Mensaje 47
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Lectura bíblica: Lc. 21:5-38
Lucas 19:28—22:46 aborda el hecho de que el Salvador-Hombre se entrega a la muerte para efectuar la redención. En 21:5—22:46 el Señor prepara a los discípulos para Su muerte. En 21:5-36 hace esto al hablarles de la cosas venideras, lo cual incluye la destrucción del templo (vs. 5-6), las plagas que sobrevendrán entre Su ascensión y la gran tribulación (vs. 7-11), la persecución de Sus discípulos en la edad de la iglesia (vs. 12-19), la gran tribulación y Su venida (vs. 20-27), la redención de los discípulos y el arrebatamiento de los vencedores (vs. 28-36).
El Salvador-Hombre fue a Jerusalén con el propósito de entregarse a la muerte para efectuar la redención. Después de pasar la examinación dirigida por los oponentes, El tomó algún tiempo a fin de preparar a los discípulos para Su muerte. Hizo esto debido a la ignorancia de ellos y a que no estaban preparados. Por tanto, durante esos últimos días en Jerusalén, el Señor preparó a Sus discípulos para que recibieran Su muerte e incluso para que participaran de ello. Esta preparación fue llevada a cabo en dos etapas principales: primero, les habla de las cosas venideras; segundo, instituye Su cena para que los discípulos participen de Su muerte (22:7-23).
En 21:5-36 el Señor dio una profecía a los discípulos en la cual les revela las cosas que vendrán entre Su ascensión y Su regreso. La destrucción del templo fue lo primero que reveló.
En Lucas 21:5 y 6 dice: “Y a unos que decían del templo, que estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Debido a que los discípulos se jactaban del templo, el Señor les dijo que en cuanto veían serían derribado. Les reveló que habría una destrucción completa, que el templo sería destruido, lo cual sucedió aproximadamente treinta años después de la ascensión del Señor. En el cumplimiento de la profecía que el Señor dio, Tito, el príncipe romano, y el ejército romano destruyeron Jerusalén en el año 70 d. de C.
En 21:7-11 el Señor habla de las plagas que sobrevendrán entre Su ascensión y la gran tribulación. Muchos lectores de la Biblia no entienden claramente esta sección del Evangelio de Lucas. Después de muchos años de estudio y de consultar varios libros, descubrimos que estos versículos se refieren a las plagas, los sufrimientos y los desastres que tendrán lugar durante el largo período que se extiende entre la ascensión del Señor y la gran tribulación venidera. Hoy vivimos en este período.
En el versículo 7 los discípulos preguntaron al Señor: “Maestro, ¿cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?” El Señor les respondió: “Mirad que no os desvíen; porque vendrán muchos en Mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo se ha acercado. Mas no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de revoluciones, no os espantéis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente” (vs. 8-9). Las guerras mencionadas en el versículo 9 se refieren a todas las guerras que han sucedido desde el primer siglo hasta ahora. Están representadas por el caballo bermejo del segundo sello mencionado en Apocalipsis 6:3 y 4. La expresión el fin alude a la consumación de esta era (Mt. 24:3; Dn. 12:4, 6-7, 9), y será la gran tribulación, que durará tres años y medio.
Si estudiamos la historia, veremos que antes de la ascensión del Señor no había tantas guerras. Pero desde Su ascensión el número de guerras ha aumentado. Ha habido incontables guerras. La larga historia de guerras que va desde el momento de la ascensión hasta el presente es el cumplimiento de lo que el Señor dijo en Lucas 21:9.
En el versículo 10 el Señor añade: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino”. La palabra nación se refiere a pueblos, a los gentiles, y la palabra reino se refiere a un imperio. Nación contra nación se refiere a guerras civiles, y reino contra reino se refiere a guerras internacionales.
En el versículo 11 el Señor dice: “Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo”. Desde el tiempo de la ascensión de Cristo, el número de terremotos ha aumentado. En el transcurso de los siglos ha habido más y más terremotos, y éstos se intensificarán al fin de esta era (Ap. 6:12; 8:5; 11:13, 19; 16:18). El hambre resulta principalmente de la guerra. La historia demuestra que frecuentemente la guerra acarrea hambre, lo cual es representado por el caballo negro del tercer sello de Apocalipsis 6:5-6. Los terremotos, las pestilencias, el hambre, los terrores y las grandes señales del cielo sucederán continuamente.
En 21:12-19 el Señor habla de que Sus discípulos serán perseguidos en la edad de la iglesia. Durante el período actual, que es la era de la iglesia, los creyentes fieles sufrirán persecución. En el versículo 12 el Señor dice: “Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de Mi nombre”. Aquí el pronombre os se refiere a los discípulos, los creyentes fieles. Las sinagogas indican persecución en la tierra judía, y reyes y gobernadores indican persecución en las tierras gentiles. En el versículo 13 el Señor dice que esta persecución proporcionará a los discípulos la oportunidad de dar testimonio.
En el versículo 14 y 15 el Señor añade: “Proponed, pues, en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque Yo os daré boca y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”. Aquí el Señor dice que propongamos en nuestros corazones y que no estemos preocupados, ni pensemos de antemano cómo hemos de responder en nuestra defensa. Cuando suframos persecución, no debemos pensar de antemano qué decir. Más bien, debemos confiar en el Señor, porque El nos dará boca y sabiduría.
Es significativo que en el versículo 15 el Señor diga: “Porque Yo os daré boca y sabiduría”, mientras que en 12:12 dice: “Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que se debe decir”. Además, Mateo 10:20 dice: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo de vuestro Padre que habla en vosotros”. Según lo relatado en Marcos 13:11, el Señor dijo: “Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo”. Estos versículos indican que el Padre, el Espíritu Santo y el Hijo, o sea el Salvador-Hombre, son uno solo. Cuando el Padre habla, el Espíritu y el Hijo hablan.
En Lucas 21:16 y 17 el Señor prosigue diciendo: “Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de Mi nombre”. Aquí vemos que algunos matarán a otros miembros de familia a causa de la fidelidad de ellos al Señor Jesús. Lo que el Señor dice aquí es el cumplimiento de lo dicho en 12:52 y 53: “Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estarán divididos el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra”. A lo largo de los siglos, muchas familias se han dividido en tiempos de persecución.
En 21:18 el Señor dice: “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. Esto indica que nada de lo que pertenezca a los fieles perecerá. Por lo tanto, ellos perecerán.
El versículo 19 dice: “Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas”. La palabra griega traducida ganaréis puede traducirse adquiriréis. Lo que el Señor dice aquí indica que los creyentes fieles preservarán o salvarán sus almas. Aunque es posible que sean perseguidos y sufran tanto en el cuerpo como en el alma, dicho sufrimiento les traerá salvación a sus almas en la era venidera. En la próxima era, cuando el reino venga, sus almas serán salvas para disfrutar el jubileo venidero, y participarán en el gozo del Señor.
En Mateo 25 el Señor dice a los fieles: “Entra en el gozo de tu Señor” (vs. 21, 23). Esta es la invitación a participar del gozo en el Señor. Entrar allí será principalmente un disfrute de nuestras almas. Sin embargo, los infieles perderán sus almas en la era venidera. Esto significa que no disfrutarán el gozo del Señor en el reino milenario. Por tanto, lo que el Señor dice en cuanto a ganar con perseverancia nuestras almas se relaciona con disfrutar el jubileo en la era venidera del reino.
Lucas 21:20-27 se refiere a la gran tribulación y a la venida del Señor. Nadie sabe cuánto durarán los acontecimientos descritos en los versículos del 8 al 19. Pero la profecía mencionada en los versículos del 20 al 27 se cumplirá en los últimos tres años y medio de esta edad, el período de la gran tribulación (Mt. 24:21), la segunda mitad de la última semana de la profecía de Daniel 9:27. Este período comenzará cuando se erija la imagen (el ídolo) del anticristo en el templo (Mt. 24:15) y terminará cuando Cristo venga visiblemente (Lc. 21:27).
El versículo 20 dice: “Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca”. Esto no se refiere al año 70 d. de C. cuando el ejército romano, dirigido por Tito, rodeó a Jerusalén y la destruyó, sino a lo que va a suceder en el futuro. El anticristo traerá su ejército a Jerusalén y la rodeará. Algunos maestros de la Biblia no entienden claramente la diferencia entre el ejército que rodeo Jerusalén en el año 70 d. de C. y el ejército del anticristo que la rodeará en el futuro.
El Señor dice que cuando veamos que el ejército rodea Jerusalén, sabremos que la desolación se acerca. Entonces los que estén en Judea huirán a los montes, los que estén en Jerusalén se irán, y los que estén en los campos, no entrarán en ella (v. 21). Todos los que se queden en Jerusalén participarán del sufrimiento.
Los versículos 22 y 23 dicen: “Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran aflicción en la tierra, e ira sobre este pueblo”. Aquí la tierra no se refiere a la Tierra entera, sino a la tierra de Palestina, la tierra santa. El “ pueblo” mencionado en el versículo 23 se refiere al pueblo judío. La tierra y el pueblo judío sufrirán bajo la mano del anticristo. Según el versículo 24: “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”.
Los versículos del 25 al 27 dicen: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las naciones, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra habitada; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria”. Estas calamidades sobrenaturales sucederán en los cielos después de la gran tribulación, en la conclusión de esta edad. Esto difiere de la cuarta trompeta (Ap. 8:12), la cual se tocará muy cerca de la gran tribulación.
El versículo 27 habla de la venida visible del Señor. Este es el aspecto aparente de Su segunda venida.
Lo que el Señor dice en Lucas 21:20-27 se refiere a la gran tribulación, la destrucción de Jerusalén por el anticristo, y el regreso del Salvador-Hombre. En el mensaje siguiente examinaremos lo que el Señor dice en cuanto a la redención de los discípulos y el arrebatamiento de los vencedores.