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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Tito»
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Mensaje 5

MANDAR QUE LOS SANTOS MANTENGAN UNA RELACIÓN APROPIADA CON EL GOBIERNO

  Lectura bíblica: Tit. 3:1-8

  Mientras escribía Pablo esta epístola a Tito, tenía presente ciertos conceptos básicos. Estos conceptos fueron los factores o elementos que determinaron la manera en que este libro fue escrito. Al escribir el capítulo uno, Pablo estaba profundamente preocupado por la iglesia. Por lo tanto, en este capítulo él aborda el tema del debido orden en la iglesia y habla de establecer un cuerpo de ancianos que se haga cargo de la administración de la iglesia local, que ponga fin a los diversos “ismos” y que retenga la sana enseñanza de los apóstoles. En el capítulo dos, Pablo habla de cómo llevar una vida humana ordenada, la cual está principalmente relacionada con la vida familiar. Luego, como vimos en los mensajes anteriores, él habla de la sociedad, o más bien, del sistema social. En 3:1-8 Pablo habla de los gobernantes, o sea, del gobierno.

  Para llevar una vida ordenada, debemos prestar atención a cuatro entidades: la iglesia, la familia, el sistema social y el gobierno. Si damos la debida importancia a estas entidades, llevaremos una vida ordenada en todo aspecto. La intención de Pablo, al escribir esta epístola a Tito, era que prestáramos atención a estas cuatro entidades. Por supuesto, los incrédulos sólo se preocupan por la familia, la sociedad y el gobierno. Incluso los filósofos y pensadores a lo largo de los siglos solamente han tenido en cuenta estas tres entidades de la sociedad humana. No obstante, entre nosotros en el recobro del Señor, la entidad más importante es la iglesia. Para nosotros, la iglesia está primero. En nuestras consideraciones nosotros damos preeminencia a la iglesia, pues ella es la casa del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. Además, la iglesia es el gran misterio de la piedad, Dios manifestado en la carne. Por consiguiente, en esta epístola Pablo abordó el tema de la iglesia primero, y nosotros, siguiendo su ejemplo, también ponemos a la iglesia en primer lugar entre estas cuatro entidades básicas que se abordan en este libro.

  Después de la iglesia, la entidad más importante es la familia. Algunos opositores, en su afán por difamarnos, han esparcido la mentira diabólica de que a nosotros no nos importa la vida familiar. Después de la iglesia, la familia es la entidad más importante de la sociedad. Sin una vida familiar apropiada, ¿cómo podríamos tener una sociedad sana o un buen país? Las familias son el factor esencial del cual se compone una nación. Nosotros tenemos muy claro además que sin una vida familiar apropiada es difícil tener una vida de iglesia ordenada. Asimismo, entendemos claramente que sin una vida de iglesia apropiada es difícil tener una vida familiar que sea normal y adecuada. Estamos a favor de la iglesia como también de la familia. Aun más, también estamos a favor de la sociedad. Respetamos a los demás, honramos a nuestros vecinos y nos preocupamos por el sistema social existente. No es nuestra misión ser reformadores sociales, ni tenemos la menor intención de cambiar el sistema social. Nuestro único interés en el recobro del Señor es presentar a otros las sanas enseñanzas acerca del Cristo todo-inclusivo, y de la iglesia como el Cuerpo de Cristo.

EL ENCARGO DADO A LOS SANTOS

  En este mensaje nos concentraremos en el encargo que Pablo da a los santos de mantener una relación apropiada con el gobierno. Según la sana enseñanza del Nuevo Testamento, debemos respetar al gobierno.

  En 3:1 y 2 Pablo dice: “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean contenciosos, sino apacibles, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres”. Estar sujeto a los gobernantes significa reconocer la autoridad de Dios y respetar Su gobierno sobre los hombres (Ro. 13:1-2). No ser contencioso (v. 2) es ser pacífico, no disputador.

