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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Daniel»
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Mensaje 14

LAS VISIONES DEL DANIEL VENCEDOR

(3)

LA VISIÓN CON RESPECTO A LAS SETENTA SEMANAS

  Lectura bíblica: Dn. 9

  Dn. 9:24-27 constituye el pasaje más precioso de todo el libro de Daniel. Las setenta semanas mencionadas en estos versículos son la clave para entender las profecías de la Biblia. En este mensaje consideraremos la visión de las setenta semanas.

I. EL AÑO DE LA VISIÓN

  El año de esta visión fue el primer año de Darío (alrededor del año 538 a. C.), hijo de Asuero (Esd. 4:6; Est. 1:1-2), un descendiente medo (Dn. 9:1-2a).

II. LA CAUSA DE QUE LA VISIÓN FUERA DADA

  La causa de la visión es descrita en 9:2b: “Yo, Daniel, pude entender por medio de las Escrituras el número de los años, lo cual vino como palabra de Jehová al profeta Jeremías, en los que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén, esto es, setenta años”. La palabra de Jehová dada a Jeremías se halla en Jeremías 25:11-12; 29:10-14.

III. LA MANERA DE CAPTAR LA VISIÓN

  En Daniel 9:3-23 vemos la manera de captar la visión, a saber: Daniel busca con desesperación al Señor Dios en oración y súplicas con ayuno.

A. Confiesa sus pecados y los pecados del pueblo

  En su oración Daniel confesó sus propios pecados y los pecados de los reyes, los príncipes y los padres de Israel, y los de todo el pueblo de Israel (vs. 3-15, 20a).

B. Suplica por los intereses de Dios sobre la tierra

  En su oración Daniel también suplicó por la santa ciudad de Jerusalén, por el santo monte de Dios y por el santo pueblo de Dios (vs. 16-17, 19b, 20b). Esto quiere decir que él suplicó por todos los intereses de Dios sobre la tierra, no por sus propios intereses.

C. Pide al Señor que los perdone

  Además, Daniel pidió al Señor que los perdonase, no con base en la justicia de ellos, sino con base en la gran compasión de Dios (vs. 18-19a).

D. La respuesta de Dios a la oración y súplica de Daniel

  Del versículo 21 al 23 vemos la respuesta de Dios a la oración y súplica de Daniel. La respuesta de Dios consistió en el relato hecho por Gabriel respecto a las setenta semanas ordenadas por Dios.

  En su oración desesperada, Daniel pidió que Dios recobrase la Tierra Santa, enviase a Su pueblo de regreso y reedificase la ciudad santa (vs. 15-19). Pero Dios le respondió informándole, mediante el ángel Gabriel, acerca de las setenta semanas (vs. 20-27). Esta respuesta excedió lo pedido por Daniel.

IV. EL CONTENIDO DE LA VISIÓN

  Del versículo 24 al 27 tenemos el contenido de la visión. El contenido son las setenta semanas.

A. El destino determinado por Dios

  Las setenta semanas son el destino determinado por Dios para Su pueblo y para Su santa ciudad (v. 24a).

B. El propósito

  El propósito de las setenta semanas es cerrar la transgresión, poner fin a los pecados, hacer propiciación por la iniquidad, traer la justicia de los siglos, sellar la visión y al profeta y ungir el Lugar Santísimo (v. 24b). Al presente, en la vieja creación sujeta al gobierno humano prevalecen la transgresión, los pecados y la iniquidad. Cuando Cristo venga a desmenuzar el gobierno humano, en el tiempo señalado, será cerrada la transgresión, se pondrá fin a los pecados y se hará propiciación por la iniquidad.

  Entonces vendrá la justicia de los siglos. La expresión de los siglos es una expresión idiomática del hebreo que significa “eternidad” o “eterna”. Por tanto, la justicia de los siglos es una justicia eterna. La era del reino venidero será una era de justicia divina y, en el cielo nuevo y la tierra nueva, habrá justicia eterna (2 P. 3:13).

  Daniel 9:24b también habla de sellar la visión y al profeta. La visión y el profeta serán sellados debido a que todo se habrá cumplido. Por tanto, ya no habrá necesidad de visiones ni profetas. En la era del reino, habrá únicamente reyes y sacerdotes, mas no profetas.

  El último aspecto del propósito de las setenta semanas es ungir el Lugar Santísimo. En los tiempos en que Daniel hizo su oración, el Lugar Santísimo estaba contaminado, profanado y devastado. Pero cuando el tiempo determinado llegue, el Lugar Santísimo será ungido apropiadamente. Esto quiere decir que será recobrado el servicio a Dios. ¡Qué bendición!

