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Lectura bíblica: Ap. 2:9b; Ex. 20:8-11; Gn. 17:10-14; Lv. 11; Lc. 24:44; 2 Co. 3:6; Gá. 1:6-16; Fil. 3:2-3; 2 Ti. 1:14; Mt. 13:33; Ap. 2:20, 24; 17:1, 5-6, 16; 14:8; 2 Ti. 4:7c; 6, 14-15, Ap. 2:26; Col. 1:18; 1 Co. 14:23a, 24, 26, 31, 3-5; Fil. 3:10; 1:19b
Hasta aquí, hemos visto que necesitamos vencer el abandono del primer amor, vencer la persecución, vencer la mundanalidad y vencer la muerte espiritual. En este capítulo queremos ver que necesitamos vencer las tres religiones tergiversadas: el judaísmo, el catolicismo y el protestantismo.
Nosotros los cristianos tenemos un solo Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Tenemos una sola Biblia, una sola revelación divina. También somos una sola iglesia, un Cuerpo. Somos el Cuerpo, la iglesia, basados en la revelación divina revelada en la única Biblia del único Espíritu, el único Hijo y el único Padre: el único Dios Triuno. Si no hubiera religiones, ¡qué bueno sería! Debemos ser aquellos que aborrecen la religión y que aman al único Dios Triuno, al único Padre, al único Hijo y al único Espíritu; que aman la única Biblia, la única revelación divina, y la única iglesia, el único Cuerpo.
En toda religión hay cosas satánicas y diabólicas, incluyendo falsedad, herejía e idolatría. En el libro de Apocalipsis, la Iglesia Católica Romana se ve como una gran ramera con sus muchas hijas (Ap. 17:1, 5). La Biblia no nos dice cuántas hijas tiene esta gran ramera, pero sin duda tiene muchas. Tenemos que exponer esta situación. Toda religión debe ser expuesta ante nuestros ojos alumbrados para que veamos claramente al Dios Triuno: el Padre, el Hijo el Espíritu; la Santa Biblia, la revelación divina; y la iglesia, es decir, el Cuerpo de Cristo.
Hoy tenemos una sola Biblia, pero muchos que afirman tener una sola Biblia están siempre contendiendo acerca de cosas de la Biblia. Una persona tiene una interpretación y otra persona tiene otra. Ha habido muchos debates y conflictos a través de la historia de la iglesia con respecto al Dios Triuno. Esos debates doctrinales e interpretaciones diferentes de la Biblia han dado a Satanás base para engañar a las personas y seducirlas para fabricar religiones.
Hoy en día hay cuatro religiones principales: el judaísmo, el catolicismo, el protestantismo y el mahometismo (o islamismo), el cual se puede considerar como una copia falsa del judaísmo. Estas cuatro religiones son muy prevalecientes. Hoy en día necesitamos considerar dónde estamos. No estamos en el judaísmo, ni en el catolicismo, ni en el protestantismo ni en el mahometismo. Estamos en el único Dios Triuno: un solo Padre, un solo Hijo y un solo Espíritu; en la única Biblia, la única revelación divina; y en la única iglesia, es decir, el único Cuerpo de Cristo. En este capítulo queremos tener comunión acerca de las tres religiones tergiversadas que revela Apocalipsis: el judaísmo, el catolicismo y el protestantismo. Ninguna de estas tres religiones es simple.
El judaísmo es la religión de los judíos. El pueblo judío tiene una historia muy antigua. Los primeros cinco libros de la Biblia, el Pentateuco, fueron escritos por el año 1500 a. de C. La Biblia abarca la historia humana comenzando desde la creación de Adán, hace como seis mil años. Desde Adán hasta Abraham transcurrieron dos mil años, desde Abraham hasta Cristo también pasaron dos mil años y desde Cristo hasta el día de hoy han transcurrido unos dos mil años. Después habrá otro período de mil años, el milenio. Así que, este Libro santo abarca la historia de la humanidad en un tiempo de unos siete mil años, un lapso completo de la historia humana. Habla de la primera generación de la humanidad con Adán y de la segunda generación con Abel. Después continúa revelando las generaciones de la historia humana hasta el día de hoy. Todos los factores básicos de la religión judía se revelan en la Biblia.
