espíritu está en nuestro espíritu. ¡Alabado sea el Señor porque somos un solo espíritu con Él y porque podemos andar conforme al espíritu!

UN MANDAMIENTO TODO-INCLUSIVO

  El mandamiento de andar conforme al espíritu es un mandamiento todo-inclusivo. Incluye lo que la Biblia dice con respecto a que los maridos deben amar a sus esposas, las esposas deben someterse a sus maridos, los hijos deben honrar a sus padres y los padres deben cuidar de sus hijos. El andar conforme al espíritu incluye todas las virtudes básicas, como la humildad, la bondad, la honestidad, la fidelidad y el amor. Dios no quiere que nos esforcemos por ser virtuosos, amables o sumisos. Lo único que Él quiere es que andemos conforme al espíritu. ¡Oh, cuán crucial es que veamos esto!

  El libro de Colosenses revela que Cristo es todo-inclusivo y extenso. En Él lo tenemos todo, ya que en Él estamos llenos, completos y perfectos, y somos abastecidos y saciados. Ahora debemos ver que en nuestra experiencia práctica, este Cristo todo-inclusivo y extenso es el Espíritu. A quienes no les interesa experimentar a Cristo, negarán que Él es el Espíritu; pero nosotros, quienes sí anhelamos experimentarlo, necesitamos ver que el Nuevo Testamento revela claramente que el Señor hoy es el Espíritu. Como Espíritu, el Señor está en nuestro espíritu. Así pues, sabemos lo que el Señor es: Él es el Espíritu, y también dónde Él está: en nuestro espíritu. El Señor quiere que podamos localizarlo. Una vez que sabemos que Él es el Espíritu que mora en nuestro espíritu, nos es fácil tener contacto con Él. Si alguien le preguntara dónde está el Cristo del cual tanto hablamos, usted debe contestar que Él mora en su espíritu.

APLICADO A NUESTRO DIARIO VIVIR

  Debemos aplicar el asunto de andar conforme al espíritu a cada aspecto de nuestra vida diaria. Por ejemplo, los hermanos que viven juntos deben aplicar esto a las conversaciones que tienen entre ellos. Tal vez un hermano acostumbre a hablar según lo que le dicta su mente, mientras que otro hable conforme a sus emociones. Ambos hermanos deben aprender a andar conforme al espíritu. Al despertar en la mañana, deberían ejercitarse para no hablar conforme a la mente o las emociones, sino conforme al espíritu. Estos hermanos deberían orar así: “Señor, concédeme la gracia de hablar a partir de mi espíritu”. Sin embargo, es posible que en lugar de hacer esto, ellos vivan según las tradiciones de los hombres y los rudimentos del mundo. Aunque tal vez no discutan, viven según su propia humanidad, que ha sido refinada por la vida de iglesia, y no viven según Cristo.

  Una área muy importante en la que debemos andar conforme a nuestro espíritu es nuestra vida matrimonial. A los maridos les cuesta trabajo permanecer en su espíritu al relacionarse con sus esposas. Para ellos es fácil estar en la mente, en la parte emotiva o en la voluntad. Una de las cosas más difíciles para un hermano es volverse a su espíritu en la presencia de su esposa. Así que, los hermanos debemos aprender a andar conforme al espíritu cuando estamos con nuestras esposas. Si la esposa de cierto hermano lo trata bien, está contento; pero cuando no, se ofende. Tal vez él prefiera permanecer en su parte emotiva, en lugar de volverse al espíritu. Ya sea que nuestras esposas sean amables o no, debemos permanecer en nuestro espíritu. Si su esposa le recrimina a usted, permanezca en su espíritu; y si ella lo alaba, permanezca también en su espíritu. Si usted permanece en el espíritu, andará según Cristo en su vida matrimonial.

  Las esposas también necesitan aprender a estar en el espíritu cuando están con sus maridos. Estar en el espíritu resulta aun más difícil para las esposas que para los esposos. La mayoría de las hermanas pueden estar en el espíritu con casi todo el mundo excepto sus maridos. Cuando están con sus maridos, casi siempre están en su parte emotiva, y no en el espíritu. Necesitamos la misericordia y la gracia del Señor para estar en el espíritu con nuestro cónyuge. Debemos reconocer que, por lo general, no vivimos según Cristo en nuestra vida matrimonial. Volvámonos al Señor para que Él nos conceda Su misericordia y gracia, a fin de vivir nuestra vida matrimonial conforme al espíritu. Esto es crucial y fundamental para la vida de iglesia. La vida matrimonial es el fundamento de la vida familiar, la vida familiar es la base de nuestra vida cotidiana, y nuestra vida cotidiana es la base de la vida de iglesia. Esto nos permite ver cuán crucial es nuestra vida matrimonial. Si en nuestra vida matrimonial podemos vivir según nuestro espíritu, desaparecerán muchísimas dificultades.

  Es vital que aprendamos a comportarnos conforme al espíritu en nuestra casa. Es común que un hermano se preocupe por estar en su espíritu cuando está con los santos, pero no cuando está con sus hijos. Pero deberíamos ejercitarnos aun más para estar en el espíritu cuando estamos con nuestros hijos que cuando estamos con los hermanos. Si en nuestro hogar nos ejercitamos para vivir, andar y conducirnos conforme al espíritu, viviremos según Cristo y no según las tradiciones de los hombres y los rudimentos del mundo. Si nuestro diario andar es conforme al espíritu, sabremos espontáneamente qué decir y qué hacer. No tendremos necesidad de ordenanzas ni de un código de comportamiento. El Espíritu que mora en nuestro espíritu será nuestra ordenanza única y viviente. Cuando andamos conforme al Espíritu divino, el cual está mezclado con nuestro espíritu humano, todo nuestro ser será según Cristo. Entonces, no solamente estaremos en Cristo, sino que además viviremos según Él. Que el Señor nos conceda la gracia de seguir adelante, para no solamente estar en Cristo sino también para vivir según Él. Alabado sea el Señor porque estamos en Él. Ahora, Él espera que nosotros satisfagamos el deseo de Su corazón al andar según Él.

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