  Antes de que Pablo pudiera enseñar a los santos a respetar el gobierno, ciertamente tuvo que haber experimentado cierta medida de transformación. Cuando era Saulo de Tarso, él era un judío patriótico que deseaba liberarse del yugo de los imperialistas romanos. Sin embargo, él aquí instruye a los santos a que se sometan a los gobernantes y a las autoridades. Según lo que él dice en Romanos 13, todos los funcionarios de gobierno han sido puestos por Dios. Pablo reconocía que incluso los funcionarios nombrados por Cesar eran gobernantes que Dios había establecido, es decir, que eran Su autoridad delegada. Si Pablo hubiese seguido siendo una persona natural y no hubiese sido transformado en una persona espiritual que poseía entendimiento espiritual, no habría sido posible que hubiera escrito tales instrucciones.

EL SUMINISTRO DE DIOS

  Para estar atentos a la vida de iglesia, a la vida familiar, al sistema social y al gobierno, necesitamos un suministro específico. Cuando Pablo habla de estas cuatro entidades, también nos habla del suministro divino. Hemos visto que en el capítulo uno Pablo habla acerca de la vida de iglesia. El suministro que nos capacita para vivir la vida de iglesia es la fe de los escogidos de Dios, el pleno conocimiento de la verdad, el cual es según la piedad, y la esperanza de la vida eterna (1:1-2). En particular, la vida eterna es el suministro que nos capacita para llevar la vida de iglesia. La palabra proclamada (1:3) es otro aspecto del suministro que nos permite llevar una vida de iglesia apropiada.

  Así como nos ha sido dado un suministro para la vida de iglesia, también se nos ha provisto un suministro para la vida familiar. El suministro que nos ha sido dado para llevar una vida familiar apropiada incluye la sana enseñanza (2:1), el hablar sano (2:8) y el ser sanos en la fe, en el amor y en la perseverancia (2:2). Con respecto a nuestra vida familiar, necesitamos el suministro de la sana enseñanza y el hablar sano. La expresión “el hablar”, que aparece en 2:8, se refiere a nuestras conversaciones cotidianas, como las que tenemos en la mesa mientras comemos. Si nuestro hablar es sano, nos suministrará lo necesario para llevar una vida familiar apropiada.

  Hemos visto que en 2:9-15 Pablo manda que los esclavos se porten bien dentro del sistema social esclavista. Eso significa que debemos mostrar una actitud correcta con respecto a la sociedad. ¿Cuál es entonces el suministro que nos capacita para vivir en el sistema social en que nos encontramos? Este suministro es la gracia de Dios, la cual se ha manifestado para traer salvación a todos los hombres y para educarnos a fin de que vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (2:11-13). Este suministro nos capacitará para adornar en todo la enseñanza de Dios nuestro Salvador.

  El suministro que nos capacita para mantener una relación apropiada con el gobierno es un suministro maravilloso. Pablo nos habla de este suministro en 3:4-7; pero antes de ello, nos dice en el versículo 3: “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, desobedientes, extraviados, sirviendo como esclavos a concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros”. Debemos recordar que en naturaleza éramos iguales que los demás y que vivíamos en una condición caída; por lo tanto, debemos ser comprensivos con la vida miserable que llevan ellos, y orar por su salvación (1 Ti. 2:1, 4). En otro tiempo, nosotros también servíamos como esclavos a diversas concupiscencias, deseos y deleites. Pero ahora tenemos un maravilloso suministro que nos capacita para tener una relación apropiada con el gobierno.

BONDAD, AMOR Y MISERICORDIA

  El versículo 4 dice: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor para con los hombres”. La bondad y el amor de Dios nuestro Salvador nos salvaron y nos hicieron diferentes de los demás.

  En el versículo 5 Pablo añade: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, mediante el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo”. Tito 2:11 dice que la gracia de Dios trae salvación al hombre, y 3:7 dice que somos justificados por la gracia del Señor. Pero el versículo 5 dice que Dios nos salvó conforme a Su misericordia. El brazo de la misericordia divina es más largo que el de la gracia. Nuestra miserable condición produjo un gran vacío entre nosotros y la gracia de Dios. Fue la misericordia de Dios la que creó un puente sobre este vacío y nos trajo a Su salvación de gracia.

