Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de Judas»
1 2 3 4 5
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 1

CONTENDER POR LA FE

  Lectura bíblica: Jud. 1:1-7

  Con este mensaje daremos comienzo al estudio-vida del libro de Judas. El tema de Judas es: Contender por la fe. En el versículo 3 Judas nos ruega que contendamos “por la fe que ha sido trasmitida a los santos una vez para siempre”. En este mensaje abarcaremos los primeros siete versículos de esta epístola.

INTRODUCCIÓN

  Los versículos 1 y 2 son la introducción del libro de Judas. En estos versículos Judas dice: “Judas, esclavo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo: Misericordia a vosotros y paz y amor os sean multiplicados”. Tanto Judas como Jacobo eran hermanos del Señor Jesús en la carne (Mt. 13:55). Jacobo era uno de los apóstoles (Gá. 1:19) y uno de los ancianos de Jerusalén (He. 15:2, 13; 21:18). Era considerado una columna de la iglesia junto con Pedro y Juan (Gá. 2:9), y también escribió la Epístola de Jacobo (Jac. 1:1). Judas, en cambio, no figura entre los doce, ni tampoco se nos dice que fuera anciano de alguna iglesia; no obstante, escribió esta epístola, un libro breve pero que a la vez es excelente.

  Según el versículo 1, este libro está dirigido a “los llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo”. La palabra griega traducida “por” también puede traducirse “para”. Por denota la fuerza y el medio por el cual somos guardados, y para denota el propósito y la finalidad para lo cual somos guardados. El Padre le dio todos los creyentes al Señor (Jn. 17:6), y ellos son guardados para Él y por Él.

  Muchos maestros de la Biblia creen que esta epístola, al igual que 1 y 2 Pedro, fue escrita a judíos que habían creído en Cristo. En las palabras de Judas, estos creyentes eran llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo.

  En el versículo 2 Judas dice: “Misericordia a vosotros y paz y amor os sean multiplicados”. En el saludo se menciona la misericordia y no la gracia, lo cual tal vez se deba a que la iglesia había caído en degradación y apostasía (véase los versículos 21-22). En 1 y 2 Timoteo Pablo incluye en su salutación la misericordia de Dios. Cuando se trata de rescatar al pecador caído, el brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia. Cuando las iglesias se hallan en una condición de degradación, lo que se necesita es la misericordia de Dios.

  Como pecadores, nos encontrábamos en una situación miserable. Pero la misericordia de Dios llegó a nosotros y nos sacó de esa situación, y nos hizo aptos para recibir Su gracia. En principio, para recibir la gracia se requiere que estemos en una condición un tanto buena. Pero el brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia, pues alcanza a aquellos que se encuentran en la condición más miserable.

CONTENDER ARDIENTEMENTE POR LA FE

  El versículo 3 dice: “Amados, poniendo toda diligencia en escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido trasmitida a los santos una vez para siempre”. Aquí Judas habla de nuestra común salvación. Ésta es la salvación general, la cual es común a todos los creyentes, pues todos ellos la tienen, al igual que la común fe (Tit. 1:4).

  Algunos cristianos aplican erróneamente lo que dice Judas en cuanto a contender ardientemente por la fe. Piensan que contender ardientemente por la fe significa contender por cuestiones tales como el bautismo y el lavamiento de los pies. Algunos argumentan en cuanto a la práctica de cubrirse la cabeza o respecto a qué tipo de pan debe usarse en la mesa del Señor. Sin embargo, la fe que se menciona en el versículo 3 no se refiere a asuntos semejantes.

  La fe en este versículo no es la fe subjetiva, sino la fe objetiva. No se refiere a la acción de creer, sino a nuestra creencia, es decir, a lo que creemos. Denota el contenido del Nuevo Testamento, el cual es nuestra fe (Hch. 6:7; 1 Ti. 1:19; 3:9; 4:1; 5:8; 6:10, 21; 2 Ti. 2:18; 3:8; 4:7; Tit. 1:13), en el cual creemos con miras a nuestra común salvación. Esta fe, y no ninguna doctrina, ha sido transmitida a los santos una vez para siempre. Por esta fe debemos contender ardientemente (1 Ti. 6:12).

