Mensaje 2
Lectura bíblica: Lc. 24:44-49; Mr. 16:15-16, 19-20; Mt. 28:18-20; Hch. 1:1-2
En el mensaje anterior dijimos que podemos considerar el libro de Hechos como marca divisoria o “espina dorsal” del Nuevo Testamento. Este libro separa los cuatro evangelios de las epístolas, las cuales incluyen el libro de Apocalipsis. Los evangelios presentan a un Redentor consumado y la redención que El realizó. En Hechos vemos que dicho redentor y dicha redención se propagan para que se produzcan las iglesias. Luego, en las epístolas, tenemos la edificación de los creyentes y la edificación de las iglesias.
Después de haber visto la posición que ocupa el libro de Hechos, examinaremos su tema. El tema de Hechos es la propagación del Cristo resucitado en Su ascensión, por el Espíritu, mediante los discípulos, para producir las iglesias, el reino de Dios. Hechos gira en torno a la propagación del Cristo resucitado. Cristo lleva a cabo esta propagación en Su ascensión, por el Espíritu y mediante los discípulos. El se propaga con el fin de producir las iglesias, es decir, el reino de Dios.
Ningún versículo de Hechos puede resumir todo el libro. La mejor manera de hacerlo es describiendo su tema. Por tanto, una vez más quisiera señalar que el tema de Hechos gira en torno a la propagación del Cristo resucitado. Nos resulta de gran provecho emplear esta expresión: “la propagación del Cristo resucitado”. No he sabido de ningún estudio acerca de este libro que use la palabra “propagación”. No obstante, el tema de Hechos es la propagación del Cristo resucitado en Su ascensión, por el Espíritu, mediante los discípulos, para producir las iglesias, el reino de Dios.
En Hechos, el que se propaga no es simplemente el Jesús que vivió en Nazaret en el hogar de un carpintero, sino el Cristo que resucitó.
La propagación del Cristo resucitado la lleva a cabo Cristo mismo en Su ascensión. El Señor Jesús vivió en la tierra durante treinta y tres años y medio, pero ahora está en ascensión, en la cual lleva a cabo muchas actividades. No debemos pensar que el Cristo ascendido está sentado pasivamente en el trono, observando la lamentable situación que prevalece en la tierra y desanimado por ello. No, en Su ascensión, El está activo de una manera muy positiva. Como el Cristo ascendido, El lleva a cabo diversas actividades.
En el martirio de Esteban tenemos un ejemplo claro de las actividades que Cristo realiza en Su ascensión. Hechos 7:55 y 56 refiriendose a Esteban dice: “Pero él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios”. Al ver lo que sucedía en la tierra, el Cristo ascendido se puso en pie. Quizás El haya dicho: “Aunque vosotros estéis apedreando a Esteban y estéis a punto de matarlo, Yo ganaré a uno de vosotros, a Saulo de Tarso, al cual fortaleceré mucho más que a Esteban. ¿Qué haréis al respecto? Mientras vosotros lo apedreáis, Yo observo. Pero esperad un poco y seréis vencidos”. El caso de Esteban demuestra que el Cristo resucitado está muy activo en Su ascensión.
El hecho de que Cristo está ahora en ascensión no sólo significa que El está en los cielos, sino también que El tiene poder y autoridad. En Su ascensión, Cristo posee todo poder y toda autoridad sobre el universo. Mateo 28:18 dice que el Cristo resucitado declaró a Sus discípulos: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”. Por tanto, con tal autoridad y poder que recibió en Su ascensión, el Señor está muy activo. ¿Qué está haciendo ahora? Como el Cristo ascendido, El lleva a cabo Su propagación universal y eterna.
¿Quién puede explicar por qué hay tantos cristianos hoy en la tierra? ¿Por qué existen tantos creyentes en el mundo? Grandes hombres han intentado controlar la tierra, pero han fracasado. Por ejemplo, Hitler lo intentó pero al final lo perdió todo. Se dice que Napoleón, después de ser vencido, miró al cielo y confesó que Jesús lo había derrotado. El reconoció que el Señor Jesús lo había ganado todo sin librar batalla. Lo que queremos recalcar es que toda la tierra está en manos de Aquel que permanece invicto y que ahora lleva a cabo Su propagación.