El judaísmo es una religión que fue establecida, aunque no completamente, de acuerdo con el decreto de la ley de Dios. La ley que Dios decretó por medio de Moisés es una buena base, pero esta religión fue tergiversada por el hombre y se convirtió en una religión satánica, “una sinagoga de Satanás”. En Apocalipsis 2:9b el Señor se refiere a “la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás”. Los judaizantes se llamaban a sí mismos judíos pero no lo eran. Ellos eran judíos en la carne pero no en el espíritu (Ro. 2:28-29). Ser meramente el linaje de Abraham no los constituye verdaderos judíos. Aquellos que son hijos según la carne no son hijos de Dios (Ro. 9:7-8).
Apocalipsis 2:9b revela que el judaísmo es una religión satánica. Este versículo nos dice que hoy la sinagoga de los judíos no es de Dios sino de Satanás. Esto nos muestra que los judíos religiosos adoran a Dios de nombre, pero en verdad son uno con Satanás, el enemigo de Dios.
La religión judía ha puesto en lugar equivocado a la ley que Dios dio como línea secundaria a Cristo, quien es la línea principal en Su economía. Pablo, en su Epístola a los Gálatas, usó los casos de dos mujeres del Antiguo Testamento, los cuales constan en el libro de Génesis, como símbolo de dos cosas (4:22-31). Estas dos mujeres son Sara, la esposa de Abraham, y Agar, la concubina de Abraham. Sara representa la gracia de Dios, y Agar representa la ley de Dios. La posición de la ley es la de una concubina, y la posición de la gracia de Dios es la de una esposa legítima. La ley fue dada por Dios y es de Dios, pero Dios puso la ley en la posición de una concubina. El pueblo judío cometió el error de darle a la ley la posición de la esposa. Eso significa que ellos dieron una posición equivocada a la ley.
Dios dio la ley como una línea secundaria a Cristo, quien es la línea principal en la economía de Dios. En la economía de Dios hay dos líneas; una es la línea principal, y la otra es la línea secundaria. La línea principal es Cristo, y la línea secundaria es la ley. La Biblia enseña principalmente acerca de Cristo. Cristo es el tema principal de la Biblia. Cristo permanece como la línea principal y como el carril central de la Biblia. Cuando conducimos un automóvil, no queremos ir por el carril lateral, sino por el carril principal. Estamos manejando en Cristo, tomando a Cristo como nuestro carril central y nuestra línea principal. Pero los judíos están en la línea secundaria, permaneciendo con la ley como su concubina.
Saulo de Tarso, un judío, llegó a ser un apóstol. El hizo todo lo posible por corregir a los judíos porque no estaban en la línea principal. El judaísmo es satánico porque no permanece en la línea ordenada por Dios. Según la Biblia, Dios dio la ley para que los judíos se dieran cuenta de que ellos no podían guardarla. Querer guardar la ley es una insensatez. En lugar de eso, debemos permanecer con Cristo. No debemos alejarnos de Cristo. El es nuestra línea principal. Pablo se aferró de Cristo así, pero los judíos no siguieron el consejo de Pablo.
Según lo dicho por Pablo en Romanos 7, la ley es el instrumento por el cual el pecado engaña y mata al hombre (v. 11). El poder del pecado la ley (1 Co. 15:56). Esto debe servirnos de advertencia para no volvernos a la ley para tratar de cumplirla, porque al hacerlo le damos al pecado la oportunidad de engañarnos y matarnos. Todos los que están en el judaísmo han sido muertos por la ley. Hoy en día hay cinco millones de judíos en los Estados Unidos, y todos ellos han sido distraídos de Cristo. Están en la línea secundaria de la ley cometiendo “suicidio”. Agar, quien tipifica la ley, y su hijo fueron echados (Gá. 4:30-31). Así que, aquellos que están bajo la esclavitud de la ley están alejados de la gracia de Dios.
Agar dio a luz un hijo llamado Ismael. Hoy en día hay muchos ismaelitas en guerra contra Israel. El producto de Agar es uno que pelea en contra del pueblo de Dios. Ismael persiguió a Isaac (Gn. 21:9). Los judaizantes, los descendientes de Abraham según la carne, también persiguieron a los creyentes, los descendientes de Abraham según el Espíritu, así como Ismael persiguió a Isaac (Gá. 4:29).
