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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Colosenses»
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Mensaje 55

QUE NADIE OS DEFRAUDE JUZGÁNDOOS INDIGNOS DEL PREMIO DE DISFRUTAR A CRISTO

  Lectura bíblica: Col. 2:16-19; 1:25-28

  Hemos dicho en repetidas ocasiones que el ministerio de Pablo consistía en completar la palabra de Dios. En 1:25 él dice: “Fui hecho ministro, según la mayordomía de Dios que me fue dada para con vosotros, para completar la palabra de Dios”. Sin las epístolas de Pablo, habría un gran faltante en la Biblia, y la palabra de Dios estaría incompleta. La revelación divina fue completada mediante el ministerio de Pablo.

  De entre todas las epístolas escritas por Pablo, Colosenses es la epístola final y consumada. Se encuentra llena de temas elevados y profundos. Podemos compararla con una mina de oro, llena de riquezas que debemos excavar.

EXPERIMENTAR AL CRISTO EXTENSO

  En el libro de Colosenses Cristo es revelado no solamente como Aquel que es todo-inclusivo, sino también como Aquel que es extenso. Él es universalmente extenso. Esto se indica en 2:16 y 17, donde dice que Él es el cuerpo, la sustancia, de todas las sombras. Cristo es la realidad de todas las cosas positivas que existen en el universo. Es debido a esto que Él es extenso y todo-inclusivo.

  Conforme a la revelación contenida en el libro de Colosenses, el Cristo extenso y todo-inclusivo lo es todo para nosotros. Aunque Cristo es universalmente extenso, Él debe ser nuestra experiencia diaria. Deberíamos experimentarlo en nuestra vida diaria y en nuestro diario andar. El Cristo extenso y todo-inclusivo debe hacerse real y práctico día a día en nuestra experiencia. Por un lado, en Colosenses, Pablo presenta la revelación del Cristo extenso; por otro, él habla de nuestra experiencia de este Cristo de una manera detallada.

  En cuanto a la revelación de Cristo, Pablo usa expresiones como “la imagen del Dios invisible”, “el Primogénito de toda creación”, “el Primogénito de entre los muertos” y “el misterio de Dios”. Sin embargo, en cuanto a la experiencia diaria que tenemos de Cristo, él habla de cosas tan comunes y ordinarias como son la comida y la bebida (2:16). Aun en cosas como éstas debemos experimentar a Cristo. Por ejemplo, usted puede experimentar a Cristo mientras se bebe una taza de té o un vaso de agua. Si nos preguntamos a nosotros mismos si realmente disfrutamos o no a Cristo en los pequeños detalles de nuestro vivir diario, veremos que nos falta más experiencia. Si usted no disfruta a Cristo mientras come y bebe, y si no disfruta a Cristo como su verdadero vestido mientras se viste, eso significa que ha sido privado de su premio, que consiste en disfrutar a Cristo. Éste es un asunto extremadamente serio.

EL DISFRUTE QUE TENEMOS DIARIA, SEMANAL, MENSUAL Y ANUALMENTE

  Colosenses 2:16 dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados”. Pablo, al escribir estas palabras, se refiere de una manera sabia a asuntos relacionados con el disfrute que tenemos diaria, semanal, mensual y anualmente. Comer y beber es algo que hacemos todos los días, observar el sábado es algo que se repite cada semana, guardar la luna nueva es algo que se hace cada mes, y disfrutar ciertos días de fiesta es algo que sucede cada año. Al referirse a estos asuntos, Pablo quería comunicarnos que en cualquier cosa que disfrutemos cada día, cada semana, cada mes y cada año, deberíamos disfrutar a Cristo. De otro modo, seríamos privados de Cristo y nos apartaríamos de Él. Por ejemplo, cada vez que usted almuerce, debería estar consciente de que los alimentos son una sombra de Cristo, quien es la verdadera comida. Cristo es el cuerpo, la sustancia, de esa sombra. Debemos entender esto no sólo de manera doctrinal, sino también experimentalmente. Cuando lo inviten a un restaurante, debería ir no solamente con la intención de disfrutar la sombra, sino también para disfrutar a Cristo.

