Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Estudio-Vida de 1 Reyes»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22 23
Чтения
Marcadores
Mis lecturas


Mensaje 20

EL REINADO DE EZEQUIAS SOBRE JUDA

  Lectura bíblica: 2 R. 18; 2 R. 20

  El mejor reinado de todos los reyes fue el que Ezequías ejerció sobre Judá. En este mensaje veremos el reinado de Ezequías, y luego hablaremos de la conexión intrínseca que existe entre los libros históricos del Antiguo Testamento y su cumplimiento en el Nuevo Testamento.

I. REINA VEINTINUEVE AÑOS

  Ezequías empezó a reinar a la edad de veinticinco años, en el tercer año de Oseas rey de Israel, y reinó veintinueve años en Jerusalén (18:1-2).

II. HACE LO RECTO DELANTE DE JEHOVA

  Los versículos 3-6 muestran que Ezequías hizo lo recto ante Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. El destruyó los lugares altos, quebró las imágenes y desarraigó los símbolos de Asera. También hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, y que Ezequías llamaba Nehustán (que significa “pedazo de bronce”), a la cual los hijos de Israel quemaban incienso. Moisés, según las instrucciones que recibió de Dios, había hecho esa serpiente para rescatar de la muerte al pueblo de Dios. Sin embargo, ellos, debido a su superstición, hicieron de dicha serpiente de bronce un ídolo, y por eso Ezequías la hizo pedazos. Ezequías siguió a Jehová y no se apartó de El, guardó Sus mandamientos y confió en El, de modo que no hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después de él.

III. JEHOVA ESTABA CON EL

  Jehová estaba con Ezequías, y adondequiera que él iba, prosperaba. Ezequías se rebeló contra el rey de Asiria e hirió a los filisteos (vs. 7-8).

IV. LA INVASION DE LOS ASIRIOS

  En 18:9-19:37 leemos acerca de la invasión de los asirios.

A. La invasión la dirige Salmanasar rey de Asiria

  En el cuarto año de Ezequías, que era el séptimo año de Oseas rey de Israel, Salmanasar rey de Asiria subió contra Samaria y la sitió (v. 9). Después de tres años, en el sexto año de Ezequías y en el noveno año de Oseas, Salmanasar tomó Samaria, y llevó cautivo a Israel (vs. 10-11; 17:3-6). Esto se debió a que Israel no quiso escuchar ni obedecer la voz de Jehová (18:12).

B. El ataque y desafío de Senaquerib rey de Asiria

  En 18:13—19:37 se narra el ataque, desafío y blasfemia de Senaquerib, rey de Asiria.

1. Sube contra todas las ciudades fortificadas de Judá

  Senaquerib subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó (18:13).

2. Ezequías se somete a él

  Ezequías rey de Judá se sometió a Senaquerib. Bajo la presión ejercida por éste, Ezequías le pagó gran cantidad de plata y de oro, que tuvieron que sacar del templo de Jehová y de los tesoros de la casa real (vs. 14-16).

3. Desafía con insultos y blasfemia

  Senaquerib desafió a Ezequías con insultos y blasfemia, por medio de Rabsaces y su ejército (vs. 17-37; 19:8-13).

4. Ezequías acude a Isaías el profeta

  Ezequías acudió al profeta Isaías, quien le manifestó que Jehová obligaría al rey de Asiria a regresar a su tierra y que caería a espada en su propia tierra (19:1-7).

5. Ezequías ora a Jehová

  Ezequías subió al templo de Jehová, extendió las cartas de desafío delante de Jehová, y oró a El pidiendo salvación (vs. 14-19).

6. Jehová responde a Ezequías por medio del profeta Isaías

  Jehová contestó a Ezequías por medio del profeta Isaías, declarándole que El haría volver al rey de Asiria al poner un garfio en su nariz y un freno en sus labios, y que, por amor a Sí mismo y a David Su siervo, Jerusalén sería preservada (vs. 20-34).