Los judíos también han aplicado de una manera equivocada el asunto de guardar el reposo sabático dispensacional (Ex. 20:8-11). En la historia Dios estableció un día llamado el sábado. En seis días Dios creó los cielos y la tierra y millones de cosas más. Después de esos seis días, Dios declaró el séptimo día el día de descanso. El sábado fue el descanso de Dios. Después Dios le encargó a Su pueblo que guardara el reposo sabático para recordar que Dios hizo la creación, es decir, recordar que Jehová, Elohim, es el Creador del universo y del hombre.
Pero debemos darnos cuenta de que lo que Dios ordenó con respecto a guardar el sábado fue una ordenación dispensacional. En la Biblia vemos que Dios tiene diferentes maneras de tratar con la gente en diferentes edades. En la era temprana del trato de Dios con el hombre, hubo una ordenanza para que el hombre guardara el sábado. Esa ordenanza correspondía a esa era. No fue una ordenanza eterna sino precepto dispensacional. Cuando esa dispensación o período de tiempo se terminó, el asunto de guardar el sábado también se terminó.
Sin embargo, los judíos no se percataron de esto, así que ellos aplican erróneamente el asunto de guardar el reposo sabático dispensacional. Antes de que Jesús viniera, Moisés le mandó a Israel que guardara el reposo sabático. Eso concordaba con el mandato de Dios. Pero cuando Jesús vino, El fue el reposo sabático, el descanso, del pueblo de Dios (Mt. 11:28-30). El sábado era un tipo, una sombra, de Cristo. Cuando la persona viene, la sombra se termina. No debemos aferrarnos a la sombra cuando tenemos a la persona. Cuando la persona está con nosotros no la descuidamos poniéndole atención a su fotografía. Eso sería insensato. Así que, cuando Jesús vino, el rito externo de guardar el sábado terminó.
Los judíos pelearon en contra de Jesús debido principalmente a la observancia del día de sábado. El Señor Jesús abolió la observancia del sábado en Su ministerio (Mt. 12:1-12). Eso ofendió terriblemente a los judíos. Ellos querían destruirlo por esta causa (v. 14; Jn. 5:16). Así que, ellos aplicaron equivocadamente el asunto de guardar el sábado.
Los judíos también interpretaron mal el precepto de la circuncisión física (Gn. 17:10-14). A fin de mantener a Su pueblo escogido como un pueblo particular, diferente de los gentiles, Dios ordenó que practicaran la circuncisión. Físicamente, la circuncisión consiste en cortar un pedazo de carne. Este corte, en un sentido físico, no significa nada subjetivo para nuestro ser interior.
Realmente, la circuncisión significa que el pueblo escogido de Dios debe deshacerse de la carne. Este es el verdadero significado de la circuncisión, pero los judíos lo interpretaron mal, y le dieron mucha importancia al acto físico de la circuncisión. Muchos creyentes judíos insistían en que la gente no podía ser salva a menos que fueran circuncidados de acuerdo con la costumbre de Moisés (Hch. 15:1). Esto anulaba la fe en la economía neotestamentaria de Dios y era una verdadera herejía que causó una considerable confrontación en Hechos 15. La circuncisión fue una sombra de la crucifixión de Cristo donde El se despojó de la carne, según es simbolizado en el bautismo (Col. 2:11-12). En la revelación que Pablo recibió en su ministerio, la práctica de la circuncisión no tenía ya ningún valor (Gá. 5:6; 6:15).
Los seguidores del judaísmo también hicieron demasiado hincapié en la dieta santa. En Levítico 11 Dios ordenó que Su pueblo escogido, Israel, se cuidara en lo que comía de modo muy particular. En esto eran diferentes de los gentiles. Todas las naciones, los gentiles, comen muchas cosas inmundas y contaminadas. Dios es sabio. La dieta revelada en Levítico es una dieta muy saludable; no obstante, necesitamos ver que esos preceptos dietéticos también eran dispensacionales.