La labor principal del Cristo ascendido no consiste en pelear, sino en propagarse a Sí mismo por toda la tierra. En el recobro del Señor, tenemos gentes de todos los colores: negros, blancos, amarillos y rojos. Todos formamos parte de la propagación de Cristo, pues fuimos producidos por el Cristo resucitado y ascendido.
La propagación es un asunto de producción. Por tanto, propagar significa producir. La propagación del Cristo resucitado en Su ascensión produce las iglesias. Las iglesias son el fruto del Cristo resucitado y ascendido; ellas son el resultado de la propagación de Cristo. En Hechos, la palabra “iglesia” se menciona por primera vez en 5:11. A partir de allí, se menciona en diversas ocasiones (8:1, 3; 9:31; 11:22, 26; 12:1, 5; 13:1; 14:23, 27; 15:3, 4, 22, 41; 16:5; 18:22; 20:17, 28).
Las iglesias que el Cristo resucitado produce en Su ascensión constituyen el reino de Dios. En cuanto al reino, no debemos seguir las enseñanzas de algunos que alegan que el reino de Dios no está presente hoy en día. Ellos enseñan que el reino fue suspendido y que volverá después de la era de la iglesia. En el libro de Hechos, vemos que las iglesias y el reino de Dios no están separados; de hecho, las iglesias son el reino de Dios. En Hechos, el reino de Dios se menciona por primera vez en 1:3 y después en muchos otros versículos (8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23, 31).
Debe impresionarnos el tema de Hechos, un libro que constituye “la espina dorsal” del Nuevo Testamento. Hechos revela que Cristo en Su ascensión se propaga para producir las iglesias, las cuales son el reino de Dios en la tierra hoy. Después del libro de Hechos, tenemos las epístolas. Las epístolas, como continuación de Hechos, edifican a los santos a fin de que las iglesias sean plenamente edificadas como Cuerpo de Cristo. La consumación de esta edificación será la Nueva Jerusalén. Si vemos el lugar que ocupa Hechos en el Nuevo Testamento, nos daremos cuenta de que este libro, la espina dorsal del Nuevo Testamento, tiene una posición crucial.
Hemos recalcado que el tema de Hechos es la propagación del Cristo resucitado en Su ascensión, por el Espíritu, mediante los discípulos, para producir las iglesias, el reino de Dios. Además, vimos algo acerca de la propagación del Cristo resucitado (2:24; 3:15; 5:30; 13:33). Ahora debemos ver que el Señor lleva a cabo esta propagación desde el trono en los cielos, es decir, en ascensión. No obstante, la mayor parte de la obra cristiana de hoy no se efectúa en ascensión. Esperamos que la obra que realizamos en el recobro del Señor se halle en Su ascensión. La ascensión se refiere a la naturaleza y esfera en la que debe llevarse la obra del Señor en la tierra. Por tanto, la obra del Señor hoy en día debe poseer una naturaleza celestial y encontrarse en una esfera celestial.
Cristo se propaga a Sí mismo en Su ascensión, la cual sucedió después de Su muerte y resurrección. Por tanto, Cristo, en Su ascensión, labora en la naturaleza de Su resurrección, lo cual indica que Su obra no es natural, es decir, que no tiene nada del hombre natural, sino que pertenece a la vida divina en resurrección y que se lleva a cabo en la esfera y condición de Su ascensión. ¿En qué esfera laboramos hoy? Todos debemos ser capaces de declarar que laboramos en la ascensión de Cristo.
La propagación del Cristo resucitado en Su ascensión es realizada por el Espíritu. Su propagación no se lleva a cabo por medio de métodos humanos. Observe la situación actual de los cristianos en lo que respecta a la propagación de Cristo. ¿Dónde vemos una obra de propagación que se efectúe por el Espíritu? En muchos casos, vemos muy poco del Espíritu y a cambio, métodos y técnicas humanos. Por ejemplo, algunos usan la música “rock” en su predicación del evangelio. Debemos darnos cuenta de que la propagación del Cristo resucitado se realiza por el Espíritu, particularmente, en el aspecto económico. En el libro de Hechos vemos que este Espíritu es quien lleva a cabo la propagación de Cristo.