  En el Antiguo Testamento Dios dio a Abraham una promesa, y después, por medio de Moisés, dio la ley a los hijos de Israel. En el Evangelio de Juan se nos dice que cuando el Señor Jesús vino, vino también la gracia (1:17). Así, pues, tenemos tres asuntos importantes: la promesa, la ley y la gracia. Algunos maestros de la Biblia se refieren a ellas como la dispensación de la promesa, la dispensación de la ley y la dispensación de la gracia.

  A fin de entender la verdad contenida en el Nuevo Testamento, debemos ver que Dios primero dio una promesa a Abraham. Podríamos decir que esta promesa se hallaba en el “carril principal” de la relación entre Dios y el hombre. Pero a causa de la ignorancia e incredulidad del pueblo escogido de Dios, fue necesario que Dios diera la ley a los hijos de Israel. En el libro de Gálatas, Pablo compara la ley a Agar, la concubina de Abraham, y no a Sara, la esposa de Abraham (Gá. 4:21-25), lo cual significa que Agar era un tipo, una figura, de la ley. Así que, la posición de la ley no era la de una esposa, sino la de una concubina. Hoy, en el Nuevo Testamento, Dios da la fe en lugar de la ley.

  La fe que Dios da tiene tanto un aspecto subjetivo como un aspecto objetivo. El aspecto subjetivo de la fe tiene que ver con la acción de creer, mientras que el aspecto objetivo tiene que ver con las cosas en las cuales creemos. La fe mencionada en el versículo 3 no denota nuestra capacidad de creer; más bien, se refiere a lo que creemos. Por consiguiente, la fe se refiere al contenido del Nuevo Testamento.

  Pedro nos dice en su segunda epístola que a nosotros se nos ha asignado una fe preciosa (2 P. 1:1). Ésta es la fe subjetiva, es decir, la fe que está en nosotros, la cual difiere de la fe de Judas 3, la cual es objetiva.

  La fe en el sentido objetivo es equivalente al contenido del testamento de Dios que fue legado a nosotros en el Nuevo Testamento. El contenido de la ley son los Diez Mandamientos y todas las ordenanzas que se derivan de éstos. La ley fue dada en el Antiguo Testamento, pero lo que Dios da en el Nuevo Testamento es la fe, la cual incluye todos los asuntos que Dios nos ha legado en Su nuevo testamento. Este testamento incluye aun al Dios Triuno; sin embargo, no incluye asuntos tales como la práctica de cubrirse la cabeza, el lavamiento de los pies ni las diferentes maneras de practicar el bautismo. Con todo, hay creyentes que contienden ardientemente por estas cosas, pensando que están contendiendo por la fe. Pero ése no es el entendimiento correcto de lo que Judas quiso decir cuando nos exhortó a contender ardientemente por la fe que fue transmitida a los santos una vez para siempre.

  Contender ardientemente por la fe es contender por los asuntos básicos y cruciales contenidos en el nuevo testamento de Dios. Uno de estos asuntos básicos es que la muerte de Cristo fue efectuada para nuestra redención.

  Supongamos que un modernista le dice a usted que Jesús no murió en la cruz por nuestra redención, sino que simplemente murió como un mártir y sacrificó Su propia vida por Sus enseñanzas. Este entendimiento de la muerte de Cristo es herético, pues es contrario a uno de los asuntos principales contenidos en el nuevo testamento de Dios. Por lo tanto, debemos contender ardientemente por la verdad en cuanto a la redención de Cristo.