Las regulaciones de la dieta santa fueron anuladas por el Espíritu en el ministerio de Pedro (Hch. 10:9-20). Dios quería usar a Pedro para predicar el evangelio a los gentiles, pero los judíos no querían tener contacto con ellos. Para los judíos los gentiles eran como animales inmundos. Un día Pedro recibió la visión celestial de un gran lienzo que descendía de los cielos, lleno de animales inmundos. Una voz celestial le dijo: “Levántate, Pedro; mata y come” (v. 13). Pedro se rehusó a hacerlo porque nunca había comido nada inmundo ni profano. Esto sucedió tres veces, y luego el gran lienzo fue llevado a los cielos. La visión celestial que Pedro recibió, anuló los preceptos dietéticos de Levítico 11.
En realidad, la dieta santa representa a las personas limpias y a las personas inmundas, aquellos con quienes el pueblo santo de Dios debe tener contacto y a aquellos con quienes no debe tener contacto (Hch. 10:11-16, 34-35). En esa visión Dios le reveló a Pedro que esos animales inmundos en realidad eran personas y que él no debía llamar a ningún hombre, a quien Dios había limpiado por la sangre redentora de Cristo, profano o inmundo (vs. 15, 28). El Señor le enseñó esto a Pedro; sin embargo, cuando Pedro fue a Antioquía, se retraía y se apartaba de los gentiles por miedo a los de la circuncisión. Pedro llegó a ser hipócrita (Gá. 2:11-14). Todo esto nos muestra que la religión judía había caído en extremos con respecto a la importancia de la dieta santa.
Así que, la ley y la práctica de la circuncisión, el reposo sabático y la dieta santa constituyeron el judaísmo, el cual fue tergiversado por el hombre, y llegó a ser una religión satánica. La ley no fue dada para que los escogidos de Dios la guardaran, sino para que fueran probados y expuestos, a fin de que vieran que ellos eran pecaminosos y perversos. No tenemos la capacidad de guardar la ley. Debemos más bien poner nuestra confianza absoluta y completamente en Cristo. En el Estudio-vida de los Salmos señalamos que la intención de los Salmos no es mandarnos que guardemos la ley, sino que nos volvamos de la ley a Cristo. Pablo dijo claramente en Gálatas 2 que si la justicia se obtuviera por la ley, Cristo habría muerto por demás (v. 21). Así que, podemos ver que la religión judía llegó a ser satánica, “una sinagoga de Satanás”.
La religión judía perdió a Cristo y lo pasó por alto. En el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia, hay muchas profecías y tipos con respecto a Cristo. Los judíos perdieron todas estas profecías y tipos debido a que sólo se ocuparon de la ley y pasaron por alto a Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno (Col. 2:9). Fuera de Cristo y sin El no tenemos al Dios Triuno. Los judíos piensan que ellos adoran a Dios, Elohim, Jehová; sin embargo, no se dan cuenta que Jehová Elohim está corporificado en Cristo. El Dios Triuno en Su totalidad está en Cristo, así que, fuera de Cristo no podemos encontrar a Dios. Cristo es la morada de Dios. Cristo es el domicilio de Dios. Cristo es la casa de Dios. Si usted quiere hallar a Dios, pero no quiere a Cristo, no puede tener a Dios.
Los judíos también fueron quienes querían crucificar a Cristo. Ellos gritaron vez tras vez: “¡Crucifícale!” y su voz prevaleció (Mr. 15:13-14). Ellos no se dieron cuenta de que a este Cristo, quien es la corporificación de Dios, Dios lo designó como la centralidad y la universalidad de Su economía. Si usted hace caso omiso de Cristo, pasa por alto todo.
En los cinco libros de la Ley, Cristo fue tipificado por el tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. Dios puso algo muy concreto en el Tora. Esas cosas significativas eran el tabernáculo y el sacerdocio corporativo que servía diariamente a Dios en el tabernáculo con todas las ofrendas. Los judíos tomaron esas cosas formalmente. Nunca entendieron lo que significaban. No se dieron cuenta de que el tabernáculo es un tipo de Cristo (Jn. 1:14), quien es la morada de Dios para que el pueblo de Dios tenga contacto con El, entre en Dios, y le disfrute. Cuando el pueblo judío pecaba, ellos sabían que la ley les ordenaba ofrecer la ofrenda por la transgresión, pero no se dieron cuenta de que esta ofrenda era un tipo de Cristo. Ellos tenían los tipos importantes, pero no entendieron su significado, así que, espontáneamente pasaron por alto a Cristo.