La propagación de Cristo se lleva a cabo mediante los discípulos. ¿Quiénes son los discípulos? Como veremos, ellos no son simplemente predicadores; en Hechos, ni siquiera se les denomina así. Antes bien, los discípulos son testigos, que dan testimonio de una persona maravillosa, de Aquel que fue concebido por Dios el Espíritu, que nació de una virgen humana, que vivió en la tierra y ministró, que entró en la muerte y la conquistó, y que salió de la tumba en resurrección, transformándose en Espíritu vivificante. El Cristo resucitado ascendió a los cielos, donde está sentado en el trono. Allí, El se encuentra muy activo en Su labor de propagación. Los discípulos son testigos de esta persona. Por esta razón, el Señor les dijo: “Seréis Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (1:8).
El Cristo resucitado se propaga a Sí mismo en Su ascensión, mediante Sus testigos para producir las iglesias. Esto indica que las iglesias no deben ser establecidas simplemente por manos humanas. Toda iglesia local debe ser el resultado de la propagación de Cristo, es decir, debe nacer de Cristo, ser producida por El al propagarse en Su vida divina y resucitada.
Las iglesias que Cristo produce al propagarse, son el reino de Dios. Este reino es una esfera de vida que Cristo produce al propagarse. En realidad, el reino es la expansión del Cristo resucitado que se propaga. El Cristo resucitado, quien se propaga a Sí mismo en Su ascensión, por el Espíritu y mediante los discípulos, es la realidad del reino de Dios. El reino de Dios es Su expansión.
Un ejemplo del reino de Dios como expansión de Cristo es el reino humano. Al principio, había un solo hombre, Adán. Luego, él empezó a extenderse, a aumentar. En ese entonces, el reino del hombre consistía de una pareja; luego, esta pareja engendró hijos, y así se extendió el reino humano, de un hombre a una familia. Ahora todo el linaje humano forma parte del reino del hombre. El reino humano es simplemente la humanidad como expansión del hombre Adán. Así vemos que el reino humano es la expansión del hombre.
¿Qué es el reino de Dios? El reino de Dios es la expansión de Dios, cuya corporificación es Cristo. Esta expansión de Cristo constituye las iglesias. Las iglesias son la expansión del Cristo que se sembró como semilla del reino de Dios. Los cuatro evangelios revelan esto. En ellos, Cristo era la semilla del reino. En Hechos vemos la propagación de esta semilla, la cual produce las iglesias como reino de Dios.
¿De cuántos capítulos se compone el libro de Hechos? Tal vez digamos que Hechos sólo consta de veintiocho capítulos. Por supuesto, eso es correcto, pero podemos afirmar también que este libro continúa escribiéndose hoy, porque la propagación del Cristo resucitado sigue vigente. Así que es posible que Hechos contenga miles de capítulos. De hecho, en este momento se está escribiendo una página de un capítulo. Aquello que se escribe es la propagación del Cristo resucitado, la expansión de Cristo, con el fin de producir el reino de Dios. Nosotros quienes estamos en las iglesias somos la propagación y expansión de Cristo, y de este modo agrandamos el reino de Dios.
Espero que todos memoricemos el tema del libro de Hechos: la propagación del Cristo resucitado en Su ascensión, por el Espíritu, mediante los discípulos, para producir las iglesias, el reino de Dios. En esta oración encontramos tres palabras que pueden considerarse sinónimas: propagación, iglesias y reino. El reino consta de las iglesias, y las iglesias son la propagación de Cristo.
Cuanto más nos impresione el tema de Hechos, más podremos decir: “Señor, te adoramos por ser el Cristo resucitado y ascendido. Te alabamos por Tu propagación. Te damos gracias porque ahora somos Tu propagación. Te agradecemos porque estamos contigo en los cielos y porque las iglesias son el reino de Dios”. Declaremos a todo el universo que el Señor Jesús está ahora en los cielos, y que en esta condición de exaltación El se está propagando en la tierra por medio de nosotros como testigos Suyos.