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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Juan»
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Mensaje 25

EL RESULTADO Y LA MULTIPLICACIÓN DE LA VIDA

(1)

  En este mensaje consideraremos otra subdivisión principal del Evangelio de Juan. Hemos visto que este evangelio se compone de dos secciones: el Verbo eterno encarnado que vino para impartir a Dios en el hombre (caps. 1––13), y Jesús crucificado y Cristo resucitado que va a preparar el camino para introducir al hombre en Dios, y que como el Espíritu vino a permanecer y vivir en los creyentes para la edificación de la morada de Dios (caps. 14––21). Ya abarcamos las tres primeras subdivisiones de la primera sección principal: una introducción a la vida y la edificación (Jn. 1:1-51); el principio fundamental y el propósito de la vida (Jn. 2:1-22); y la vida que satisface la necesidad del hombre en cualquier circunstancia (2:23-11:57). El principio básico de la vida es cambiar la muerte en vida (Jn. 2:1-11), y el propósito de la vida es edificar la casa de Dios (Jn. 2:12-22). A partir del capítulo 3 hasta el final del capítulo 11 vemos nueve casos que muestran la manera en que Cristo como vida satisface toda necesidad humana con el fin de cumplir el propósito de Dios. Después, en el capítulo 12, el Evangelio de Juan revela el resultado de que Cristo sea vida para el hombre, y éste es que se produce la iglesia, la cual es la casa de banquete, el lugar donde el Señor puede reposar y obtener satisfacción. El resultado que Cristo sea vida para el hombre es la iglesia. Entonces, ¿qué es la multiplicación de la vida? En el capítulo 12 vemos una iglesia pequeña. Es pequeña en cuanto a número, tamaño y crecimiento en vida. ¿Cómo puede esta iglesia crecer? Lo hace por la multiplicación de la vida. El resultado de la vida es para producir la iglesia, y la multiplicación de la vida es para el aumento de la iglesia, en cuanto a tamaño, número y crecimiento en vida.

I. EL RESULTADO DE LA VIDA

  El capítulo 12 se considera un capítulo aparte, porque no es la continuación de los nueve casos anteriores, sino más bien la conclusión de todos ellos. La conclusión de los nueve casos consiste en que Cristo como vida produce la iglesia. En el capítulo Jn. 12:1-11 vemos que el resultado de la vida es la iglesia.

A. Una casa de banquete

  En el capítulo 11 el Señor resucitó a Lázaro de entre los muertos, y esta resurrección produjo la vida de iglesia. Todos estábamos muertos. Luego, el Señor vino para resucitarnos. Al ser resucitados, llegamos a ser la iglesia. Así que, en el capítulo 11 tenemos a Lázaro resucitado, y en el capítulo 12 vemos que las personas resucitadas constituyen el lugar donde el Señor puede hallar reposo y satisfacción, el cual es la iglesia. Ahora debemos ver la iglesia como la casa de banquete.

1. Fuera de la religión

  Este lugar de banquete se encontraba fuera de la religión. No estaba en la ciudad santa de Jerusalén ni en el templo santo, sino en una pequeña casa en Betania, fuera de Jerusalén y fuera de la religión.

  El hecho de que el Señor sea vida para la gente, y que como tal satisficiera todas sus necesidades, provocó el rechazo de parte de la religión judía. El judaísmo no podía tolerar que el Señor fuese la vida para muchas clases de personas. Así que, los religiosos lo rechazaron. Tal rechazo se inició en el capítulo 5 (vs. 16, 18) y llegó a su punto culminante en el capítulo 10 (vs. 31, 39). En el capítulo 11 los judíos fanáticos incluso tuvieron un concilio donde discutieron como matar al Señor debido a que había resucitado a Lázaro (11:53, 57). Además, los líderes judíos también acordaron dar muerte a Lázaro por la misma razón (12:10). Esto muestra hasta qué grado la religión está en contra del Señor como vida; no solamente persiguió al Señor, sino también trató de destruir a los que participaron en el Señor como vida. La religión siempre renuncia al Señor como vida y lo rechaza.