En Lucas 24:44 lo que el Señor dijo nos muestra que se profetizó acerca de El en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. En Génesis 3:15 Dios prometió que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Esa fue una profecía clara acerca de Cristo. Después Dios le profetizó a Abraham que todas las naciones serían benditas por medio de su simiente, y esa simiente es Cristo (Gn. 22:18; Gá. 3:16). Isaías dice claramente que una virgen daría a luz un niño cuyo nombre sería Emanuel (Is. 7:14). Ese niño es Dios con el hombre. Esa también fue una profecía clara acerca de Cristo; sin embargo, los judíos pasaron todo esto por alto. Ellos tenían el Antiguo Testamento, pero no prestaron atención a las profecías acerca de Cristo.
El judaísmo llegó a ser formal en que seguía la letra, y amortecedor en que apagaba al Espíritu. La religión judía anula la comunicación en vida que el hombre tiene con Dios. El judaísmo también se opuso al evangelio de Cristo en la economía neotestamentaria de Dios (2 Co. 3:6; Gá. 1:6-16; Fil. 3:2-3). Bajo la instigación de Satanás, los judíos se opusieron al Señor Jesús (Mt. 12:9-14; Lc. 4:28-29; Jn. 9:22). También se le opusieron al apóstol Pablo (Hch. 13:45-46, 50; 14:1-2, 19; 17:1, 5-6). En el capítulo 21 de Hechos se nos dice que los judíos de Asia vieron a Pablo en el templo de Jerusalén y lo arrestaron. Mientras procuraban matarlo, el tribuno romano los detuvo y tomó a Pablo en custodia (vs. 27-33). Entonces más de cuarenta judíos tramaron un complot y se pusieron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubieran dado muerte a Pablo (23:12-13). Finalmente, Pablo fue trasladado de Palestina a Roma para ser juzgado directamente por César (25:9-12). Esta fue la manera en que los judíos persiguieron a Pablo, el siervo del Señor. Así que, podemos ver que ellos no pusieron atención a Cristo, anularon todas las cosas espirituales y se opusieron al evangelio de Cristo.
La manera de vencer la religión satánica es retener la enseñanza de los apóstoles (el Nuevo Testamento) mediante el Espíritu todo-inclusivo y vivificante (2 Ti. 1:14). Hoy en día nuestro “Tora” es el Nuevo Testamento, la enseñanza de los apóstoles. Tenemos que asirnos a esta enseñanza por medio del Espíritu todo-inclusivo y vivificante.
En Mateo 13:33 el catolicismo es tipificado por una mujer que leudó “tres medidas de harina”, que representan toda la enseñanza acerca del elemento de Cristo en Su persona y obra. La Iglesia Católica aceptó la enseñanza neotestamentaria, pero la leudó. El pan sin levadura es difícil de comer. El pan leudado es suave y es fácil de digerir. Este es el razonamiento de la Iglesia Católica. El pueblo católico tiene los cuadros de Jesús, y muchos de ellos creen que quien aparece en esas pinturas es Jesús. Si usted le pregunta a los sacerdotes de la Iglesia Católica por qué hacen eso, ellos dirán que Jesús es espiritual, misterioso y difícil de comprender, así que a fin de comprenderlo necesitan algo físico como cuadros o estatuas. A nuestro ser natural le gusta usar ciertas cosas para hacer los asuntos espirituales fáciles de asimilar. Esto es lo que la Biblia llama levadura.
Los cuadros de Jesús son los de un hombre bien parecido, pero Isaías nos dice que El no tenía atractivo ni belleza externa (Is. 53:2) y que Su apariencia fue desfigurada más que la de cualquier hombre (52:14). Hay una catedral católica en Manila donde hay una estatua de Jesús, y todos los adoradores entran en la catedral y tocan los pies de la estatua. ¡Cuánta superstición! Un hermano que se crió como católico vino al recobro del Señor y empezó a ver que Jesús vivía en él, y regresó a casa a decírselo a una parienta. Y ésta respondió que ella también tenía a Jesús, y le señaló una pintura de Jesús colgada en la pared. Tales pinturas y estatuas son ídolos.
