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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Proverbios»
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Mensaje 6

ACUDIR AL LIBRO DE PROVERBIOS CON EL FIN DE CULTIVAR NUESTRO NUEVO HOMBRE REGENERADO

  Lectura bíblica: Ef. 4:22-24; Gá. 2:20; 2 Ti. 3:16a; Ef. 6:17-18a

  En este mensaje, quisiera decir algo acerca de la manera apropiada de acudir al libro de Proverbios.

LA BIBLIA REVELA CINCO PUNTOS

Dios

  Primero, la Biblia revela a Dios (Gn. 1:1). Todo el universo es un misterio, y el centro de este misterio es Dios. Dios creó los cielos y la tierra. Sin Dios, no existiría nada.

La Palabra

  En segundo lugar, la Biblia nos muestra el hablar de Dios, la palabra de Dios. Hebreos 1:1-2a dice: “Dios, habiendo hablado parcial y diversamente en tiempos pasados a los padres en los profetas, al final de estos días nos ha hablado en el Hijo”. Así que, en la Biblia primero tenemos a Dios, y luego el hablar de Dios, la palabra de Dios, esto es, lo que procede de Su boca.

El Verbo se hizo carne

  Génesis 1:1 dice: “En el principio creó Dios”, y Juan 1:1 declara: “En el principio era el Verbo”. Este Verbo se hizo carne (v. 14). Así, primero se revela Dios, luego el Verbo, y después el Verbo se hizo carne.

  Solemos decir que Dios se encarnó; no obstante, es más exacto decir que el Verbo se hizo carne. Este Verbo que se hizo carne es Cristo en la carne como corporificación de Dios. Ahora tenemos los tres: Dios, el Verbo y Cristo en la carne. El Verbo, que es Cristo el Hijo de Dios, se hizo carne.

El Espíritu vivificante

  En cuarto lugar, el Hijo de Dios en la carne, es decir, el Verbo, se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Por consiguiente, tenemos a Dios, al Verbo, a Cristo en la carne, y al Espíritu.

El Espíritu es la palabra

  En Efesios 6:17 leemos: “Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios”. Según la gramática griega, el cual en este versículo no se refiere a la espada sino al Espíritu, indicando que el Espíritu es la palabra. Esto corresponde con las palabras de Cristo en Juan 6:63, donde dice: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Por tanto, tenemos a Dios, al Verbo, a Cristo en la carne como corporificación del Verbo, al Espíritu, y la palabra de nuevo.

Cinco factores mezclados con el espíritu humano regenerado

  En el libro Los Dios-hombres, hice notar que la Biblia revela lo siguiente: los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Ahora quisiera señalar que todo eso procede de Dios, de la Palabra, de Cristo como corporificación de la Palabra, del Espíritu, y del Espíritu como la palabra. Sin estos cinco factores, no podríamos tener a los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Además, estos cinco factores son uno solo. Dios es el Verbo; el Verbo es Cristo; Cristo es el Espíritu; y el Espíritu es la palabra. Ahora los cinco están en nuestro espíritu humano regenerado e incluso están mezclados con nuestro espíritu como un solo espíritu (1 Co. 6:17).

EL LIBRO DE PROVERBIOS NO ES LA PALABRA DIRECTA DE DIOS

  El libro de Proverbios está incluido en la Palabra de Dios, pero no es la palabra directa de Dios. Por el contrario, es la palabra de muchos hombres sabios, especialmente de Salomón. Asimismo, la mayor parte de la Biblia no es la palabra directa de Dios. Sin embargo, Dios habla en muchos pasajes narrados en el Antiguo Testamento, como por ejemplo en Génesis 1:3, donde Dios declara: “Sea la luz”. Aunque el libro de Proverbios es un libro que forma parte de la Biblia, cuando lo tocamos en nuestro hombre natural, no es la palabra de Dios para nosotros.

LA PALABRA SE HACE ESPIRITU Y VIDA PARA NOSOTROS CUANDO EJERCITAMOS NUESTRO ESPIRITU

  En 1 Corintios 7:25a, Pablo escribe acerca del matrimonio: “No tengo mandamiento del Señor, mas doy mi parecer”. Aquí Pablo dice claramente que lo que él está por hablar no es la palabra de Dios sino su opinión. En el versículo 40, él añade: “Y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios”. Esto ilustra el hecho de que la Biblia está llena de palabras humanas, de las palabras del pueblo de Dios, las cuales son la palabra de Dios porque están en la Biblia, y la Biblia es el aliento de Dios (2 Ti. 3:16a), la exhalación de Dios mismo.

