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Capítulos de libros «Levítico»
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  • La purificación del leproso descrita en este capítulo muestra la rica, completa y extensa salvación que Dios preparó y logró para nosotros en Cristo. En esta salvación obtenemos al Cristo todo-inclusivo que, habiendo pasado por una serie de procesos, es todo cuanto necesitamos para ser purificados.

  • Que el leproso fuese traído al sacerdote significa que la persona inmunda, el pecador, es traído al Señor.

  • Que el sacerdote saliera fuera del campamento para examinar al leproso significa que el Señor Jesús dejó Su lugar en los cielos y se humilló a Sí mismo para venir a la tierra a fin de estar cerca del pecador (cfr. Mt. 8:1-4 y las notas).

  • Ser sanados del pecado (la lepra) es fruto de nuestro arrepentimiento y de la operación de la vida divina en nuestro interior (véase la nota Jn. 8:321a).

  • El que fue sanado de la lepra (v. 3) todavía tenía que buscar ser purificado delante de Dios, lo cual significa que quien está enfermo del pecado de la lepra, aun cuando haya sido sanado por la vida divina en su interior, todavía deberá tomar medidas con respecto a sus carencias e inmundicia delante de Dios para ser purificado. El que procuremos ser purificados es nuestra cooperación con la gracia y el amor de Dios.

  • Las dos avecillas vivas y limpias tipifican a Cristo, quien es limpio, sin contaminación alguna y está lleno de la vida que lo capacita para volar por encima de la tierra. Aquí las avecillas representan a Cristo, quien vino desde los cielos, pero pertenece a los cielos y trasciende el ámbito terrenal. La avecilla que era inmolada (v. 5) representa al Cristo crucificado, quien murió por nosotros para que nuestra inmundicia sea quitada (1 P. 2:24). La otra avecilla, a la cual soltaban en campo abierto (vs. 6-7), representa al Cristo resucitado, quien se levantó de entre los muertos para liberarnos de nuestra debilidad por el poder, la fortaleza y la energía de Su vida de resurrección, a saber: la vida de Dios, que es divina, increada y eterna (Ro. 8:2).

  • La madera de cedro (cfr. 1 R. 4:33) representa la humanidad elevada y honorable de Jesús, que le hace apto para ser nuestro Salvador. El hisopo, una de las plantas más pequeñas, aquí representa que el Señor Jesús estuvo dispuesto a humillarse al hacerse “semejante a los hombres” (Fil. 2:7) para estar cerca al hombre y ser su Salvador (cfr. Mt. 8:2-3). El color escarlata, un rojo oscuro, representa el derramamiento de sangre (Jos. 2:18 y la nota) y también implica realeza (Mt. 27:28-29). Todo esto significa que para lavarnos de nuestra lepra, el Señor se humilló a Sí mismo convirtiéndose en un hombre que se regía por normas elevadas pero era de condición humilde a fin de cumplir la voluntad de Dios y derramar Su sangre en la cruz para nuestra redención, con lo cual fue glorificado en Su resurrección para llegar a ser el Rey honorable y encumbrado (Fil. 2:5-11).

  • Lit., vivas. Así también en todo el libro. El vaso de barro representa la humanidad de Jesús (cfr. 2 Co. 4:7), y las aguas vivas representan al Espíritu viviente y eterno de Dios (Jn. 7:37-39; Ap. 22:1). Que la avecilla fuese inmolada en una vasija de barro sobre aguas vivas significa que el Señor Jesús, por medio de Su muerte en Su humanidad, se ofreció a Sí mismo a Dios mediante el Espíritu viviente y eterno que estaba en Él (He. 9:14).

  • Lo relatado en los vs. 6-7 significa que la redención perfecta efectuada por el Señor no sólo hace que el hombre sea lavado objetivamente en cuanto a su posición, sino también que el hombre experimente subjetivamente, en el Espíritu Santo, el sufrimiento padecido por el Señor al derramar Él Su sangre en Su humanidad —honorable y elevada, y a la vez humilde—, y además, que experimente Su muerte, resurrección, ascensión y glorificación (Ef. 2:5-6; Fil. 3:10, 21; Col. 3:1-4). Todas estas cosas se hallan implícitas en el significado que encierran las dos avecillas, la madera de cedro, el hisopo y los hilos de color escarlata (véase la nota Lv. 14:42, la nota Lv. 14:43a, la nota Lv. 14:71 y la nota Lv. 14:72b).