  Quisiera hacerles notar que en 3:4-5 Pablo no habla de la gracia, sino de la bondad, del amor y de la misericordia. El amor es la fuente de la gracia. En el corazón de Dios el Padre está el amor. Pero cuando dicho amor se expresa por medio del Hijo, se convierte en gracia. Ésta es la razón por la cual 2 Corintios 13:14 nos habla de la gracia de Cristo y del amor del Padre. En Juan 1:16 y 17 tenemos la gracia; sin embargo, en 1 Juan se nos presenta el amor de Dios el Padre como la fuente de la gracia.

  ¿Cuál sería entonces la definición de la misericordia y la bondad? Ya dijimos que el brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia. Si nuestra condición fuera apropiada, el amor de Dios podría venir a nosotros como gracia. Sin embargo, todos nos encontrábamos en una condición lamentable; de hecho, aún es posible que ésta siga siendo nuestra condición. Ésta es la razón por la cual necesitamos que el brazo de la misericordia de Dios nos alcance. La misericordia de Dios puede alcanzarnos aun si estamos en la condición más baja.

  La bondad denota la actitud con la que Dios nos da Su gracia. Es posible dar un regalo a alguien con una mala actitud. Por ejemplo, yo podría darle un regalo muy valioso a un hermano de una manera ofensiva e insensible, o bien podría dárselo con una actitud bondadosa. La actitud con la que Dios nos da Su gracia es una actitud bondadosa.

  Cuando tenemos la misericordia, el amor y la bondad, automáticamente tenemos la gracia. Nuestro Dios y Padre nos ha mostrado amor, misericordia y bondad. Es mediante estas cosas que Él nos salva.

EL LAVAMIENTO Y LA RENOVACIÓN

  Según el versículo 5, la salvación de Dios se efectúa mediante cierta acción: el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo. La palabra griega traducida “regeneración” en el versículo 5 es diferente de la palabra traducida “regenerados” (1 P. 1:23). Mateo 19:28 es el único versículo además de éste que usa este término, y allí se refiere a la restauración que se efectuará en el milenio. Aquí se refiere a un cambio de condición. Nacer de nuevo es el comienzo de este cambio. El lavamiento de la regeneración comienza con nuestro nuevo nacimiento y continúa con la renovación del Espíritu Santo, las cuales constituyen el proceso que Dios lleva a cabo en Su nueva creación, mediante el cual llegamos a ser un nuevo hombre. En este proceso algo es restaurado, hecho de nuevo o reconstruido con la vida. El bautismo (Ro. 6:3-5), el despojarse del viejo hombre, el vestirse del nuevo hombre (Ef. 4:22, 24; Col. 3:9-11) y la transformación efectuada por la renovación de la mente (Ro. 12:2; Ef. 4:23), son asuntos que están relacionados con este proceso maravilloso. El lavamiento de la regeneración elimina todas las cosas que provienen de la vieja naturaleza de nuestro viejo hombre, y la renovación del Espíritu Santo imparte algo nuevo —la esencia divina del nuevo hombre— a nuestro ser. Como resultado, pasamos de un estado viejo a un estado totalmente nuevo, somos trasladados de la vieja creación a la nueva. Por consiguiente, tanto el lavamiento de la regeneración como la renovación del Espíritu Santo operan en nosotros continuamente a lo largo de nuestra vida hasta que se culmina la nueva creación.

  En 1 Timoteo se da énfasis a la iglesia (3:15-16), en 2 Timoteo, a las Escrituras (3:15-16), y en Tito se da énfasis al Espíritu Santo. La iglesia es la casa del Dios viviente, la cual expresa a Dios en la carne, y es columna y fundamento de la verdad, la realidad divina del gran misterio: Dios manifestado en la carne. La Escritura es el aliento de Dios y, como tal, contiene y transmite Su esencia divina para nutrirnos y equiparnos, a fin de hacernos completos y perfectos para que Él nos pueda usar. El Espíritu Santo es la persona divina que nos lava y nos renueva en el elemento divino, hasta hacer de nosotros una nueva creación que posee la naturaleza divina, a fin de que seamos herederos de Dios en Su vida eterna, los que heredan todas las riquezas del Dios Triuno.