7. Un ángel de Jehová sale y mata a millares de asirios

  Aquella misma noche, un ángel de Jehová salió y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil, y Senaquerib rey de Asiria partió y volvió a Nínive. Finalmente, él fue muerto, probablemente por sus propios hijos, y Esarhadón su hijo reinó en su lugar (vs. 35-37).

V. JEHOVA LO SANA

  En 2 Reyes 20:1-11 se narra cómo Jehová sanó a Ezequías.

A. Ezequías cae enfermo de muerte

  Ezequías cayó enfermo de muerte, y Jehová le manifiesta mediante el profeta Isaías que iba a morir (v. 1).

B. Ezequías ora a Jehová

  Ezequías oró a Jehová, y Jehová le reveló mediante el profeta Isaías que lo sanaría, que agregaría quince años a su vida y que lo libraría a él y a Jerusalén del rey de Asiria por amor a Sí mismo y por amor a David Su siervo (vs. 2-6).

C. Isaías sana a Ezequías

  Isaías sanó a Ezequías con una torta de higos (v. 7).

D. Ezequías pide una señal

  Ezequías pidió una señal, y Jehová se la dio, a saber, que la sombra volvería diez grados atrás en el reloj de Acaz (vs. 8-11).

VI. EL FRACASO DE EZEQUIAS

  En los versículos 12-19 leemos del fracaso de Ezequías.

A. El rey de Babilonia envía cartas y un presente a Ezequías

  El rey de Babilonia envió cartas y un presente a Ezequías, por la recuperación de éste (v. 12).

B. Ezequías muestra todo su tesoro, sus armas y todo lo que había en sus tesoros

  Ezequías mostró a los mensajeros de Babilonia todos sus tesoros, sus armas y todo lo que había en sus tesoros. Nada hubo que Ezequías no les mostró, tanto en su casa como en todos sus dominios (v. 13). Su deseo de exhibirse ofendió a Dios. Dios aborrece el orgullo del hombre; por tanto, jamás debemos gloriarnos. En la obra del Señor, debemos aprender la lección de, hasta donde sea posible, esconder y ocultar nuestros éxitos de los ojos de los hombres. Esto agrada a Dios.

C. Dios condena a Ezequías por medio de Isaías Su profeta

  Debido a lo que hizo Ezequías, Dios lo condenó mediante Isaías Su profeta, quien le dijo que vendrían días en que no quedaría nada en su casa y que todo lo que sus padres habían atesorado sería llevado a Babilonia, sin quedar nada de ello. Isaías añadió que los babilonios se llevarían algunos de los hijos de Ezequías y los harían eunucos en el palacio del rey de Babilonia (vs. 14-18).

D. Ezequías responde diciendo que la palabra de Jehová es buena

  Ezequías respondió diciendo que la palabra de Jehová era buena y que era positivo que hubiere paz y verdad (estabilidad) en sus días (v. 19). Me molesta la respuesta de Ezequías, porque indica que él era un egoísta, es decir, que se preocupó únicamente por sí mismo y no por sus descendientes. Esto muestra que no tenía peso espiritual.

  Aquí debemos notar que el pasaje 18:13—20:19 es similar a Isaías 36:1—39:8, salvo la omisión del cántico de Ezequías narrado en Isaías 38:9-20. En cuanto a esto, les insto a que consulten los mensajes diecinueve y veinte del estudio-vida de Isaías, los cuales son presentados desde la perspectiva de la espiritualidad de Ezequías.

VII. EZEQUIAS CONSTRUYE EL ESTANQUE Y EL CONDUCTO

  Ezequías construyó el estanque y el conducto, y trajo las aguas a la ciudad. El durmió con sus padres, y Manasés su hijo reinó en su lugar (2 R. 20:20-21).

  Volvamos ahora al tema de la economía de Dios. La economía de Dios se centra en Cristo y Su Cuerpo orgánico, la iglesia, que tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén. Con respecto a la economía de Dios, la conexión intrínseca entre los libros históricos del Antiguo Testamento y su cumplimiento en el Nuevo Testamento, se encuentra en Isaías 7:14 y 9:6. Estos versículos indican que Dios se revestiría de humanidad, mezclando Su divinidad con la humanidad. Por medio de Su encarnación, Cristo llegó a ser un Dios-hombre, una persona divina y humana, en quien se mezclan la divinidad y Su humanidad. Por tanto, la encarnación fue un gran acontecimiento en el universo.