En 1937 cuando viajaba al norte de China, me llamó la atención un caso de posesión demoniaca. Cierta hermana llegó a ser poseída. Pregunté a los santos si había algún ídolo en la casa de ella. Finalmente, supe que en la pared había una pintura de Jesús, y le dije a ella que la quemara. Muchos católicos se arrodillan, adoran y le oran a esta pintura. Cuando ella quemó la pintura, el demonio se fue. Los ídolos, incluyendo pinturas y estatuas, son el medio usado por los demonios para esconderse. Los llamados cuadros de Jesús son ídolos. Por medio de esto podemos ver que la Iglesia Católica está llena de superstición.
En una catedral católica en Manila vi mucha gente que compraba velas y las ponía delante de las imágenes y los ídolos que estaban en las paredes. Algunos de esos ídolos tienen inscripciones que dicen que si uno hace cierta oración cada día por cierto período de tiempo, reducirá el tiempo que los parientes estarían en el purgatorio. El purgatorio en el catolicismo romano es el lugar donde van los muertos a purgar sus pecados por medio del sufrimiento.
El catolicismo ha adoptado muchas prácticas paganas e idólatras. G. H. Pember destaca en su libro titulado The Great Prophecies [Las grandes profecías], que Buda aparece como un santo en el calendario católico romano bajo el nombre de San Josafat (véase Estudio-vida de Apocalipsis, pág. 569). Es por eso que Apocalipsis 2:24 dice que en la Iglesia Católica están las profundidades de Satanás. La Iglesia Católica Romana tiene muchos misterios satánicos. Hasta la arquitectura de las catedrales católicas con sus ventanas de vidrio de colores y sus techos altos las hacen muy oscuras. Además de esto, están llenas de ídolos. En la Iglesia Católica Romana se enseña la adoración a los ídolos. La adoración de ídolos es una especie de brujería para tener contacto con los demonios.
La Iglesia Católica no guarda la verdad pura sino que ha leudado las verdades de la Biblia con cosas malignas, heréticas y paganas. Una vez que la harina es leudada no hay manera de purificarla. Hoy día toda la Iglesia Católica es una mezcla de verdad con levadura. Admiten que Cristo es Dios, pero llaman a María la madre de Dios, y dicen que ella no tiene pecado. Esto muestra una vez más la herejía y la superstición que reinan en la Iglesia Católica Romana.
El catolicismo es representado por Jezabel, una mujer que dice ser profetisa, que enseña y seduce al pueblo de Dios usando “las profundidades de Satanás” (Ap. 2:20, 24). Los católicos no dicen: “La Biblia dice...” sino que dicen: “La iglesia dice...”. Aquí, la iglesia es representada por Jezabel. Hoy la Iglesia Católica es la mujer de quien el Señor profetizó en Mateo 13, y también es la Jezabel de quien se habla en Apocalipsis 2. Jezabel era una mujer pagana que fue esposa de Acab, un rey malvado (1 R. 16:30-31), y ella hizo muchas cosas malas (2 R. 9:7). La Iglesia Católica a los ojos de Dios es como la perversa Jezabel, que enseña herejías. Esta iglesia apóstata dice ser profetisa, alguien que afirma estar autorizada por Dios para hablar por Dios.
La Iglesia Católica conduce a la gente a la fornicación espiritual y física (Ap. 2:20). Un escritor habló de cierto lugar cerca de un monasterio, que estaba lleno de huesos de niños. Así que, podemos ver que la Iglesia Católica Romana propaga la fornicación y promueve la idolatría.
La Iglesia Católica se ha desarrollado hasta convertirse en una jerarquía religiosa que tiene al papa como cabeza. Debajo de él están los cardenales, los arzobispos, los obispos y los sacerdotes. Los cardenales son considerados como los miembros del gabinete del papa para su gobierno. La Iglesia Católica es una organización jerárquica fuerte y poderosa.
Apocalipsis 17 se refiere a la Iglesia Católica Romana como “la gran ramera” y también se refiere a ella como “Misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra” (vs. 1, 5). La Iglesia Católica es comparada con una ramera que ha adoptado muchas prácticas paganas. Adondequiera que va la Iglesia Católica, adopta las prácticas paganas de los nativos. Esto lo hace con el propósito de traer a esas personas al catolicismo.
Apocalipsis 17:6 revela que la Iglesia Católica mata a los santos y a los testigos de Jesús. La historia nos dice que la Iglesia Católica, la Iglesia Romana, ha dado muerte a más santos que los que mató el Imperio Romano.