  Al estudiar el Evangelio de Juan, debemos notar la gran diferencia que existe entre la religión y Cristo como vida. El Señor Jesús vino a la tierra en Su encarnación, no para ser un líder religioso, sino para entrar en el hombre y ser su vida. Desde el primer caso, el de la regeneración presentada en el capítulo 3, hasta el último, el de la resurrección de Lázaro en el capítulo 11, todo lo que el Señor hizo fue presentarse a Sí mismo como vida a la gente que estaba fuera de la religión judía. Si vemos la religión, incluyendo el cristianismo, desde un punto de vista diferente al de la vida, fácilmente seremos engañados y descarriados, porque la religión enseña a la gente a conocer y a adorar a Dios; incluso enseña la Biblia y parece que en ella no hay nada malo. Sin embargo, si el Señor tiene misericordia de nosotros y si Su Espíritu abre nuestros ojos, veremos que lo que Dios está llevando a cabo en el universo no es solamente lograr que la gente le adore y le sirva. En esta era el deseo de Dios y la intención que tiene es entrar en el hombre, y lo hace en el Hijo, por Su Espíritu y mediante Su Palabra para llegar a ser la vida del hombre a fin de que éste viva por Él. Esto es absolutamente diferente de la religión y totalmente contrario al concepto religioso.

  Cuando el Señor vino para ser la vida del hombre, la religión judía lo rechazó. A través de todos los siglos Él ha sido continuamente rechazado por la religión. Ya sea el catolicismo o el protestantismo, mientras sea religión, no tomará ni podrá tomar en forma pura al Señor como vida. En este asunto de tomar al Señor como vida, tanto la religión católica como la protestante ha llegado a ser una gran frustración para la gente, tal como lo fue la religión judaica en los tiempos del Señor y lo continúa siendo en la actualidad. Por lo tanto, debemos estar alertas y conscientes de cualquier tipo de religión, de lo contrario, podemos ser descarriados.

2. Un lugar de banquete, reposo y satisfacción para el Señor y para Sus creyentes

  El rechazo del Señor por parte del judaísmo fue un resultado negativo de que el Señor viniera como vida para el hombre. Sin embargo, hubo también un resultado positivo, es decir, que a pesar de tal rechazo Él obtuvo un lugar donde podía reposar, festejar, morar y hallar satisfacción. En el capítulo 12 vemos que el Señor sale y se oculta de la religión que lo rechaza, y entra en la casa de Sus creyentes judíos en Betania. Cuando el Señor se hizo la vida de resurrección para Sus creyentes Él halló un hogar, el cual puede considerarse una sombra de la vida de iglesia. Por un lado, Él fue rechazado por el judaísmo y como consecuencia lo abandonó; pero por otro lado, Él obtuvo un hogar donde podía permanecer y descansar, allí Él tenía un lugar donde disfrutar de un banquete y ser satisfecho. Anteriormente, Él no tenía ni aun “dónde recostar Su cabeza” (Mt. 8:20). Pero ahora, después de resucitar a Lázaro de los muertos, Él obtuvo un lugar de reposo y de banquete. Después que la religión judía lo rechazó, Él no estuvo dispuesto a permanecer por más tiempo en Jerusalén, sino que siempre partía de allí para quedarse en Betania (21:17-18), donde no sólo podía hospedarse y descansar, sino aun disfrutar un banquete y hallar satisfacción. El significado espiritual de esto es que el Señor se separó completamente de la religión judía del Antiguo Testamento y se fue a morar, y continúa morando, en la iglesia, haciéndola Su hogar donde puede descansar, disfrutar de un banquete y ser satisfecho.

  Aunque externamente esa pequeña casa no tenía nada atractivo, interiormente estaba llena de disfrute, reposo y satisfacción. No sólo el Señor Jesús, sino también todos los que allí se encontraban, estaban festejando y reposando. En la vida de iglesia debe ser igual; cuando usted la mira exteriormente, nada le parece atractivo. El edificio, las sillas, nada parece ser muy bueno. Exteriormente todo podrá parecerle pobre; sin embargo, interiormente es preciosa, dulce y querida, allí tenemos la dulce sensación de que estamos con el Señor y Él está con nosotros; que Él está festejando con nosotros y nosotros con Él. Ambos, Él y nosotros, nos encontramos reposando. Todos estamos reposando y estamos satisfechos. Esto es la vida de iglesia.