  En 2:16-17 vemos que las cosas materiales son una sombra de Cristo. La frase “lo que ha de venir”, mencionada en el versículo 17, se refiere a cosas relacionadas con Cristo como nuestro disfrute. Por lo tanto, Cristo es el cuerpo, la sustancia, la realidad de todas las sombras. Como tal, Él debe ser la realidad del disfrute que tenemos diaria, semanal, mensual y anualmente.

  Es muy significativo que después de que Pablo dijera que Cristo es el cuerpo de todas las sombras, añadiera: “Que nadie ... os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio” (v. 18). El contexto nos muestra que el premio consiste en disfrutar a Cristo como el cuerpo de todas las sombras. Disfrutar a Cristo es un verdadero premio.

DEFRAUDADOS Y PRIVADOS DE PODER DISFRUTAR A CRISTO SUBJETIVAMENTE

  Algunos santos de Colosas eran judíos mientras que otros eran griegos. Tanto los unos como los otros tuvieron que pagar un precio para volverse a Cristo. Después de haber pagado el precio, ellos recibieron el premio de poder disfrutar a Cristo. Puesto que tantos los creyentes judíos como los creyentes griegos habían sufrido mucho por su fe en Cristo, ahora podían obtener el premio de disfrutar subjetivamente a Cristo. Lo mismo nos sucede a nosotros. Muchos santos fueron perseguidos por volverse a Cristo y por seguir el camino del recobro del Señor, y por eso ahora pueden disfrutarlo a Él como su recompensa, como su premio. El premio no es solamente el Cristo objetivo, sino principalmente el hecho de disfrutar a Cristo de una manera subjetiva. Esto es lo que indica Colosenses 2:16 y 17. Estos versículos revelan que Cristo no es solamente objetivo, sino que Él es también alguien a quien debemos disfrutar cada día, cada semana, cada mes y cada año. El Cristo que experimentamos cada día en asuntos tales como la comida y la bebida es un Cristo que podemos disfrutar muy subjetivamente. Podemos decir lo mismo del Cristo que experimentamos semanalmente como nuestro completamiento y reposo (el sábado), como el nuevo comienzo que nos saca de las tinieblas (la luna nueva), y como nuestro disfrute anual (los días de fiesta). Por lo tanto, conforme al versículo 18, ser privados de nuestro premio significa ser privados de disfrutar a Cristo subjetivamente. Debemos disfrutar a Cristo cada día, cada semana, cada mes y cada año. No debemos permitir que nadie nos prive de este premio.

  Lamentablemente, los creyentes colosenses estaban siendo defraudados y privados del premio de disfrutar a Cristo. Los judaizantes habían distraído a los creyentes judíos y así los habían apartados de Cristo, mientras que los creyentes gentiles habían sido cautivados por algunos conceptos filosóficos. Tanto los unos como los otros habían sido privados del premio de experimentar y disfrutar a Cristo diariamente. Además, habían perdido el disfrute que tenían de Él semanal, mensual y anualmente. Esto indica que los creyentes judíos y gentiles habían sido llevados cautivos, es decir, habían sido privados del premio por el cual habían pagado un precio tan alto. Como hemos dicho en repetidas ocasiones, este premio es la experiencia subjetiva que tenemos de Cristo cada día, cada semana, cada mes y cada año.

  Debemos preguntarnos si experimentamos y disfrutamos a Cristo de una manera práctica cada día, cada semana, cada mes y cada año. Es muy probable que nosotros, al igual que los colosenses, hayamos sido privados también de nuestro premio. Tal vez Satanás, el diablo, nos defraude y nos prive de Cristo sin que siquiera nos percatemos de ello. Un día, me robaron mi maletín con mi pasaporte, mientras hablaba a alguien en la oficina de una aerolínea. No obstante, en el momento en que me lo robaron, no me di cuenta. Había sido privado de mi maletín; sin embargo, ignoraba completamente este hecho. Del mismo modo, tal vez no estemos conscientes del hecho de que el enemigo nos haya privado de disfrutar a Cristo. Es posible que hayamos perdido el disfrute que tenemos de Cristo diaria, semanal, mensual y anualmente, y que ni siquiera nos hayamos dado cuenta de ello.