  • Rociar la sangre de la avecilla inmolada sobre el leproso que sería purificado significa que la sangre derramada por Cristo fue rociada sobre nosotros, los pecadores (1 P. 1:2), y que por ello estamos vinculados a Cristo, el Redentor (cfr. la nota Éx. 12:222). Que la sangre fuese rociada siete veces significa que la limpieza efectuada por la sangre del Señor es completa (1 Jn. 1:7, 9).

  • La ascensión de Cristo está representada por el hecho de que la avecilla viva se remontaba por los aires. Soltar la avecilla viva en campo abierto significa que el Cristo viviente hace que el pecador que ha sido purificado no sólo experimente la muerte y resurrección de Cristo, sino también Su ascensión (2 Co. 5:14-15; Ef. 2:5-6; Col. 3:1-3). Véase la nota Lv. 14:42.

  • Que el leproso lavara sus ropas, se afeitara todo el pelo y se bañara en agua significa que además de experimentar la muerte, resurrección y ascensión de Cristo en su unión con Él mediante la redención efectuada por Cristo (vs. 5-7), un pecador que ha de ser purificado tendrá que asumir personalmente la responsabilidad de tomar medidas respecto a todo lo relacionado con su vivir viejo y su vida natural y, así, eliminarlo.

    Para entender el significado de lavar uno sus ropas, afeitarse el pelo y bañarse en agua, véase la nota Lv. 13:341, la nota Lv. 14:91 y la nota Lv. 15:51a, respectivamente.

  • Que el leproso que está limpio entrase al campamento pero tuviese que morar fuera de su tienda por siete días significa que el pecador que ha de ser purificado todavía no puede recobrar la comunión con los hermanos; antes bien, él tendrá que velar, esperar y tomar medidas más profundas. Esto indica que tomar medidas con respecto a nuestro pecado, nuestra lepra, nuestra rebelión, que procede de Satanás, reviste gran seriedad delante de Dios.

  • El pelo de la cabeza representa la gloria de aquel que se jacta de sí mismo; la barba representa la honra que el hombre reclama para sí; las cejas representan las características excelentes, méritos y virtudes del hombre procedentes de su nacimiento natural; y todo el pelo de su cuerpo representa la fortaleza y capacidad natural del hombre. Afeitarse todo el pelo y bañarse en agua equivale a deshacerse del yo con toda su gloria, honra, características excelentes, méritos, virtudes, fortaleza y capacidad por medio de la “navaja” de la cruz. Cuando no tengamos nada ni seamos nada, entonces seremos limpios (cfr. Fil. 3:7-11).

  • Que el leproso se afeitara todo el cuerpo, lavara sus ropas y bañase su carne una segunda vez después de haber esperado y velado por siete días significa que el pecador que ha de ser purificado tiene que asumir la responsabilidad de tomar medidas respecto a todo lo relacionado con su vida natural y su andar diario. Esto muestra que si tomamos medidas con respecto a nuestro pecado y nuestro yo pecaminoso con la debida seriedad y de una manera definida, cabal y exhaustiva, seremos limpios.

  • Como se revela en los vs. 10-32, además de ser limpiado (v. 9), el leproso que sería purificado tenía que resolver delante de Dios el problema referente a su pecado y sus pecados al ofrecer la ofrenda por las transgresiones, la ofrenda por el pecado, el holocausto y la ofrenda de harina, todo ello para hacer expiación por sí mismo delante de Dios (vs. 18-20). Esto significa que el pecador que ha de ser purificado, aun cuando haya sido limpiado, todavía deberá resolver delante de Dios el problema referente a su pecado y sus pecados, y él logra esto por medio de Cristo como realidad de las ofrendas para hacer propiciación por sí mismo delante de Dios. Era necesaria la expiación (véase la nota Lv. 16:11) además de la sanidad (v. 3) y la limpieza (vs. 4-9) a fin de apaciguar a Dios y llevar al leproso (el pecador) de regreso a la comunión con Dios.