B. Una miniatura de la vida de iglesia

1. Producida por la vida de resurrección

  Ahora consideremos varios puntos relacionados con la miniatura de la vida de iglesia que se presenta en Juan 12. Primeramente, vemos que fue producida por la vida de resurrección. En este caso Lázaro estaba presente como una señal de que la iglesia es producida por la vida de resurrección, y que ésta no es un producto de la organización, sabiduría, obra, ni enseñanzas humanas, sino de la vida de resurrección.

  Betania fue el lugar donde el Señor efectuó Su última señal, la resurrección de Lázaro. Por lo tanto, Betania es el lugar donde el Señor levantó a los muertos. Los creyentes que estaban allí fueron el resultado de la vida de resurrección del Señor. Aquí precisamente se encuentra la iglesia: en el lugar de resurrección donde el Señor como la vida de resurrección resucita a los hombres de la muerte. Originalmente, todos nos encontrábamos muertos, pues estábamos muertos en nuestros pecados (Col. 2:13). Pero el Señor nos resucitó de entre los muertos, nos vivificó y nos regeneró. Como resultado, todos los que compartimos Su vida de resurrección llegamos a ser la iglesia. La iglesia es el producto de la vida de resurrección del Señor. En la vida natural no hay iglesia, porque ella llega a existir únicamente por la vida de resurrección del Señor. Tal iglesia en la vida de resurrección es el lugar donde el Señor puede encontrar reposo y satisfacción con nosotros, y donde nosotros podemos festejar con Él.

2. Formada de pecadores que han sido limpiados

  La iglesia está compuesta de pecadores que han sido limpiados, los cuales son representados por Simón el leproso (Mr. 14:3). Cuando yo era joven pensaba que la casa de Betania, donde ellos celebraron el banquete con el Señor, era la casa de Lázaro. Con el tiempo descubrí que no era la casa de Lázaro, sino la casa de un leproso que había sido sanado por el Señor. Según Marcos 14:3, la cena mencionada en Juan 12:2 fue preparada para el Señor en la casa de un leproso sanado, de nombre Simón. La casa de Simón, un leproso limpiado, llegó a ser el lugar de reunión de la iglesia. Esto es muy significativo. Por un lado, todos estábamos muertos, y por otro, todos éramos leprosos. Originalmente, los miembros de la iglesia estaban muertos y eran leprosos (pecadores). En cierto sentido nosotros, como Lázaro, estábamos muertos y fuimos resucitados. En otro sentido, al igual que Simón éramos leprosos, pero fuimos limpiados. ¡Aleluya, el Señor nos resucitó de los muertos y nos limpió de la lepra, de nuestros pecados! Ahora, donde estamos, se convierte en un lugar de reunión de la iglesia.

  Es muy extraño que aunque el sitio donde se preparó aquel banquete para el Señor fuera la casa de Simón el leproso, el capítulo 12 no menciona que éste hiciera nada. La cena fue preparada en su casa, pero todo fue hecho por dos hermanas y un hermano. En Betania, en la casa de un leproso, todo fue preparado por Marta, María y Lázaro. Aunque la iglesia es el lugar donde el Señor vivifica y regenera a los muertos y limpia a los leprosos, el servicio práctico de la iglesia no es llevado a cabo por los leprosos. En Juan 12 el significado subyacente es el hecho de que Simón no participara en el servicio.

3. Exteriormente pobre y afligida

  Betania significa “casa de los pobres”o “casa de aflicción”. Exteriormente es posible que la iglesia esté pobre y afligida. Puede ser que la iglesia en la tierra no sea rica en bienes materiales, pero debe ser rica en el disfrute que tiene en la presencia del Señor. Las personas que sólo miran lo externo siempre menospreciarán la iglesia por considerarla pobre y llena de aflicciones. No tienen un espíritu para darse cuenta de lo rico que somos en el disfrute de todo lo que el Señor es para nosotros.