REGRESAR A CRISTO

  El Señor en Su recobro nos está trayendo de regreso de la religión y de todo lo demás a Cristo mismo. La economía de Dios consiste en que Él mismo se imparte en nosotros para ser nuestro deleite. Dios no desea que Cristo sea solamente nuestro Salvador o nuestra vida, sino también el deleite que experimentamos cada día, cada semana, cada mes y cada año. Pero cuando vemos la condición actual de la mayoría de los cristianos, vemos que se ha perdido este disfrute. En lugar de disfrutar a Cristo, los creyentes se encuentran ocupados por la religión, por los así llamados cultos de adoración, y por las enseñanzas teológicas. Se disfruta muy poco a Cristo de una manera práctica y viviente. Sin duda, se necesita que Dios realice una obra de restauración. Necesitamos ser traídos de regreso a Cristo mismo, y en especial, necesitamos ser recobrados y conducidos a disfrutar a Cristo de forma continua, diaria, semanal, mensual y anualmente.

  No tengo ninguna carga de dar más mensajes sobre la doctrina. Lo que me preocupa es que los santos experimenten a Cristo de una manera práctica. De no ser así, eso significa que el enemigo sutilmente nos ha defraudado y privado de Cristo como nuestro premio. Debemos disfrutar a Cristo incluso en los pequeños detalles de nuestra vida diaria.

EL COMPLETAMIENTO DE LA REVELACIÓN DIVINA

  Es posible que, por la misericordia del Señor, llevemos una vida moralmente recta. Pero aunque no pequemos, es probable que aún nos falte mucho más de Cristo. Quizás nuestra vida diaria sea excelente en muchos aspectos, pero debemos hacernos una pregunta crucial: ¿En qué medida experimentamos a Cristo y lo disfrutamos? Nuestra meta no debe ser solamente tener una vida diaria apropiada; nuestra meta tiene que ser Cristo. El propósito de nuestra vida es ganar a Cristo y experimentarlo. Aprecio que la norma de nuestro andar diario sea bastante elevada. Si la gente de este país tuviese estas normas, la situación en toda la nación mejoraría mucho. Pero no podemos contentarnos con el mero hecho de llevar una vida recta. Ésta no es la meta de Dios. Por causa del propósito de Dios, debemos experimentar a Cristo y disfrutarlo. ¿Cuánto disfrutamos a Cristo en nuestra vida diaria? Si disfrutamos poco a Cristo, entonces en nuestra experiencia la palabra de Dios no ha sido completada. Esto significa que necesitamos el ministerio de Pablo y, en particular, el libro de Colosenses.

  Según 1:26, la parte de la palabra de Dios que el ministerio de Pablo completó fue “el misterio que había estado oculto desde los siglos y desde las generaciones, pero que ahora ha sido manifestado a Sus santos”. Este misterio es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria (v. 27). Por mucho conocimiento que tengamos de la Biblia, la revelación divina que logremos aprehender estará incompleta si no experimentamos adecuadamente a Cristo cada día, cada semana, cada mes y cada año. Lo que necesitamos es disfrutar a Cristo de una manera subjetiva para que así se complete la revelación divina en nosotros. Si carecemos de la experiencia y disfrute de Cristo, también carecemos de la revelación divina. El completamiento de la revelación divina depende del Cristo que experimentamos.

PERFECTOS EN CRISTO

  En el versículo 28 Pablo dice que él anunciaba a Cristo “amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre”. La manera de ser perfectos en Cristo es experimentar a Cristo y disfrutarle cada día, cada semana, cada mes y cada año. Los que experimentan y disfrutan a Cristo de esta manera llegarán a ser perfectos, plenamente maduros. Estarán llenos, completos y perfectos, sin ningún tipo de carencia.

DISFRUTAR A CRISTO DE UNA MANERA CONTINUA

  En nuestra vida diaria, nos resulta más fácil preocuparnos por nuestro comportamiento que disfrutar a Cristo. Nosotros, que amamos al Señor y le buscamos, por naturaleza deseamos mejorar nuestro comportamiento. Anhelamos profundamente llevar una vida diaria que sea recta. Es por eso que cada vez que le fallamos al Señor en nuestro diario andar, nos sentimos llenos de remordimiento, nos confesamos ante Él y le pedimos que nos perdone y nos limpie. Sin embargo, aunque nos ejercitemos mucho en esto, es posible que no nos preocupemos mucho por disfrutar a Cristo. ¡Oh, cuánto necesitamos disfrutar a Cristo en nuestra vida diaria!