  Cuando acudimos a la palabra de la Biblia en nuestro hombre natural, en nuestra mente, dicha palabra no es la palabra de Dios para nosotros, pero cuando vamos a la Biblia ejercitando nuestro espíritu y buscando tocar a Dios, la palabra se hace Espíritu. Esta debe ser nuestra experiencia cuando leemos el libro de Proverbios. Las palabras de este libro son las palabras de hombres sabios, pero cuando las tocamos ejercitando nuestro espíritu, en un espíritu de oración, cada palabra se convierte en espíritu y vida para nosotros. Es crucial que cada uno de nosotros vea esto.

NECESITAMOS LOS PROVERBIOS APROPIADOS Y ESPIRITUALES PARA CULTIVAR NUESTRO NUEVO HOMBRE REGENERADO

  Nosotros los que hemos creído en Cristo, ya no somos el viejo hombre, sino el nuevo hombre. Sin embargo, por muy nuevos que seamos, todavía tenemos nuestra humanidad. Dios, en lugar de desechar nuestra humanidad creada, la regeneró. Sí, Cristo crucificó el viejo hombre caído, lo terminó, pero con la vida divina El regeneró la humanidad que Dios creó, o sea, la hizo germinar.

Nuestra humanidad resucitada

  La resurrección viene después de la crucifixión, y sin resurrección no hay regeneración (1 P. 1:3). Lo que Cristo anuló sobre la cruz fue la humanidad caída, o sea el viejo hombre caído, pero la humanidad creada por Dios permaneció con el fin de ser resucitada. En la resurrección, el elemento divino elevó a la humanidad regenerada. Ahora después de haber sido regenerados como nuevo hombre, todavía tenemos nuestra humanidad, pero ésta ya ha sido resucitada y regenerada.

  Como a los creyentes les cuesta trabajo entender esto, necesitamos una visión clara en cuanto al viejo hombre y al nuevo hombre. Por una parte, nuestra vieja humanidad caída fue aniquilada en la crucifixión de Cristo; por otra, nuestra humanidad creada por Dios germinó, o sea que fue regenerada mediante la resurrección de Cristo. Así que, por una parte llegamos a nuestro fin y por otra, germinamos. La humanidad que ahora poseemos no es la humanidad vieja y caída que fue anulada, sino la humanidad nueva y elevada que germinó por medio de la resurrección de Cristo.

El “yo” crucificado y el “yo” regenerado

  En la primera parte de Gálatas 2:20, Pablo declara: “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo”. Si sólo prestamos atención a esta parte del versículo, pensaremos que Pablo afirmó que su humanidad fue totalmente aniquilada, ya que él declara: “...y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Pero, ¿dónde y en quién vive Cristo? Pablo contesta esta pregunta, al decir: “Cristo vive en mí”. Además, añade: “...y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe”. Primero, Pablo declara: “Estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo” y luego declara: “Yo vivo”. El “yo” crucificado es el “yo” viejo. El “yo” que vive es el “yo” nuevo y regenerado, esto es, la humanidad regenerada.

Usar el libro de Proverbios para cultivar nuestro nuevo hombre

  Ahora entendemos el lugar que debe ocupar el libro de Proverbios en nuestra vida cristiana. Puesto que aún tenemos nuestra humanidad, necesitamos proverbios apropiados y espirituales, no con el fin de cultivar nuestro hombre natural, sino nuestro nuevo hombre regenerado. Por ejemplo, es posible que un hermano hable mucho de las doctrinas, y al mismo tiempo sea muy perezoso, descuidado y desordenado en muchos aspectos de su vida cotidiana. Indudablemente, una persona de esta índole necesita que su humanidad regenerada sea cultivada mediante el libro de Proverbios.

  Todos nosotros necesitamos el libro de Proverbios para cultivar nuestro nuevo hombre. Necesitamos acudir al libro de Proverbios como un nuevo hombre ejercitando nuestro espíritu con el Espíritu para tocar la palabra. Entonces la palabra contenida en el libro de Proverbios se convertirá en espíritu y vida para nosotros, no para cultivar nuestro hombre natural, sino nuestro nuevo hombre regenerado.

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