4. Interiormente disfrutamos un banquete con el Señor y en Su presencia

  Interiormente, la vida de iglesia es una vida de disfrute con el Señor y en Su presencia (12:2). El Señor llegó a esa casa, por lo tanto, ellos disfrutaban de Su presencia. En la vida de iglesia nuestra necesidad principal es la presencia del Señor. Debemos estar en tal posición y condición para que el Señor pueda venir y estar con nosotros. La presencia del Señor es muy importante en la vida de iglesia, ya que ésta es una vida que depende absolutamente de la presencia del Señor. Sin Su presencia la vida de iglesia estaría vacía.

  Interiormente, la vida de iglesia es un banquete. En la vida de iglesia, siempre debemos tener un banquete preparado para que el Señor pueda disfrutarlo con Su pueblo. En la iglesia el Señor halla reposo, disfrute y satisfacción. Aquí siempre hay una cena preparada para el Señor y Su pueblo. No sólo el Señor la disfruta, sino también todos los que están con Él. La iglesia es el lugar donde el Señor puede estar con Su pueblo y disfrutarlo, y Su pueblo puede también estar con Él y disfrutarlo. En ella el Señor y Su pueblo se reúnen para participar de un banquete y para tener un regocijo mutuo.

  Ningún extraño puede entender esto, los desconocidos no entienden lo que es la vida de iglesia. Hace más de veinte años, cuando todavía me encontraba en Taipei, una misionera, una dama danesa, vino para tener una larga conversación conmigo y preguntarme acerca de la vida de iglesia. Ella se sentía atraída por la iglesia, pero todavía guardaba algunas reservas debido a los rumores que había oído. Yo le dije: “Hermana, aun si yo le hablara durante cuatro días, no entendería lo que es la vida de iglesia. La mejor manera, y la única manera que hay para entenderlo es que usted permanezca aquí por dos años y medio, y durante ese tiempo no visite ningún otro lugar ni haga ninguna obra. Simplemente permanezca con las hermanas día y noche y asista a todas las reuniones. Debe asistir a todas las reuniones, grandes y pequeñas, en los hogares y en el salón. No falte a ninguna reunión. Además, debe leer todos los libros que hemos publicado, que son unos doscientos. Si usted hace todo esto, yo le puedo asegurar que entenderá perfectamente lo que es la iglesia. Querida hermana, ¿está dispuesta a pagar este precio?”. De inmediato ella me contestó: “Por su palabra lo haré”. Ella cerró su casa y se fue a vivir con las hermanas. Verdaderamente cumplió todo lo que le dije. No fue a ninguna otra parte, sólo permaneció con las hermanas, asistió a todas las reuniones y leyó la mayoría de los libros que habíamos publicado en chino. En un tiempo mucho más corto del que yo le había dicho, tal vez después de unos cuantos meses, ella regresó y me dijo: “Hermano Lee, alabado sea el Señor. Ahora entiendo claramente lo que es la vida de iglesia y lo que nosotros hacemos en ella”. No dijo “lo que ustedes hacen”, sino “lo que nosotros hacemos”. Además añadió: “De ahora en adelante nada ni nadie me apartará de la iglesia”. Ella permaneció allí un largo tiempo y luego regresó a Dinamarca. Allá pasó por muchos sufrimientos, pero nada la ha sacado de la vida de iglesia.

  Cuando la gente mira la iglesia externamente, solamente ven una cosa, y es posible que a sus ojos esa cosa sea negra. Sin embargo, cuando uno entra en la iglesia interiormente, es completamente diferente; es amarillo dorado.

5. Tiene más hermanas que hermanos

  De igual manera que en la casa en Betania, es mejor que haya más hermanas que hermanos en una iglesia (12:2-3). Siempre que la cantidad de hermanas en una iglesia sea menor que el número de hermanos, es posible que esa iglesia no sea muy viviente. Una iglesia viviente necesita tener un mayor número de hermanas, cuanto más, mejor. Si en cierta iglesia el número de hermanas es mayor que el de hermanos, ciertamente ésta será viviente. Pero cuando el número de hermanas es menor que el número de hermanos, esta iglesia no será muy viviente.