La Iglesia Católica finalmente será aborrecida, hecha desolada y quemada por el anticristo y sus diez reyes al principio de la gran tribulación. Según Apocalipsis 17:16, el anticristo y sus diez reyes dejarán a la Iglesia Romana “desolada y desnuda”, lo cual significa que ellos la destruirán, la despojarán de sus riquezas y la dejarán expuesta; ellos “devorarán sus carnes”, lo cual significa que matarán a sus miembros; y “la quemarán con fuego”, lo cual significa que la aniquilarán por completo.
En Apocalipsis 14:8 un ángel declara: “Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación”. Esta es la caída de la Babilonia religiosa. La Babilonia religiosa es descrita en Apocalipsis 17, y la Babilonia material es mostrada en Apocalipsis 18. La Babilonia religiosa caerá primero al principio de la gran tribulación y la Babilonia material, la ciudad de Roma, caerá al final de la gran tribulación.
El medio para vencer esta religión herética es guardar la fe en la persona divina y humana de Cristo y en todo lo que El hizo en Su encarnación, crucifixión, resurrección, ascensión, descenso y segunda manifestación (2 Ti. 4:7c; Ap. 2:26). La manera de vencer la religión Católica herética, es tener fe en dos cosas: la persona de Cristo y la obra de Cristo. Tenemos que creer en la persona de Cristo y en la obra redentora de Cristo en conformidad con la enseñanza neotestamentaria desde la primera hasta la última página. Es por eso que tenemos que estudiar el Nuevo Testamento. Decimos un fuerte “amén” a la enseñanza neotestamentaria acerca de que Jesús es tanto Dios, el Dios completo, como hombre, el hombre perfecto. El se encarnó, vivió sobre esta tierra como un ser humano treinta y tres años y medio, pasó por una muerte sustitutiva y todo-inclusiva, resucitó, ascendió y descendió. El está hoy en los cielos y aparecerá en Su segunda venida. Ya que hemos estudiado todas estas cosas con todos sus significados, tal iglesia engañadora no podrá engañarnos nunca. Tenemos una visión clara con respecto a la enseñanza del Nuevo Testamento, la enseñanza de los apóstoles. Esta es la manera correcta de guardar nuestra fe cristiana.
El protestantismo practica las obras de los nicolaítas, las obras del clero en la jerarquía religiosa (Ap. 2:6). Esta es una marcada característica de las iglesias protestantes de hoy. En las iglesias protestantes existe una jerarquía en la que se tiene el clero y el llamado laicado. Un pequeño número son el clero, y llamado la mayoría son laicos. Si practicamos esto, no estamos en el recobro.
Tenemos que considerar si tenemos clero y laicado en nuestras reuniones. Quizás no tengamos el término clero, pero en realidad podemos estar edificando el clero. Mientras mantengamos el sistema donde un solo hombre habla y no tenemos la práctica apropiada donde todos los miembros de la iglesia profetizan, estamos edificando el clero.
En 1937 el hermano Nee vio la verdad con respecto a las reuniones de la iglesia en mutualidad según se revela en 1 Corintios 14. Su ministerio sobre esto está en el libro titulado La vida cristiana normal de la iglesia. En 1948 habló de esto otra vez en el libro titulado Los asuntos de la iglesia. Pero a través de los años, no hemos encontrado la manera de reemplazar el sistema donde un solo hombre habla, por el sistema donde todos los santos profetizan. En 1984 fui a Taiwán con el fin de volver a estudiar nuestra situación en el recobro. En ese estudio fui animado y fortalecido por el Señor para tomar la práctica de las reuniones de la iglesia según se revela en 1 Corintios 14.
Finalmente, empezando con la iglesia en Taipéi, abandonamos la práctica en la que un solo hombre habla el día del Señor. Ahora todos los santos profetizan en las reuniones. Nos dimos cuenta de que no podíamos hacer esto en reuniones muy grandes; así que la iglesia en Taipéi dividió sus tres mil asistentes en varias reuniones de distrito. Cada reunión de distrito tiene cerca de cincuenta santos. Hoy muchas iglesias locales tienen la práctica de que todos los santos profetizan en lugar de la de tener una reunión para oír el mensaje de un orador el día del Señor.