C. Las setenta semanas

  Daniel 9:24-27 nos habla de las setenta semanas. Las setenta semanas están divididas en tres partes, en la que cada semana consta de siete años, no siete días, de duración.

1. Las siete semanas que constan de cuarenta y nueve años

  Primero, siete semanas que constan de cuarenta y nueve años fueron determinadas, las cuales transcurren a partir de la promulgación del decreto dado para restaurar y reedificar a Jerusalén hasta la compleción de la reedificación (v. 25).

2. Las sesenta y dos semanas que constan de cuatrocientos treinta y cuatro años

  Segundo, sesenta y dos semanas que constan de cuatrocientos treinta y cuatro años fueron determinadas, las cuales transcurren desde la compleción de la reedificación de Jerusalén hasta quitarle la vida al Mesías (vs. 25-26). “Se quitará la vida al Mesías, y no tendrá nada” (v. 26). Esto se refiere a la crucifixión de Cristo. Que se le quitase la vida al Mesías —la crucifixión de Cristo— significó ponerle fin a la vieja creación, incluyendo al gobierno humano en la vieja creación, y hacer germinar la nueva creación de Dios por medio de la resurrección de Cristo, con el reino eterno de Dios como administración divina en la nueva creación de Dios. Por tanto, la cruz de Cristo es la centralidad y universalidad de la obra de Dios.

  Lo dicho aquí con respecto a que se le quitará la vida al Mesías no es una mala noticia, sino una buena noticia. Mediante Su muerte en la cruz, Cristo puso fin a la vieja creación. Después, en Su resurrección, Él llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) para que hiciese germinar a quienes Dios escogió e hiciese de ellos una nueva creación. Si vemos esto, comprenderemos que lo dicho en 9:26 acerca de la muerte de Cristo son buenas nuevas.

  Mientras que la primera parte del versículo 26 habla de la muerte de Cristo, el resto del versículo habla de otro asunto. “El pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario” (v. 26b). Esto revela que el príncipe del Imperio romano, Tito, vendría con su ejército a destruir la ciudad y el santuario, esto es, el templo. El Señor Jesús también profetizó acerca de esta destrucción en Mateo 24:2. Esta destrucción ocurrió en el año 70 d. C. Tal como dice Daniel 9:26c, su fin será con inundación, y hasta el fin habrá guerra. Las desolaciones están determinadas.

3. La semana que consta de siete años

  Finalmente, en el versículo 27 tenemos una semana que consta de siete años. Esta semana será para que el anticristo haga un pacto firme con el pueblo de Israel.

  Entre la semana sesenta y nueve y la última semana hay un intervalo, el cual ha durado por unos dos mil años. Durante este intervalo la iglesia es edificada, en secreto y de manera misteriosa, por Cristo en Su resurrección para que ella llegue a ser el Cuerpo de Cristo y la novia de Cristo. Además, durante este intervalo Israel ha padecido sufrimientos, tales como haber perdido la tierra natal de sus padres y haber sido dispersados. No obstante, Dios no ha olvidado a Su pueblo Israel, sino que continúa concediéndoles cierto grado de misericordia. A la postre, vendrán los siete años de la última semana.

a. El anticristo hace que cesen el sacrificio y la oblación

  El anticristo hará un pacto firme con el pueblo de Israel, prometiéndoles estar de su lado. El pacto que él hará con ellos será un acuerdo de paz. Sin embargo, en medio de la semana setenta, el anticristo cambiará de opinión, combatirá contra Dios y hará que cesen el sacrificio y la oblación (v. 27b). Éste será el inicio de la gran tribulación (Mt. 24:21), la cual durará por tres años y medio. Durante la gran tribulación, tanto los judíos fieles como los cristianos que hayan quedado sobre la tierra padecerán la persecución del anticristo.

b. El anticristo reemplaza el sacrificio y la oblación con las abominaciones del desolador

  Después que él haga cesar el sacrificio y la oblación, el anticristo los reemplazará con las abominaciones (los ídolos del anticristo, 2 Ts. 2:4) del desolador (Dn. 9:27c). Este desolador es el propio anticristo.

c. La destrucción completa es derramada sobre el desolador

  Finalmente, la destrucción completa —que ya está determinada— será derramada sobre el desolador, el anticristo (v. 27d).

  Lo recibido por Daniel con respecto a las setenta semanas no solamente es una visión, sino también un informe. Daniel entendió las setenta semanas, pero debido a que estamos casi en la finalización del intervalo, creo que nosotros entendemos este asunto incluso mejor que Daniel. Al estudiar la visión de las setenta semanas en relación con la economía de Dios, seremos ayudados a comprender dónde estamos, qué debemos ser y qué deberíamos estar haciendo en la actualidad.

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