6. Con diferentes funciones

a. Servir

  En la vida de iglesia existen diferentes funciones. Encontramos por lo menos tres diferentes clases de funciones en el servicio de la iglesia, las cuales están representadas por las tres diferentes clases de personas halladas en la casa en Betania. Primeramente se ve la función de servir representada por Marta (12:2). A través de los siglos Marta ha sido tratada injustamente; durante muchas generaciones los cristianos la han menospreciado. No condenen a Marta, es injusto condenarla. No debemos pensar que Marta no era buena solamente porque en este capítulo se nos relata que ella servía. Servir es algo muy bueno, porque en el servicio de la iglesia se deben atender a los asuntos prácticos. ¿Cómo habrían sido preparados los alimentos sin Marta? Es necesario que Marta los prepare. Yo aprecio el servicio de ella. Todos deberíamos cambiar nuestro concepto de Marta y no menospreciarla. Debemos animar a las hermanas para que sean Martas. Tal vez ustedes hermanas son muy espirituales y religiosas, pero yo soy bastante práctico. No quiero ser tan espiritual. Supongamos que todas las hermanas fuesen como María, sentadas, calladitas y muy espirituales. ¿Quién entonces va a preparar la comida? Debemos contar con algunas Martas, las que sean diligentes, capaces, activas, vivientes y prácticas. Aunque seamos espirituales, aun así debemos servir en forma práctica. El servicio de Marta fue necesario en aquella casa. De igual manera, en el servicio de la iglesia, la primera función indispensable es servir en los asuntos prácticos.

b. Dar testimonio

  La segunda clase de función que se encuentra en el servicio de la iglesia está representada por Lázaro. Parece que Lázaro no hacía nada, simplemente estaba sentado en la mesa con el Señor disfrutando del banquete con Él. Pero debemos recordar que Lázaro era un testimonio vivo de la vida de resurrección. Él no testificó por lo que hacía, sino por que vivía en la vida de resurrección. Su testimonio no consistía en hacer obras o actividades, sino en el disfrute de la vida de resurrección. Él era un testigo del poder de la vida de resurrección del Señor. Dondequiera que él estuviera, allí estaba el testimonio de la vida de resurrección.

  El servicio de Marta era bueno, pero no atraía a la gente. El testimonio de Lázaro era el que los atraía. Esto no significa que el servicio de Marta no fuera bueno ni necesario, pues ciertas cosas prácticas tenían que realizarse. Aun Lázaro necesitó del servicio de Marta. Por lo tanto, debemos comprender que aun cuando tengamos un buen testimonio de vida, todavía hace falta el servicio de Marta. De otra manera, no tendríamos nada que comer.

  Así que, la segunda clase de función que se halla en la vida de iglesia es el testimonio de la vida, la cual no se lleva a cabo al hacer obras, sino al vivir. No es una clase de obra, sino una clase de vida. No es producto de una labor, sino del disfrute que uno tiene del Señor. Y esto hace que la gente sienta el poder de resurrección, la manifestación de la vida de resurrección, y el disfrute del Señor como vida. El hecho que el Señor puede hacer de una persona muerta una viviente y que le proporcione la manera de participar del banquete con Él, es un testimonio poderoso. En la iglesia debe existir esta clase de testimonio viviente, esta función de vida. No debe existir sólo el servicio de los asuntos prácticos, sino también el ministerio de vida. El servicio de Marta es necesario, pero el ministerio de Lázaro es aún más crucial.

c. Amar

  María representa la tercera clase de función que se tiene en la iglesia (12:2-3). Ella representa a los amados creyentes que aman entrañablemente al Señor y que derraman lo más preciado que poseen sobre Él. Ellos lo aman tanto que simplemente le dan a Él lo mejor. Esto es lo que hizo María. Ella derramó el costoso ungüento sobre los pies del Señor y los enjugó con sus cabellos. En su corazón nada era tan querido, tan precioso ni tan valioso como el Señor. María, junto con muchos otros como ella, amaron al Señor con lo mejor de lo que tenían. A los ojos de ella, el Señor era más valioso y digno de amar que ninguna otra cosa. Para ella el Señor era lo más precioso y lo más valioso.