  El versículo 6 dice que el Espíritu Santo fue derramado “en nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador”. El Espíritu Santo, quien es el Dios Triuno que llega al hombre, no solamente nos ha sido dado, sino que además ha sido derramado sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador, con el fin de impartirnos todas las riquezas divinas en Cristo, incluyendo la vida eterna de Dios y Su naturaleza divina, como una porción eterna para que la disfrutemos.

HEREDEROS CONFORME A LA ESPERANZA DE LA VIDA ETERNA

  En el versículo 7 Pablo añade: “Para que justificados por Su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna”. Este versículo proclama el resultado y la meta de la salvación (v. 5) y justificación de Dios, las cuales incluyen el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo. El resultado y la meta son que seamos herederos de Dios conforme a la esperanza de la vida eterna.

  Según el versículo 7, los creyentes no sólo son hijos, sino también herederos, quienes reúnen los requisitos necesarios para heredar los bienes del Padre (Ro. 4:14; 8:17; Gá. 3:29; 4:7). Tales herederos nacen (Jn. 1:12-13) de la vida eterna de Dios (Jn. 3:16). Esta vida eterna los capacita no solamente para vivir y disfrutar a Dios en esta era, sino también para heredar, en la era venidera y en la eternidad, todas las riquezas de lo que Dios es para ellos. Así que, se nos habla de la esperanza de la vida eterna. La vida eterna de Dios es nuestro disfrute hoy, y nuestra esperanza mañana. Conforme a esta esperanza llegamos a ser herederos de Dios que heredan todas Sus riquezas por la eternidad. Ésta es la cúspide, la meta eterna, de Su salvación eterna con Su vida eterna, la cual nos ha sido dada por gracia en Cristo.

EL ENCARGO DADO A TITO

  En el versículo 8 Pablo concluye esta sección de Tito, diciendo: “Palabra fiel es ésta, y estas cosas quiero que afirmes con seguridad, para que los que han creído en Dios procuren ocuparse en obras dignas. Estas cosas son buenas y provechosas a los hombres”. La “palabra fiel” se refiere a lo dicho en los versículos del 3 al 7, y la frase “estas cosas” se refiere a las cosas mencionadas en los versículos del 1 al 7. Afirmar con seguridad es afirmar invariablemente, con firmeza, de manera positiva (con persistencia y exactitud). Ésta es la misma palabra que se usa en 1 Timoteo 1:7.

  Pablo, al hablar acerca de la vida de iglesia, de la vida familiar, del sistema social y del gobierno, no se limitó a dar instrucciones. Además de darnos instrucciones, nos remite a la fuente de la suministración. Para la vida de iglesia, tenemos la fe de los escogidos de Dios, el pleno conocimiento de la verdad, la vida eterna junto con su esperanza y la palabra proclamada que hace manifiesta la vida eterna. Para la vida familiar, tenemos las sanas palabras, la sana enseñanza y el hablar sano. Para el sistema social, tenemos la gracia de Dios, la cual nos ha salvado y la cual hoy nos enseña a rechazar toda impiedad y concupiscencia mundana y a vivir en este siglo sobria, justa y piadosamente. Finalmente, para relacionarnos apropiadamente con el gobierno, tenemos el maravilloso suministro descrito en 3:1-8. Así, pues, tenemos el suministro divino que necesitamos para llevar una vida de iglesia, una vida familiar y una vida social apropiadas, y para tener una relación apropiada con el gobierno. Podemos tener una relación apropiada con todas estas entidades, no en virtud de enseñanzas éticas, instrucciones filosóficas, ni tampoco valiéndonos de nuestra vida y aptitudes naturales. En vez de todas estas cosas, contamos con un suministro celestial, divino y espiritual, que nos permite vivir de manera apropiada en la iglesia, en nuestra familia, en la sociedad y en el gobierno.

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