  Hemos visto que necesitamos disfrutar a Cristo en asuntos cotidianos tales como la comida y la bebida. El hecho de que comemos y bebemos varias veces al día indica que no debemos conformarnos con disfrutar a Cristo una vez al día. La comida y la bebida son sombras. Si comemos y bebemos más de una vez al día, entonces deberíamos disfrutar también a Cristo más de una vez al día. No sólo deberíamos experimentar a Cristo cada día, sino muchas veces durante el día.

  En 1 Tesalonicenses 5:17 Pablo dice: “Orad sin cesar”. Orar de una manera genuina equivale a disfrutar a Cristo. Lamento tener que decir que muchas de nuestras oraciones no son genuinas, debido a que no disfrutamos a Cristo cuando oramos. Cada vez que oramos apropiadamente en el espíritu, disfrutamos a Cristo. Orar sin cesar en realidad significa disfrutar a Cristo sin cesar. Necesitamos disfrutar a Cristo de una manera continua. Sin embargo, muy pocos de nosotros hemos recibido la debida ayuda para vivir una vida espiritual al disfrutar continuamente a Cristo. Para ello, debemos pedirle al Señor que nos conceda la gracia de disfrutarlo cada día y durante todo el día.

TODO NOS DEBE RECORDAR A CRISTO

  En lo que Pablo dice con respecto a las sombras nos da un indicio de cómo disfrutar a Cristo de una manera práctica. Ya que Cristo es la sustancia y realidad de asuntos tales como la comida y la bebida, cada vez que comamos y bebamos debemos recordar que Cristo es la verdadera comida y la verdadera bebida. Cada vez que usted coma, al mismo tiempo debe comer a Cristo. Cada vez que beba algo, debe también beber a Cristo. Cada vez que se vista, debe recordar que Cristo es su verdadero vestido y experimentarlo como tal. Mientras se pone la ropa, debe también vestirse de Cristo. Es fácil disfrutar a Cristo de esta manera. Día tras día, en todo lo que hagamos, debemos recordar que Cristo es la realidad de todas las cosas. Aun el hecho de respirar debe recordarnos de nuestra necesidad de respirar a Cristo espiritualmente.

  Si adoptamos la práctica de tomar a Cristo como la realidad de todo lo que pertenece al ámbito material de nuestra vida cotidiana, nuestro diario andar experimentará un cambio radical y una transformación: estará lleno de Cristo. Cada vez que comamos y bebamos, tomaremos a Cristo como nuestra comida y bebida espirituales. Todo lo que hagamos nos recordará que debemos tener contacto con Cristo, disfrutarlo, experimentarlo y tomarlo como nuestro todo. Practicar esto cada día equivale a verdaderamente disfrutar a Cristo.

ARRAIGADOS EN CRISTO PARA ABSORBER SUS RIQUEZAS

  En 2:7 encontramos más detalles que nos ayudan a disfrutar a Cristo de manera práctica. En este versículo vemos que fuimos arraigados en Cristo. La palabra “arraigados” implica la existencia del suelo. Cristo es el suelo rico y fértil en el cual hemos sido arraigados. En un mensaje pasado mencionábamos que este rico suelo contiene muchos elementos maravillosos: la plenitud de la Deidad, la autoridad de Cristo como Cabeza, la circuncisión, el elemento de Su sepultura, el hecho de resucitar juntamente con Cristo, la anulación de las ordenanzas y el elemento que despoja a los principados y potestades. Colosenses 2:9-15 presenta una descripción de los elementos del suelo, los cuales están implícitos en la palabra “arraigados” en 2:7.