  El hecho de que María derramara el ungüento de gran precio sobre el Señor Jesús constituye una señal de la vida de iglesia apropiada. Aunque usted entienda que María ungió al Señor Jesús con el mejor ungüento, tal vez no haya visto que esta es una señal de la vida de iglesia. La característica principal de la vida de iglesia consiste en que unjamos al Señor con nuestro mejor amor. La expresión, el aspecto, y la característica principales de la iglesia es que derramamos nuestro ungüento sobre Él. La iglesia en este pasaje se compara con la casa que está llena de la preciosidad, la dulzura y la fragancia que desprendía el ungüento derramado sobre el Señor Jesús. Ésta debe ser la expresión principal de una iglesia local. Cuando usted viene a una iglesia local, lo primero que percibirá, es el ungüento de amor derramado sobre el Señor Jesús. Lo crucial de esto no es simplemente que María amara al Señor, sino que ella derramara sobre Él lo mejor que tenía, y esto constituye una señal de la vida de iglesia apropiada. En la vida de iglesia apropiada, todos debemos amar al Señor hasta tal grado.

  Por lo tanto, tenemos tres clases de funciones: servir, dar testimonio y amar. Estas tres funciones: el servicio práctico, el testimonio y el amor derramado sobre el Señor, deben hallarse en la vida de iglesia. Cada vez que alguien venga a nosotros debe darse cuenta de que servimos al Señor, damos testimonio de Su vida de resurrección y derramamos nuestro amor sobre Él. Estas tres son indispensables. Debemos tener el servicio, o sea, servir en todo tiempo. Más aún, debemos tener el testimonio, es decir, debemos dar testimonio de que el Señor es la vida de resurrección para nosotros. No es necesario que laboremos en este aspecto del testimonio; simplemente necesitamos la vida de resurrección. Una vez que hemos sido resucitados con Él, no es necesario que laboremos. Simplemente nos sentamos junto con Él, estamos de acuerdo con Él, y disfrutamos del banquete junto con Él. Éste es el testimonio verdadero y viviente que la iglesia debe tener, y también ésta es la expresión del Señor. Además, también debemos mostrar un amor absoluto para el Señor. Cuando otros vengan en nuestro medio, deben decir: “Cueste lo que cueste esta gente sí ama al Señor. Ellos pagan cualquier precio por amarle. En sus corazones no hay nada que sea tan valioso, precioso y digno de amar como el Señor mismo”. Ésta es la impresión que debemos dar a la gente.

  Todos debemos ser miembros triangulares de la iglesia. Debemos tener tres esquinas. Anteriormente, algunas hermanas me dijeron: “Hermano, yo no soy una Marta. Por la misericordia del Señor, sólo soy una pequeña María”. Una vez un hermano que era muy viviente me dijo: “Hermano, en la iglesia algunas son Martas y solamente unos pocos son Lázaros. Por la misericordia del Señor, yo soy un Lázaro; no puedo hacer nada. Simplemente estoy aquí sentado dando testimonio del Señor Jesús”. Dudo mucho que él fuera un verdadero Lázaro. Todos debemos ser Marta-Lázaro-María. Cuando alguien le pregunte a usted por su nombre, debe contestarle: “Mi nombre es Marta-Lázaro-María”. Éste es el nombre apropiado que todos debemos tener.

  Vuelvo a decir que en la iglesia debemos hallar por lo menos tres funciones: el servicio diligente para el Señor, el testimonio viviente de Su vida de resurrección, y el amor absoluto derramado sobre Él. Si verdaderamente estamos practicando la vida de iglesia, debemos tener el servicio, el testimonio, y el amor hacia el Señor. Todos debemos ser como Marta, Lázaro y María. Esta clase de iglesia es el resultado y el producto de que el Señor es nuestra vida. El capítulo 12 es el resultado del capítulo 11. Esta clase de servicio, testimonio y amor proviene del Señor como la vida de resurrección para nosotros. Con estas funciones tenemos la vida genuina de iglesia. En la verdadera vida de iglesia se rinde servicio al Señor, se ve Su testimonio, y se derrama el amor sobre Él. Aquí podemos disfrutar al Señor junto con los santos, y Él mismo puede morar, descansar, festejar, y hallar satisfacción. Ésta es la verdadera expresión de Su Cuerpo, el cual es el vaso que contiene y expresa al Señor.