  • Presentar las ofrendas delante de Dios al octavo día (vs. 10-11) significa que el hombre es liberado de la carne de la vieja creación al estar en Cristo en resurrección.

  • Una medida para líquidos equivalente aproximadamente a medio litro. Aquí el aceite tipifica al Espíritu Santo.

  • Véase la nota Éx. 29:241. Presentar un cordero macho como ofrenda por las transgresiones junto con el log de aceite, los cuales eran mecidos delante de Jehová, significa que la muerte del Señor Jesús como ofrenda por las transgresiones pone fin a nuestros pecados y que Su resurrección en el Espíritu Santo nos libera de nuestras transgresiones para que, habiendo muerto a los pecados, vivamos a la justicia (1 P. 2:24).

  • Que el cordero fuese degollado como ofrenda por las transgresiones en el mismo lugar donde la ofrenda por el pecado y el holocausto fueron degollados significa que el Señor Jesús, como ofrenda por las transgresiones, pone fin a nuestros pecados sobre la base de que Él mismo, como nuestra ofrenda por el pecado, llevó sobre Sí nuestro pecado y que Él, como nuestro holocausto, llevó una vida de absoluta entrega a Dios.

  • Cfr. la nota Lv. 6:261.

  • Esto significa que el hombre comete transgresiones debido, en primer lugar, a que yerra con sus oídos al no prestar atención a Dios; en segundo lugar, a que yerra con sus manos al no hacer las cosas de Dios; y en tercer lugar, a que yerra con sus pies al no tomar los caminos de Dios. Por tanto, es necesario que el hombre sea limpiado en todos estos aspectos con la sangre del Señor Jesús, quien es su ofrenda por las transgresiones. Cfr. la nota Éx. 29:201a.

  • Esto significa que el hombre puede resolver el problema de sus transgresiones únicamente al prestar atención a la palabra de Dios, al hacer las cosas de Dios y al tomar los caminos de Dios en el Espíritu de resurrección, basándose en la redención efectuada por la sangre del Señor Jesús como ofrenda por las transgresiones (v. 14).

  • Poner el aceite sobre la cabeza significa que la autoridad de la cabeza, los pensamientos de la mente y el control que sobre todo su ser ejerce el pecador que será purificado, deberán ser depurados en el purificador Espíritu de resurrección.

  • Véase la nota Lv. 16:11.

  • Esto significa que el Señor Jesús fue ofrecido como nuestra ofrenda por el pecado para hacerse cargo de nuestra inmundicia en la raíz misma (la naturaleza pecaminosa) de nuestros pecados, los cuales son quitados por el Señor Jesús como nuestra ofrenda por las transgresiones.

  • Aquí, ofrecer el holocausto y la ofrenda de harina significa que el pecador que será purificado, después de ser limpiado de la inmundicia del pecado y los pecados por medio de Cristo como su ofrenda por el pecado y su ofrenda por las transgresiones, se ofrece a sí mismo en Cristo como holocausto para Dios y lleva una vida y un andar de absoluta entrega a Dios mediante la vida del Cristo que es la ofrenda de harina. Por tanto, el pecador que ha de ser purificado, después de haber sido sanado y limpiado, y después que se hizo expiación por él, está completamente limpio de su inmundicia.

  • Las normas para los pobres especificadas en los vs. 21-32 significan que un pecador que ha de ser purificado deberá participar de Cristo por lo menos a un nivel mínimo, o sea, todo lo que le sea posible. En principio, él tiene que experimentar a Cristo como su ofrenda por el pecado, su ofrenda por las transgresiones, su holocausto y su ofrenda de harina; además, deberá experimentar que Su Espíritu se mezcla con él y lo purifica.

  • Aquí la casa tipifica a la iglesia como nuestro verdadero hogar, y la lepra en la casa representa los pecados y maldades presentes en la iglesia. Que Dios pusiera infección de lepra en una casa que estaba en la tierra poseída por Israel significa que cuando la condición de una iglesia se vuelve anormal, Dios hace que el pecado de lepra se ponga de manifiesto en dicha iglesia, con lo cual Él les recuerda y advierte a los creyentes que ya no tienen un hogar donde vivir y que ya no pueden disfrutar de todas las bendiciones prometidas por Dios en Su salvación.

  • Que el dueño de la casa acuda al sacerdote para informarle significa que los hermanos que llevan la delantera o quienes se preocupan por la iglesia acuden al Señor o al apóstol (1 Co. 1:11), el representante del Señor, y le informan, ya sea al Señor o a Su representante.

  • Esto significa hacer lo más que se pueda para prevenir y eliminar cualquier contagio.

  • Esto representa el hecho de que el Señor o el apóstol vienen a examinar. Tal examen no tiene como finalidad condenar, sino que es gracia con la finalidad de sanar.

  • Esto significa que el problema de la iglesia no es algo superficial, sino algo más profundo, por debajo de la superficie. La comunicación y comunión de tal iglesia (la entrada de la casa) deberá ser mantenida bajo observación durante un período completo de tiempo (siete días, v. 38).

  • Quitar las piedras infectadas después de siete días significa que, después de haberlo sometido a observación por un período completo de tiempo, si el problema de la iglesia continúa extendiéndose, el creyente o creyentes involucrados en tal problema deberán ser separados de la comunión de la iglesia y ser considerados inmundos, como los de afuera (cfr. 1 Co. 5:13; Ro. 16:17; Tit. 3:10; 2 Ts. 3:6, 14). Esto se hace para detener la propagación de la enfermedad y eliminarla.

  • Esto significa que a causa de unos cuantos creyentes será necesario depurar la iglesia entera, y todo cuanto sea purgado deberá ser sacado de la iglesia por ser inmundo.

  • Poner otras piedras en el lugar donde estaban las piedras que fueron quitadas significa que otros creyentes (1 P. 2:5) llenan el vacío que había quedado.

  • Recubrir la casa con otro yeso significa que la iglesia deberá ser renovada con nuevas experiencias de las obras de gracia del Señor. Esto es necesario para experimentar un nuevo comienzo en la vida de iglesia.

  • Derribar la casa después de comprobar que la infección de lepra ha retornado significa que si la situación de la iglesia llega al punto en que no puede ser curada, sanada, entonces se deberá poner fin a tal iglesia (cfr. Ap. 2:5).

  • Esto significa que en cuanto concierne a la persona que tocó las cosas contaminadas, se le deberá poner fin al viejo día y deberá haber un nuevo comienzo.

  • Esto significa que quienes no participan positivamente en el servicio de la iglesia (los que se acuestan en la casa) donde hay un problema, así como aquellos que solamente disfrutan del suministro provisto en esa iglesia (los que comen en la casa), también deberán ser purificados en cuanto a su vivir y comportamiento.

  • Esto significa que si el pecado no continúa propagándose después que la iglesia ha sido renovada con las nuevas experiencias de las obras de gracia del Señor, tal iglesia es limpia y no tiene problemas.

  • Los vs. 49-51 revelan que la lepra en la casa es limpiada del mismo modo que se limpia la lepra en una persona (vs. 4-9 y las notas). Esto significa que la iglesia entera experimenta una vez más el sufrimiento, la muerte, la resurrección, la ascensión y la entrada en la gloria juntamente con Cristo.

  • Esto significa que la iglesia entera tiene que ser purificada con la sangre eternamente eficaz de Cristo y con Su Espíritu viviente y eterno. Véase la nota Lv. 14:51.

  • Soltar la avecilla viva fuera de la ciudad en campo abierto significa que la iglesia que fue sanada y purificada ahora entra juntamente con Cristo en la esfera y experiencia de Su resurrección y ascensión. Véase la nota Lv. 14:72b.

  • Que la casa quedara limpia significa que la iglesia está completamente limpia a fin de ser la morada mutua de Dios y el hombre (Jn. 14:2).

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