  Estamos arraigados en Cristo, quien es el suelo rico y fértil. Después de que somos arraigados en Él, debemos comenzar a absorber Sus riquezas. Así como un árbol absorbe los nutrientes del suelo por medio de sus raíces, también nosotros deberíamos absorber las riquezas de Cristo. Los elementos que un árbol absorbe del suelo, hacen que éste crezca. Por consiguiente, el crecimiento de un árbol depende del alimento que absorbe por medio de sus raíces. Puesto que hemos sido arraigados en Cristo, debemos permanecer en Él de una manera práctica día tras día. En nuestra experiencia, debemos permanecer arraigados en Cristo. No obstante, si nos olvidamos de Cristo en asuntos como comer y beber, esto significa que en nuestra experiencia no estamos arraigados en Él. Debido a ello, no nos acordamos de Cristo cuando comemos. Es posible que después de comer, dediquemos algún tiempo para orar. Sin embargo, es probable que al comenzar a orar no estemos realmente arraigados en Cristo en nuestra experiencia, y oremos por muchas cosas innecesarias. Puesto que el Señor es misericordioso y paciente, Él espera hasta que empezamos a orar con veracidad. Sólo entonces absorbemos las riquezas de Cristo de manera experimental. No obstante, puede ser que después de nuestro tiempo de oración, no asimilemos lo que absorbimos de Él. Expresando esto con las palabras del Señor en Juan 15, puede ser que no permanezcamos en Él.

  Muchos santos pasan tiempo con el Señor por la mañana. Sin embargo, aunque le dediquen algún tiempo, quizás no absorban mucho de Sus riquezas. Esto se debe a que lo hacen muy apresuradamente. Si queremos absorber las riquezas de Cristo como nuestro alimento, no debemos andar con prisa. No podemos absorber nada si tenemos prisa.

  No deberíamos absorber al Señor sólo por la mañana, sino ser como árboles que absorben continuamente las riquezas del suelo. Esto significa que debemos aprender a ejercitarnos para disfrutar a Cristo continuamente. Debemos dejar que todas las cosas físicas nos recuerden a Cristo, porque todas ellas son sombras cuya sustancia es Cristo. La ropa con que nos vestimos cada día debe recordarnos a Cristo. Debemos vestirnos de Él en nuestro espíritu y con nuestro espíritu. El agua que bebemos debería recordarnos de beber a Cristo mediante el ejercicio de nuestro espíritu. Poner esto en práctica equivale a ser arraigados en Cristo y a absorber Sus riquezas.

RAÍCES TIERNAS

  Si queremos absorber las riquezas de Cristo, quien es el rico suelo, debemos tener raíces nuevas y tiernas. No caiga en vejez; manténgase fresco y renuévese cada día. Pídale al Señor: “Señor, deseo que mi consagración se mantenga fresca, y quiero abrir mi ser a Ti nuevamente. Quiero que mis raíces sean tiernas de modo que puedan absorber Tus riquezas. Señor, no permitas que se envejezcan mis raíces”. Si nuestras raíces son tiernas y nuevas, de modo que puedan absorber las riquezas de Cristo, espontáneamente creceremos con las riquezas que asimilamos. En esto consiste disfrutar a Cristo y experimentarlo subjetivamente cada día y cada hora. Esto nos guardará de ser privados de nuestro premio. Sin embargo, si no permanecemos arraigados en Él ni absorbemos Sus riquezas, el enemigo con su sutileza nos privará de disfrutar a Cristo de una manera práctica y continua.

PRESTAR ATENCIÓN A LA ADVERTENCIA DE PABLO

  Aunque hay millones de cristianos sobre la tierra hoy, casi todos ellos han sido privados de su premio, que consiste en disfrutar a Cristo. Sin duda, ellos creen en Cristo, lo han recibido y quizás hayan pagado un precio para seguirle, pero al igual que los colosenses, han sido privados de disfrutar a Cristo. Todos los cristianos, incluyéndonos a nosotros, debemos prestar atención a la advertencia que nos hace Pablo de no permitir que nadie nos defraude juzgándonos indignos de nuestro premio. No debemos permitir que nadie nos aparte del disfrute que tenemos de Cristo. Cristo es el cuerpo, la realidad, de todas las cosas positivas del universo. Mientras disfrutamos de estas cosas físicas, no olvidemos que debemos disfrutar a Cristo. Si ponemos esto en práctica, disfrutaremos siempre a Cristo en nuestro vivir diario. Entonces estaremos arraigados en Él, absorberemos Sus riquezas y creceremos en Él.

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