  Hace muchos años, contendimos en China por la verdad de la redención cuando luchamos contra el libro: For Sinners Only [Sólo para pecadores]. En este libro se afirma que un pecador puede recibir el favor de Dios, o sea, ser salvo, aparte de la sangre de Jesús. La Biblia claramente establece que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados (He. 9:22). Así que, combatimos en contra de ese libro herético e inoculamos a los creyentes en contra de tales enseñanzas modernistas.

  Damos gracias al Señor porque hoy en día en este país hay muchos maestros de la Biblia que son fundamentalistas y también están combatiendo en contra de las enseñanzas heréticas de los modernistas. Esto es lo que significa contender por la fe que fue transmitida a los santos una vez para siempre. Esta fe ha sido transmitida a los santos una vez para siempre, y ahora lo que nos corresponde hacer es contender ardientemente por ella.

LAS HEREJÍAS DE LOS APOSTATAS

  En el versículo 4 Judas añade: “Porque algunos hombres se han introducido encubiertamente, los que ya desde antiguo estaban inscritos para este juicio, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a nuestro único Amo y Señor Jesucristo”. Los versículos del 4 al 19 de Judas son muy análogos al segundo capítulo de 2 Pedro, lo cual indica que la Epístola de Judas fue escrita cuando la iglesia pasaba por un periodo de apostasía y degradación.

  En el versículo 4 Judas dice que algunos hombres se han “introducido encubiertamente”. Esta expresión griega literalmente significa “han entrado por el lado” o “se han introducido por una puerta lateral”. Esto es semejante a la frase introducirán secretamente que aparece en 2 Pedro 2:1. Así como el enemigo se introdujo encubiertamente para sembrar cizaña entre el trigo (véase Mateo 13), los apóstatas se introdujeron sin ser vistos.

  Las palabras este juicio se refieren al juicio descrito en los versículos siguientes, el cual sobrevendrá a los apóstatas que se introdujeron encubiertamente. Este juicio es una condenación que trae como consecuencia un castigo, es decir, se refiere a ser condenado para ser castigado.

  Aquí Judas habla de hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de Dios, y niegan a nuestro Amo y Señor Jesucristo. La maldad de los apóstatas heréticos consistía en dos asuntos: convertían la gracia de Dios en desenfreno, es decir, en ocasión para abusar de la libertad (véase Gálatas 5:13 y 1 Pedro 2:16), y negaban la posición del Señor como Cabeza y como Señor. Estas dos cosas van juntas. Convertir la gracia de Dios en libertinaje con el propósito de andar desenfrenadamente implica haber negado el gobierno y la autoridad del Señor.

EJEMPLOS DEL JUICIO QUE EL SEÑOR EJERCIÓ SOBRE LA APOSTASÍA EN LA HISTORIA

Los hijos de Israel

  En los versículos del 5 al 7 Judas nos da algunos ejemplos históricos que nos muestran cómo el Señor trajo juicio sobre la apostasía. El primer ejemplo es el de los hijos de Israel: “Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no creyeron” (v. 5). De entre los que salieron de la tierra de Egipto hubo apostasía. Esto significa que los hijos de Israel que no creyeron se volvieron apóstatas. Así que, en este versículo Judas nos dice que el Señor destruyó a los que no creyeron.

Los ángeles que no guardaron su principado

  El versículo 6 dice: “Y a los ángeles que no guardaron su principado, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”. Estos ángeles son los mismos que se mencionan en 2 Pedro 2:4; son los “hijos de Dios” mencionados en Génesis 6. La palabra griega traducida “principado” es arjé, la cual significa “comienzo” (de poder), “primer lugar” (de autoridad); por consiguiente, denota la dignidad que se tenía originalmente debido a una posición elevada. Los ángeles caídos no guardaron la dignidad y la posición que originalmente tenían, sino que abandonaron su propia morada, los cielos, y vinieron a la tierra en los tiempos de Noé para cometer fornicación con las hijas de los hombres (Gn. 6:2; 1 P. 3:19). La “oscuridad” aquí se refiere a los abismos tenebrosos del Tártaro (2 P. 2:4), y el juicio del gran día probablemente se refiere al juicio final del gran trono blanco.