En Apocalipsis 2:6 el Señor Jesús claramente dice que odia las obras de los nicolaítas, el sistema de cleros y laicos (véase la nota 61 en la Versión Recobro). Necesitamos rechazar cualquier cosa que pertenezca a este sistema. Todos debemos ser miembros activos en el Cuerpo de Cristo. Dondequiera haya clero y laicado, se desarrolla la jerarquía. Ese sistema cambia la naturaleza de las iglesias del recobro.
El protestantismo retiene la enseñanza de Balaam, que pone tropiezo al pueblo de Dios, induciéndolo a aceptar la idolatría y a cometer fornicación (Ap. 2:14). Balaam era un profeta gentil que hablaba y enseñaba la palabra de Dios por lucro, y él incitó al pueblo de Dios a la fornicación y a la idolatría (Nm. 25:1-3; 31:16).
El protestantismo también retiene la enseñanza de los nicolaítas, que consiste en desarrollar una jerarquía y practicar el sistema de clérigos. En las siete epístolas a las iglesias, primero se mencionan las obras de los nicolaítas (Ap. 2:6). Al principio sólo se habla de la práctica de la jerarquía, donde están el clero y el laicado. Más tarde, esta práctica se convirtió en una enseñanza (v. 15). Hoy en el protestantismo existe tal enseñanza. Las personas son animadas a consagrarse al Señor con miras a llegar a ser predicadores. Después son enviados a seminarios, y después de su graduación se convierte en la clase clerical. Esta es una práctica y una enseñanza del protestantismo.
En el protestantismo de hoy también hay indiferencia con respecto a la posición de Cristo como Cabeza de Su Cuerpo (Col. 1:18). Hoy en las iglesias protestantes difícilmente se encuentra alguna enseñanza acerca del Cuerpo de Cristo o de Cristo como Cabeza del Cuerpo. En nuestras enseñanzas a lo largo de los años, hemos hecho un marcado énfasis en la edificación del Cuerpo de Cristo y la posición de Cristo como Cabeza.
Las iglesias protestantes anulan las funciones de los miembros del Cuerpo de Cristo. Sostienen que tener un orador es mejor que tener la función de todos los santos. Piensan que tener un orador mantiene la reunión en orden y asegura que sea hablada una palabra buena para los asistentes. Creen que una reunión que esté en manos de todos los santos terminará en caos y confusión. Al leer 1 Corintios 14 podemos ver que Pablo sabía que la práctica de que todos profetizaran no sería nada fácil. Por eso Pablo les mandó que hicieran todo decentemente y con orden (v. 40).
Nos agrada ser decentes, pero al mismo tiempo no nos gusta estar muertos. Al contrario, nos gusta estar llenos de vida. Yo acostumbro preguntarle a la gente: “¿Qué prefiere usted: el cementerio o un patio de recreo?” Un patio de recreo tiene poco orden, pero en el cementerio todo está en orden. No queremos tener reuniones de iglesia que sean como un cementerio. Nuestras reuniones de iglesia necesitan ser muy vivientes. El libro de los Salmos nos anima que demos gritos de júbilo al Señor (Sal. 100:1). Necesitamos gritos de júbilo en nuestras reuniones de iglesia.
En el protestantismo la mayor parte de las reuniones de iglesia están reservadas para el servicio del clero, y casi en ninguna reunión se permite la manifestación de los dones de todos los miembros del Cuerpo, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo en las inescrutables riquezas de Cristo (cfr. 1 Co. 14:23a, 24, 26, 31, 3-5). Quizás nuestras reuniones sean ruidosas, pero del ruido de todos los santos brotan las riquezas de Cristo.
Nosotros vencemos esta religión muerta y moribunda por medio del Cristo pneumático en Su resurrección y en la abundante suministración del Espíritu todo-inclusivo (Fil. 3:10; 1:19b). Por un lado, Cristo es el Hijo de Dios. Por otro lado, El es el Espíritu vivificante. En 1 Corintios 15:45 dice que Cristo en la carne, el postrer Adán, llegó a ser el Espíritu vivificante por medio de Su resurrección. Así que, hoy El es el Cristo pneumático. Por medio de este Cristo y por medio de la abundante suministración del Espíritu todo-inclusivo y vivificante, podemos vencer el protestantismo de hoy.