  El Nuevo Testamento revela claramente que el ministerio de Cristo consta de dos secciones. La primera va desde Su encarnación hasta Su muerte, en la cual efectuó la redención eterna, y se narra en los cuatro evangelios. La segunda sección se extiende desde Hechos hasta Apocalipsis.

  Después de efectuar la redención mediante Su muerte, Cristo entró en resurrección, y en ella, Su humanidad fue elevada al nivel de Su divinidad, lo cual lo designó “Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (Ro. 1:4). Su humanidad fue regenerada, y en resurrección, El nació como el Hijo primogénito de Dios. En Su condición de Hijo unigénito de Dios, en la eternidad pasada, Cristo sólo tenía divinidad, mas no humanidad. Sin embargo, Dios, según Su economía, desea unirse al hombre y mezclarse con él. Así que, cuando Cristo resucitó, El fue engendrado como Hijo primogénito de Dios en Su humanidad (Hch. 13:33). Al mismo tiempo, El regeneró a todos los creyentes en un grandioso nacimiento corporativo (1 P. 1:3). En Su resurrección, Cristo, como un hombre en la carne, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Así que, El nos redimió con Su muerte y nos regeneró por medio del Espíritu vivificante.

  La economía de Dios consiste en hacer de todos los redimidos, los creyentes, Dios-hombres. Dios no desea simplemente tener buenos hombres, sino Dios-hombres. Cristo, el primer Dios-hombre, es el modelo, el prototipo que Dios usó para producir en serie a millones de Dios-hombres. La regeneración introduce a Dios en nosotros y nos hace Dios-hombres. Como tales, debemos vivir como Dios-hombres, desechando nuestro hombre natural y viviendo por el propio Dios, quien es vida en nosotros. Como Dios-hombres, debemos rechazar nuestra vida natural y aplicar la vida divina en nuestra vida diaria.

  Después de regenerarnos, el Espíritu vivificante, quien es la consumación y la totalidad del Dios Triuno procesado, primero nos santifica; después nos renueva (Tit. 3:5); posteriormente nos transforma (2 Co. 3:18); y finalmente nos configura a la imagen de Dios (Ro. 8:29), haciéndonos semejantes a Dios en apariencia, elemento y esencia. Por último, cuando el Señor Jesús vuelva, nos glorificará, impregnando todo nuestro ser con Su gloria. Por tanto, la santificación, la renovación, la transformación, la conformación y la glorificación son pasos que forman parte del ministerio que Cristo lleva a cabo en resurrección.

  Después de entrar en resurrección y ser hecho el Espíritu vivificante y el Primogénito entre muchos hijos, Cristo ascendió a los cielos, donde Dios le hizo Señor y Cristo (Hch. 2:36), exaltándole como Príncipe y Salvador (5:31). El es ahora nuestro Sumo Sacerdote, quien intercede por nosotros ante Dios (He. 8:1; 7:25-26), además, es el Mediador y Ejecutor del nuevo pacto (8:6; 9:16-17), y el Ministro celestial (8:1-2), quien nos suministra todas las cosas celestiales conforme a los pasos mencionados anteriormente.

  Si hemos de entender la segunda sección del ministerio de Cristo, y saber lo que El realiza actualmente en los cielos, requerimos de todas las epístolas, desde Romanos hasta Apocalipsis. Pablo, en sus catorce epístolas, desempeñó una labor maravillosa al revelarnos cómo el Cristo ascendido que está en los cielos, se infunde en nosotros en calidad de Espíritu vivificante, el Cristo pneumático, la corporificación misma del Dios Triuno procesado en resurrección, a fin de transformarnos de arcilla en algo precioso, haciéndonos semejantes a El, no como objeto de adoración, sino en Su esencia, elemento, naturaleza, vida y apariencia. Esta es la economía de Dios, la cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración