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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Marcos»
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Mensaje 1

INTRODUCCION

(1)

  Lectura bíblica: Is. 42:1-4, 6-7; 49:5-7; 50:4-7; 52:13-15; 53:1-12; Mr. 10:45

  Con este mensaje damos comienzo al Estudio-vida del Evangelio de Marcos. Este evangelio no es tan profundo como el de Juan ni contiene tantas enseñanzas como el de Mateo. Es posible que entre los que leen el Nuevo Testamento algunos tengan a Marcos como la “Galilea” de los cuatro evangelios, y se pregunten si algo bueno puede salir de allí. No obstante, el Señor Jesús vino de Galilea.

EL MOVER DEL SEÑOR EN GALILEA Y EN JUDEA

  El Evangelio de Juan narra principalmente lo que el Señor realizó en Judea y las profundas palabras que habló allí. En contraste, Marcos relata el ministerio que el Señor llevó a cabo en Galilea, y no habla mucho de lo que hizo y enseñó en Judea.

  Si deseamos conocer la historia de la vida y del ministerio que el Señor llevó en la tierra, debemos aprender a unir los evangelios de Juan y de Marcos. Cuando se unen estos evangelios, podemos ver las actividades que realizó en las regiones de Galilea y Judea. Judea era una provincia muy estimada, y la ciudad de Jerusalén estaba ubicada allí. Galilea, por su parte, era una provincia menospreciada. Las actividades realizadas por el Señor en Galilea abarca un período más largo que el que llevó a cabo en Judea. Debemos darnos cuenta que el Evangelio de Marcos relata principalmente el mover del Señor en Judea y en Galilea.

  El primer capítulo del Evangelio de Juan habla de las profundidades relacionadas con la encarnación de Cristo. Los versículos 1 y 14 revelan que en el principio era el Verbo, que el Verbo estaba con Dios y era Dios, y que el Verbo se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros. Según el Juan 1:14, los discípulos contemplaron la gloria del Señor, gloria como de un unigénito. En el primer capítulo de su evangelio, Juan añade que la ley fue dada por medio de Moisés, pero que la gracia y la realidad vinieron por medio de Jesucristo (v. 17). En el versículo 18 expresa: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer”. Además, nos dice que en el Verbo estaba la vida, y que la vida era la luz de los hombres (v. 4). Todas estas palabras son muy profundas.

EL SALVADOR-ESCLAVO

  En contraste con las profundidades reveladas en el Evangelio de Juan, el Evangelio de Marcos presenta al Señor como Salvador-Esclavo. En el Evangelio de Marcos no vemos al Salvador-Dios, como se ve en Juan; al Salvador-Rey, revelado en Mateo; ni al Salvador-Hombre, presentado en Lucas. El Evangelio de Marcos presenta un aspecto particular de Cristo, el de Salvador-Esclavo. En Juan vemos a Dios; en Mateo, al Rey; en Lucas, al Hombre; y en Marcos, al Esclavo. Uno no esperaría oír cosas excelentes, profundas ni maravillosas acerca de un esclavo. En cierto sentido, no es fácil hablar del Evangelio de Marcos.

  En el Estudio-vida de la epístola de Jacobo hicimos hincapié en el contraste que existe entre ésta y los escritos de Pablo. Los escritos de Pablo se encuentran en un nivel más elevado que los de Jacobo. Pablo escribe en un nivel divino y sus escritos revelan la impartición divina, que tiene como fin el cumplimiento del propósito eterno de Dios. Así que, las epístolas de Pablo contienen la revelación de la economía divina. En contraste, la epístola de Jacobo se escribió en un nivel inferior. Mientras que los escritos de Pablo están en un nivel divino, el libro de Jacobo está en el nivel humano, y da énfasis a la perfección cristiana práctica. En su epístola Jacobo habla de asuntos tales como la piedad y el carácter. La diferencia entre la epístola de Jacobo y las epístolas de Pablo realmente es inmensa. ¿Cómo podemos comparar las cosas del nivel humano con las del divino? ¿Cómo comparar la perfección cristiana práctica con la economía divina, o una vida ética con una vida que expresa a Cristo? Sencillamente no hay comparación.

  Si deseamos saber en que consiste la perfección cristiana práctica necesitamos la epístola de Jacobo; respecto a la cual no hay nada mejor que el libro de Jacobo. Por ejemplo, piense por un momento en lo que dice acerca de la sabiduría: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, comprensiva, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía” (Jac. 3:17). Jacobo también añade: “Y el fruto de justicia es sembrado en paz por aquellos que hacen la paz” (v. 18). Ciertamente esta enseñanza es más elevada que la de Confucio. Referente a la perfección cristiana y a la ética humana, el libro de Jacobo es excelente. En este aspecto, todos debemos respetar a Jacobo. No obstante, a pesar de cuán excelentes sean los escritos de Jacobo en cuanto a la perfección cristiana, él permanece en el nivel humano, y el nivel humano no se compara con el nivel divino.

  El contraste de niveles entre los escritos de Pablo y los de Jacobo, en cierta manera, se puede usar como ejemplo del que existe entre Marcos y los demás evangelios. Por ejemplo, ¿cómo se puede comparar a un esclavo con Dios? o ¿cómo se puede comparar un esclavo con un rey? Aparentemente, el Evangelio de Marcos está en un nivel mucho más inferior que el de Juan, el de Mateo y el de Lucas. Según el Evangelio de Juan, el Señor dice cosas profundas tales como: “Yo soy la vida” (14:6), “Yo soy la luz del mundo” (8:12) y “Yo soy la resurrección” (11:25). Tales palabras no se encuentran en el Evangelio de Marcos. No obstante, en el Evangelio de Marcos encontramos un excelente relato acerca de un Esclavo maravilloso. En el Evangelio de Marcos encontramos algo que no se halla ni en Juan, ni en Mateo ni en Lucas.

  El Señor Jesús es una persona admirable y todo-inclusiva. Aun Su nombre es llamado Admirable (Is. 9:6). El Señor es Admirable no sólo en Su divinidad, sino también en Su humanidad. ¿Dónde encontramos un cuadro de la humanidad del Señor Jesús? Decir que el Evangelio de Lucas da énfasis a dicha humanidad es correcto, pues presenta al Señor como un hombre normal que satisface completamente las condiciones humanas, y en quien se ve la virtud, la excelencia y la belleza humanas. No obstante, eso no es comparable con el aspecto de Su humanidad presentado en el Evangelio de Marcos. En Marcos vemos una hermosa expresión de las virtudes de Cristo en Su humanidad. A mi parecer, el Evangelio de Marcos da más énfasis a las excelentes virtudes humanas del Señor, que el Evangelio de Lucas.

  Entre los cuatro Evangelios, sólo uno, el Evangelio de Juan, habla de la divinidad del Señor; los otros tres evangelios, llamados los evangelios sinópticos, hablan de la humanidad del Señor. La palabra sinópticos indica que Mateo, Marcos y Lucas presentan la misma perspectiva del Señor, es decir, los tres hablan de Su humanidad. En estos tres evangelios vemos diferentes aspectos de Cristo en Su humanidad: la humanidad del Señor en Su condición de Rey (en Mateo), la humanidad del Señor en Su condición de un hombre que satisface las condiciones de un ser humano (en Lucas) y la humanidad del Señor en su condición de Esclavo (en Marcos).

  Supongamos que el presidente de los Estados Unidos, después de cumplir su término presidencial, sirviera como un conserje, es decir, que después de ser presidente se rebajara a ese nivel para servir a los demás. ¿No sería excelente? La excelencia que pudiera mostrar en la presidencia no se compara con la que mostraría al ser un conserje. Pienso que la mayoría de los ciudadanos le apreciaría más por ser un conserje que por ser el presidente. En cuanto a su condición de presidente, no se aprecia mucho la belleza de su humanidad. Pero si se volviera conserje para servir a otros, veríamos en él la belleza, la virtud, de su humanidad. ¡Qué hermoso sería que una persona, después de ocupar el alto oficio de presidente de los Estados Unidos, se convirtiera en un conserje! Dudo que muchos de nosotros nos sentiríamos cómodos en la presencia de un presidente, pero todos nos sentiríamos muy bien con un conserje. ¡Cuán excelente sería ver a un ex presidente trabajar como conserje, pues veríamos en él virtudes humanas excelentes!

  ¿Qué clase de persona prefiere usted, a un presidente o a un conserje? Yo preferiría la compañía de un conserje a la de un presidente. Si el presidente me invitara a pasar la noche en la Casa Blanca, no me sentiría en casa. Pero si un ex presidente se volviera conserje y me invitara a pasar la noche en su casa, me sentiría muy cómodo.

  Doy el ejemplo del presidente que se convierte en conserje para ayudarnos a entender la posición del Evangelio de Marcos con relación a los demás evangelios. En el Evangelio de Mateo vemos al Señor Jesús en Su condición de Rey, pero en en Evangelio de Marcos lo vemos en Su condición de Esclavo. ¿Qué prefiere usted: al Señor como Rey o como Esclavo? ¿Prefiere usted al Rey-Jesús o al Esclavo-Jesús? Naturalmente, es posible que nos inclinemos a apreciar al Señor más como Rey. No obstante, debemos apreciarle como el Salvador-Esclavo revelado en Marcos. Si apreciamos al Señor de esta manera, entonces entenderemos cuán valioso es el libro de Marcos.

  El Evangelio de Marcos presenta un relato vívido de la humanidad del Señor como Esclavo. Los últimos capítulos son largos y detallados, lo cual indica que la intención del autor es proveer un relato extenso para mostrar la belleza del Señor como esclavo por medio de sus virtudes humanas.

UN RELATO DE LAS ACCIONES DEL SEÑOR Y UNA DESCRIPCION DE SUS VIRTUDES HUMANAS

  Una clave que nos ayuda a entender el Evangelio de Marcos es que éste da más énfasis a las acciones del Señor que a Sus palabras; no habla mucho en cuanto a Sus enseñanzas. Por ejemplo, no incluye el mensaje que el Señor dio en el monte (Mt. 5—7), tampoco las largas profecías ni muchas de las parábolas contenidas en Mateo y en Lucas. Marcos nos ofrece principalmente un detallado relato de las acciones del Señor. Incluye muchos puntos pequeños con el propósito de presentar una descripción de la belleza y excelencia de la humanidad de Cristo como el Salvador-Esclavo. Si vemos esto, nos encantará este evangelio.

  La clave para entender el Evangelio de Marcos consiste en darnos cuenta que éste describe, de manera clara y detallada, las excelentes y maravillosas virtudes humanas del Señor Jesús. En realidad, es bastante difícil hablar de este evangelio. Su crónica acerca de la humanidad del Señor es tan expresiva y detallada que se necesitarían más de veinte mensajes para abarcar lo que se revela sólo en los primeros tres capítulos. ¡Cuán maravilloso es el cuadro de las virtudes de la humanidad del Señor presentado en el Evangelio de Marcos! Necesitamos recibir del Señor una expresión especial para hablar de estos asuntos. A través de los años me he acostumbrado a hablar del Cristo todo-inclusivo, la iglesia y el Espíritu compuesto y procesado que mora en nosotros. Pero al hablar de este evangelio, necesito otra clase de expresión, y espero que el Señor me la conceda.

EL ESCRITOR DEL EVANGELIO DE MARCOS

  Este evangelio fue escrito por Marcos, quien también se llamaba Juan (Hch. 12:25); era hijo de una de las Marías (la cual conocía muy bien al apóstol Pedro en la iglesia en Jerusalén, Hch. 12:12), y primo de Bernabé (Col. 4:10). Acompañó a Bernabé y a Saulo en el ministerio (Hch. 12:25), y se unió a Pablo en el primer viaje que éste hizo para ministrar a los gentiles (Hch. 13:5); pero en Perge lo abandonó y regresó a Jerusalén (Hch. 13:13). Así que, Pablo no quiso llevarlo consigo en su segundo viaje, y debido a esto Bernabé se apartó de Pablo. Marcos, entonces, se unió a Bernabé en su labor (Hch. 15:36-40). Sin embargo, tuvo una estrecha relación con Pablo y le fue útil en el ministerio en los últimos años (Col. 4:10; Flm. 1:24), hasta que éste sufrió el martirio (2 Ti. 4:11). También tuvo una buena relación con Pedro y probablemente estuvo con él continuamente, según se ve en el hecho de que Pedro lo consideraba su hijo (1 P. 5:13).

CARACTERISTICAS DEL EVANGELIO DE MARCOS

  Desde los primeros días de la iglesia, el Evangelio de Marcos ha sido considerado el relato escrito de lo que Pedro narró oralmente acerca del Salvador, a quien acompañó en Su servicio evangélico desde el principio (Mr. 1:16-18) hasta el fin (14:54, 66-72). El relato es cronológico y da más detalles respecto a los acontecimientos que los otros evangelios. Todo el evangelio está resumido en lo dicho por Pedro en Hechos 10:36-42.

  Respecto al Evangelio de Marcos, hay tres características que debemos tener presentes: primero, consta de un relato escrito de la presentación que Pedro hizo acerca de la historia de Jesucristo, el Hijo de Dios; segundo, fue escrito conforme al orden cronológico; y tercero, da más detalles de los hechos que los otros evangelios. Se puede considerar que el Evangelio de Marcos es el Evangelio de Pedro. Pedro oralmente le presentó a Marcos la historia del Señor Jesús, y Marcos la escribió. Este evangelio también presenta una biografía del Señor conforme a la secuencia histórica. Mateo, por el contrario, da un relato conforme a la doctrina. Si queremos conocer los eventos de la vida del Señor conforme al orden cronológico, necesitamos el Evangelio de Marcos. Además, Marcos da más detalles de los acontecimientos que los otros evangelios. Como ya dijimos, da más énfasis a las acciones del Señor que a Sus palabras, lo cual concuerda con el propósito que tiene al presentar al Señor como Esclavo. Un esclavo es uno que trabaja, y no uno que habla mucho. Así que, Marcos presenta con detalle las acciones del Señor.

  Juan presenta al Salvador-Dios, dando énfasis a la deidad del Salvador en Su humanidad; Mateo, al Salvador-Rey; Marcos, al Salvador-Esclavo; y Lucas, al Salvador-Hombre. Mateo, Marcos y Lucas son evangelios sinópticos en el sentido de que describen la humanidad del Salvador en varios aspectos y también Su deidad. Puesto que Marcos presenta al Salvador como esclavo, no menciona Su genealogía ni Su rango, ya que el linaje de un esclavo no es digno de atención. Además, en contraste con Mateo, que presenta las maravillosas enseñanzas y parábolas del Salvador acerca del reino celestial, y a diferencia de Juan, que presenta las profundas revelaciones del Salvador respecto a las verdades divinas, la intención de Marcos no es impresionarnos con las palabras maravillosas del Esclavo, sino con Sus excelentes acciones, las cuales se ven en Su servicio evangélico. Este evangelio da más detalles que los otros tres a fin de describir la diligencia, fidelidad y otras virtudes del Salvador-Esclavo, las cuales se manifestaban en el servicio que como Salvador rindió a los pecadores de parte de Dios. En él se ve el cumplimiento de las profecías acerca de Cristo como Esclavo de Jehová hechas en Isaías 42:1-4, 6-7; 49:5-7; 50:4-7; 52:13—53:12, y los detalles de la enseñanza acerca de Cristo como Esclavo de Dios dada en Filipenses 2:5-11. Su diligencia al laborar, su necesidad de alimento y reposo (Mr. 3:20-21; 6:31), Su ira (3:5), Su gemir (7:34) y Su afecto (10:21), exhiben de una manera hermosa Su humanidad en la virtud y perfección de la misma, mientras que Su señorío (2:28), Su omnisciencia (2:8), Su poder milagroso y Su autoridad para echar fuera demonios (1:27; 3:15), perdonar pecados (2:7, 10), y callar el viento y el mar (4:39), manifiestan plenamente Su deidad en la gloria y honra de la misma. ¡Qué Esclavo de Dios! ¡Cuán hermoso y admirable! Tal Esclavo sirvió a los pecadores como Salvador-Esclavo, dando Su vida en rescate por ellos (10:45), para el cumplimiento del propósito eterno de Dios, de quien era Esclavo.

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