7. Manchada por el falso

  Sin embargo, en esta descripción de la vida de iglesia, encontramos algo negativo: la mancha introducida por Judas (12:4). Aun entre los doce apóstoles escogidos por el Señor Jesús, se encontró a Judas, quien fue una mancha entre ellos. A través de los siglos siempre ha existido una mancha en las iglesias. La gloriosa vida de iglesia siempre ha sido manchada por uno que es falso. No obstante, es muy alentador ver que incluso en la pequeña iglesia que fue establecida directamente por el Señor Jesús, encontramos dicha mancha negra.

  A Judas le interesaba el dinero; él amaba más al dinero que al Señor mismo. Por lo tanto, no apreció lo que María hizo por el Señor. Él pensó que eso era un desperdicio. Judas pretendía tener interés por los pobres. Pero ésa no era la verdad, a él sólo le interesaba el dinero. En la vida de iglesia casi siempre encontramos este tipo de manchas. Las riquezas materiales, Mammon, la corporificación del maligno, es el verdadero rival del Señor. El fracaso de vencer a Mammon se ve muy a menudo en la vida de iglesia. El amor de Judas por el dinero propició la oportunidad para que Satanás entrara en él y tomara posesión de su persona (13:2). En lugar de amar al Señor, ¡Judas lo traicionó! Es una vergüenza que esto se repita frecuentemente en la vida de iglesia.

8. Perseguida por la religión

  La religión desató una persecución contra la iglesia. Los principales sacerdotes judíos tuvieron consejo dar muerte a Lázaro (12:10), quien daba testimonio del poder de resurrección del Señor. Él mismo era un testimonio sólido y evidente de este poder. Esto agitó el odio y la persecución de parte de los religiosos. Sucede lo mismo hoy en día. Cuanto más demos testimonio de que el Señor es nuestra vida, más se arremeterá contra nosotros la ira de los religiosos.

9. Una prueba que expone a las personas

  La vida de iglesia es una prueba que expone a las personas (12:6, 10). Expone la intención del corazón de las personas y su actitud hacia el Señor. Sin la iglesia, nunca podrían ser expuestas las intenciones y la actitud que las personas esconden con respecto al Señor. Mientras haya una iglesia todo se pondrá al descubierto. Si en la ciudad donde usted vive no hay iglesia, las intenciones y la actitud que las personas tienen hacia el Señor permanecerán escondidas y ocultas. Pero en la vida de iglesia el corazón de todo hombre es expuesto. La iglesia expone los pensamientos ocultos del corazón del hombre con respecto al Señor.

10. Trae a muchos creyentes

  En el versículo 11 vemos que muchos creyeron por el testimonio de Lázaro. El testimonio viviente de la iglesia siempre causa que los hombres crean en el Señor, y los introduce a la vida de iglesia. El aumento de la iglesia debe depender del testimonio viviente de la iglesia, y no sólo de la predicación del evangelio. La mejor predicación del evangelio, la que logra que la iglesia aumente, es nuestro testimonio viviente de haber experimentado al Señor como nuestra vida.

  Cuando consideramos todos estos aspectos de la vida de iglesia, no exageramos al afirmar que aquella casa de Betania era una antigua figura de la iglesia. Verdaderamente podemos ver la vida de iglesia en este pasaje.

C. El Señor es una prueba para la gente

  No sólo la iglesia representa una prueba que expone a la gente, sino también el Señor mismo constituye una prueba para todos los que están a Su alrededor. Los principales sacerdotes y los fariseos hicieron un complot para matarle (11:47, 53, 57). En cambio, vemos una actitud diferente en Simón el leproso, pues él incluso hospedó al Señor en su casa (Mt. 26:6). Allí, Marta le servía, Lázaro daba testimonio de Él, María manifestaba su amor hacia el Señor y Judas estaba a punto de traicionarlo. Además, muchos otros creyeron en Él. Todas estas diferentes actitudes fueron manifestadas hacia el mismo Jesús. ¿Dónde está usted? (¿Trata usted de eliminarlo? ¿Está seducido para traicionarlo? ¿O le sirve, da testimonio de Él y le ama?) Nunca podrá ser neutral; debe hacer algo. El Señor mismo en Su iglesia es el factor que pone a prueba a todos los que lo rodean.

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