Sodoma y Gomorra

  En el versículo 7 Judas dice: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, se dedicaron a la fornicación y fueron en pos de una carne diferente, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”. La palabra como es importante y significa “de la misma manera”. Estas palabras comprueban que los ángeles mencionados en el versículo anterior eran los hijos de Dios de los que se habla en Génesis 6:2, quienes cometieron fornicación con una carne diferente y fueron condenados por Dios para el juicio del gran día, pues inmediatamente después de eso, vino el juicio sobre Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas. El pronombre relativo las cuales del versículo 7 incluye a Sodoma, Gomorra y no sólo a las ciudades vecinas.

  La frase de la misma manera se refiere a la misma manera en que los ángeles caídos cometieron fornicación con una carne diferente. Los ángeles caídos cometieron fornicación con otro linaje, el cual era para ellos una carne diferente. De igual modo, los sodomitas se entregaron a la concupiscencia con otros varones (Ro. 1:27; Lv. 18:22), es decir, con una carne diferente de la que Dios, en Su obra creadora, había dispuesto para el matrimonio (Gn. 2:18-24). La frase carne diferente del versículo 7 denota una carne extraña, y la palabra aquéllos se refiere a los ángeles mencionados en el versículo anterior, quienes cometieron fornicación.

  Si comparamos Judas con 2 Pedro, veremos que estas dos epístolas abarcan muchos de los mismos temas. Esto indica que los apóstoles y los primeros maestros deben de haber tenido comunión acerca de estos asuntos. De otro modo, ¿cómo pudieron Pedro y Judas coincidir tanto en lo que escribieron? Estos dos hermanos, quienes recibieron una formación judía y tuvieron la responsabilidad de hacer sonar la trompeta de las verdades del Nuevo Testamento, condenaron las mismas cosas e hicieron hincapié en el hecho de que todo aquel que siga el camino de la apostasía sufrirá el juicio de Dios.

  Es extremamente serio negar la persona del Señor y Su obra redentora. Algunos modernistas que niegan al Señor de esta manera han sufrido el juicio de Dios aun en sus días. Cuando el movimiento de Oxford, conocido también como Buchmanismo, todavía se encontraba activo en China, algunos modernistas tuvieron la osadía de decir que Jesucristo no era el Hijo de Dios nacido de una virgen, sino que era hijo ilegítimo de María. Esto no sólo es herético, sino blasfemo. ¡Qué blasfemia más grande es decir que nuestro Señor Jesucristo era hijo ilegítimo de María! A la postre, algunos de los que enseñaban esas cosas heréticas y blasfemas no tuvieron un buen fin. De manera que, no solamente habrán de ser juzgados por Dios en el futuro, sino que también experimentaron el juicio de Dios aun durante su vida. Así, pues, el fin que han tenido no ha sido nada bueno.

  Debemos aprender, de los libros de Judas y 2 Pedro, a temer a Dios y a tener mucho cuidado con lo que atañe a la persona del Señor y Su obra redentora. Puesto que vivimos en una era perversa, los jóvenes especialmente necesitan estar alertas. Es necesario que todos tengamos un entendimiento básico de la Palabra de Dios. Esto nos protegerá. Como dice Pedro, la Palabra será como una lámpara que alumbra dentro de nosotros (2 P. 1:19). Así, si llegásemos a tener contacto con los apóstatas y herejes, sabremos que su enseñanza en cuanto a la persona de Cristo y Su obra redentora es falsa y blasfema, y no les haremos caso. Debido a que peleamos en contra del modernismo cuando estuvimos en China, los cristianos allí fueron protegidos. Por supuesto, hubo también otros cristianos que fueron fieles en pelear en contra de estas enseñanzas heréticas. De la misma manera, hoy en día todos nosotros debemos ser fieles en contender ardientemente por la fe que fue transmitida a los santos una vez para siempre.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración